VE AL PADRE

Cuando un hijo sale de la casa, hay desesperación y ansiedad en la vida de un padre, pero la actitud del padre del hijo pródigo fue una actitud muy interesante, ya que no salió a buscarlo.
Podemos ver que el padre le entrega muchas cosas al hijo, cuando este último sale de la casa, pero hubo un anillo, un vestido y un calzado que no le entregó.  Luego, comienza a engordar a un becerro, para cuando el hijo regresara.  No se engorda un becerro de un día para otro.  Esto nos muestra la fe que tenía el padre de que su hijo iba a regresar.  El padre debe haber ordenado a los siervos: Alimenten bien y cuiden bien a ese becerro, porque mi hijo va a regresar.
Muy probablemente has desperdiciado todo, pero en la casa del padre están guardados un anillo, un calzado y una vestimenta que solo él te puede poner.  Siempre ha habido expectativa del Padre de que regreses; ha estado alimentando al becerro para celebrar tu regreso. 
Puede que no estés perdido en el mundo, pero quizás hay tanta confusión en tu mente que hayas deseado comer algarrobas.  La biblia dice que el hijo pródigo deseaba comer de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba de comer.  El sistema del mundo es que, en tu necesidad, en lugar de levantarte, te aplasta.  Cuando el mundo te ve mal, te deja mal y te señala.  
El mundo nunca satisface los deseos de tu corazón. 
Nunca olvides que, en la casa del Padre, hay un vestido que te va a devolver el honor, la autoestima; una vestimenta que indica que has sido restaurado.  Hay un anillo guardado para ti, que significa tu posición de hijo con autoridad.  Hay unas sandalias que te pondrán, porque los siervos caminaban descalzos, pero un hijo tenía calzado.  Son las sandalias de la salvación que indican que no eres esclavo, sino hijo. 
Regresa a casa y entiende que el Padre te espera.  Hoy puede haber fiesta por tu regreso.  Ciertamente el padre no salió a buscarlo, porque no puede abandonar su posición, pero estaba esperándole, y hace una gran fiesta para que todos sepan que ha regresado y se gocen con él.
El hijo prodigo cayó en sí, y dijo: Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.   Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.  Y levantándose, vino a su padre.  Esto nos enseña que nadie te tiene que levantar y nadie te tiene que llevar al padre.  El tomó la decisión, se levanta y va al padre.  Toma acción, levántate y ve al Padre.

Vemos que, cuando llega al padre y se abrazan, solamente el hijo alcanza a decirle: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.   Ya no soy digno de ser llamado tu hijo.  Pero el padre lo interrumpe, y no permite que el hijo termine decir, que le hiciera como un jornalero.   Y es que Dios no nos va a recibir por menos de lo que ya somos.  No va a dejar que vivas por debajo de la posición que él siempre ha tenido para ti.

Deja de pensar y decir lo que no eres.  Hoy Dios te dice: No digas lo que no eres; no vivas por debajo de tu posición de hijo. 

No pierdas un momento más.  Eres hijo del Padre Celestial.  Vuelve a la casa.  Serás bienvenido.  El becerro está engordado para la gran fiesta.  Él te quiere vestir, ponerte calzado y anillo; te quiere vestir de honra y va a mostrarte ante todos que eres su hijo amado.

FE Y ORACION

Hebreos 11:6 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. 

El orar es un tema que nos ocupa todo el tiempo, es algo que siempre nos cuestionamos si hacemos bien y que no nos gusta discutir con otros por miedo a descubrir que lo hacemos mal o que nuestra oración no tuviera efecto. Se dice que para orar hay que tener fe, y ahí es donde se pone buena la cosa, pues hay quienes entienden que el tener fe es creer, y cada quien cree en lo que quiere, en lo que le enseñaron o en lo que le dijeron, pero nadie tiene la certeza de que cree en lo correcto. 
El tener fe no significa que podamos pedir a Dios cualquier cosa y por el simple hecho de creerlo lo hará, de hecho, y siendo honestos, todo el tiempo no creemos y nos cuesta trabajo hacerlo, por eso es que oramos tantas veces y tan repetitivamente, se ha puesto a pensar en ello? A veces tenemos la idea de que cerrando los ojos y apretando el estómago lograremos creer y con ello agradar a Dios o cuando menos el torcerle la mano para que nos conceda aquello que anhelamos y que hemos decidido "creer", pero sabe, desafortunadamente no es así, creer tiene que ver con tener la certeza de algo, la pregunta siempre es "que es ese algo?". 
Para no darle muchas vueltas al asunto, lo único que podemos creer y en lo que podemos tener fe es en la palabra de Dios, aunque muchos crean que es un libro limitado y manipulado por los hombres, la Biblia no es otra cosa que la palabra que salió de la boca de Dios puesta en papel y está ahí para que creamos en ella, es dinámica, no importa la situación por la que pasemos, siempre habrá una parte de ella que nos traerá crecimiento, consuelo o ánimo para hacer lo correcto y vivir adecuadamente. 
Por tanto para tener fe, hay que conocer la palabra, ya que si no la conocemos, pasaremos nuestro tiempo de "oración" recitando buenas intenciones y engañándonos a nosotros mismos. Sé que esto puede contrariarle un poco, pues no es lo que le enseñaron, pero piense en todas las oraciones no contestadas que ha hecho con "mucha fe", es tiempo de que decida si quiere seguir orando a ver que le contesta Dios o si quiere empezar a hacer oraciones efectivas. Hebreos 11:1 nos enseña que la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, y eso que esperamos y eso que no vemos, no es aquello que necesitamos o que anhelamos, sino es todo aquello que está escrito y esperamos que se cumpla en nosotros, de esa manera nuestra fe tiene un fundamento y una dirección, así hace mas sentido, no lo cree? 
 Adicional a eso, la palabra de Dios nos confirma por medio de la cita de hoy, que sin fe, es imposible agradar a Dios, ya que si no creemos en la palabra, andaremos distraídos en nuestras necesidades y nuestros anhelos y no en la voluntad de Dios, además nos dice que hay un galardón para aquel que creen en lo que Dios nos dice y no en lo que nosotros pensamos u opinamos. 
 Por tanto, lo mejor que podemos hacer para empezar a tener fe, es el tomar nuestra Biblia y el comenzar a creer y cuestionar en nuestro tiempo de oración cada cosa que leemos, hasta que estemos convencidos, no solo de que Dios nos escucha, sino de que Él se agrada de nosotros y es nuestro galardonador.

ALIENTO EN TIEMPOS DIFICILES

“Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.”
(Salmo 91:2)
Todos alguna vez hemos pasado por alguna crisis, o varias, incluso es posible que hoy estemos en medio de ella, y si no ha ocurrido así aun ,sin duda que vendrá , más temprano que tarde. Entre las alternativas recomendables ante la crisis, tener en cuenta;
a) reconocer la crisis y enfrentarla sin temor; 
b) preguntarse ¿donde
volverse y buscar ayuda? ; 
c) convencido que inevitablemente no podrá eludir el escenario adverso, entrar en la crisis con la firme convicción que saldrá de ella, no siendo la misma persona como entró, sino que el dolor y la aflicción del momento de prueba, entregará su buen fruto a su tiempo y por ello es un motivo para salir fortalecido.
Cuando el cielo es de bronce sobre nosotros, cobra mucha importancia escoger bien donde buscar auxilio “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo;”( Joel 2:32)
El autor del Salmo 91, en el verso 2, hace una triple invocación a Dios. Son tres “míos”; “ mi Dios”, “ castillo mío” “ esperanza mía” .
Revela intimidad, plena fe, aferrándose a la promesa que en Dios y solo Dios puede confiar. “ Diré yo;” no es solamente un pensamiento intelectual, ni siquiera un sobresalto en el viaje, sino una declaración fuerte y audible, un clamor alto, que confiesa fe y esperanza total en Dios. “vuestra fe y esperanza sean en Dios” ( 1 Pedro 1:21); “Mi esperanza está en ti.” (Salmo 39:7) ; Pues es esperanza al menesteroso..”; “es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.”(Hebreos 6:18).
La condición actual del mundo nos está llevando a una espiral de injusticia que hace estallar las pasiones humanas en un clamor rabiosoe irracional de querer echarlo todo abajo, y cambiarlo todo según sea la manera de pensar de cada uno. Es fácil confundirse con tanta presión y comunicación cruzada y unirse a las voces de murmuración y quejas, reclamando respuestas inmediatas a lo largo y ancho de la
tierra. Como hijos de Dios nuestro clamor deber ser hacia arriba “Él está sentado sobre el circulo de la tierra”( Isaías 40:20).
Por medio de la fe en la palabra y la oración voluntariosa, somos invitados a confiar en Dios, hasta tener una experiencia salvífica de “..Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,” (Colosenses 1:28). La crisis tiene solución, no será para siempre,” así como llega, así también pasará”, lo importante es no renunciar nunca al foco de nuestra fe.
Para describir nuestra relación con quienes nos rodean decimos naturalmente;”Mi padre”, “Mi madre”, “Mi esposa, esposo”, “Mi hijo, hija”, “Mi pastor”, “Mi perro, gato”, y así sucesivamente. Eso está bien, indica pertenencia de mucho valor para nosotros. ¿Porque no decir también nosotros esta vez; “ Mi Dios”, “Mi Señor “ ,” Mi rey” ,”Mi Salvador”, “Mi Padre que está en los cielos…”?
Por eso elevemos nuevamente nuestra voz junto al salmista : “..oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.” (Salmo 18:2).
Los “míos “y las “mías” de mi Dios son para mí y para ti, para los míos y para los tuyos, por la fe en Jesucristo , la Esperanza de los siglos.