AVALANCHA ESPIRITUAL

Pregunta: ¿Qué vuela sin tener alas, golpea sin tener manos y ve sin tener ojos? Respuesta: una avalancha. Esta vieja adivinanza se ha contado desde la Edad Media. Las personas también la llamaban la Muerte Blanca. Creían que esas bestias asesinas de la tierra eran enviadas por demonios y brujas que cabalgaban encima de una blanca manta de nieve. En aquella época, debido a que no había advertencias, cientos de personas morían de repente. En aquellos tiempos, debido a que no tenían maestros, todo lo que estaba en su camino quedaba destruido. Ahora, las señales de advertencia se ponen temprano, antes de que nosotros salgamos.
En las estaciones de esquí, los senderos y los descensos están bien marcados después de una tormenta. La patrulla de esquí ha estado situando estratégicamente señales de peligro por todas las montañas, como: Advertencia: ¡Está entrando en terreno de avalanchas!; Cerrado: ¡Peligro de avalancha!; y Área de esquí: ¡Límite! Al igual que un pastor es responsable de las ovejas que se desvían, así también un oficial de patrulla bien entrenado está comprometido a advertir a todos los esquiadores que se desvían. Los oficiales de patrullas de esquí se dedican a la  seguridad. Al igual que los esquiadores deben ser advertidos, los cristianos deben ser advertidos.
La Biblia nos advierte claramente de la nieve espiritual que cae. Profetas de antaño dieron advertencias de juicios inminentes. Los caminos por los que caminamos hoy están claramente marcados. Las señales están situadas estratégicamente a lo largo de nuestra peregrinación. Hay juicios que vendrán, un hermoso cielo y un infierno real. El peligro espera si caminamos en desobediencia. 
Esta es una señal muy bien iluminada: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15). Está muy claro. Dios ha situado cientos de señales como esta en su Palabra para nuestra seguridad espiritual, pero tristemente, se presta atención a muy pocas.
Desde el púlpito hasta los bancos debe haber un continuo llamado de advertencia. Debemos indicar hacia las señales. Debemos predicar sobre las señales. Debemos gritar advertencias sin dudar.
Pregunta: ¿Qué vuela sin tener alas, golpea sin tener manos y ve sin tener ojos? Respuesta: una avalancha. Esta vieja adivinanza se ha contado desde la Edad Media. Las personas también la llamaban la Muerte Blanca. Creían que esas bestias asesinas de la tierra eran enviadas por demonios y brujas que cabalgaban encima de una blanca manta de nieve. En aquella época, debido a que no había advertencias, cientos de personas morían de repente. En aquellos tiempos, debido a que no tenían maestros, todo lo que estaba en su camino quedaba destruido. Ahora, las señales de advertencia se ponen temprano, antes de que nosotros salgamos.
En las estaciones de esquí, los senderos y los descensos están bien marcados después de una tormenta. La patrulla de esquí ha estado situando estratégicamente señales de peligro por todas las montañas, como: Advertencia: ¡Está entrando en terreno de avalanchas!; Cerrado: ¡Peligro de avalancha!; y Área de esquí: ¡Límite! Al igual que un pastor es responsable de las ovejas que se desvían, así también un oficial de patrulla bien entrenado está comprometido a advertir a todos los esquiadores que se desvían. Los oficiales de patrullas de esquí se dedican a la  seguridad. Al igual que los esquiadores deben ser advertidos, los cristianos deben ser advertidos.
La Biblia nos advierte claramente de la nieve espiritual que cae. Profetas de antaño dieron advertencias de juicios inminentes. Los caminos por los que caminamos hoy están claramente marcados. Las señales están situadas estratégicamente a lo largo de nuestra peregrinación. Hay juicios que vendrán, un hermoso cielo y un infierno real. El peligro espera si caminamos en desobediencia.
Esta es una señal muy bien iluminada: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15). Está muy claro. Dios ha situado cientos de señales como esta en su Palabra para nuestra seguridad espiritual, pero tristemente, se presta atención a muy pocas.
Desde el púlpito hasta los bancos debe haber un continuo llamado de advertencia. Debemos indicar hacia las señales. Debemos predicar sobre las señales. Debemos gritar advertencias sin dudar.
- See more at: http://vidacristiana.com/boletines/boletin-ministerial/19812-vienen-tiempos-peligrosos#sthash.rAVFRWMZ.dpuf

DIOS SIEMPRE HACE LAS COSAS BIEN

Aprendamos a confiar en el carácter de Dios sin vacilar.  Abraham comenzó a enseñarnos acerca de Dios y su fidelidad. Explicó que: Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando pasa un largo tiempo 
Cuando pasa mucho tiempo entre lo que Dios promete y su cumplimiento, a menudo actuamos como los niños pequeños que no pueden esperar por la Navidad. No nos gusta esperar y tememos que nos hayan olvidado.
Es simple ver por qué Abraham (cuyo nombre era Abram antes de que Dios se lo cambiara) se transformara en un impaciente. Cuando Dios lo envió a Ur de los caldeos, le prometió que le daría en posesión la tierra de Canaán, que tendría muchos descendientes y que de estos haría una gran nación. El cumplimiento de esa promesa le traería un gozo  enorme. Sin embargo, después de diez años, Dios seguía sin mandarle su promesa. 
Echemos un vistazo a lo que soportó Abraham en
esa década:
  • Dejó su familia y país.
  • Dios prometió que lo iba a bendecir a él y sus descendientes.
  • Vivió durante una hambruna.
  • Temió a faraón y le mintió.
  • Experimentó conflictos familiares: Lot y él se separaron.
  • Cuando secuestraron a Lot, persiguió a los secuestradores y luchó para rescatarlo.
  • Todavía no tenía hijo.
Después de diez años y muchas pruebas, Abraham deseaba saber si seguía en pie el trato. Las Escrituras declaran: 
Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa » [....] Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo: Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo (Génesis 15:1,5-6). 
Incluso después de esta declaración de Dios, Abraham seguía sin saber que Dios estaba actuando. En un momento de duda, él y Sara trataron de hacer las cosas a su manera al tener un hijo a través de la esclava de Sara. Sin embargo, los caminos de Dios, y su sentido del tiempo, no son como los nuestros. Aun cuando nos parezca mucho tiempo, Dios siempre hace lo que es bueno y cumple lo que ofrece. Abraham desea recordarnos esto.
Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando lo que dice parece absurdo 
Cuando Dios le dijo a Abraham y Sara: «Dentro de un año volveré a verte [...] y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo». Sara se rió y dijo: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» (Génesis 18:10,12). Aunque enseguida negó que se hubiera reído, había un buen motivo para hacerlo: ¡Tenía ochenta y nueve años de edad! ¡Se pueden imaginar que le iba a gustar explicarles esto a los amigos! ¿Y por qué Dios esperó tanto tiempo para cumplir la promesa? 
La respuesta es que Dios deseaba la confianza  absoluta de Abraham. Y esta viene solamente a través de las pruebas. Dios cumplió su promesa. El siguiente año Sara dio a luz a Isaac, aunque parecía imposible. Nuestra mente no puede concebir las cosas que Dios es capaz de hacer. Las palabras de Dios a Abraham resumen mejor su habilidad: «¿Acaso hay algo imposible para el Señor?» (Génesis 18:14).
Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando lo cuestionamos. 
«¿Han cuestionado alguna vez a Dios? —nos pregunta Abraham—. ¿Se han preguntado en algún momento acerca de su carácter?» Antes de que pudiéramos contestar, continuó: «Yo sí lo he hecho. Cuando el Señor me dijo que iba a destruir la ciudad de Sodoma, donde vivía mi sobrino, Lot, me preocupé. ¡Cómo iba a hacer una cosa semejante! —me pregunté». Abraham pasó a describir cómo habló con Dios concerniente a Sodoma. Atrevidamente le preguntó a Dios: «¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado?» (Génesis 18:23). Entonces comenzó a negociar, pidiéndole a Dios que tuviera piedad de la ciudad por causa de cincuenta justos, luego cuarenta  y cinco, después cuarenta, treinta, veinte, y así hasta llegar a diez. Solo que no lo dejaría ir. 
Sin embargo, Dios es justo así como bueno. Honró la petición de Abraham; salvó a los pocos justos que vivían en Sodoma y destruyó a la depravada ciudad. Al final, Abraham proveyó la respuesta a su propia pregunta cuando observó: «Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia?» (Génesis 18:25). Dios es un juez justo. Del mismo modo que preservó al inocente en Sodoma, nos cuidará a ti y a mí. Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando no comprendemos
La tremenda prueba de la confianza de Abraham vino cuando Dios le pidió que sacrificara a su amado hijo, Isaac. ¿Por qué Dios quería que Abraham matara a su hijo de la promesa? Esto no tenía sentido; parecía que iba en contra de la promesa de Dios que haría de los descendientes de Abraham una gran nación.
En ese entonces Abraham no cuestionaba ni dudaba. Simplemente se levantó temprano a la mañana siguiente para hacer lo que se le había pedido. Después de muchos años de hacer preguntas, negociaciones y de rebelarse a la dirección de Dios, Abraham finalmente procuró ser obediente. Había aprendido el secreto de caminar con Dios: Confiar y obedecer. Dios había sido fiel a cada promesa que había hecho y Abraham confiaba en su carácter. Al fin comprendió que nosotros no deberíamos tratar de entender a Dios hasta que le obedezcamos primero. 
Aprendamos a confiar en el carácter de Dios sin vacilar.  Abraham comenzó a enseñarnos acerca de Dios y su fidelidad. Explicó que: Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando pasa un largo tiempo
Cuando pasa mucho tiempo entre lo que Dios promete y su cumplimiento, a menudo actuamos como los niños pequeños que no pueden esperar por la Navidad. No nos gusta esperar y tememos que nos hayan olvidado.
Es simple ver por qué Abraham (cuyo nombre era Abram antes de que Dios se lo cambiara) se transformara en un impaciente. Cuando Dios lo envió a Ur de los caldeos, le prometió que le daría en posesión la tierra de Canaán, que tendría muchos descendientes y que de estos haría una gran nación. El cumplimiento de esa promesa le traería un gozo  enorme. Sin embargo, después de diez años, Dios seguía sin mandarle su promesa.
Echemos un vistazo a lo que soportó Abraham en
esa década:
  • Dejó su familia y país.
  • Dios prometió que lo iba a bendecir a él y sus descendientes.
  • Vivió durante una hambruna.
  • Temió a faraón y le mintió.
  • Experimentó conflictos familiares: Lot y él se separaron.
  • Cuando secuestraron a Lot, persiguió a los secuestradores y luchó para rescatarlo.
  • Todavía no tenía hijo.
Después de diez años y muchas pruebas, Abraham deseaba saber si seguía en pie el trato. Las Escrituras declaran:
Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa » [....] Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo: Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo (Génesis 15:1,5-6).
Incluso después de esta declaración de Dios, Abraham seguía sin saber que Dios estaba actuando. En un momento de duda, él y Sara trataron de hacer las cosas a su manera al tener un hijo a través de la esclava de Sara. Sin embargo, los caminos de Dios, y su sentido del tiempo, no son como los nuestros. Aun cuando nos parezca mucho tiempo, Dios siempre hace lo que es bueno y cumple lo que ofrece. Abraham desea recordarnos esto.
Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando lo que dice parece absurdo
Cuando Dios le dijo a Abraham y Sara: «Dentro de un año volveré a verte [...] y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo». Sara se rió y dijo: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» (Génesis 18:10,12). Aunque enseguida negó que se hubiera reído, había un buen motivo para hacerlo: ¡Tenía ochenta y nueve años de edad! ¡Se pueden imaginar que le iba a gustar explicarles esto a los amigos! ¿Y por qué Dios esperó tanto tiempo para cumplir la promesa?
La respuesta es que Dios deseaba la confianza  absoluta de Abraham. Y esta viene solamente a través de las pruebas. Dios cumplió su promesa. El siguiente año Sara dio a luz a Isaac, aunque parecía imposible. Nuestra mente no puede concebir las cosas que Dios es capaz de hacer. Las palabras de Dios a Abraham resumen mejor su habilidad: «¿Acaso hay algo imposible para el Señor?» (Génesis 18:14).
Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando lo cuestionamos.
«¿Han cuestionado alguna vez a Dios? —nos pregunta Abraham—. ¿Se han preguntado en algún momento acerca de su carácter?» Antes de que pudiéramos contestar, continuó: «Yo sí lo he hecho. Cuando el Señor me dijo que iba a destruir la ciudad de Sodoma, donde vivía mi sobrino, Lot, me preocupé. ¡Cómo iba a hacer una cosa semejante! —me pregunté». Abraham pasó a describir cómo habló con Dios concerniente a Sodoma. Atrevidamente le preguntó a Dios: «¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado?» (Génesis 18:23). Entonces comenzó a negociar, pidiéndole a Dios que tuviera piedad de la ciudad por causa de cincuenta justos, luego cuarenta  y cinco, después cuarenta, treinta, veinte, y así hasta llegar a diez. Solo que no lo dejaría ir.
Sin embargo, Dios es justo así como bueno. Honró la petición de Abraham; salvó a los pocos justos que vivían en Sodoma y destruyó a la depravada ciudad. Al final, Abraham proveyó la respuesta a su propia pregunta cuando observó: «Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia?» (Génesis 18:25). Dios es un juez justo. Del mismo modo que preservó al inocente en Sodoma, nos cuidará a ti y a mí. Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando no comprendemos
La tremenda prueba de la confianza de Abraham vino cuando Dios le pidió que sacrificara a su amado hijo, Isaac. ¿Por qué Dios quería que Abraham matara a su hijo de la promesa? Esto no tenía sentido; parecía que iba en contra de la promesa de Dios que haría de los descendientes de Abraham una gran nación.
En ese entonces Abraham no cuestionaba ni dudaba. Simplemente se levantó temprano a la mañana siguiente para hacer lo que se le había pedido. Después de muchos años de hacer preguntas, negociaciones y de rebelarse a la dirección de Dios, Abraham finalmente procuró ser obediente. Había aprendido el secreto de caminar con Dios: Confiar y obedecer. Dios había sido fiel a cada promesa que había hecho y Abraham confiaba en su carácter. Al fin comprendió que nosotros no deberíamos tratar de entender a Dios hasta que le obedezcamos primero.
- See more at: http://vidacristiana.com/boletines/boletin-ministerial/19814-dios-siempre-hace-bien-las-cosas#sthash.e8l56etR.dpuf

ORAR ES UN EJERCICIO DE FE

Aprender a orar conforme al Padre nuestro es un verdadero ejercicio de fe, ya que no se trata de una oración mágica que lo resuelve todo ó algo que repetimos que puede agradar a Dios, sino es un ejercicio de consciencia, en el que nos conectamos racionalmente con un Dios que no vemos, pero que está ahí para ejercer su poder en nosotros. 
 El versículo 10 del capítulo 6 del evangelio de Mateo es uno de los versículos mas mal interpretados que existen, ya que muchas personas toman el hecho de que Dios traiga su Reino a la tierra y el que se haga su voluntad como equivalencia a resolver aquello que se intenta pedir, pero tenemos que entender que no podemos hacer ambas cosas, no podemos orar y pedir al mismo tiempo, ya que terminaremos solo pidiendo y nos olvidaremos del importante hecho de tener intimidad con Dios. Orar tiene que ver con el tener intimidad con Dios, con el tener una conversación con Él, y con el escuchar su voz, pues cuando escuchamos su voz, es cuando descubrimos su plan y sus propósitos para nosotros, y es justo ahí donde tenemos la oportunidad de convertirnos en verdaderos hijos de Dios y funcionar como tales. Piense en esto, normalmente solemos orar a Dios cuando tenemos miedo, cuando necesitamos protección o cuando tenemos gran necesidad, pero la palabra nos enseña que Dios no funciona de esa manera, por el contrario, en 2 Timoteo 1:7 nos dice "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio", es decir, Dios nos ha proporcionado una receta de algo que ya está puesto en nosotros desde la eternidad para que hagamos uso de ello y le representemos en la tierra, aun cuando pensemos que las situaciones nos son adversas. Vea como ambas citas tienen relación la una con la otra, la cita del Padre nuestro nos dice "venga tu Reino", mientras que la cita de Timoteo nos enseña que podemos tener dominio propio, es decir, podemos gobernar cualquier situación, aun las que vienen de adentro de nosotros. 
Tener dominio propio, es el aprender a gobernarnos, pero esto no significa que nos aguantemos, las cosas, no, para nada, por el contrario, significa que nuestra alma, que es la que contiene nuestros sentimientos y nuestros pensamientos debe de sujetarse a nuestro espíritu, es decir, debemos de lograr que aquello que escuchamos y leemos de Dios sea mas importante y mas fuerte que lo que sentimos y pensamos, en otras palabras, debemos dejar que la verdad gobierne sobre la realidad. 
Nuestra realidad es aquello que provocamos día a día y que puede modificarse según decidamos vivir, pero la verdad es algo que no cambia y que siempre es, y la verdad viene de Dios, la palabra de Dios es verdad y es por encima de todo lo que podamos provocar. 
Lo mejor del asunto, es que para cada realidad que tengamos, ya sea buena o mala, hay una verdad de parte de Dios que puede enriquecerla, es por ello que el Padre nuestro nos habla de atraer su Reino, ya que su Reino es establecido por medio de la verdad, y eso significa para nosotros que podemos vivir una vida llena de su poder al establecer las verdades bíblicas en nuestra vida que gobiernen nuestras situaciones y entonces si vivir como se vive ahí donde habita Dios, y reflejarlo a nuestros semejantes. Es por eso que es tan importante conocer la Biblia, ya que quien no conoce la Biblia, no conoce a Dios, es es el medio que Dios nos dio para conocerle, y es la herramienta que podemos utilizar para hacer "venir su Reino" y establecerlo. 
 Orar el Padre nuestro es el entender todo lo que hay detrás de unas cuantas frases que Jesús dijo, de hecho las dijo basado en la misma Biblia, entendiendo que que para conocerle y buscar su favor haríamos uso de las mismas herramientas que el hizo.

CUESTION DE PERSPECTIVA

Normalmente, las cosas que pedimos a Dios son a corto plazo y no tienen una visión de hacia donde nos va a llevar aquello que pedimos, siendo que Dios, vive en el largo plazo y tiene un propósito para cada cosa que nos da y hace por nosotros. Y no es que todo lo que Dios nos dé esté condicionado, para nada, pero si tiene que tener un sentido lógico de acuerdo a su Reino para asegurar una respuesta eterna. 
 Piense en esto, en los tiempos del antiguo testamento, los hombres tenían que preparar un cordero de un año para ir a redimir sus pecados, además de esto, iban una vez al año a redimir sus pecados, en otras palabras, acababan de ser perdonados por Dios y desde el primer día tenían que irse preparando para el perdón de los pecados que habrían de cometer desde ese momento, que cansado, no lo cree? 
El hombre que peca, está enemistado con Dios, eso es lo que nos enseña la Biblia, por tanto, el hombre del antiguo testamento vivía constantemente enemistado con Dios, ya que su amistad que era por medio de la redención le duraba menos de un día, si pensamos que de acuerdo a la palabra no podemos dejar de pecar. Es precisamente por eso que Dios decidió enviar a su Hijo a que derramara su sangre por nosotros, esa sangre tiene la particularidad de que no caduca, y no expira, por tanto podemos recurrir todo el tiempo a ella, para lavar nuestro pecado y tener una constante amistad con Dios y caminar de su mano. Aquí es donde se pone interesante la cosa, pues sucede que como acabo de decir, no podemos dejar de pecar, pero Dios nos da la oportunidad de lavar nuestros pecados por medio de la sangre. 
Hay personas que pecan de constante y recaen en el mismo pecado una y otra vez, pareciera que no tiene fin ese asunto, y luego llegan a un punto en el que se sienten culpables delante de Dios por ir siempre a lo mismo y tienen razón de hacerlo pues no tiene sentido ir una y otra vez a lo mismo todo el tiempo. La razón por la que sucede esto es simple, aunque llevan su pecado delante de Dios, no se lo entregan, su naturaleza hace que pretendamos tener el control de todo y aún aquello de lo que nos queremos deshacer, tiene que tener una explicación lógica y entender cómo es que Dios hará las cosas, además siempre solemos sustituir una cosa por otra. 
La Biblia nos enseña que Dios es eterno y para ello tiene un nombre "Yahvé Olam" (Génesis 21:33), que significa muchas cosas muy importantes, entre ellas, que cuando Dios perdona nuestro pecado por medio de la sangre, lo hace una sola vez y por siempre, de manera que no solo perdona nuestro pecado, sino pone en nosotros la capacidad de no pecar en esa área nunca más, ya que su efecto es eterno. Cuando entendemos las cosas desde el punto de vista de Dios, nos podemos dar cuenta que las cosas son distintas a como las pensamos y a como las imaginamos, que genial es el pensar que si entregamos nuestros problemas, nuestros pecados y nuestras situaciones a Él, solo iremos una sola vez por cada uno de ellos a su presencia y es así como podremos ser perfeccionados por Él, como nos promete su palabra. 
Ir delante de la presencia de Yahvé Olam es una de las mejores cosas que podemos hacer, es la garantía de lo irrepetible y de lo duradero, es la garantía de jamás tener que caminar en nuestras fuerzas y la tranquilidad de que nos podemos olvidar de nuestro pasado, ya que incluso Dios se olvidó de el, que genial, no?

ORAR ES ACCIONAR

Enoc es en definitiva uno de mis personajes favoritos de la Biblia, solo un par de versículos lo mencionan, pero sus obras se ven reflejadas a lo largo y ancho de toda la palabra de Dios, ciertamente el hecho de que sea uno de los 3 hombres que no pasaron por la muerte tiene mucho que ver. 
Me emociona mucho cuando la Biblia menciona que Enoc caminó junto con Dios, eso quiere decir que no era un hombre estático y que iba en la misma dirección que Dios va, eso ya asienta un gran precedente para nosotros, ya que muchas personas entienden que las cosas con Dios están bien cuando no pasa nada y cuando todo está tranquilo, nota como nuestra idea de lo que son las cosas de Dios y la idea que tuvieron los hombres de la Biblia es completamente diferente? Tendríamos que empezar por replantear el famoso concepto de la paz que muchos confunden con la tranquilidad y no tiene nada que ver, siendo que la paz es el entender que Dios verdaderamente tiene el control de las cosas, no importa lo que aparenten las circunstancias. 
Y por qué traigo a colación el tema de la paz?, sencillo, pues como le decía, la Biblia refleja constantemente los hechos de Enoc a lo largo y ancho de sus páginas, y un ejemplo está en la carta de Pablo a los Romanos "¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! ( Romanos 10:15 RVR1960)", lo nota?, Dios se agrada de aquellos que caminan con Él, y llevan su mismo rumbo. Piense en esto, Enoc fue quien tuvo la oportunidad de guardar la vida de la humanidad por 969 años, y evitó durante todo ese tiempo que Dios acabara con los hombres como lo hizo en el diluvio, en otras palabras les dio paz y una nueva oportunidad. Hoy en día, nosotros tenemos esa misma oportunidad, ya que podemos evitar que las personas pasen la eternidad en un lugar horrible, todo lo que tenemos que hacer es entender el efecto de la cruz, ponernos bajo ese efecto y anunciarlo a otros, aunque eso no nos garantiza una vida libre de problemas, si nos garantiza una vida llena de paz, en la que nosotros no seremos quienes sufriremos ni nos preocuparemos por los problemas, sino nos ocuparemos de disfrutar hecho de vivir conforme al Reino de los Cielos y sus efectos y no los efectos de este mundo. 
 Es por eso que Jesús hizo tanto énfasis en lavar los pies de sus discípulos, sus pies le eran agradables y hermosos, pues caminaban en la misma dirección que Él y con el mismo propósito, tal como había hecho Enoc y por ello sus nombres fueron inscritos en la Biblia para ser recordados como ejemplo a seguir, que genial, no? El Padre nuestro dice "venga a nosotros tu Reino", y con ello habla del establecimiento de ese Reino a todo lugar donde vayamos, es decir, "venga tu Reino", nos habla de hacer lo mismo que hizo Enoc y lo mismo que hicieron los discípulos que luego se convirtieron en Apóstoles que establecían ese Reino y que aseguraron que la voluntad de Dios verdaderamente se hiciera en la tierra, como en el Cielo. 
Orar el Padre nuestro, lejos de ser una serie de frases mágicas que arreglan cosas, es una serie de confirmaciones de que entendemos como es que funcionan las cosas en el Reino de Dios y que estamos dispuestos a hacerlas operar y funcionar de la misma manera en la tierra y que queremos ser partícipes de ello y que nadie tome nuestro lugar. 
Orar el Padre nuestro es tener la misma actitud de Enoc, una actitud de cambio, de avance, de constante movimiento y una actitud de que nuestras palabras tienen que concordar con nuestros hechos para que podamos ser tal como fuimos creados "a imagen y semejanza de Dios". Como ve?, esta listo para empezar a orar conforme al Padre nuestro?

ESPERA

A través de todos los profetas, vemos un lenguaje similar en cuanto al cumplimiento de la palabra dada por Dios.  Isaías dice que la palabra de Dios no tornará atrás vacía, sino que cumplirá el propósito para el cual ha sido enviada.  En Habacuc 2, dice: Aunque parezca que tardará un poco, espéralo, porque sin duda se cumplirá. 
Lo mismo vemos en Jeremías 1. Dios le dice a Jeremías: Desde antes que tú nacieses, te conocí, te santifique para enviarte a las naciones, ve allí.  Jeremías comienza a dar excusas, y continúa Dios diciendo: Jeremías, ¿qué ves? Y Jeremías contesta: Veo un árbol de almendro.  Y Dios le dice: Bien has visto, porque yo apresuro a cumplir la palabra. 
El almendro es el primer árbol que comienza a despertar y dar frutos, cuando la primavera comienza a llegar.  Cuando ningún árbol se atreve salir, por el frío y la nieve, el almendro despierta.  Antes de que se cumpla la palabra, Dios tiene que despertar a un grupo de personas que sean los que vigilen que la palabra se vaya a cumplir.  
En medio de tu peor invierno, en vez de buscar explicaciones o consuelo, debes estar como el árbol de almendro: Vigilante para que la palabra de Dios se cumpla.  
Dios te va a levantar por encima de tu peor invierno, por encima de tus peores circunstancias y hará que florezcas.  No esperes explicaciones, porque muchas veces no las hay. No esperes consuelo; nosotros no nos movemos por cómo nos sentimos, nos movemos por la revelación de la palabra de Dios de que estamos seguros que floreceremos por encima de los problemas.   
No importa lo que esté sucediendo en el mundo, que las malas noticias no te detengan.  Dios apresura su palabra sobre tu vida y sobre su iglesia.  Dice la palabra que donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia.  Ahora más que nunca veremos la gracia de Dios manifestarse.  Ahora más que nunca debemos abrir las puertas de la iglesia porque vendrán corriendo, porque el mundo verá la diferencia entre el que le sirve a Dios y el que no.  ¿Cuál es la revelación que debe despertar en nosotros?  Que él lo va a cumplir.  Él lo va hacer. 
Hay cuatro palabras que describen la palabra de Dios: 1) La palabra predestinada o predeterminada. El hecho de que eres hijo de Dios predetermina que, no importa las circunstancias, Dios tiene planes contigo para darte futuro y esperanza.  2) Es palabra preparatoria.  Cada vez que la escuchas y la lees, recibes revelación y tomas decisiones correctas.  3) Es palabra profética, palabra que no tan solo ata el pasado, sino que te lanza hacia tu futuro.  4) Es palabra permanente.  No importa lo que digan, ni hagan, es una palabra que permanece para siempre.  Todo lo que Dios dice que va a hacer, él lo hace.
No vivas de consuelo ni explicaciones, sino de revelación, porque es en la revelación que sabes lo que Dios ha predeterminado, sabes cómo te tienes que preparar, sabes lo que Dios tiene para ti, y sabes que se va a cumplir.
Vemos en Éxodo una historia donde también habla de la vara de almendro.  Dios había escogido a Aarón como sumo sacerdote, y el pueblo no quería.  Moisés estaba dando explicaciones al pueblo, y Dios le dice que las explicaciones no son suficientes; que hiciera unas varas y con el tiempo verían cuál florecería.  Cada uno que quería la posición trajo una vara, y la de Aarón floreció en tres tiempos a la misma vez.  Florecieron pequeñas hojitas, frutos no maduros y almendras. Se pudieron ver todos los tiempos, el pasado, presente y el futuro, todos estos a la misma vez.
Cuando Dios te hace florecer, en tu vida se ve que el pasado era parte del presente y que el presente está ligado a lo que Dios va hacer en el futuro.  Cuando Dios termine contigo, verás que lo que no tenía sentido para ti, entonces cobrará sentido.  El único que lo puede hacer es nuestro gran Dios Todopoderoso. 
Cuando vives por revelación, dependes de que sea Dios quien cumpla su palabra en tu vida.  Y, cuando Dios lo haga, se verá el pasado, el presente y el futuro en tu vida, y nadie tendrá duda de que es Dios quien lo ha hecho.