DICCIONARIO DE HEBREO BIBLICO


LA FE SE ACTIVA EN MI BOCA


Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. —Salmo 91:2
¿Acaso notó que debe decirle fuertemente y en voz alta que Dios es su esperanza y castillo? Él quiere que usted le diga que confía en Él. No es suficiente con el hecho de pensar en Dios. Cuando usted declara la Palabra de Dios en voz alta y la cree, suceden cosas en el campo espiritual.
Es muy fácil comprender por qué Dios quiere que lo digamos en voz alta. ¿Cómo se sentiría alguien si viviera en la casa con su padre y su madre y los viera todos los días, pero nunca le dijeran nada? No se sentiría bien, ¿verdad? Cuando usted le dice a Dios que cree que él le protegerá, Dios lo oye, sus ángeles lo oyen y también el diablo lo oye. Luego Dios dice: “Diablo, tú no puedes lastimarle. Esa persona confía en mi Palabra y está protegida”, y los ángeles de Dios se ponen a trabajar para protegerle.
Muchas veces hacemos todo lo que está a nuestro alcance para protegernos y, en cierto modo, eso no está mal. Es bueno comer sano y obedecer las leyes de tránsito, o incluso ir al médico cuando uno debe ir. A Dios le agrada cuando hacemos cosas sabias, pero esas cosas no siempre nos protegen. Dios es el único que puede protegernos de cualquier problema.
¿Sabe por qué Dios nos llama sus ovejas? Porque la oveja es el único animal que no tiene protección por sí sola. No es como un perro que puede ladrarle a sus enemigos o como un zorrillo que puede rociar un feo olor para que no lo molesten. Algunos animales tienen dientes filosos para protegerse, pero la oveja no tiene nada para protegerse, excepto por su pastor. Nosotros somos las ovejas de Dios y Jesús es nuestro buen pastor. Él quiere que sepamos que él nos protege. Así como los pastores en las laderas cuidan a sus ovejas, Jesús quiere protegernos a nosotros.
Cuando siento temor de que algo malo va a ocurrir, digo en voz alta: “Jesús, eres mi buen pastor y yo soy tu oveja. Sé que tú me protegerás porque me lo prometiste en el Salmo 91, así que no tendré temor. En el nombre de Jesús, le digo a ese temor que desaparezca ahora mismo”.
Se viene a mi mente una ocasión en la que Dios trajo vida en medio de la muerte. Toda la familia estaba reunida cuando nuestra nuera, Sloan, obtuvo la buena noticia de que estaba en estado y tendría el primer nieto por ambos lados de la familia. Como antes tubo un embarazo ectópico, el doctor ordenó que le hicieran una ecografía como medida preventiva.
El resultado alarmante de la ecografía fue: “No se encuentra ningún feto, hay mucha agua en el útero e indicios de endometriosis”. Con menos de dos horas de aviso, la cirugía de emergencia comenzó para que el doctor hiciera una laparoscopía, drenando el útero y raspando toda la endometriosis. Después de la cirugía, las palabras del doctor fueron: “Durante la laparoscopía miramos por todos lados, y no había ninguna señal de que hubiese un bebé, pero quiero verte de nuevo en mi oficina en una semana para asegurarnos de que este líquido no aparezca de nuevo”. Cuando Sloan argumentó que su prueba de embarazo había salido positiva, él le dijo que había noventa y nueve por ciento de probabilidad de que el bebé fuera abortado naturalmente y que se hubiese absorbido en la membrana uterina.
Aún así, después de que el doctor se fuera de la habitación, Sloan era la única que no estaba incómoda con el informe. Lo que ella dijo a continuación nos sorprendió a todos. Dijo que el doctor le había dejado un uno por ciento de probabilidad, y que ella la tomaría. Desde ese momento en adelante, ningún comentario de sus amigos con buenas intenciones que no querían que ella se desilusionara podía cambiar su parecer. Nunca nos mencionó nada acerca de confesar en voz alta el Salmo 91 u otro pasaje de la Biblia que decía: “No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de JAH ” (Salmo 118:17).
Una extraña mirada apareció en el rostro de la técnica que administraba una ecografía la siguiente semana. Llamó a un doctor de inmediato. Su reacción era algo desconcertante para Sloan, hasta que Sloan oyó: “Doctor, creo que tiene que venir rápidamente, ¡acabo de encontrar un feto de seis semanas!”. No era nada más y nada menos que un milagro, que procedimientos tan invasivos no hubiesen dañado ni destruido esa delicada vida en su etapa inicial de desarrollo. Cuando veo a mi nieto, es imposible imaginarse la vida sin él.
Le agradezco a Dios que mi nuera cree en su pacto y que no tiene temor de confesarlo en voz alta en medio de un informe negativo. Dios quiere que usted crea en su Palabra más que lo que cree en cualquier persona que le dice algo distinto; dejando de lado lo inteligente o importante que esa persona pueda ser. Dios es fiel a su Palabra si confiamos en Él. Note que el versículo 2, en el comienzo del Salmo 91, dice: “Diré yo . . . ”. Marque con un círculo la palabra diré en su Biblia, porque debemos aprender a verbalizar nuestra confianza. En ningún lado de la Biblia dice que debemos pensar la Palabra. Hay algo que sucede cuando la decimos, algo que desata el poder en el campo espiritual. Se nos dice que debemos meditar en la Palabra, pero cuando buscamos la definición de meditar, significa “murmurar”. Le respondemos a Dios lo que nos dice en el primer versículo. ¡Hay poder en declararle su Palabra a Él!
Joel 3:10 le dice al débil que diga: “Fuerte soy”. Vez tras vez encontramos a hombres de Dios como David, Josué, Sadrac, Mesac y Abed-nego haciendo sus declaraciones de fe, en voz alta, en medio de situaciones peligrosas. Note lo que ocurre en nuestro interior cuando usted dice: “Señor, tú eres la esperanza mía, y mi castillo; Mi Dios, en quien confiaré”. Cuanto más lo decimos en voz alta, más seguros nos sentimos de contar con su protección.
Muchas veces, como cristianos, estamos de acuerdo en nuestra mente de que el Señor es nuestro refugio, pero eso no es suficiente. Se desata el poder cuando uno lo declara en voz alta. Cuando lo declaramos y lo creemos, nos ubicamos en su refugio. Cuando declaramos su señorío y su protección, abrimos la puerta del lugar santísimo.
¿Alguna vez intentó protegerse de todas las cosas malas que pueden suceder? Dios sabe que nos es imposible. El Salmo 60:11 nos dice: “ . . . vana es la ayuda de los hombres”. Dios tiene que ser nuestro refugio para que las promesas del Salmo 91 funcionen.
Algunos citan el Salmo 91 como si fuese una especie de “varita mágica”, pero no hay nada mágico acerca de este salmo. Es poderoso y simplemente funciona porque es la Palabra de Dios, viva y activa. Y lo confesamos en voz alta porque la Biblia nos dice que así lo hagamos.
¿Se recuerda cuántas veces dice la Biblia que no tengamos temor? ¡Trecientas sesenta y seis veces! Dios seguramente quería que oyéramos lo que tenía que decirnos cuando dijo: “¡No tengan temor!”. ¿Sabía usted que Dios le dio el nombre de Jesús y las Sagradas Escrituras para usarlas como armas contra el enemigo y los malos espíritus que obran en las malas personas? Pero esas armas no nos sirven de nada si no sabemos cómo usarlas. Casi todos saben cómo usar un arma. Si ahora mismo le diera un cuchillo o un revólver, usted no trataría de usar sus pies para hacerlos funcionar. ¡Claro que no! Usted sabe que debe tomarlos con la mano y utilizar sus dedos para que funcionen. Pero la mayoría de las personas desconocen qué parte del cuerpo se debe usar para hacer que las armas espirituales funcionen. Usted opera las armas espirituales con su boca y con su lengua. Cada palabra que dice es un arma espiritual,  ya sea para bien o para mal.
¿Sabía usted que sus palabras son poderosas? Cada palabra que declara con fe podrán cambiar las cosas para bien o para mal. Por eso es tan importante declarar lo que dice la Palabra de Dios. Si usted dice cosas negativas en contra de la Palabra de Dios, entonces traerá cosas malas a su vida. Por ejemplo, cuando dice: “Siempre me enfermo”, u “Odio a mi hermano [o hermana]”, o “No quiero leer la Palabra de Dios”, o “Dios me defraudó”, usted está usando las armas de Satanás. Lo que sale de su boca dispara un arma de Dios o una de Satanás.
La muerte y la vida están en poder de la lengua. —Proverbios 18:21
Cuando enfrento un desafío, he aprendido a decir: “En esta situación en particular ___________________ [nombre la situación en voz alta] yo elijo confiar en ti, Señor”. La diferencia cuando proclamo en quién confío en voz alta es una cosa maravillosa.
Note lo que sale de su boca en tiempos de problemas. Lo peor que puede ocurrir es que salga algo que traiga muerte. Insultar no permite que Dios pueda obrar. Este salmo nos dice que hagamos exactamente lo opuesto; ¡hablar vida! Nuestra parte en este pacto de protección se expresa en los versículos 1 y 2 del Salmo 91. Note muy bien estas palabras:
“El que habita . . . ” y “Diré yo . . . ”. Estas palabras, las cuales son nuestra responsabilidad bajo los términos de este pacto, desatan el poder de Dios para que cumpla sus promesas de los versículos 3 al 16.

Tomado del libro Salmo 91 para las madres por Peggy Joyce Ruth. 

ACEPTA TU INDIVIDUALIDAD


Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones. Romanos 14:5 (NVI)
Me gusta cada uno de los ingredientes del jugo de verduras: tomates, zanahorias, apio, remolacha, perejil, lechuga, berros y espinacas. Sin embargo, casi no puedo soportar beber ni siquiera el mínimo sorbo de esta mezcla saludable. Por otro lado, si me ofrecen estos mismos ingredientes en forma de ensalada, es probable que pida un segundo plato. ¿Dónde está la diferencia? ¡En la individualidad! En el jugo de verduras, todas han sido mezcladas y han perdido su distinción. Mientras que en la ensalada, están en el mismo plato pero han mantenido su sabor individual. Lo mismo ocurre con las personas emocionalmente seguras. Se sienten cómodas manteniendo su singularidad al tiempo que trabajan en armonía con los que son diferentes.
Algunas personas sienten un verdadero temor de aceptar su individualidad. Preferirían vivir de acuerdo con el “instinto de rebaño”. Todas sus acciones están determinadas por la conducta del grupo. El temor a ser juzgado o rechazado por ser diferente es demasiado grande. No le ocurre eso a las personas emocionalmente seguras. Ellas no sienten la presión de imitar el estilo de otra persona u otro aspecto de su ser.
Las mujeres son famosas por resistirse a la indivi­dualidad. Cuando he participado en actividades en el exterior con otras mujeres, invariablemente recibo una llamada preguntándome qué pienso vestir, a pesar del hecho de que la invitación oficial al evento o de la naturaleza de la salida en sí diera claras indicaciones de qué era lo apropiado. “¿Te pondrás un vestido o pantalones?”. Sé que las mujeres en general han sido socializadas para formar parte de un grupo, pero encuentro pocas cosas más agradables que una mujer que se siente relajada y cómoda con sus propias elecciones.
El apóstol Pablo fue un modelo de individualidad. Nunca intentó emular a los otros discípulos que habían gozado de una estrecha relación con Jesús. De hecho, cuando Dios cautivó su corazón y lo llamó a predicar a los gentiles, él no solicitó ninguna sugerencia ni truco de los discípulos más experimentados que tenían prác­tica en ello y habían andado con Jesús a diario. Piensa en su testimonio:
Cuando él tuvo a bien revelarme a su Hijo para que yo lo predicara entre los gentiles, no consulté con nadie. Tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui de inmediato a Arabia, de donde luego regresé a Damasco. Después de tres años, subí a Jerusalén para visitar a Pedro, y me quedé con él quince días (Gálatas 1:15-18, NVI).
Si bien Pablo no podía alardear de haber tenido una relación terrenal con Jesús, no sentía que no tuviera algo que aportar, incluso a la luz del hecho de que había per­seguido y matado a muchos cristianos. No iba a permitir que su pasado negativo le hiciera sentir incompetente o indigno de su tarea divina. Incluso se sintió lo suficien­temente confiado como para regañar a Pedro por su hipocresía al comer y comulgar con los gentiles y luego ignorarlos cuando llegaban los judíos (ver Gálatas 2). ¿Puedes imaginarte a este recién llegado regañando al gran pilar de la iglesia que tenía tanto poder que hasta su sombra había sanado a personas? Vaya, tendrías que ser el rey de la confianza para hacer eso.
Las personas emocionalmente seguras no solo tie­nen el valor de ejercer su singularidad, sino que también apoyan el derecho de otro individuo a ser diferente. No insisten en el cumplimiento de las normas rígidas que solo tienen como base la tradición o las preferencias personales. No obstante, aceptar la individualidad de la otra persona no significa que deba aceptarse la inmoralidad.
Las personas emocionalmente seguras no creen que diferente signifique inferior o superior. No juzgan a los que visten diferente. Solo para que conste, no apruebo vestimentas raras ni atavíos extraños que deshonran a Dios. Estoy promoviendo una mentalidad de amor y aceptación que trascienda la mera apariencia física.
Las personas emocionalmente seguras no requieren que los demás acepten sin cuestionamientos sus ideas u opiniones, especialmente si se trata de asuntos no esenciales. Tengo dos amigas que emprendieron cada una su camino porque tenían opiniones diferentes acerca de la justicia de un veredicto dado en un asesinato de alto perfil. ¿Qué es lo que pasó con respetar la opinión del otro? Dicho sea de paso, si luchas en contra de que los demás tengan su opinión, una pregunta clave para hacerte a ti mismo es: “¿La postura de esta persona sobre este asunto influirá negativamente en mi vida?”. De no ser así, respeta su opinión y sigue adelante. Si el asunto tiene consecuencias eternas —y la mayoría de los asun­tos no las tienen— ore porque Dios le lleve (o tal vez a ti) hacia la luz de la verdad.
Las personas emocionalmente seguras saben cómo apreciar a alguien “tal como es”. Se dan cuenta de que si los demás hacen “zig” donde ellos hacen “zag”, se producirá una imagen completa en lugar de un rompeca­bezas no resuelto. Aceptar a los demás “tal como son” es a veces un reto para mí porque suelo tener bastantes “reglas” sociales, tales como “no besar sonoramente”, “no usar zapatos blancos después del verano”, “no hablar en voz muy alta en público”, y demás. Con frecuencia debo recordarme que aunque estas puedan ser las reglas de la etiqueta, tengo que aceptar el hecho de que otras personas eligen no cumplirlas.
Muchas mujeres han espantado o han perdido buenas parejas por insistir en amoldarlas a su imagen tallada. Le advertiría a cualquier hombre o mujer que decidiera si él o ella pueden aceptar  verdaderamente a una pareja potencial “tal como es”. Es casi una paradoja universal que cuando una persona sabe que es aceptada incon­dicionalmente, luego desea cambiar para demostrar su  aprecio por tal aceptación. Si estás buscando la perfec­ción, detente. Siempre te eludirá. ¿Hay algún área de tu vida en que temas ser tú mismo? ¿Por qué no das un pequeño paso y ejerces deliberada­mente tu individualidad durante la semana próxima? Además, la próxima vez que alguien exprese una opi­nión que sea contraria a la tuya, simplemente asiente y di: “Respeto tu derecho a diferir”. Resiste el impulso de persuadirlos a que estén de acuerdo contigo

ECUMENISMO


Sección I. Se Acerca un Nuevo Orden Mundial 
Sección II. La Ecumenicidad Religiosa Para el Nuevo Orden Mundial
Sección III. El Movimiento de la Nueva Era y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección IV. La Masonería y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección V. Los Mormones, la Masonería y el Ecumenismo 
Sección VI. El Orden de los Illuminati y la Masonería 
Sección VII. La Asociación para el Parlamento y la Constitución Mundial, y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección VIII. El Comunismo y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección IX. Los Jesuítas, los Illuminati, los Masones y la Nueva Era 
Sección X. La Iglesia Católica Romana, el Movimiento Ecuménico y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección XI. Los Protestantes, el Ecumenismo y el Concilio Mundial de Iglesias 
Sección XII. Hacia una Religión Universal 
Sección XIII. La Historia de Babel se Repite 
Apéndice 1. Listado de Iglesias Afiliadas al Concilio Mundial de Iglesias
Apéndice 2. Crímenes del Concilio Mundial de Iglesias 

¡CORRE, NICKY, CORRE!

Cuando comenzó su ministerio en las calles de Nueva York, David Wilkerson no sospechaba que Dios haría milagros tan grandes. La historia de Nicky Cruz, el insensible jefe de pandilla, es un testimonio impresionante.

¡Corriendo sin freno hacia la silla eléctrica por un callejón sin salida! Desde Puerto Rico a los auditorios más grandes del mundo.

La historia emocionante de cómo Nicky Cruz se escapo de los barrios bajos en un esfuerzo desesperado para una vida mejor. La biografía de un joven que vencio el alcoholismo y los crímenes de violencia para llegar a ser una inspiración para los jóvenes en todo el mundo.

DONDE TODA ORACION ES CONTESTADA


Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos” (2 Samuel 22:2-4).
No deberíamos suponer que simplemente porque seamos cristianos hemos aprendido el secreto de permanecer en Cristo. Jesús dijo: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7). Permanecer en Él es vivir en incesante fusión con sus pasiones; es haber encontrado la habitación de Dios en la que ninguna barrera ni sombra existen entre nuestra debilidad y su suficiencia, o entre nuestro anhelo y el cumplimiento de Él.
Considerando el tamaño de las promesas de Dios, en realidad es una desgracia que la mayoría de nosotros no tengamos nada más que algunos minutos de tiempo a solas con Dios cada día y un servicio en la iglesia o dos por semana.
El refugio de Dios no es solamente un lugar para visitar a Dios, sino también un lugar para habitar con Él. Para aquellos que habitamos con Dios, su presencia no es meramente nuestro refugio; es una dirección permanente. Cuando permanecemos en Cristo, al igual que Él y el Padre son uno, así nosotros nos convertimos en uno con Él. Es su vida, su virtud, su sabiduría y su Espíritu lo que nos sostiene. Nos volvemos perfectamente débiles, incapaces de resistirnos a Él. Al igual que la relación del Hijo con el Padre, así también nosotros no hacemos nada por propia iniciativa a menos que sea algo que le veamos hacer a Él. Si Él no requiriese de nosotros nada más que nuestro amor, estaremos bien contentos. Jesús es nuestra primera elección, y nuestro último recurso.
Para quienes hemos entrado en el lugar permanente, nuestras preguntas no tratan sobre doctrinas o pronunciar la oración adecuada en un altar. Hemos descubierto a aquel a quien ama nuestra alma. Somos constreñidos y guiados por su voz, rendidos y encarcelados en su amor. Él dice: “Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto” (Cantares 2:14).
Esta comunión del corazón entre Cristo y su novia es una fortaleza. Es el refugio de Dios de las angustias y las distracciones de la vida. Aquí Él nos dice qué orar; aquí nuestras súplicas son respondidas. Sin embargo, a pesar de nuestros fallos y de la debilidad de nuestras oraciones, para Él nuestra voz es dulce; a pesar de nuestra bajeza, nuestro aspecto es agradable ante sus ojos.*

¿CUANDO ES EL MOMENTO DE SALIR DE UNA IGLESIA?


Si nota alguna de estas siete señales de advertencia en su iglesia, mi consejo es que salga de ella tan pronto como le sea posible. 
Un amigo me pidió hace poco que lo aconsejara en relación con un dilema que estaba enfrentando. Su pastor había caído en pecado por relaciones extramaritales, pero a pesar del escándalo, nunca renunció a su cargo. Mi amigo se sentía decepcionado con la situación. El colmo ocurrió cuando el pastor anunció que impondría las manos sobre cada uno de los miembros de la congregación para impartirles una “revelación especial”.  
Aunque este pastor contaba con un buen número de feligreses fieles, la asistencia dominical declinaba debido a que la gente sabía que tarde o temprano habría problemas. Ellos sabían que no era correcto que este hombre continuara a cargo del liderazgo de la iglesia sin recibir una firme amonestación espiritual. El consejo que le di a mi amigo fue que saliera de allí.
Durante todos los viajes que he realizado en mi vida, jamás he encontrado una iglesia perfecta, y mucho menos lo será si me uniera a alguna. Pero hay iglesias que merecen que se las catalogue como nocivas. Aunque soy de la opinión de que no debemos precipitarnos cuando surgen problemas en una iglesia, creo que hay ciertas señales de peligro que deberían hacernos pensar si es el momento de buscar un mejor redil al cual asistir.
1. Indisposición a escuchar consejos y rendir cuentas. La Biblia dice que “en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14). Pero cuando un líder evita ser aconsejado por sus colegas, o por aquellos hombres y mujeres de la iglesia que poseen sabiduría y autoridad debido a sus años experiencia, no solo genera inseguridad, sino peligro. Un pastor o líder de iglesia que no esté dispuesto a ser corregido o a ser supervisado en su administración está destinado al fracaso. Si permanecemos en esa iglesia, podríamos sufrir el mismo destino.
 2. Elitismo espiritual. Un líder verdadero amará a todo el Cuerpo de Cristo. Seamos suspicaces ante cualquier iglesia que afirme tener una revelación “exclusiva” o cuyos miembros insinúen ser mejores que otros cristianos. Todas las sectas comienzan así. Una iglesia carismática en Hungría surgió a partir de un reavivamiento, pero su fundador comenzó a enseñar que su iglesia era el único lugar en el que se podía hallar salvación. Si alguna vez un pastor hace este tipo de pretensiones, sacúdase el polvo de los pies y siga adelante. 
 3. Inmoralidad arraigada. El apóstol Pablo exhortó a los líderes a hacer cumplir la disciplina bíblica. Esto debe manejarse con un espíritu de mansedumbre (ver Gálatas 6:1), pero al mismo tiempo con firmeza, ya que el enemigo anda buscando comprometer la moralidad de la iglesia. Si un pastor ha caído en el pecado de adulterio o de perversión, y continúa predicando mientras rechaza la disciplina, su espíritu rebelde infectará a toda la congregación y la inmoralidad se adueñará de ella. No nos contaminemos con semejante influencia.   
 4. Espíritu autoritario. Algunos líderes desarrollan un estilo dictatorial y tratan de controlar a la gente amenazándola, manipulándola y haciéndole exigencias legalistas. Me asombra la cantidad de abusos espirituales que son tolerados actualmente en algunas iglesias. Ningún pastor es perfecto, y hemos sido llamados a ser pacientes ante las faltas de unos y otros. Pero un pastor que abuse verbalmente de su equipo o de los miembros de su congregación está violando flagrantemente las Escrituras. El apóstol Pablo enseñó que un líder de iglesia no debe ser “pendenciero”, sino “amable” y “apacible” (ver 1 Timoteo 3:2-3 NVI). Si el pastor no es capaz de controlar su temperamento, es preferible entonces buscar a otro pastor.
5. Codicia desmedida. Pablo fue enfático al afirmar que un líder no tiene nada que buscar en el ministerio si es “amigo del dinero” (1 Timoteo 3:3). Lamentablemente, pareciera que hemos invertido este consejo. Hemos permitido que charlatanes codiciosos utilicen nuestros medios de difusión, dándoles pie a que corrompan la Iglesia con un mensaje enfocado en el dinero. Su pastor no tiene que vivir en la pobreza, mas si él insiste en llevar una vida de lujos, manipulando a la gente a la hora de las ofrendas para exprimirle el dinero de los bolsillos y satisfacer sus caprichos personales, usted está apoyando su hábito. Salga de una iglesia así.
6. Doctrinas y manifestaciones falsas. Un pastor debe mostrarse dispuesto a permitir la obra espontánea del Espíritu Santo, pero al mismo tiempo proteger a su rebaño del engaño. Algunas ramas del movimiento carismático actual han adoptado de manera entusiasta prácticas de la Nueva Era totalmente ajenas a nosotros, y pareciera que algunos cristianos han desechado el don del discernimiento. Una iglesia que esté abstraída en las revelaciones dadas a un profeta particular, o se aparta de la sana doctrina por tangentes extrañas, debe abandonarla con prontitud.
7. Una cultura de orgullo. Algunos pastores y líderes son tan inseguros, que tienen que crear un aura de importancia a su alrededor para poder funcionar. Se rodean de guardias de seguridad, “escuderos”, asistentes y subalternos, pero no son capaces de establecer una relación genuina con los miembros de su iglesia. Creen que la iglesia se trata de su actuación en la plataforma, y dependen de equipos de sonido, efectos especiales, vestimentas y una entrada triunfal para impresionar a la multitud; en vez de mostrarse como siervos comunes y corrientes, accesibles y tangibles. Si su iglesia se caracteriza más por el culto a la personalidad del pastor, que por la presencia de Dios morando en ella, ¡escape por su vida

MUJER...


DIOS TE CREO A SU IMAGEN Y SEMEJANZA, 
FUIMOS ESCOGIDOS ANTES DE LA FUNDACION DEL MUNDO, 

NO ACEPTES, NI INSULTOS, NI GOLPES, NI MALTRATOS, NI AMENAZAS....

ESO NO ES LO QUE DIOS TIENE PARA TI...
SI EL QUE ESTA A TU LADO NO PUEDE HONRARTE 


Y TRATARTE COMO UN VASO FRAGIL...

TAMPOCO ES DIGNO DE ESTAR A TU LADO...

RECUERDA: "POR PRECIO FUISTEIS COMPRADOS NO OS HAGAIS ESCLAVOS DE HOMBRES" 1CORINTIOS 7-23

FORTALECETE EN EL SEÑOR

En la historia que nos narra la palabra, en 1 Samuel 30, tenemos que realizar que esta gente venía de una batalla. David viene con seiscientos hombres, no precisamente de unas vacaciones, sino de una batalla. Eran seiscientos hombres cansados, porque habían tenido grandes batallas, grandes luchas, habían conquistado muchos lugares. Llegan cansados a su casa, y se encuentran con la destrucción. Cuando David decide perseguir a los amalecitas, seiscientos hombres salen con él, pero doscientos de ellos, dice la biblia, se quedaron a mitad de camino porque estaban agotados, no podían más. Así que, David sale con seiscientos, termina con cuatrocientos, con cuatrocientos tiene la victoria, y con esos mismos cuatrocientos, regresa a recuperar también a aquellos doscientos que se habían quedado cansados a mitad del camino. David y este grupo de hombres estaban pasando el peor momento de su vida, no tan solo mental y emocionalmente, sino también físicamente. 
Si los problemas que tú tienes hoy no te tomaran por sorpresa, y tú hubieras tenido unas semanas de descanso, los problemas no serían tan difíciles. Cuando tú has dormido bien, los problemas no son tan difíciles; pero, cuando tú no has dormido bien, y estás un poco cansado, cualquier cosa es un grande problema, una grande dificultad; la tolerancia no es la misma. Cuando uno está relajado, tranquilo, descansado, la tolerancia es mayor. Quizás no es que estés deprimido, sino que estás cansado. 
No es que estés triste, es que estás cansado. Hay unas cosas en nuestra vida que se resuelven, simplemente, durmiendo un poco. Hay ciertas actitudes que se cambian con el mero hecho de descansar. David y sus hombres se encontraban en ese estado de presión. 
Estaban físicamente agotados, y tenían que volver a luchar, luego de haber pensado que todo estaba bien. Hay ciertas cosas que, generalmente, una persona agotada hace cuando se encuentra en una posición como la de David, y David no las hizo. David pudo haber reaccionado en contra de aquellos hombres que amenazaban con apedrearlo, pero nunca vemos a David reaccionando en contra de ellos. David no reaccionó a la presión de aquellos a su alrededor. Como líder de una familia, como líder en tu trabajo, tienes que aprender a manejar la presión de aquellos que no pueden manejarla, porque, si ellos pudieran manejar la presión como tú debes manejarla, ellos deberían ser los reyes y no tú. David lloró, David se entristeció, pero no estaban hablando de apedrear a más nadie, sino a él; y David no reaccionó ante la presión que sentían aquellos que estaban a su alrededor. 
Tú no puedes sucumbir ante la presión que otros no pueden manejar, porque tú has sido llamado a manejarla y, cuando tú la manejas de la manera correcta, los que están a tu alrededor también serán liberados. Si tú te fortaleces en el Señor, tú recuperas tu familia, y ellos también.

EL TABERNACULO Y LA IGLESIA

El templo erigido por Moises en el desierto es el mas elocuente de todos los tipos rituales del Antiguo Pacto. "

Abrado de Almeida" presenta de manera sencilla y clara una obra con abundantes referencias acerca de las divisiones del tabernáculo, su rico y variado mobilario, los materiales empleados en su construcción, las diferentes ofrendas, los sacrificios y otros aspectos del tabernáculo. Son lecciones preciosas y prácticos acerca de como vivir hoy una verdadera fe cristiana.

RECUPERA LO QUE TE ROBO

Satanás nos roba permanentemente cosas las cuales no las recuperamos porque sencillamente no vamos a buscarlas. Está claro que el Diablo ha venido ,como Jesús lo describe, a Robar, ésta es su naturaleza . 
La razón de su actitud es que él desea simplemente que nadie logre lo que él mismo no ha logrado y su intención es robar aunque en realidad lo que el roba no lo usa ni lo va a necesitar. 
 Satanás te roba la alegría pero el mismo no la va a usar, te roba todo lo que tú puedes disfrutar sin embargo él no lo disfrutará, digamos que roba por robar y lo mas interesante es que cuando roba no lo esconde y no lo usa de manera que es muy sencillo recuperarlo. 
 Cuando él roba tú sientes impotencia, per o lo que siempre ocurre es que tú tienes dos tipos de pensamientos, uno es nunca lo recuperaras y el otro es ya es tarde y nunca mas será lo mismo. Es así que uno termina aceptando que por alguna causa o discapacidad no vamos a recuperar lo que nos han robado. La forma de pensar Satánica: Satanás piensa de una forma práctica y conoce al hombre, sabe perfectamente, sus respuestas son como estás. Desconfiadas, difamadoras, desacreditadoras, rompiendo toda integridad, ridiculizando y dejando en claro que tu no vales nada. Job 2:4-5 “ Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. 5 Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia“ 
La forma de pensar de Dios es: Dios en primer lugar ver virtudes que están a la vista. Job 2:3 “ Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has con siderado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa.“ 
¿Cómo piensas tú? La forma en que tú crees que eres: Esto depende de a qué tú crees y a quién tú escuchas. Satanás nos roba y nos saca cosas: Cuando el Diablo roba, roba de esta manera por ejemplo: Si a ti te han robado la Felicidad te hace creer que no eres feliz, aunque la felicidad está a tu lado. Si te ha robado el disfrutar de lo que tienes te hace sentir que estas cosas no valen nada: Tu bienes no valen. Están a tu lado pero no los valoras. ¿Nunca te pasó que alguien vino y te dijo: ahí si yo tuviera en tu lugar......? 
Si te ha robado ser feliz en tu vida intima y tu sexualidad llenándote de complejos, te hace c reer que el sexo y la intimidad son malos y cochinos. Los tienes a tu lado listos para disfrutarlos pero no los ves , no puedes, dices lo que pasa es que yo sufrí esto o lo otro. Si te ha robado la salud mental, te hace creer que no eres normal que todo esta fuera de tu control. 
 Si te ha robado la esperanza de comenzar de nuevo tu vida, una familia, te dice estás solo. Si te ha robado el trabajo te dice nada hay para ti. Eres bruto. 
Si te ha robado el amor por los demás te dice Nadie te ama a ti. Si te ha robado la tranquilidad te dice todos están en contra tuya. Si te ha robado la esperanza te dice ya no hay esperanza para ti. 
Si te ha robado la capacidad de sacarte buenas notas o de lograr tus estudios te dice eres un tonto. 
 Las cosas que Satanás te ha robado están a tu lado solo tienes que ir a buscarlas. SI tú dejas que el las conserve consigo nunca recuperaras esto. Ve a recuperar lo que él te robó. Mira es muy fácil ven y búscalas y comienza a disfrutarlas de nuevo. ¿Te robo la alegría? Ven y di Satanás escúchame bien esto es mío. No le pidas permiso ni andes con protocolos, pero diselo clarito. Ahhhhhh pero no te olvides de dejarle lo que te sembró a ti. O sea le vamos a decir, mira bien Satanás tengo algo que es tuyo y tú tienes algo que es mio, entonces como lo que es mio no es tuyo y lo que es tuyo no es mio, venga para aquí. Entonces si llegaste así. Triste, te vas sonriendo. Si así mira sonríe. Si te robo el disfrutar lo que tienes entonces vienes le dejas a Satanás esa mala onda y empiezas a valorar lo que tienes. 
 Si te ha robado disfrutar en tu sexualidad tu intimidad vas a dejarle esa sarta de complejos y vas a comenzar a disfrutar desde hoy, no es justo que te pierdas esto en la vida. 
 Si te robó la salud mental le vas a dejar esa locura y vas a recoger la salud nuevamente. Si te robó la posibilidad de empezar de nuevo una familia o de renacer la tuya la vas a recuperar ahora mismo. 
 Y así sucesivamente vas a recuperar todo absolutamente todo lo que Satanás te robo. 
 Te preguntarás: es verdaderamente posible recuperarlo todo? Si créeme es posible ya que en realidad lo que Satanás hizo fue mentirte y engañarte. Durante muchos años personas de todas las edades han estado creyendo que todo estaba perdido y que nada era posible y en la cual todo su futuro estaba truncado. En cosas simples como: Toda la vida a lo mejor nunca supiste escribir sin errores ortográficos o no aprendiste a manejar la bicicleta, o no te animas por temor a manejar el coche.
Hoy podemos vencer en el nombre de Jesús todas estas cosas que Satanás nos ha mentido. Te animo a que hoy recuperes todo. 
Bendiciones

CUANDO GENTE DE DIOS HACE COSAS QUE NO SON DE DIOS

Beth Moore escribe con una pasión alimentada por las advertencias bíblicas sobre los planes seductores de Satanás. 

Estas páginas reflejan la preocupación de una maestra con un corazón quebrantado por las innumerables cartas que recibe de cristianos que están experimentando atormentadores ciclos de derrota en las manos del maligno y que andan cojeando por el camino hacia la restauración.

Asimismo, la autora examina por qué seguidores devotos de Cristo en verdad pueden y, algunas veces, caen en las trampas de Satanás. O que ella descubrió fue un número de denominadores comunes entre aquellos que habían caído víctimas de la seducción.

Con avisos extremos que envía a los cristianos a protegerse ellos mismo contra los ataques de Satanás, Beth Moore escribe: Nosotros, la Iglesia de Jesucristo, tenemos la apremiante necesidad de desarrollar su corazón y mente ante temas como éstos. Cuando gente de Dios hace cosas que no son de Dios es una guía hacia la verdadera restauración y el arrepentimiento.

CONOCIENDO A JESUS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

LA MASONERIA: MAS ALLA DE LA LUZ

Un ex-masón revela la realidad oculta acerca de este grupo peligroso

Muchos Cristianos creen que la Masonería es una buena organización cristiana. Pero mientras que Bill Schnoebelen trabajaba para alcanzar el grado 32 él aprendió los hechos horribles que los Masones de niveles inferiores nunca escuchan. Ahora, él es un cristiano nacido de nuevo y revela todo.
Aprenda hechos cómo estos:
  • Para ser Masón, ¡primero debe hacer un juramento que es realmente una negación a Jesucristo!
  • ¡El padre de la Masonería moderna dijo que “Lucifer es Dios”!
Esta historia fascinante e informativa le dará una vista inusual en el mundo de la Masonería de uno que era Masón, y le preparará a usted para mostrar a otros porqué es imposible ser un buen Cristiano y un buen Masón al mismo tiempo.

UN CAMINO HACIA LAS ALTURAS

En las Escrituras, las alturas de los montes se refieren a un lugar donde habita la presencia de Dios. 
Cuando Moisés tenía la necesidad de comunicarse con Jehová sin interrupciones, subía al monte. Allí Dios le hablaba directamente y se establecía una comunicación muy personal. Aunque sabemos que Dios habita en todo lugar, fijar nuestra mirada en las alturas nos ayuda a cancelar las distracciones que tenemos a nuestro alrededor y concentrar en Él toda nuestra atención. Así como escalar una montaña requiere esfuerzo físico, el camino hacia Dios requiere un esfuerzo mental y espiritual. Es mediante ese esfuerzo que encontraremos los pasos a seguir para desarrollar una vida que nos brinde la felicidad que anhelamos. Todos buscamos alcanzar la felicidad, de una manera u otra. Lamentablemente, algunos la buscan por un camino contrario al que nos señala el Maestro. Dios te ciñe de poder para cambiar una actitud de derrota en una de total victoria. Te ha dado el poder para cambiar la adversidad y la prueba en una extraordinaria oportunidad para ver su gloria. 
Él hace perfecto tu camino, no porque el mismo sea sin pruebas, no porque sea sin obstáculos, sino porque en cada obstáculo te extiende su mano fuerte para ayudarte a sobrepasarlo. Tienes que aspirar, como cristiano, a caminar en el gozo que te da el Señor en toda situación, no importa cuál sea. En aquellas que son favorables a tu vida, da gracias. Las que te llegan cargadas de adversidad y aflicción, enfréntalas con la determinación y la confianza de que Él está a tu lado y te ayuda. Cuando entiendes en tu alma y en tu corazón que el Señor es quien pelea por ti, su paz te lleva por encima de toda circunstancia. Su incomparable amor llena tu ser y comienzas a ver la vida de otra manera. 
Entonces la felicidad y el gozo no dependen de las situaciones que tengas a tu alrededor, sino de cuán consistente seas en mantener tu mirada en las alturas y en mantenerte en el camino correcto; el que Él te muestra. Cuando lees en las escrituras las demandas de Jesús sobre cómo debes vivir en relación con tus semejantes, te parece que es un camino demasiado difícil de seguir. Tal parece que sus exigencias de vida son demasiado altas para poder cumplirlas. Mas su llamado a practicar la misericordia y amar aún a nuestros enemigos debe entenderse en el contexto de caminar hacia una superación continua, no por tus propias fuerzas, sino por la transformación que te da su Espíritu Santo al venir a morar en tu vida cuando aceptas al Señor como tu único y suficiente salvador.  
Este es el camino del cristiano esforzado: un camino hacia la cumbre, un camino a las alturas, en ocasiones con vientos favorables y en ocasiones con vientos contrarios, pero siempre ascendente. En ocasiones es a paso rápido y en ocasiones a paso lento, pero siempre caminando. En la subida podrías fatigarte, pero también sabes que no te faltará su ayuda, su cobertura y su favor. Cuando te llenas de esa fe que te convence de que en las alturas te espera su indescriptible presencia, esa es la motivación más grande para no detenerte en medio del camino. En su presencia, la felicidad se hace realidad, no importa las circunstancias. Dios te ha dotado con las herramientas necesarias para ser feliz. Todo lo encontramos en su Palabra. 
Escudríñala y con ella podrás llegar a las alturas. Una vez allí, disfrutarás de la hermosura de su santidad, llenándote de poder hasta sentirte firme.

LA BATALLA POR TU MENTE

Nunca está de más insistir con la verdad: algunas de las batallas más importantes de la guerra espiritual tienen lugar dentro de tu cabeza. Pero como ya hemos dicho, el diablo y sus demonios no pueden leer tu mente o hacer que pienses de cierta manera sobre ningún tema. El único poder del diablo es tentar. Satanás y sus asistentes son maestros en “sugerirle” el mal a tu mente.

Cuando esto sucede, tu respuesta debe ser rechazar inmediatamente la idea. Un buen ejemplo de esto en la vida de Jesús sucedió cuando preguntó a sus discípulos lo que el mundo decía de Él. Los discípulos informaron que algunas personas suponían que Jesús era Juan el Bautista, resucitado de entre los muertos; otros pensaban que podría ser Elías, y otros decían que era Jeremías o uno de los profetas (Mateo 16:14). 

Entonces Jesús enfocó con mayor claridad el tema para ellos. Continuó preguntándoles: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?” (v. 15). Ahí está: la pregunta central acerca de Jesús. Todo lo que hicieron los discípulos con Jesús, incluyendo el tiempo personal que pasaron con Él, así como los milagros que presenciaban dondequiera que iban con Él, tuvo el propósito de traerlos a este punto fundamental. Este es momento crucial para cualquier persona cuando realmente responde a la pregunta de Jesús: “Pero tú ¿quién dices que soy yo?”. 

Pedro, el más franco de los discípulos, dio justo en el clavo cuando respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16). Con esas sencillas palabras, el pescador convertido en discípulo pronunció una de las declaraciones más profundas de la historia humana. Al reconocer que Jesús era el Cristo, Pedro estaba diciendo: “Jesús, tú eres el Mesías; tú eres el que hemos estado observando y esperando todos estos años, todas nuestras esperanzas y sueños están cubiertos en ti”. Fue uno de los momentos culminantes de la Escritura cuando Jesús le respondió a Pedro: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (vv. 17-18). 

Pero luego, solo cinco versículos más adelante, después de que Pedro hubo llevado aparte a Jesús y protestado por haber dicho que iría a la cruz (vv. 21-22), Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (v. 23). 

Un momento. ¿Qué pasó? ¿De repente Pedro negó su discipulado y fue poseído por Satanás? Por el contrario, él estaba tratando de proteger a Jesús del terrible futuro que este se había profetizado. El pensamiento de Pedro, sin embargo, vino directamente de los abismos del infierno, y Jesús lo reconoció como tal. Era el mismo pensamiento engañador con que Satanás había instigado a Jesús durante su tentación en el desierto (Mateo 4:1-11): a saber, que de un modo u otro Jesús podía alcanzar los objetivos de Dios sin sufrir el dolor de la cruz. Jesús había rechazado ese pensamiento cuando Satanás se lo propuso antes, y lo rechazaba ahora cuando salía de la boca de uno de sus amigos más íntimos. 

Es por eso que Jesús reprendió a Pedro con tanta firmeza. Cuando el diablo planta en tu mente un pensamiento que tú sabes que es contrario a la voluntad de Dios, no tengas miedo de reprender ese pensamiento o su fuente. Por ejemplo, si tu mente de repente parece saturada con pensamientos de suicidio, drogas ilícitas, sexo fuera del matrimonio, con involucrarte en actividades de ocultismo, con prácticas de negocios deshonestos, o cualquier otro pensamiento que sabes que va en contra de la Palabra de Dios, rechaza inmediatamente esas ideas como del diablo mismo. Habla en voz alta si quieres: “Satanás, apártate de mí. No tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres”.
Es el viejo síndrome del elefante rosa: cuando alguien te dice que no pienses en elefantes rosas, aunque nunca has visto tal animal, tu mente intenta desesperadamente hacer aparecer la imagen. La única manera en que puedes no pensar en algo es cambiar de tema. El Dr. David Seamands, escritor y orador, sugiere parpadear mucho. Eso quiebra tu concentración. Pasarse la mano por la frente o mover la cabeza a menudo también ayuda, aunque puedas sentirte algo tonto al hacerlo permanentemente en tu oficina, en la escuela o el hogar. 

El punto importante a entender es que no se puede simplemente dejar de pensar en lo malo; tú tienes que “cambiar de canal”. Incluso después de haber rechazado los pensamientos semillas de Satanás, es necesario reemplazar los pensamientos negativos con buenos pensamientos. De eso hablaba el apóstol Pablo cuando dijo: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).