SALDRAS BIEN DE LA OPRESION

En Éxodo 3, vemos cuando Dios le habla a Moisés de que va a liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto.  Moisés pregunta: ¿En nombre de quien iré? Y Dios le responde: Irás en nombre de “Yo Soy el que Soy”; y comienza a darle las promesas para con el pueblo.  En los versículos 21 y 22, Dios dice: Yo haré que este pueblo halle gracia a los ojos de los egipcios, para que, cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías, sino que cada mujer pedirá a su vecina, y a la que se hospeda en su casa, alhajas de plata, alhajas de oro y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas. Así despojaréis a los egipcios.
Dios no te quiere con las manos vacías.  La manera de salir de un problema, de un tiempo de opresión, no es con las manos vacías, sino con manos llenas.  Despojamos al enemigo de dos maneras: Haciendo guerra, o con el favor y la gracia de Dios sobre tu vida.
En la biblia, vemos cómo el pueblo tuvo que pelear, en otras ocasiones, para recibir ciertas bendiciones.  Pero, en esta ocasión, Dios no está sacando a un pueblo como ejército.  Por 400 años, habían vivido en esclavitud.  Por esto, no los envía a pelear.  Emocional y físicamente, estaban débiles de tantos años de opresión.  Es por esto que les dice: Yo Soy el que Soy, los voy a liberar y, cuando salgan, el que los oprimió tendrá que pagar por su salida.  Y la biblia dice que Dios los sacó con plata, con oro, y ninguno estaba enfermo. 
El poder libertador del favor y la gracia de Dios sobre tu vida va a provocar que el enemigo haga cosas por ti, en lugar de tú tener que pelear por ellas. 
Quizás has batallado y luchado por mucho tiempo, pero llega el momento donde el favor y la gracia de Dios vienen sobre tu vida, y tus enemigos comenzarán a prosperarte, cuando salgas hacia la tierra que Dios te ha prometido.  
Hay cosas que no tendrás que pelear sino que tus enemigos las pondrán en tus manos. 
Como al pueblo de Israel, aquellos que por mucho tiempo te han hecho daño y no han creído, serán los que abran el camino para que alcances lo que Dios te ha prometido que vas alcanzar.