DE NAVIDADES Y PAGANISMOS...


Durante los días próximos, en los que se celebrará la Navidad, reviven los que con fuerza y gran “conocimiento” definen la celebración como un evento pagano y en consecuencia cualquiera que la celebra ofende a Dios.
Por lo menos tres elementos están en discusión.
El primero y con mayores argumentos es que esta celebración es meramente pagana. Aunque la información es variable en cuanto a los escritores, la base actual está en el trabajo que hizo Alexander Hislop (1807-1865), de nacionalidad escocesa y miembro de la Iglesia Presbiteriana de Escocia, por cierto, acérrimo enemigo del catolicismo romano.
Escribió un folleto en 1853 que mas tarde se convirtiera en un libro titulado “Las dos Babilonias”. En este escrito, Hislop hace una conexión histórica de las prácticas que según el, la iglesia católica adoptó del paganismo primitivo y han sido heredadas a la iglesia cristiana.
El ministro evangélico Ralph Woodrow, publicó a través de su asociación evangelistica en 1966 el libro “Babilonia, misterio religioso”, en donde sostiene y hace fácil de entender la posición de Hislop. Woodrow logró un éxito tal que vendió miles de copias traduciéndolo a otros idiomas incluyendo español, afectando con esto el pensamiento y la teología de algunos que, al convertirse al cristianismo, desarrollan una aversión santa contra la iglesia católica.
Años mas tarde, en 1997, Woodrow publicó ¿The Babylon connection? (¿La conexión Babilonia?), donde reconoce de forma muy respetuosa que los escritos sobre los cuales se basó en “Babilonia misterio religioso”, no son históricamente confiables. Dichos escritos están basados en los mitos ancestrales de las religiones paganas. Los mitos, aunque proveen un momento histórico, no son elementos históricos para escribir la historia.
El segundo argumento contra la celebración de la Navidad es o pretende ser teológico. Jeremías 10:3-5 dice: “…en el bosque cortan un árbol, y un artífice le da forma con un buril; luego lo adornan con oro y plata, y lo afirman con clavos y martillo para que no se mueva…”
El citado pasaje está centrado en lo absurdo de la idolatría y lo que el pueblo de Israel presenció en la cautividad. Es obvio que Jeremías no esta hablando de la celebración de la Navidad. Si aceptáramos que se trata de la forma no del evento en si, entonces habría que aceptar que el árbol es objeto de culto o adoración. No creemos que alguno, así sea defensor de la naturaleza, adore a un árbol.
Este es un argumento muy pobre y herrado en su aplicación. No es extraño encontrar árboles en la Biblia, Jacob usó un castaño para influir en el color de las ovejas, el olivo es significativo para Israel. Hay países que se identifican por sus arboles. Y eso no es necesariamente una conexión con las culturas paganas y la idolatría.
Un tercer elemento es el histórico. Se ha dicho que no hay registro de la iglesia primitiva celebrando tal acontecimiento, que fue hasta después del año 300 que Constantino lo instituyó como celebración, que el 25 de diciembre es la fecha de la celebración del sol. La lista es larga, pero ¿qué tan cierta?
Henry C. Thompson, documentó en “Historia Sagrada Vol III”, los datos históricos contenidos en documentos donde consta que los padres de la iglesia como Justino Mártir (100-165 d.C.,) afirman que Jesús habría nacido el 25 de diciembre. Tertuliano cerca del 198 d.C., debe tener absoluto crédito en su apología contra el hereje Marción, donde afirma que las bibliotecas públicas de Roma tenían en esos días los registros de la vida de Jesús. Alegar que el día fue instituido por la iglesia de Roma y por lo tanto falso no es un dato preciso. Según Thompson esta información esta al alcance de cualquiera que consulte “The Nicene Fathers” III. p.35, entre otros.
En resumen, probablemente y sin intención alguna, los detractores de la celebración del nacimiento de Jesús se unen y ayudan a los que propagan que Cristo no es Dios.
Argumentan que celebran todos los días el nacimiento de Cristo en sus vidas, aunque en Navidad lo evitan y quieren que otros lo eviten, ellos nunca se verán contaminados con la levadura del mundo que, por cierto, hace todo lo posible desde siempre por borrar y desvirtuar todo lo que sea de Dios. Ellos no son de los que cristianizan el paganismo, pero si paganizan el cristianismo condenando un evento histórico.
Si Jesús nació el día que los días comienzan a ser mas largos, será porque así lo determinó el creador de los tiempos y las sazones.
No celebramos el día, celebramos el acontecimiento. La ignorancia también es una forma de idolatría personal.
Los relatos evangélicos (es decir, de los evangelios) denotan una clarísima invitación a, por lo mínimo, recibir las «nuevas de gran gozo». Para la ocasión de tan «inusual» evento, según se vaticinaba en Isaías, habría una clarísima distinción del modo de vida del pueblo en lo sucesivo. El dato profético lo explicaba con aquel «lo torcido se enderezará», por solo mencionar algo de lo que generaría tal gozadera. 

Dios hizo uso (legítimo y soberano) de sus huestes celestiales, para entusiasmar hasta unos cuidadores de ganado y que se dieran cita en aquella gran noche en Belén y terminaran en lo que magistralmente narra Lucas en 2.20: «regresaron glorificando y alabando a Dios». ¿Cómo se podría calificar esa «conducta»? ¡No era para menos! 
Ese jolgorio fue una reacción-respuesta que humanamente hablando tenía que ocurrir. Y eso mismo es lo que debería seguir ocurriendo. La insana polémica de si esto y lo otro; de si sí o si no, es una baratísima oferta de desviar la gloria a Dios a nuestra impasibilidad religiosa.
El natalicio («encarnación», es lo más propio) del Mesías prometido siempre ha causado conmoción, para propios y extraños. En nuestros días acusamos a aquellos de quienes ni siquiera tenemos detalles de sus reales intenciones. Quizá algunos desaciertos, vistos desde nuestros días, descontextualizadamente (¿o un pequeño trozo de algún escrito, referido dos, tres o más siglos después, nos da pie para asegurar indubitablemente una comprensión cabal de lo sucedido?) nos erigen en implacables críticos de quienes sí continúan con la tradición pastoril de celebrar a Cristo. 
Tenemos la tendencia de criticar todo cuanto «aquellos» han hecho en honor al «Deseado de la naciones», y los tildamos sin ton ni son de «paganos», pero nuestras cada vez más practicas pecaminosas no se las achacamos, ni menos las reconocemos, al autor y consumador del pecado y de la muerte. Díganos qué del desmedidísimo consumismo navideño característico de extensos y renombrados grupos «cristianos», tan solo en América. ¿Será o no paganismo? ¿Será o no «idolatría» al desplazar de su sitial a Jesucristo, en aras del «banal placer personal»?

UN MUNDO EROTIZADO CON CADA VEZ MENOS SEXO REAL

La actual sociedad, la más sexualizada de la historia, es también la que menos practica sexo, concluye un amplio estudio publicado en la prestigiosa Archives of Sexual Behavior.

Lo que los sexólogos hace tiempo vienen detectando en sus consultas, que las parejas estables heterosexuales y también sin una relación estable tienen cada vez menos sexo, lo ha confirmado ahora uno de los estudios cuantitativos más amplios elaborados sobre la evolución a lo largo de los últimos treinta años de la frecuencia en las relaciones sexuales. 

Recién publicado en la prestigiosa revista Archives of Sexual Behavior, el análisis constata lo que parece de entrada una enorme paradoja: la sociedad que menos coitos practica es también la más sexualizada de la historia contemporánea, con el sexo presente a diario en prácticamente todos los ámbitos (desde anuncios a novelas, películas y programas televisivos) y a priori liberada de viejos prejuicios y tabúes. 

El estudio (Declines in Sexual Frequency among American Adults, 1989-2014 ) se ha realizado en Estados Unidos, pero según los expertos es extrapolable a una sociedad desarrollada como la europea.   

EL ESTUDIO El análisis de los datos permite comprobar el descenso sostenido de los encuentros sexuales desde la década de los años ochenta. Es especialmente acusado desde finales de los noventa hasta ahora, coincidiendo con la irrupción de la era más tecnológica de la historia. De media, los estadounidenses practican sexo en la actualidad casi diez veces menos que a finales del siglo XX. “A las diez de la noche ahora hay muchas más cosas que hacer en casa”, destaca Jean M. Twenge, profesora del departamento de Psicología de la Universidad de San Diego y directors del estudio. El estudio concluye que los matrimonios, de forma generalizada, tienen cada vez menos sexo y que si no se tiene pareja estable la frecuencia de media tampoco mejora de forma significativa. Incluso empeora. El estudio completo, pone sobre la mesa un sinfín de datos acerca de la transversalidad de la disminución de las relaciones heterosexuales. 

La caída de relaciones sexuales reales afecta, aunque en diferentes medidas, a personas casadas, a parejas estables sin formalizar o a los que viven solos. “Es falsa la creencia que los solteros tienen más relaciones”, corrobora la sexóloga Sánchez Martín, autora de El sexo que queremos las mujeres. Entre las conclusiones del análisis, que ha despertado gran interés, algunas sorpresas. En otras épocas, cuando el sexo estaba estrechamente ligado a los fines reproductivos, se practicaba más. “El americano medio nacido en 1990 (millennials) tiene sexo seis veces menos al año que los nacidos en la década de 1930 (generación silenciosa)”. 

No existe ninguna cifra de relaciones sexuales óptima ni ningún umbral a partir del cual se deban de encender las alarmas. Tampoco establecen ninguna cifra los investigadores del estudio realizado en EE.UU después de analizar la información de encuestas realizadas entre 1972 y el 2014 en una muestra representativa a escala americana de 56.859 adultos. Los sexólogos coinciden en que los encuentros sexuales deben de satisfacer las necesidades y deseos de las dos personas, si se trata de una pareja estable. “Lo importante es que los dos miembros de la pareja se sientan bien. He tenido parejas en la consulta preocupadas porque se comparaban con amigos con dos o tres relaciones sexuales a la semana y se sentían mal por hacer sexo una vez cada dos o tres semanas. Pero si los dos estaban a gusto, satisfechos, no tenían ningún problema”, ejemplifica Sánchez Martín.   

¿LAS CAUSAS? Tras la constatación empírica y cuantitativa de algo que los sexólogos vienen detectando hace años, surge la necesidad de buscar las causas. Son diversos los factores de una disminución “sin grandes diferencias por género, grupos étnicos, nivel económico o formación”, concluyen los investigadores. Una de las causas hay que buscarla en el integración y auge de la tecnología en el espacio cotidiano, especialmente tras la irrupción de las multi pantallas en el hogar, donde antes sólo había un televisor que se miraba en compañía. 

La profesora Twenge destaca una disminución observada en los años posteriores a la gran digitalización. La caída en los últimos diez años analizados por el estudio ha sido del 15%. “Podría ser porque los teléfonos inteligentes se estrenaron en el 2007, Netflix en el 2007 y YouTube en el 2006”, añade Twenge. Los sexólogos también corroboran que el exceso de consumo de ocio en casa, de forma pasiva e individual, cada uno pegado a su pantalla, es uno de los factores anti libido. Hasta el extremo que ya es habitual que en las consultas por apatía sexual se recomiende a las parejas que pacten momentos en los que no se mira ninguna pantalla. Por otro lado en las sociedades modernas se ha incrementado el número de personas que viven solas, ya sea porque son solteras, están divorciadas o tienen parejas muy esporádicas. Con menos parejas, menos coitos. 

También explica el descenso que muchas parejas empiecen a vivir juntas más tarde, cuando ya se observa una menor actividad sexual. “Este fenómeno pasa en todas las sociedades altamente tecnificadas, es global en el mundo desarrollado”, corrobora el profesor Camil Andreu Castelo-Branco, director del Máster en Sexología Clínica y Salud Sexual de la Universitat de Barcelona (UB).   

UN FUTURO ASEXUAL O DE SEXO VIRTUAL La disminución puede llegar a ser tan acusada que en algunos casos el sexo pasa a ser algo prescindible. “No sólo hay un descenso de la actividad en los heterosexuales, también cada vez son más evidentes los asexuales”, constata el profesor Castelo-Branco (UB), con varios libros publicados sobre sexualidad humana. Si se mantiene y agudiza en el tiempo la tendencia actual, el sexo como lo hemos conocido hasta ahora, no tiene un gran futuro. La tecnología también tendrá su papel en el sexo. “La corporalidad de la sexualidad se hará más virtual”, añade el profesor, que pone sobre la mesa otras tendencias como “el posible aislamiento sexual del individuo, favorecido con el incremento del sexo en solitario, auxiliado con sofisticados sistemas virtuales de comunicación y transmisión de imágenes”.   

LA TRISTE VIDA DE BILLIE HOLIDAY

Billie Holiday (1915-1959) no se parece a ninguna otra cantante de jazz. Todo cuanto la rodea es un misterio. A pesar de no tener estudios técnicos, poseía una incomparable dicción, fraseo e intensidad dramática. Llena de sentimiento, su voz, es todavía capaz de erizar la piel, a pesar de que en los últimos años era ya apenas perceptible.  

La tortuosa vida de esta cantante de jazz transcurre en los guetos, la bohemia y el submundo de los años de la Depresión y finales de los cincuenta. Su música nace de una profunda experiencia de la miseria humana. Tres años antes de su muerte publicó sus memorias, Lady Sings The Blues, que ahora reedita Penguin en castellano en su colección de clásicos modernos. En este nuevo milenio, en que las voces femeninas han invadido el mundo del jazz, la presencia de Holiday se agiganta a cada nueva escucha. Su legado es inmenso e insustituible. Sus discos no dejan de reeditarse y aparecen nuevas biografías sobre ella.   
Su nombre real era Eleanora Fagan y nació en Baltimore en 1915. Billie dictó su autobiografía en 1956, que se transformó en una fallida película (El ocaso de una estrella), hecha para la gloria de Diana Ross. El problema es que Billie mentía sin complejos, ya que tenía mucha imaginación. El material que el periodista recogió de sus vivencias no era fiable. Además, la editorial eliminó pasajes, para evitar querellas.  En los años 70 una admiradora suya escribió la biografía más completa de la cantante. 

Linda Kuehl se basó en muchas entrevistas y documentos, pero no le pudo dar forma coherente al manuscrito. El rechazo de la editorial provocó de hecho tal desesperación que se suicidó en 1979, tras ir a un concierto de Count Basie, el antiguo jefe de Billie. El archivo de Kuehl fue vendido a un coleccionista, pero un día lo revisó una escritora británica llamada Julia Blackburn, que descubrió que Linda era una gran entrevistadora. Se propuso entonces ordenar toda aquella información y seleccionar los testimonios más interesantes, aunque éstos se contradijeran entre sí. Es así como nace Billie. 

El resultado es sorprendente. Todo lo que sabíamos o imaginábamos sobre la cantante, no es más que un pálido reflejo de la realidad. Su nombre real era Eleanora Fagan. Nació en Baltimore (Maryland, EE.UU.) en 1915. Su madre tenía sólo 13 años y su padre era guitarrista de jazz. Poco después de nacer, sus padres la dejaron con sus abuelos, para emigrar al norte. Sus abuelos la maltrataban, mientras vivía con una prima, sus dos hijos pequeños y la bisabuela.  

A los 10 años, Billie tiene que trabajar ya cuidando bebés, haciendo recados a domicilio y fregando las escaleras de entrada a las casas de los barrios blancos. Era además “chica para todo” en una casa de citas. Cuando la dejaban libre, andaba por las calles, jugando con los chicos del barrio a las canicas, o se peleaba con ellos. Al volver su madre, se mudan a un barrio mejor, para llevar una casa de huéspedes. Una mañana, estando sola en su habitación, uno de ellos intenta abusar de ella. Al hombre le condenan a cinco años de cárcel, pero ¡a ella la recluyeron en una institución católica por tiempo indefinido! Allí fue castigada, humillada y obligada a pasar una noche junto al cadáver de una compañera, gritando y golpeando la puerta, hasta que se le ensangrentaron las manos.    

Cuando sale de la institución, se convierte en fregona a domicilio. Su madre vuelve al norte y ella se queda otra vez con sus abuelos. Finalmente le manda dinero para ir a Nueva York, donde trabaja su madre de criada. Billie no tarda en detestar su nuevo empleo. La tratan tan mal, que prefiere irse de prostituta a un burdel. Ahora tenía dinero y una sirvienta que le lavaba la ropa, hasta que un cliente con quien se había negado a mantener relaciones, la denuncia por ser menor de edad, acabando en la cárcel. La Depresión no era algo nuevo, para Billie, ya que ella y su madre podían estar contentas si conseguían lo suficiente para comer caliente las dos una vez al día. Intenta ser bailarina, pero resulta un completo fracaso. Es entonces cuando empieza a cantar en un bar, mientras sirve de mesa en mesa. Consigue trabajo para su madre en la cocina, pero ella se niega a recoger propinas. Las compañeras le llaman por eso Lady, Señora. Uno de los clientes del local era Benny Goodman, que le propone grabar un disco. Otro era el agente de Louis Armstrong, que ofrece representarla. Billie tenía entonces 16 años, fumaba marihuana y bebía regularmente.  

El año 35 Holiday canta en el famoso Teatro Apolo de Harlem, donde conoce al saxofonista Lester Young, que se muda a vivir con las dos mujeres. Dos años después se incorpora a la orquesta de Count Basie. Los problemas vienen cuando le dicen que se oscurezca el rostro con grasa negra, porque tiene la piel “demasiado clara”. Ella renuncia a su puesto y se va de gira con la orquesta blanca de Artie Shaw. En el sur es molestada por sheriffs, camareras, empleados de hotel y todo tipo de chiflados. De ese ambiente de segregación y prejuicios raciales proviene su famosa canción Strange Fruit, que será su mayor éxito de ventas.    

Tras dos años de cantar en un café, abre un restaurante a su madre. Su relación se hace tan mala, que en una discusión le dice: “¡Qué Dios bendiga al hijo que conserva lo propio!”. De ahí viene otro de sus temas más conocidos: “Cualquiera que tiene, tendrá más; / pero el que no tiene, lo perderá / Así dice la Biblia”. Esa es la peculiar lectura que hace Holiday del texto del Evangelio según Mateo 13:12, a la luz de sus problemas familiares. Se encuentra sola trabajando en locales llenos de blancos, con los que no puede relacionarse. Se casa con un vividor en el 41, cuyas infidelidades inspiran la canción Don´t explain (No expliques nada). Él la introdujo en el mundo de la droga. Tras el fracaso de su primer matrimonio, Billie se une a un traficante de droga, que organiza una orquesta para ella. 

Mientras está “enganchada”, parece que no tiene problemas, pero cuando intenta “descolgarse”, todo se vuelve en contra de ella. Tras pasar tres semanas en un sanatorio privado, le parece que ya está rehabilitada. Es entonces cuando la empiezan a perseguir los agentes del Departamento Federal de Estupefacientes buscando un castigo ejemplar, hasta en el mismo Hollywood, donde hace una película con Louis Armstrong. Es detenida finalmente junto a su compañero en 1947. En el juicio se declara adicta a la heroína, siendo condenada a un año de cárcel. Pierde así la tarjeta que necesita para actuar en los locales nocturnos más lucrativos de Nueva York, donde se consumían bebidas alcohólicas. El año 49, Holiday es arrestada de nuevo en San Francisco, siendo declarada inocente de un cargo de tenencia de drogas. 

Se casa de nuevo con un hombre con quien convivía desde hace cinco años, que le compraba heroína. La pareja es detenida en la habitación del hotel y ella cambia su adicción a la heroína por el alcohol. Empieza a perder la voz y necesita ya ayuda hasta para salir al escenario. Su matrimonio se rompe y ella se va a Europa, donde fracasa, siendo abucheada en Paris. El año 59 es ingresada al borde del colapso en un hospital de Harlem, bajo vigilancia judicial, sufriendo una parada cardiaca. Su legado es inmenso e insustituible. 

¿Dónde está Dios en una vida como ésta? El sufrimiento y el dolor de Holiday parecen negar la existencia de un Dios bueno y amoroso, cuando permite las desgracias que esta mujer sufrió. ¿Es algún monstruo entonces, el que gobierna nuestro destino?, ¿o son simplemente las estrellas, las que determinan nuestra suerte? Es verdad que no todo en la vida es malo, ¿cómo explicar si no la belleza de su música? Pero la maldad y el dolor constituyen un problema, no sólo para los creyentes, sino para cualquier persona. Billie solía referirse con frecuencia a la Biblia. Ella nos dice que Dios no creó el mal y el sufrimiento, pero puede usarlo y lo usa, para nuestro bien (Ro. 8:28). Dios usa el dolor en una manera profunda, para atraernos hacia Él, cuando no queremos escucharle. 

En nuestros placeres, susurra, pero cuando sufrimos, grita. Dios no deja que nos quememos en la confusión que hemos creado. Él se entromete. Vino a este mundo de dolor y angustia. Sufrió el mal de los hombres, con toda su debilidad. Vivió la pobreza y el sufrimiento, azotes y desaliento, temor y desesperación. Su muerte fue muy dolorosa. Así que nadie diga que a Dios no le importa, y no entiende nuestro dolor. Él mismo lo ha pasado… La diferencia es que Dios ha tratado con la raíz del problema del mal y el sufrimiento. Jesús no sólo compartió nuestro dolor y agonía, sino que tomó la responsabilidad de todas nuestras miserias y vergüenzas. 

Permitió que la vasta montaña del mal lo aplastará. Sufrió lo indecible, le costó el infierno. Clamó en angustia: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” En la cruz, Dios llevó nuestros pecados, para liberarnos del cáncer del mal que ha invadido todo nuestro ser. En su resurrección, ha triunfado sobre el dolor y el odio, el sufrimiento y la muerte. Por eso en Él hay esperanza, a pesar de todas nuestras desgracias.   

ALEGRA TU DESIERTO, ÉL VIENE


El panorama podría ser un poco desolador, triste, injusto y con sensaciones de abandono y exclusión de muchos. Quizás por eso es bueno pensar en el tiempo prenavideño, tiempo que puede cambiar nuestras sensaciones, nuestras sensibilidades, nuestras solidaridades.


El que es, el Yo soy el que soy, el gran yo soy, se transforma en estos días prenavideños, sin dejar de ser la esencia del yo soy el que soy, en el que viene, el que llega, el que se acerca. 

¡Feliz tiempo prenavideño, feliz tiempo de Adviento! Feliz llegada del que viene a un mundo injusto, un desierto, un sequedal en el que la vida se convierte en algo complicado, un mundo de abandonados y lanzados a la soledad del que se queda tirado al lado del camino sin que se le tienda ninguna mano amiga.  

El panorama podría ser un poco desolador, triste, injusto y con sensaciones de abandono y exclusión de muchos. Quizás por eso es bueno pensar en el tiempo prenavideño, tiempo que puede cambiar nuestras sensaciones, nuestras sensibilidades, nuestras solidaridades. 

Es como si nos quisieran sumergir en un baño de sana alegría. Es como si alguien estuviera gritándonos en tiempos prenavideños: ¡Hay esperanza! ¡Hay esperanza! Las profecías nos hablan de estos tiempos en los que ya se vislumbra la llegada del que viene, del que se aproxima. Estallan en voces de regocijo y esperanza. ¡Olviden los desiertos! ¡Echen fuera las soledades! “Se alegrarán el desierto y la soledad, el yermo se gozará y florecerá como la rosa”. El Señor viene justo para establecer un nuevo reinado de Dios en el mundo en donde tendrá que haber agentes liberadores del Reino de los cielos: Los que creen en el que llega, los que lo esperan, los que serán sus seguidores y servidores. 

Tiempos prenavideños, de Adviento. ¡Se aproxima la Navidad! ¡Un hijo nos va a ser dado, alguien que será admirable, consejeros y Dios fuerte. No se preocupen más de sus desiertos, no sufran por sus limitaciones. Con la perspectiva de “El que viene”, ríos correrán por los desiertos y se llenarán de estanques. ¡Qué bonito el tiempo prenavideño”. Lo dicen los profetas: “El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manantiales de agua”. El que es, el “yo soy el que soy”, el gran yo soy se acerca, viene, se aproxima. Los tiempos se van cumpliendo. En breve celebraremos el gran acontecimiento: La Navidad. 

Cuando miramos a las formas y comportamientos de la economía, a las corrupciones políticas, a la acumulación desmedida de los que lo quieren acaparar todo sin pensar en sus prójimo, cuando todo lo vemos lleno de leones, perros salvajes, lobos que quieren devorarnos, vuelven a sonar las palabras proféticas prenavideñas: “Ya no habrá león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que camines como un redimido”. Se abren las puertas y las posibilidades de redención. ¡Espera! ¡Permanece a la expectativa! No mires hacia atrás. Dios se acerca. Ese Ser divino que del que nos dicen los profetas que “el mismo Dios vendrá y os salvará”. Sé sabio. Espera en confianza. Elimina tu desierto y tu soledad. 

¿Cómo te vas a sentir solo ante un Dios que se acerca? Cuenta las semanas, los días, las horas. Tu desierto se convertirá en una rosa. Que tu sufrimiento se transforme en risa, que tu dolor se cubra de esperanza, que tu llanto se transforme en gritos de júbilo. Sí. Lo recomiendan los profetas. Lo afirman con palabras de consuelo. ¿No habéis leído las profecías que presienten la venida del Salvador? Esto es lo que dicen: “Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios”.  

Quizás podemos comenzar con un poco de alegría ante la expectativa del que viene, pero esa alegría se irá agrandando, extendiendo, engrandeciendo de forma progresiva conforme vayan pasando las semanas, los días, las horas, los minutos. Prepárate para llegar a esta explosión profética que anuncia un gran gozo: “Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel”. Que no te extrañe. 

Es la apoteosis de la alegría ante el que llega, Jesús, el salvador del mundo. No es nada extraño que anunciemos la alegría. Ésta debe llegar a rebosar en nuestros corazones. El tiempo prenavideño debe estar lleno de campanas y de trompetas que anuncien júbilo, de cantos que desgarren nuestra garganta porque no podemos callar de expresar el gozo de nuestros corazones. 

Debemos clamar y cantar con Zacarías: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.   

Que tengas buen tiempo prenavideño. Ya llega, ya llega. Que el Señor nos ayude a expresar la alegría ente el que viene, el que llega, el que se acerca. Y que también, llegado su momento, tengas un feliz tiempo navideño.