SE PUEDE REDIMIR EL DIA DE MUERTOS


Respuesta directa: No. 


¿Por qué? 


1. Porque la Biblia dice que los muertos no regresan a la Tierra a convivir con los vivos (Lucas 16:19-31). 


2. Porque, por consiguiente, los muertos no pueden ni escuchar la música del mariachi, ni oler el copal, ni comer los tamales, ni admirar las flores, ni participan en nada que los vivos hagan (Eclesiastés 9:5-6) 


3. Porque creer que se puede tener contacto con los muertos es una práctica de brujería que abre puertas a la actividad demoníaca, destructora de vidas (Deuteronomio 18:10-12, Gálatas 5:19-21) 


4. Porque gran parte de sus elementos provienen de prácticas prehispánicas de corte pagano que, al igual que el punto 3, se alzan contra el conocimiento de la verdad de Dios. 


5. Porque la acepción moderna del Día de Muertos, con su enfoque en el concepto de la muerte y del rescate de las tradiciones prehispánicas, fue un intento del gobierno socialista de Lázaro Cárdenas, a casi mediados del siglo XX, para exaltar el nacionalismo mexicano, en detrimento de las narrativas religiosas católicas. Se buscó despojar la celebración del Día de Muertos de su trasfondo católico (Día de Todos los Santos) y dejar solo el cascarón de fiestas en torno a la exaltación a la idea de muerte y a la convivencia con los muertos como símbolos del orgullo nacional. Personajes como Diego Rivera, Frida Kahlo, o José Clemente Orozco fueron partícipes de esta conspiración. 


6. Porque aunque se argumente que lo único que se pretende es recordar a los difuntos, en realidad también se está reverenciando el concepto de muerte como realidad y contrapartida de la vida. Celebrar, reverenciar, o admirar la muerte en tanto contrapeso de la vida es como celebrar, reverenciar o admirar la enfermedad en tanto es contrapeso de la salud, o es como celebrar, reverenciar o admirar la suciedad en tanto es contrapeso de la limpieza. En un país como México, donde la muerte es un mal aumentado por tanta violencia y deshumanización, y donde hasta existe un culto a la muerte que de santa no tiene nada, y que a su vez retroalimenta cíclicamente la espiral de violencia en el país, enfatizar la muerte es por demás no solo inútil, sino social, psicológica, y espiritualmente dañino. 


7. Porque este énfasis en celebrar la muerte distorsiona el mensaje del Evangelio. La Biblia dice que el diablo vino para robar, matar y destruir, pero Jesucristo llegó para dar vida en abundancia. La muerte no es un amigo sabio que nos ofrece sabiduría para vivir intensamente la vida, es un enemigo espiritual que fue vencido por el Cordero de Dios, primero en la cruz, y después en la tumba vacía. El enfoque no debe ser la muerte, pues es tan solo un demonio derrotado y pisoteado por las sandalias del Nazareno, sino el Nazareno mismo, a Él debemos de contemplar, a Él debemos de acudir, deslumbrarnos por su poder, admirarnos de su luz, amarlo como Él nos amó primero. 


CONCLUSIÓN: A lo mucho, lo que debería de hacerse respecto al Día de Muertos es rescatar las prácticas iniciales que realizaban los primeros cristianos: honrar la memoria de los cristianos que ya se gozan en la presencia eterna del Señor, allá en el Paraíso. Sin embargo, es en la práctica imposible adoptar las creencias actuales del Día de Muertos y sintetizarlas con estas prácticas cristianas primitivas sin hacer violencia a los parámetros bíblicos. No celebremos la muerte, celebremos la vida, en específico la vida eterna que Jesucristo, el vencedor de la muerte, nos da a través de su sacrificio expiatorio.