DETRÁS DE?

 Teodora


Teodora, Emperatriz de Bizancio (502-548) estuvo casada con Justiniano, quién gobernó de 527 a 565; pero fue su esposa, una ex actriz, quien vio la importancia de que cierta legislación fuera aprobada y demostró iniciativa para salvar el gobierno de su marido resistiéndose a una revuelta en 532. Justiniano estaba listo para huir cuando Teodora lo persuadió de defender la capital. Al fin él ganó poder por treinta años más, tiempo durante el cual el nombre de Teodora apareció en casi todas las leyes importantes, incluyendo las prohibiciones contra la esclavitud blanca y la alteración de las leyes del divorcio para hacerlas más humanas para las mujeres.

Cuando vino a la religión, ella apoyó fuertemente expresiones de la fe cristiana que sostenían la divinidad de Cristo. Después de su muerte en 548, su esposo prácticamente no aprobó ninguna legislación importante.


Ellos dicen que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Me asombra:

¿Cuántos hombres han obtenido el crédito por los logros de las grandes mujeres que están de pie detrás de ellos? ¿Cuántos grandes inventores y creadores fueron mujeres obligadas a poner sus patentes e ideas bajo los nombres de sus maridos?

La historia no ha sido justa con las mujeres. Si lo hubiera sido, veríamos en nuestra historia páginas llenas con informes sobre grandes mujeres que han hecho cosas notables.


Harriet Beecher Stowe


Harriet Beecher Stowe (1811-1896) escribió lo que probablemente es la novela

americana best seller del siglo diecinueve, un trabajo verdaderamente cristiano

bajo el título de La cabaña del tío Tom. Hija del famoso predicador Lyman

Beecher, ella se interesó tempranamente por la teología y trabajos para la mejora social. El gran clan de los Beecher se mudó a Cincinnati donde Lyman se hizo cargo del Seminario Teológico Lane. Allí, Harriet Beecher entró en contacto con esclavos fugitivos y aprendió de los amigos y de visitas personales cómo era la vida de un negro en el Sur. Cuando su esposo Calvin Stowe fue nombrado profesor en la Universidad de Bowdoin en Maine, una cuñada la animó a que escribiera un libro sobre los males de la esclavitud. El clásico resultante vendió más de 300,000 copias en un año, un número de ventas completamente inusual en ese momento. El libro se convirtió después en una obra de teatro por G. L. Aiken e hizo un largo camino a través del país, tanto antes como después de la guerra.


En un momento de la historia de nuestro país en que la política y el cambio cultural eran todavía sobre todo un mundo de hombres, Harriet hizo su propio marca como uno de los escritores más conocidos de los siglos diecinueve y veinte. Ella hizo frente a las equivocadas y malinformadas nociones culturales y raciales del día y trabajó duro para asegurar que las personas pudieran experimentar libertad en todas partes, sin tener en cuenta el color de su piel. A ella también se le deben acreditar cosas aún más grandes. El Presidente Abraham Lincoln, al encontrársela en 1862 durante la Guerra civil, le dijo, según se reporta: “¡Así que usted es la pequeña mujer que escribió el libro que empezó esta gran guerra!


Libro: Mujer segura de sí misma

Autor: Joyce Meyer

LA HISTORIA NO HA SIDO JUSTA

 

Posiblemente nadie querría desestimar la influencia de las mujeres en guardar la casa y criar a los hijos. Donde la historia no ha sido “justa” es no registrando los excelentes logros de las mujeres en áreas que generalmente se piensa son dominadas por los hombres: el gobierno, la política, los negocios, la religión y la ciencia. 

Los hombres ha recibido crédito en estos campos pero no han informado sobre las mujeres que tuvieron éxito en ellos. Parecen horrorizados de que una mujer pueda lograr algo fuera de la casa. Todo esto es parte de un historial que debe ser rectificado. A lo largo de la historia, las mujeres han logrado grandes cosas.

Echemos una mirada a diez mujeres que demostraron este error. Algunas de ellas son muy conocidas y algunas no lo son, pero todas hicieron contribuciones increíbles al mundo que las rodeaba.


Isabel I


Género erróneo, gran gobernante: eso sintetiza la vida de la reina Isabel I den Iglaterra. Su notorio padre, el rey Enrique Octavo, uno de los grandes sinvergüenzas de la historia, casado ocho veces para engendrar un varón, y accidentalmente engendró a una grande que nunca fue parte de sus planes. Isabel vino al poder cuando su hermana la reina María, conocida como “María Sangrienta” (“Bloody Mary”) por su persecución de los protestantes, murió en 1558. Isabel gobernó lo que llegó a ser conocido como la “Edad de Oro” de la historia hasta 1603.

Isabel mantuvo su gobierno aparentando estar interesada en pretendientes católicos para que el rey de España no invadiera Inglaterra. En 1588, el rey Felipe II finalmente comprendió que estaba tratando con una protestante y envió a la gran Armada Española a conquistar Inglaterra de una vez por todas. Justo antes de esta gran liberación para Inglaterra y cuando la Armada se estaba acercando, Isabel dijo a sus tropas en Tillbury: “Sé que tengo el cuerpo de una mujer frágil y débil, pero tengo el corazón y el estómago de un rey, y de un rey de Inglaterra además; y pienso que es un gran desprecio que Parma o España, o cualquier príncipe de Europa se atreva a invadir las fronteras de mi reino”. Al final de su reinado, ella dijo a su pueblo: “Aunque Dios me ha levantado alto, esto sigo contando como la gloria de mi corona: que he reinado con el amor de ustedes”.

Yo amo el hecho de que la reina Isabel no mirara su cuerpo que ella dijo que era frágil y débil, sino que mirara su corazón. Ella siguió su corazón e ignoró sus déficits. Dios siempre fortalecerá a quienes están deseosos de mirar sus debilidades a la cara y decirles: “Ustedes no pueden detenerme”.


Eleanor Roosevelt


Nacida en una familia activa en política pero no siempre progresista cuando vinieron las mujeres, Eleanor Roosevelt (1884-1962) recibió una educación exclusiva en un internado antes de casarse con su distante primo Franklin

Roosevelt en 1905. Durante los siguientes años, con pocos antecedentes más que

su familia, llegó a ser la dirigente política de su época. Tenía un innegable

talento ejecutivo. Con Franklin, tuvieron cinco hijos e inmediatamente se volvió

activa en política cuando Roosevelt fue elegido por la Asamblea de Nueva York.

Trabajó por la Liga de Mujeres Votantes del Estado de Nueva York y la Liga de

Sindicatos de Mujeres para que se aprobaran las leyes del salario mínimo.

Cuando su marido enfermó de polio en 1921, ella organizó a las mujeres

demócratas para ayudar a Franklin a ser elegido gobernador en 1928 y luego

presidente seis años después. Tras la muerte de su esposo en 1945, el Presidente

Truman la designó como una delegada ante las Naciones Unidas donde en buena

parte dio forma a la Declaración Universal de Derechos Humanos. Eleanor

Roosevelt dijo: “Usted gana fuerza, valor y confianza con cada experiencia en la

que realmente se detiene a mirar al miedo a la cara. Usted puede decirse a sí

misma: ‘Si viví a través de este horror, yo puedo tomar la próxima cosa que

venga…’ ‘Usted debe hacer las cosas que piensa que no puede hacer’.” Ella

aprendió eso de que “Nadie puede hacerla sentirse inferior sin su consentimiento”.


Eleanor Roosevelt definitivamente supo que tenía que actuar aunque sintiera miedo. Necesitamos “conocer el miedo”, no buscar el “no miedo”. Así muchas

veces queremos despedir el miedo y mantenerlo lejos, pero el miedo no puede

detener a la fe y la determinación. Cuando el miedo venga a golpear a su puerta,

deje que le responda la fe y quizás algún día usted esté en los libros de historia.


Libro: Mujer segura de sí misma.

Autor: Joyce Meyer