COMO ACTUA UNA RAIZ DE AMARGURA


La expresión de la carta apostólica es "raíz de amargura".
Si buscamos en el diccionario encontramos que "raíz" es el órgano del aparato vegetativo que crece en dirección opuesta al tallo.

Pero dice algo más: "es la parte de cualquier cosa de la cual, quedando oculta, procede lo que se ve."
Pensemos en una raíz…. La parte que no se ve, la que queda oculta, es la que alimenta lo que se ve.

Quiere decir que, según las raíces que tenemos en nuestro interior, va a ser lo que mostramos y lo que somos.
La raíz siempre está oculta, pero de ella procede todo lo que queda manifiesto.

Si juntamos estas ideas, podemos entender que, cuando hablamos de una raíz de amargura, estamos hablando de aquello que está oculto, pero de lo cual procede la amargura;… y como la raíz es la que nutre el crecimiento, así como en las plantas, esa raíz es la causa de lo que se ve.

Tenemos que llegar a saber cuál es la raíz que alimentó la amargura que se manifiesta en la vida de la persona amargada.
Pablo, en la Epístola a los Hebreos, capítulo 12, verso 15, nos advierte:

"Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura brote y cause dificultades y corrompa a muchos".

Esto significa que debemos ser precavidos y cuidadosos con respecto a este tema.

Sin lugar a dudas, las raíces amargas son sumamente peligrosas,….. tanto que pueden hacer perder la gracia de Dios.

¿Por qué?……. Porque las raíces que provocan amargura conducen a pecar,… a desagradar a Dios,…. a hacer lo que a Él no le gusta.

Una raíz de amargura nos puede llevar a insultar, nos puede llevar a maldecir,… nos puede llevar a odiar….. Por lo tanto,…. la raíz de amargura tiene que ser quitada para evitar que pequemos.

Por esto Pablo dice:…. "asegúrense de que no broten estas raíces, pues no solamente van a entorpecer sus vidas, sino que pueden dañar las de aquellos que están alrededor".

Solemos oír: "¡Uy, ahí viene el amargo!" Y, en verdad, nadie quiere estar con una persona así.
Tampoco nos gustaría ser rechazados por este motivo ni tener algún signo de amargura.
No obstante, es importante, señalar… que nadie es amargo para perjudicar a los demás ni por capricho.
La amargura es una actitud de sufrimiento, y frecuentemente, de opresión;… y nos habla de una persona que se encuentra en un estado anímico tal, que ha perdido el buen sabor de la vida.

Se trata de una persona que está sufriendo, que no está disfrutando. …La amargura estorba la vida personal y la vida de relación con los demás.

De la vida amargada se desprenden pensamientos y expresiones particulares como, por ejemplo,… la ironía.
¿Cómo se expresa la ironía?…. La ironía es algo similar a una broma,… es decir algo agresivo en un tono que parece gracioso o agradable.
Una persona irónica ve llegar en un auto nuevo a un hermano al que el Señor prosperó y, con ironía, diríamos, en broma,.. le dice: "¿A quién asaltaste?"

En realidad, no le está diciendo nada bueno.
Lo que dice es algo sutilmente ofensivo con un tono irónico.
La raíz de amargura hace que las personas afectadas usen habitualmente la ironía,…. y también la queja.
La raíz de amargura se nota, muchas veces, en personas que se quejan constantemente de todo lo que pasa en la vida……. "¡Qué vida ésta!.. ¡Yo no sé cuándo va a cambiar!… ¡Así no se puede vivir! ¡Cuánto trabajo que tengo!… ¡Qué poco trabajo, no hay trabajo!"
Se queja por todo y de todos.

Otro rasgo especial de las personas con raíces de amargura es el lamento.

Una cosa es la queja, otra cosa es el lamento.

Usted va a ver que el lamento siempre usa el verbo "hubiera."… "¡Si hubiera ido a tal lugar, no me habría pasado esto!" ……"¡Si no me hubiera casado, ahora no estaría sufriendo!….. ¡Si no te hubiera tenido, yo habría podido estudiar!

Las expresiones con este verbo "hubiera" resultan tontas y evidencian amargura: si hubiera, si hubiera.
Sí, pero no sucedió…. Esto es lo que pasó. Trabaje en esto…. Viva en esto que sí hizo.

El hubiera es necio porque no lo lleva a ningún lugar. Simplemente, no sucedió.

Las expresiones de la amargura son expresiones toscas….. Las expresiones de la amargura son expresiones desagradables…. Las expresiones de la amargura son expresiones rudas.
La amargura se expresa a través de una crítica permanente e implacable…. "¡Estás viviendo mal! Estás haciendo las cosas mal…. Eso no le agrada al Señor."
Crítica y más crítica, con juicios severos, con chisme.
El chisme también es producto de la amargura, así como la calumnia y la murmuración.

El Salmo 64, verso 3, habla de los que "afilan su lengua como espadas y lanzan como flechas palabras ponzoñosas".

La raíz de amargura tiene su origen en el pasado.
Para que exista, esta planta que se desarrolla, mientras la raíz crece en sentido contrario y alimenta lo que se ve, en alguna oportunidad, alguien tiene que haber plantado alguna cosa en nuestro corazón que se arraigó, echó brotes e hizo que esta raíz aparezca.

Hay algo del pasado que quedó en nuestro interior, pero la raíz de amargura, brota, y brota hoy;…… lo que se ve, se ve en el presente.
En algún momento alguien puso una semilla, alguien nos lastimó,… nos provocó una herida.
Pero lo que brota de aquella amargura inicial, brota hoy.
¿Qué quiere decir esto?…… Esto nos habla de un concepto de transferencia.
Transfiero al hoy, al aquí y ahora, lo que sigue activo aunque sea del pasado.
Un pasado que dejó marcas, heridas, resentimientos.
Pero a través de las expresiones, los pensamientos y las actitudes de hoy,…. podemos llegar a ese pasado.
Quiero remarcar este concepto de transferencia de lo pasado a la actualidad, porque muchas veces no nos damos cuenta de que estamos actuando bajo la presión de una raíz de amargura.

Cuando hay raíz de amargura, brotan en el presente viejos resentimientos.

Si hubo resentimientos con los padres, por ejemplo,… si quedaron resentimientos con un papá que trataba mal a la mamá, es factible que hoy, nos confundamos y pensemos que nuestro matrimonio va a terminar mal;…. o que pensemos que es necesario estar a la defensiva, porque este hombre puede ser malo conmigo y mejor tenerlo "cortito" de entrada…….. En este caso se está transfiriendo algo del pasado al presente.

Una amargura que yo creo que es de ahora, puede ser que me está envolviendo y afectando desde el pasado.
Viene de antes, pero brota hoy y contamina hoy.

Estas cosas que fui señalando acerca de las personas que tienen actitudes, gestos y conductas amargadas, son sumamente importantes, porque es a través de dichas conductas que se ponen de manifiesto hoy,…. que el Espíritu Santo nos puede hacer ver dónde están las raíces que las causaron.
Es decir, esto que veo en la actualidad como amargura es algo que está en mi ser interior, enterrado, y que fue plantado hace mucho tiempo.
Pero yo, a través de estas actitudes, puedo dejarme guiar en un recorrido por el Espíritu Santo y llegar a las causas, llegar a aquello específico que fue plantado y que me provocó la amargura.

Imagine cuántas heridas del pasado se llevan a los matrimonios.
Imagine cuántas heridas del pasado se llevan a la relación con los hijos.
A veces uno se encuentra diciendo cosas que no deberían decirse como:.. "¡Ya vas a ver cuando te pase lo mismo que a mí. …..Ya vas a ver cuando pases por lo que yo pasé!"

Dice en el Evangelio de Lucas 6.45: "De lo que abunda en el corazón habla la boca".
¿Qué dice tu boca?, pues eso abunda en tu corazón.
¿Qué declaras para tu vida y para la vida de tus seres queridos?,…. pues eso está en tu corazón.
¿Quién lo plantó? …..Alguien lo hizo ayer; pero brota hoy.
Si usted está dispuesto a que el Señor llegue hasta allí a quitar esa raíz,… aunque haya que hacer un esfuerzo,….. y aunque ese esfuerzo provoque dolor,….. es muy probable que en su corazón se plante otra abundancia,……. y ya no amargura.

No es malo recordar.
Debemos diferenciar bien ciertos conceptos para que no se malentiendan.
Una cosa es que el Señor diga: "me olvidaré de todas tus faltas",…. pero esto no implica que uno tenga también que olvidarse de todo,…. sufrir una especie de amnesia y ya no recordar más.
Si el Señor nos dio la memoria, como parte de nuestra estructura humana, por algo es.

En Apocalipsis 2:5 leemos: "¡Recuerda de dónde has caído! "
Lo que olvidamos cuando somos sanados por el Señor, son los rencores, los resentimientos o el odio que algo o alguien nos provocó en el pasado.
Pero recordar no es malo, y nos libra de un aspecto muy peligroso, como repetir viejos modelos, que nos fueron transmitidas erróneamente.
El estorbo lo trae un pasado, que aún sin darnos cuenta está activo en el presente.
Esto, con mucha frecuencia, nos hace confundir la situación actual con las del pasado.
Y estamos repitiendo, aunque no sea lo que deseamos, las ideas que hemos ido escuchando sobre la vida, sobre el matrimonio, sobre los hijos.
Además de escuchar y de incorporar esas ideas, las vamos poniendo en práctica.

No reparamos en que esas eran las ideas erróneas que escuchamos en casa o lo que nos decía esa tía amargada.
En relación con estos aspectos, recordar no es malo, en cambio, repetir historias y actuar en base a una falsa verdad, eso sí es peligroso.
Por eso, ciertas cosas tienen que ser arrancadas de raíz.

Me gusta el ejemplo de las muelas porque no hay nada más vívido para entender lo que es un dolor, que el dolor de muela.
A veces quedan las raíces que se infectan y que causan dolor, inflamación, contaminación…
Y si la infección no se trata, se puede seguir contaminando el resto de la boca.
Del mismo modo, una herida que está ahí, oculta, en mi vida, puede contaminar mi trabajo puede contaminar mi familia, puede contaminar mi matrimonio, puede contaminar mi relación con la Iglesia.
Pensemos que para el caso del dolor de muela se nos dice:… "hay que sacar la raíz".

Si usted no quita esa raíz va a seguir sufriendo, porque se puede volver a infectar con cualquier cosita que pase por ahí.
De la misma manera, si no sacamos esta raíz del alma que nos infecta la vida, todo pude ser contaminado.
Nadie puede vivir bien padeciendo un dolor de muelas; por ejemplo, no se pueden hacer las cosas que se hacen habitualmente.
No se vive la vida normal cuando se padece un dolor de ese tipo.
Tampoco se puede vivir bien con dolores en el alma,…. con raíces de amargura que no han sido sanadas….. Es exactamente igual.

Pero no hay que tener miedo de encontrarse con esa raíz infectada, si uno va de la mano del Espíritu Santo.
Él la va a arrancar, y tal vez duela, pero también el Señor mismo estará allí para mitigar el dolor que nos provoque extraer la raíz.
Muchos cuando descubren un episodio denigrante en sus familias,….. algo que quedó como raíz amarga, sienten vergüenza.

A veces es difícil tener que hablar de padres que tuvieron actitudes que nos avergüenzan o de circunstancias que nos hacen sentir agraviados.
Pero yendo de la mano del Espíritu, tenemos la garantía de poder pasar, ver ese dolor y salir restaurados.
Lo peor que se puede hacer es tapar el asunto.

USA LO QUE DIOS TE HA DADO


Dios merece lo mejor de ti. Él nos formó con un propósito y espera que explotes al máximo lo que te ha dado. Él no quiere que envidies ni te preocupes de las habilidades que no posees, sino que te enfoques y uses los talentos que te ha dado.

Cuando intentas servir a Dios de maneras para las que no estás formado, es como meter un cubo a la fuerza dentro de un círculo, es frustrante y produce resultados limitados. También es una pérdida de tu tiempo, de tu talento y de tu energía.

La mejor manera de vivir tu vida es sirviendo a Dios de acuerdo a tu forma, para lo cual debes descubrir tus dones, aprender a aceptarlos y a disfrutarlos de modo que puedas desarrollarlos a su máxima expresión.

Descubre tu forma

La Biblia dice: “No actúes desconsideradamente, sino trata de encontrar y hacer lo que sea que el Señor quiere que hagas” (Efesios 5:17, BAD). No dejes que otro día se te vaya. Comienza a encontrar y clarificar lo que Dios quiere que seas… y hazlo.

Comienza evaluando tus dones y recursos. Tómate un tiempo, mira honestamente en lo que eres bueno y en lo que no lo eres. Haz una lista. Pregúntales a otras personas su opinión sincera. Diles que estás buscando la verdad y no cumplidos.

Los dones espirituales y las habilidades naturales son siempre confirmados por otros. Si piensas que has sido dotado para ser maestro o cantante, y otra persona no está de acuerdo contigo, ¿qué crees? Si quieres saber si tienes el don de liderazgo, ¡pues mira sobre tus hombros! Si nadie te sigue, no eres un líder.

Haz preguntas como estas: ¿Dónde he visto frutos en mi vida que otras personas puedan confirmarlos? ¿En qué he visto que soy exitoso?

La evaluación de tus dones espirituales y los inventarios de tus habilidades pueden tener valor, pero son limitados en su utilidad. En primer lugar, están estandarizadas de manera que no cuentan dentro de tu singularidad. Segundo, no hay definición de los dones espirituales enlistados en la Biblia; de manera que cualquier definición es arbitraria y representa casi siempre un prejuicio denominacional.

“Por cuanto nosotros mismos hemos sido moldeados en todas estas partes, excelentemente formadas (...) sigamos adelante y seamos aquello para lo que fuimos creados” (Romanos 12:5, PAR).

La mejor manera de descubrir tus dones y habilidades es experimentando en las diferentes áreas de servicio. Yo pude haber tomado cientos de exámenes para determinar mis dones y habilidades cuando era joven, y nunca haber descubierto que recibí el don de la enseñanza ¡porque nunca enseñé! Sucedió solo después de que comencé a aceptar oportunidades para hablar que vi más resultados, recibí confirmación de otros, y me di cuenta de que “¡Dios me había dotado para que hiciera eso!”

Muchos libros llegan a descubrir este proceso al revés. Enseñan: “Descubre tu don espiritual para que conozcas qué ministerio se supone que tienes”.

Realmente esto opera de manera opuesta. Comienza sirviendo, experimenta en diferentes ministerios y descubrirás tus dones. Hasta que realmente no te involucres en el servicio, no sabrás para qué eres bueno.

Tienes docenas de habilidades y dones escondidos que no sabes que los tienes, porque nunca los has puesto a prueba. Así que te exhorto a que hagas cosas que nunca antes has hecho. No importa cuán viejo seas, te insto a que no dejes de experimentar.

He conocido muchas personas que han descubierto talentos escondidos a sus setenta y ochenta años. Conocí a una corredora de noventa años que ganó una carrera de diez kilómetros, sin descubrir que disfrutaba correr ¡hasta que llegó a los setenta y ochos años de edad!

No trates de encontrar tus dones antes de enrolarte a servir en algo. Simplemente, empieza a servir ya. Descubre tus dones involucrándote en el ministerio.

Intenta enseñar, dirigir, organizar, tocar un instrumento o trabajar con los jóvenes. Hasta que realmente no te involucres en el servicio, no sabrás para qué eres bueno. Si no funciona, llámalo “experimento”, no fracaso.

Eventualmente descubrirás para qué eres bueno. Considera las oportunidades y la personalidad. Pablo aconsejó: “Haz una exploración cuidadosa de quién eres y el trabajo que estás haciendo para que entonces te sumerjas en él” (Gálatas 6:4b, PAR). Otra vez, esto ayuda a recibir retroalimentación de quienes mejor te conocen.

Pregúntate a ti mismo: ¿Qué es lo que realmente disfruto hacer? ¿Cuándo me siento vivo completamente? ¿qué es lo que hago cuando pierdo la noción del tiempo? ¿Me gusta la rutina o la variedad? ¿Prefiero servir en equipo o por mí mismo? ¿Soy introvertido o extrovertido? ¿Soy más pensador que perceptivo? ¿En qué disfruto más, compitiendo o cooperando?

Examina tus antecedentes y extrae las lecciones que aprendiste. Revisa tu vida y piensa en cómo ha sido formada. Moisés les dijo a los israelitas: “Recuerden hoy lo que han aprendido acerca del Señor a través de sus experiencias con él” (Deuteronomio 11:2, PAR).

Raras veces vemos el buen propósito de Dios en el dolor, el fracaso o la vergüenza mientras lo vivimos. Cuando Jesús le lavó los pies a Pedro, le dijo: “Tú no sabes ahora lo que estoy haciendo, pero después lo entenderás” (Juan 13:7). Solo en retrospectiva entendemos cómo Dios usa los problemas para bien. Extraer las lecciones de tus experiencias toma tiempo.

Te recomiendo que tomes un fin de semana completo para un retiro, y hagas una revisión de tu vida, en la que puedas hacer un alto para que veas cómo Dios ha trabajado en momentos decisivos en tu vida y consideres cómo quiere que uses esas lecciones para ayudar a otros.

BIBLIA Y FINANZAS


«¡Vamos...vamos... no me venga a tirar con la Biblia en la cabeza! ¡Deje a Dios en la iglesia, hermano, que acá estamos hablando de negocios!»

¿Cuántas veces hemos escuchado expresiones como estas? ¿Se las dijeron alguna vez a usted? Para muchos de nosotros no es fácil establecer un puente directo entre la Palabra de Dios y nuestra vida financiera. Para muchos creyentes la única conexión entre la Biblia y su bolsillo se limita a la posibilidad de comparar la proporcionalidad del tamaño del primer elemento, con respecto al segundo!

Sin embargo, la Biblia tiene mucho que decir con respecto a nuestra vida financiera. Parafraseando a R.C. Sproul en su libro «In Search of Dignity»: «la forma en la que manejamos nuestras posesiones está determinada por nuestros valores sociales». Nuestros valores sociales se ven afectados por cómo entendemos el mundo que nos rodea, esa visión del mundo está moldeada por nuestros valores morales y ellos, a su vez, están relacionados con nuestra creencia en la existencia o no de Dios y Sus demandas para nuestra vida. Como vemos, entonces, sin lugar a dudas nuestra teología está íntimamente relacionada con nuestra billetera... ¡y nuestra Biblia es el manual financiero perfecto!

Es cierto que la Biblia no nos aconsejará si debemos invertir en una Cuenta de Ahorros o en el Mercado de Valores. Como cristianos, sin embargo, deberíamos buscar en las Sagradas Escrituras los principios divinos que han de guiar nuestro manejo financiero de cada día y nuestras inversiones a corto, mediano y largo plazo. Al final de cuentas, es la misma Palabra de Dios la que al principio de nuestra relación con Jesucristo nos confronta con lo que para muchos de nosotros es nuestra primera lucha de lealtades: «Ningún siervo puede servir a dos señores... No podéis servir a Dios y a las riquezas» (Lucas 16:13). Como vemos, la forma en la que manejamos nuestro dinero, es una de las maneras en las que demostramos dónde estamos parados espiritualmente.

Un buen ejemplo es el pasaje de Mateo 25:31ss, donde nuestro Señor usa el factor económico para poner en evidencia la realidad de la salvación en la vida de un grupo de hombres y mujeres religiosos. Es importante notar que ambos grupos, tanto ovejas como cabritos, estaban convencidos de que irían al Cielo. Sin embargo, su salvación verdadera (a pesar de que reafirmamos que es sólo por la fé y por la gracia de Dios), se demostró por la forma en la que se comportaron en un área secreta de sus vidas: la económica.

Aquí va un concepto financiero bíblico muy importante: La forma en la que manejamos nuestras posesiones (sean muchas o pocas), es una expresión externa de una condición espiritual interna.

En el pasaje de Mateo, Cristo les pregunta: «cuando tuve hambre, ¿gastaste de tu dinero para hacerme una comida o, por lo menos, comprarme una hamburguesa?; cuando tuve sed, ¿me diste algo de beber?; y cuando me vine a tu tierra como inmigrante, ¿me invitaste a pasar un par de días en tu casa mientras me encontraba un trabajito y un lugar donde alquilar?» El Señor continúa: «cuando me faltó ropa, ¿fuiste tú el que me la compraste? y cuando estuve enfermo o cuando cometí un crimen, ¿te atreviste a confrontar a tu jefe para pedir un día libre, o sacrificaste un día de tus vacaciones para venir a visitarme?»

Cada una de estas preguntas es una pregunta financiera. Todas, demuestran valores sociales, morales y espirituales que deberían ser el fruto de una vida cristiana que va madurando y va entendiendo más y más cómo vivir las Escrituras más allá del domingo.

La Biblia tiene mucho en común con nuestro bolsillo... pero esa relación va mucho más allá de su tamaño.

PALABRAS QUE HIEREN


El diálogo en la mañana de ese viernes era amargo.

De los espectadores:
- ¡Si eres el hijo de Dios bájate de la cruz!

De los líderes religiosos:
- A otros salvó, pero a sí mismo no se puede salvar.

De los soldados:
- Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.

Palabras amargas. Ácido con sarcasmo. Odio. Irreverencia. ¿No era suficiente que Él estaba siendo crucificado? ¿No era suficiente que estaba siendo avergonzado como un criminal? ¿No eran suficientes los clavos? ¿Fue la corona de espinas demasiado suave? ¿Habían sido muy pobres los azotes? Para algunos, aparentemente sí.

Pedro, un escritor no dado normalmente a usar muchos verbos descriptivos, dice que quienes pasaban cerca insultos al Cristo crucificado. 1 Pedro 2:23
Ellos no sólo insultaban, hablaban o blasfemaban. piedras verbales. Tenían toda la intención de herir y lastimar.
“¡Hemos quebrantado el cuerpo, ahora rompamos el espíritu!”. De esa manera sus arcos con las flechas de su autojusticia y torturantes dardos de puro veneno.

De todas las escenas alrededor de la cruz, ésta es la que más me enoja. ¿Qué clase de personas –me pregunto- se burlará de un hombre agonizante? ¿Quién sería tan indolente como para poner sal en las heridas abiertas? ¿Cuán bajo y pervertido es hablar con desprecio a uno que está atado con dolor? ¿Quién se burlaría de una persona que está sentada en la silla eléctrica? ¿O quién señalaría con el dedo y se reiría de un criminal que tiene la cuerda de la horca alrededor del cuello? Puede estar seguro de que Satanás y sus demonios fueron la causa de tal inmundicia.

Y luego el criminal en la cruz número dos lanza su golpe:
- ¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!
Las palabras lanzadas ese día tenían el propósito de herir. Y no hay nada más doloroso que las palabras que tienen el propósito de herir. Esa es la razón por la que Santiago llama a la lengua un fuego. Sus llamas son tan malignas y destructoras que destrozan como las de una gran antorcha.

Pero no les estoy diciendo nada nuevo. Sin lugar a dudas usted ha tenido que soportar palabras que hieren. Usted ha sentido la tortura de un escarnecimiento bien apuntado. Tal vez usted está sintiéndolo. Alguien que usted ama o respeta lo azota en el piso con un látigo o con el fuego de la lengua. Y allí yace usted; herido y sangrando. Tal vez las palabras fueron dirigidas para herirlo, tal vez no; pero eso no importa. La herida es profunda. Los daños son internos. Corazón quebrantado, orgullo herido, sentimientos lastimados.
O tal vez su herida es vieja. Aunque la flecha fuera extraída hace mucho tiempo, la punta aún permanece... escondida debajo de su piel. El viejo dolor aflora impredecible y decisivamente recordándole las lacerantes palabras aún no perdonadas.

Si usted ha sufrido –o está sufriendo- debido a las palabras de alguien, estará contento de saber que hay un bálsamo para esta laceración. Medite en las palabras de 1 Pedro 2:23: “Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”
¿Ve usted qué no hizo Jesús?. Él no se desquitó. Él no devolvió la ofensa. Él no dijo: <¡Ya verás!> <¡Ven acá y di eso mismo en mi cara!>, <¡Sólo espérate hasta después de la resurrección, bobo!> No, estas declaraciones no se encontraron en los labios de Cristo.

¿Vio lo que Jesús sí hizo? Él encomendó su causa al que juzga justamente. O dicho más simplemente, dejó el juicio a Dios. Él no se hizo cargo de la tarea de buscar revancha, Él no demandó explicaciones. Él no pagó a ningún emisario ni envió a nadie con ninguna propuesta. Él, al contrario de la reacción normal, asombrosamente, habló en defensa de ellos: Lucas 23:24
Si, el diálogo en esa mañana del viernes fue amargo.

Las piedras verbales fueron destinadas a atormentar y torturar. Cómo Jesús –con un cuerpo quebrantado por el dolor, los ojos cegados por su propia sangre, y los pulmones inflándose ansiosamente en busca de aire- pudo hablar a favor de malvados sin corazón, es algo que va más allá de mi comprensión. Nunca he visto tal amor.

Si alguna vez una persona mereció una buena oportunidad para la revancha, Jesús fue esa persona. Pero Él no la tomó. En vez de eso murió por sus adversarios. ¿Cómo pudo hacerlo? Yo no sé. Pero si sé que todas mis heridas parecen insignificantes. Mis rencores y duros sentimientos se vuelven repentinamente infantiles. Algunas veces me sorprendo al ver el amor de Cristo, no tanto por la gente que toleró como por el dolor que soportó.

¡Maravillosa Gracia!

MIRA AL CIELO Y NO AL POLVO


Hoy te quiero hablar de las cosas que no funcionan bien en tu vida, pero primero lee lo que dice Lucas capitulo 13 versos 10 al 17.

10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; 11 y había allí una mujer que desde hacia dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer eres libre de tu enfermedad. 13 Y puso las manos sobre ella: y ella se enderezo luego, y glorificaba a Dios.
14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. 15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno en el pesebre y lo lleva a beber? 16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura el día de reposo? 17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.

¿Qué estaba haciendo Jesús? Estaba enseñando. Siempre había ocasión para enseñar. En cada ocasión, alegre o triste, ÉL tiene un propósito, algo te va a mostrar, algo te va a enseñar. Pero su enseñanza no es de enciclopedia, es para la vida.

¿En qué momento enseñaba? En el día de reposo. Esto nos muestra que no hay límite para que Dios haga su obra. En el Nuevo Testamento Jesús deja atrás ese legalismo de los fariseos.

Al haber sido comprados por la Sangre de Cristo todo nuestro tiempo y ser pertenecen a Dios. Tenemos reposo constante en Dios.

¿Quién va a poner límites en el obrar del Señor? ¿Quién? ¿Nuestro legalismo nuestra rigidez?

Entonces, tenemos que elegir entre hipocresía que es lo mismo que legalismo o el poderoso mover del Espíritu Santo.

Volvamos al vs. 11 que dice: y había allí una mujer. ¿Dónde estaba? En el lugar que debía estar. La Iglesia (en aquella época la sinagoga) es el lugar donde el Poder de Dios se manifiesta.

¿Sabías que Noemí cometió un error? Su error fue irse de Belén de Judá a Moab. Irse del lugar donde iba a ser bendecida. Irse del lugar donde Dios la iba a bendecir.

De ahí la necesidad de congregarse de la que habla la Palabra en Hebreos 10:25.

No hay que ir a la reunión sólo por necesidad. No hay que dejar de ir…Muchas personas dicen: "Yo estoy bien". Dale gracias si estás bien, pero delante de la congregación para que otros crean. Otros dicen no fui porque estaba "mal"… así difícilmente te pondras bien.

¿Quién te dijo que Dios terminó contigo? En Filipenses 1:6 dice: "el que comenzó
tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús".

Esta mujer estaba ahí, delante de la presencia de Jesús. Cumpliendo con congregarse, sin importarle que la vieran como estaba: desformada, contrahecha. Jesús la veía doblada, encorvada.

Tenía espíritu de enfermedad. Jesús ve en algunas enfermedades físicas el resultado directo de la opresión de Satanás. El discípulo verdadero será como el Maestro, mirará a las angustias de la vida y oirá los gemidos de la creación.

Piense en la figura que usa el Señor…18 años, casi una vida en ese estado y dice al final del versículo 11 "y de ningún modo podía enderezarse”

Imagínate la figura de una persona encorvada, imagínala doblada, a uno lo induce a querer enderezarla, a hacer esfuerzos para que se estire, para que levante su cabeza, para que esté a la altura de los demás.

Empiezan a surgir cosas de la mente. Si hiciera tal cosa. Si viera a tal persona. Quisiéramos darle otra forma de la que vemos. Pero por más esfuerzo propio que hagamos, nos sentimos impotentes. La situación excede nuestras posibilidades.

Al buscar en el diccionario los sinónimos de encorvado encontré los siguientes:
Doblado........ Cuantas veces el dolor te ha doblado
Torcido......... No escuchaste la expresión “estoy torcido” todo sale mal
Vencido........ Cuando el problema nos supera bajamos los brazos, nos venció.
Agobiado...... la carga es demasiado pesada.
Cansado....... vas gastando tus fuerzas en el problema.
Abrumado..... El conflicto ya te confunde
Mortificado.... pensaste que tú eres la causa del problema
Apesadumbrado...... falto de ánimo, de interés

¿Cuál es tu joroba? Lo que te dobla. ¿Lo que no te deja levantar tu cabeza?
¿El malestar físico? ¿El ánimo que está agobiado?

¿Qué está torcido en tu vida? Tu matrimonio. Tu relación con los hijos. Tu situación económica, el tema legal que no se resuelve, tu vida espiritual, tu vida como cristiana/o. Tu autoestima quizás.

¿Qué no termina de enderezarse? ¿Está torcida la vida de los que te rodean? ¿De tus hijos? ¿De tus familiares? ¿De tus amigos?

¿Estás, como esa mujer, en el lugar indicado? Sabías que esta es la última vez que la Biblia nombra que Jesús estuvo en una sinagoga. Cuidado no dejes pasar el tiempo. La Palabra nos dice: "buscadle mientras pueda ser hallado"

¿Estás como esa mujer delante de la persona indicada, del Espíritu Santo, el Jesús vivo quien se da cuenta de lo que te está pasando.

Tal vez ya te pasó y comprendes quién enderezó tu vida, quien te cambió ese carácter que te traía problemas.

Nadie está exento de que le venga un traspié, una pesadumbre, o la sensación de que un espíritu de enfermedad lo está doblegando.

¿Cómo olvidar en ese momento a quien se fijo en ti, a quien puso su mirada en ti, y cada vez que estás apesadumbrado, cargado, te va a decir: "eres libre" de tu enfermedad y te va a tocar para que sientas su misericordia.

Pero deja que te toque…deja que Él desate tus ligaduras.

Puedes decir: ahora soy libre. Soy libre de mi enfermedad. Soy libre de los celos. Soy libre de ese resentimiento. Soy libre de no poder perdonar (el perdonar duele, pero es necesario tocar el dolor para poder perdonar). Soy libre de mi soberbia. Soy libre de mi egoísmo. Soy libre

Hijo de Abraham, Hija de Abraham eres libre en Cristo. Desata en Su nombre toda ligadura, Desata en el nombre Poderoso de Jesús toda atadura que te haga ver el polvo y no el cielo.

No hay "ídolos", ni hay imágenes, ni muertos que hablen. Habla Dios a través de su Palabra que es Vida

El Salmo 27:6 dice: "Levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean".

En Isaías 45: 2-3 podes leer: “Marcharé al frente de ti y allanaré las montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los cerrojos de hierro. Te daré los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el Señor, que te llama por tu nombre.

Jesús aseguró salud y consuelo a los que tocó. A los leprosos, a los que les tocó los ojos, a los que tenían fiebre, metió dedos en las orejas, desató ligaduras de lengua.

Todos ellos creyeron, tuvieron FE , certeza de lo que esperaban, convicción de lo que no veían. Comienza a llamar las cosas que no son como si fueran.

Dice el versículo 13: "al instante fue sanada y comenzó a alabar a Dios"

Es tiempo de que dejes de mirar el polvo, levantes tu mirada al Trono de la Gracia y alabes al Señor

PROPOSITO DE AÑO, EJERCICIO ESPIRITUAL


A finales del siglo pasado alguien acuño la frase “aldea global” haciendo referencia a como los medios de comunicación han “achicado” nuestro mundo a punto de convertirlo en una aldea por la rapidez con la que se mueve la información.

Los medios de comunicación y transporte han hecho nuestras vidas mucho más eficientes.
La información de lo que sucede en cualquier parte del mundo nos llega en cuestión de segundos, también podemos estar en contacto con personas a miles de kilómetros de distancia a través de la Internet y aún ver sus rostros en nuestros monitores de computadora.

Recientemente volaba de Chihuahua a la Cd. De México y el piloto nos informo que íbamos volando al 80% de la velocidad del sonido. Ahora podemos cruzar el atlántico en cuestión de horas.

En la actualidad logramos las cosas mucho más rápido que en el pasado. Esto debería de hacernos personas mas tranquilas, con menos estrés pero la realidad es otra. Nuestro mundo sufre una epidemia de estrés e impaciencia.
Semana tras semana me encuentro en aeropuertos, restaurantes, hoteles en diferentes partes del mundo y la gente parece tener prisa para todo. La tecnología en vez de hacer nuestras vidas más tranquilas parece estarlas acelerando. Ahora queremos lograr todo al instante. Somos la generación que quiere arreglar todas las cosas con solo decir “Presto”. No tenemos tiempo para esperar.

Esta es la generación que invento el concepto de “calidad vs. Cantidad” en relación al tiempo. Dicen: “no es tan importante la cantidad de tiempo que pasas con tu hijos o tu esposa, es la calidad”. Hasta ahora no he conocido a un niño que le guste esta forma de pensar.
Cuando prendes la televisión te encuentras con comerciales anunciando aparatos para hacer ejercicios que te ayudaran a reducir tu abdomen con solo seis minutos al día. También escucharas anuncios de dietas que te garantizan perder peso en cuestión de días.

Esta mentalidad de querer lograr las cosas casi instantáneamente está afectando la vida de los creyentes. Queremos alcanzar pureza y santidad ahora, queremos autoridad espiritual ahora, queremos sabiduría ahora, queremos carácter cristiano ahora. No queremos esperar, buscamos formulas rápidas para el crecimiento espiritual.

Entra a cualquier librería cristiana y encontraras libros con títulos como: “Tres pasos para tener autoridad espiritual”, “Sea santo con cinco minutos al día”, “Treinta días para alcanzar intimidad con Dios”. Por favor no vaya a su librería cristiana a buscar estos títulos porque los estoy inventando, pero si estoy seguro que encontrara títulos muy similares, inclusive encontrara “La Biblia al minuto”.

La realidad es que no hay atajos para la madurez, no hay atajos para desarrollar carácter cristiano, no hay formulas rápidas.
Timoteo era un creyente con los mismos deseos que tenemos todos los hijos de Dios. El quería madurar, quería tener carácter de líder cristiano, quería ser piadoso y el apóstol Pablo le da la clave para alcanzar las cosas que Timoteo quería, y es la clave para cada uno de nosotros como creyentes.

En I Timoteo 4:7 el apóstol Pablo le dice: “...ejercítate para la piedad”.
Timoteo entendía perfectamente el cuadro que el apóstol Pablo estaba tratando de pintar, Timoteo era pastor en una ciudad de Grecia llamada Efeso. Es de Grecia de donde provienen las olimpiadas, el gimnasio, el maratón. En los tiempos de Timoteo había casi una obsesión con el ejercicio físico, así que Timoteo capto el mensaje de Pablo: si deseas ser piadoso, tener el carácter de Cristo, ser como Dios; debes ejercitarte en las cosas espirituales como se ejercita un atleta en el gimnasio para desarrollar sus músculos, o como lo hace un corredor en el estadio para mejorar su forma, velocidad y resistencia.

Es por la misma razón que el nuevo testamento compara a los creyentes con corredores en el estadio, luchadores greco-romanos y soldados, cada una de estas disciplinas requiere esfuerzo, dolor, sacrificio, abstinencias y rutinas.

El libro de proverbios dice: “la vida del justo es como la luz de la aurora que va de aumento en aumento hasta que el día es perfecto”.
La madurez no se alcanzara de la noche a la mañana pero si se alcanzara empezando cada mañana.

Cada creyente debe desarrollar hábitos de oración, lectura bíblica, ayuno, meditación, etc.
Esto solo se logra con repeticiones, debemos entender que solo lograremos las metas que tenemos cuando diariamente practicamos las disciplinas espirituales.
No suena glamoroso ¿verdad? Repeticiones diarias, tampoco lo son las escalas musicales que ayudan a un músico a ser cada día mejor.

¿Estas practicando tus escalas espirituales?

VIRUS Y ANTIVIRUS



Hay muchas cosas que vemos y oímos a diario. Muchas veces ni siquiera sabemos qué son, pero igualmente le abrimos la puerta de nuestro disco duro (corazón).
Fue entonces que pensé en la música latinoamericana.
Cuando nos ponemos a analizar nuestra música latina, nos damos cuenta que estamos en graves problemas. Hablamos de adulterio, de fornicación, de borracheras.

Las letras de las canciones dicen cosas como: “Le tiré tres balazos porque me robó a la Juanita.”. O: “Te fuites, me dejates y no volvites.”

El otro día escuché una canción increíble, la letra decía así: “Es un merengue sin letra. Es un merengue sin letra.” Ni siquiera pudieron hacer una canción que no dice nada. No me pude aguantar la risa al escuchar esa canción. Después de escuchar tanta música que predica valores tan torcidos y huecos, no debería ser un secreto el porqué muchas veces nos encontramos batallando en campos de nuestra vida.

Tenemos que tener cuidado de lo que entra por la puerta de nuestros oídos. Si eres una de esas personas que siempre mira programas televisivos sensacionalistas, amarillistas, rojos y de diferentes colores, cuando te preguntes por qué estás como estás, la respuesta se encuentra en las cosas que permites que entren en tu corazón (disco duro).

En México había una revista que se llamaba “Alarma”. Era impresionante ver cuánta sangre había en ese medio de prensa. Cuanta más sangre había, mejor era el periodismo de la revista, según ellos. Si estás leyendo ese tipo de revistas, y después te preguntas por qué luchas con el temor y la angustia, necesitas entender que el enemigo está metiendo cosas dentro de tu corazón a través de lo que estás viendo y oyendo.

Jesucristo enseñó que vino a darnos vida y vida en abundancia. El enemigo no desea que conozcamos esa clase de vida. Èl desea siempre tenernos bajo su yugo de engaño, tristeza y pecado. Satanás ha diseñado, con astucia, una serie de situaciones, acontecimientos y hechos para impedir que la vida abundante de Jesús se manifieste en nuestra vida. Usa personas, palabras, acontecimientos, noticias y cualquier otra cosa que se le ocurra, con el fin de mantenernos bajo su yugo de esclavitud.

Virus de inferioridad

Toda mi vida he luchado con ciertos complejos de inferioridad. El enemigo ha usado esto en mi contra, acusándome una y otra vez. En momentos, me ha hecho sentir que no sirvo ni siquiera para seguir viviendo.

Hubo un tiempo en mi vida donde sus mentiras y acusaciones me llevaron a vivir bajo un terrible yugo de depresión y soledad. Por fuera, todo el mundo veía a un Marcos sonriente, pero por dentro estaba sintiendo muchas emociones muy encontradas. Me sentía totalmente solo, a pesar de estar rodeado de muchísima gente.

A las actividades llegaban cada vez más personas, los conciertos eran cada vez más concurridos y por todos lados la gente me decía palabras de admiración y afecto.

Me preguntaba por qué me sentía tan mal por dentro si pareciera que mi vida era un sueño. A decir verdad, en muchísimas ocasiones sentí que el enemigo había convertido mi vida en una gran pesadilla. Ahora puedo entender que Satanás utilizó un hecho de mi niñez y adolescencia para introducir un “virus” que me afectó poderosamente.

Nunca me acostumbré a las burlas ni a los apodos que me pusieron. Me dolía profundamente y el enemigo empezó a usar esto para introducir un virus que cambió mi percepción acerca de mi mismo.

Empecé a pensar que no era especial. Comencé a creer las mentiras que me susurraba el enemigo diciéndome que no podía hacer nada bien. Me decía que lo único que sabía hacer bien era ser fracasada. Por años creí esta mentira. Esa mentira (un virus) cambió el programa original que Dios había escrito en mi disco duro. Tomó tanta fuerza en mi mente esa manera equivocada de pensar, que la realidad de la victoria se hacía cada vez más distante.

Años después, un virus que pensé haber erradicado de mi vida comenzó a mostrarse de nuevo, llevándome a pensamientos de tristeza, soledad y angustia. En esos años, el dolor se manifestaba de maneras distintas a cuando era niño, pero entendí que el origen del problema era el mismo. Tenía que hacer algo al respecto. Tenía que “reprogramar” el disco duro para que regresara a su estado original, como Dios lo había hecho.

En ocasiones el proceso de restaurar el disco duro no es algo sencillo ni fácil, sobre todo cuando hemos permitido que una gran cantidad de basura entrara en nuestro corazón y nuestra mente (“disco duro”). Habrá momentos en los que tendremos que tomar decisiones muy fuertes con respecto a restaurar el disco duro a su estado original.

Tendremos que enfrentar, confesar y abandonar pecados en nuestra vida. Tendremos que llenarnos de la Palabra. Tendremos que cambiar de manera de hablar, vivir y pensar. Satanás es muy astuto en enviar sus “paquetes” de virus. Lo que usa con más frecuencia para borrar los archivos de triunfo y victoria en nuestra mente es el rechazo.

Sabe que si logra hacernos pensar que no servimos para nada, no serviremos para nada. Sabe que como el hombre PIENSA en su corazón, así es él (Proverbios 23:7). Si puede lograr cambiar nuestra percepción acerca de quiénes somos, logrará afectar nuestro disco duro.

Entonces, él y su equipo de trabajadores se encargarán de mandar personas que nos menosprecien y rechacen, hablando mentiras acerca de nosotros, causando dolor en nuestro corazón y daño a nuestro pensamiento. En efecto, al permitir entrar ese dolor y al “abrir” ese archivo infectado, le damos una entrada a nuestro pensamiento para que cambie y mueva los archivos originales que Dios escribió en nuestro corazón.

El virus del temor

Otro paquete popular que le da muy buenos resultados es el temor. Él es el maestro del terror. Le fascina tener a las personas temerosas y espantadas. Le gusta cuando la gente tiene miedo de la noche, de las cucarachas, de los perros, del mañana o de cualquier otra cosa que los mantenga bajo su reinado de terror. La Biblia dice que Dios no nos ha dado un espíritu de temor (2 Timoteo 1:7), entonces el único que pudo habernos enviado ese espíritu es nuestro enemigo satanás.

El programa original contenía estas palabras: “amor, poder y dominio propio” (2 Timoteo 1:7). Sin embargo, hace mucho tiempo, quizá a través de un acontecimiento, un evento, algunas palabras o una vivencia desagradable, satanás se encargó de enviar un virus que cambió el programa original y ahora te encuentras viviendo en el temor, teniendo muchísimos deseos de salir de esa mentalidad. ¡Qué bueno! Porque vamos a salir.

El virus de condenación y culpabilidad

Otro virus muy popular que usa satanás para cambiar el programa original es la condenación y la culpabilidad. Esta es una de sus armas principales para mantenernos en derrota. La forma más común de entrar este virus es a través del pecado. ¡Oh, cómo el enemigo usa el pecado para atrapar y encarcelar a sus victimas!

El pecado lo mercadea como algo muy y aceptable. Lo pinta como un manjar delicioso. En aquella primera ocasión en la que entró el pecado al mundo, le dijo a Eva: “Mira lo que te estás perdiendo. Dios no quiere lo mejor para ti. Este pecado resolverá tus problemas y te hará tan brillante, inteligente y grande como es Dios mismo.”

La mordida que le dio Eva a esa fruta prohibida fue la acción requerida para cambiar el programa original. Una vez consumado el pecado, satanás se queda con la risa en la boca y el pecador se queda con el engaño, la vergüenza y la consecuencia de su error. ¿Cuántos hemos caído en el engaño del pecado y ahora nos preguntamos por qué nuestra mente y corazón no funcionan como es debido? Somos millones. Miles de millones que necesitamos regresar al programa original.

Necesitamos arrepentirnos del pecado y pedir que el Señor vuelva a recordarnos los principios y las verdades que nos llevarán a la victoria y al triunfo. En otras palabras, que nos devuelva el programa inicial. No pierdas de vista que su deseo original fue y sigue siendo nuestro triunfo.

Dios nos programó para triunfar.

Si nos pusiéramos a escribir todos los virus que tiene es diablo, no terminaríamos nunca. Existen, literalmente, millones de maneras que usa para cambiar los programas originales en nuestro corazón. Nunca se cansa de estar buscando nuevas formas de atacarnos y limitar nuestra eficiencia y triunfo.

Podríamos hablar de sus virus de mentira, desilusión, traición, engaño, abandono, ofensa, tristeza, soledad, enojo, codicia, enfermedad, calumnia, amargura, duda, lástima propia, odio, preocupación y muchos más que podríamos escribir. Satanás es el autor de la destrucción. La Biblia dice que él solo vino a matar, robar y destruir (Juan 10:10). No tiene ninguna otra agenda más que destruir tu disco duro, robarte las bendiciones que Dios preparó para ti antes de la fundación del mundo y de matarte.

Su deseo es que vivas como muerto. Que no tengas deseos, sueños, visiones ni ilusiones. Desea que andes como sonámbulo, de aquí para allá sin dirección ni rumbo. Dios, desde nuestra concepción, puso dentro de cada uno un sentido de propósito, de conquista, de triunfo. Por lo tanto, no deberíamos aceptar una vida de derrota y angustia cuando nos han PROGRAMADO PARA EL TRIUNFO. Nos hace falta conocer más a fondo el restaurador de discos duros. Dios ha escrito un antivirus poderoso que nos ayudará a mantener el programa original. ¿Cómo podemos restaurar todos esos archivos dañados?

El antivirus perfecto

Un virus es simplemente un programa diseñado para destruir otro programa. Por eso escriben otros programas para RESTAURAR el programa a su condición original.

Tomando este ejemplo de analogía, nuestra mente se escribió con un idioma y con archivos originales que garantizan una vida de triunfo y victoria. El programador original puso todo dentro de nosotros para lograr todas las cosas que Él planeó para nuestra vida. Sin embargo, pronto llegó el enemigo y comenzó a meter una gran cantidad de mentiras (virus) que borraron, removieron y destruyeron la funcionalidad del programa original. Por eso vivimos frustrados y esclavos a las mentiras de satanás. Hasta que descubrimos el Antivirus.

Una vez que conocemos el poderoso Antivirus que escribió Dios, somos capaces de comenzar a ordenar de nuevo nuestros pensamientos y a regresar al estado original de victoria que Dios desea para nosotros. Podríamos verlo de esta manera: Después que Dios escribió el programa original, nos dejó el manual de funcionamiento para sacar el mayor provecho posible a la computadora.

En el manual nos dejó las instrucciones para rescatar archivos dañados y restaurar programas destruidos por el enemigo puesto que el Señor sabía que tendríamos un enemigo que desearía nuestra destrucción y muerte. En el manual nos dejó instrucciones claras de cómo podemos vencer y restaurar el orden en nuestro pensamiento y corazón.