GUIA DE ACCION PASTORAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GENERO


Creo que se cubrió un área no abordada a nivel de publicaciones dentro de la Iglesia Evangélica. En segundo lugar creo que el éxito de la Guía está en su contenido y en su formato.

El contenido es triple: fundamentos sobre el maltrato; herramientas prácticas para el abordaje del maltrato; y un acercamiento pastoral al fenómeno en nuestras iglesias.
En relación al formato la clave está en la total gratuidad del material y la presentación y maquetación de la Guía, que la hace atractiva y fácil de leer.
Si cada año denuncian unas 130.000 mujeres, según datos del ministerio de Sanidad, se estima que unas cuatrocientas mil más no lo hacen, y parte de esas mujeres también son parte de nuestras iglesias evangélicas.
Tenemos que ser parte de la solución, no del problema, tenemos que desplegar, como responsables pastorales de la iglesia, todos los recursos de protección sobre la mujer maltratada.

Tenemos que denunciar, perder nosotros el miedo a las consecuencias. Si una comunidad entera, la iglesia, llega a tener miedo de un agresor, ¿cuánto más una muje

r sola?
Mientras la autoridad, policía y fiscales, no tengan la denuncia en su mesa no pueden iniciar las diligencias previas al proceso y desplegar los recursos de protección sobre la mujer y su familia.

EL LIBRO DEL MAÑANA


Repasando libros de la Biblia al azar, como hago con relativa frecuencia después de concluir un largo artículo, tropiezo con un versículo en Éxodo 34:2 que me dejó pensativa. Dice así: “Prepárate para mañana”.


Confieso que me turbé. ¿A qué mañana se refiere el autor? Al mañana después del mañana, a los años en la tierra o al mañana en la eternidad? Quiero creer que a esto último. Y me cercan los pensamientos: ¿Estoy yo preparada para el mañana con Dios?Los cristianos vivimos alegremente después de nuestra conversión, ¿pero estamos realmente preparados para un mañana con Dios, que puede ser inmediato, quién sabe, tal vez mañana mismo? San Pablo me asusta: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en fe” (2ª Corintios 13:5). ¡Claro que estoy en fe! ¡Fui bautizada, voy a la iglesia, leo la Biblia, testifico a otros!Todo esto lo hacían los miembros de la Iglesia en Corinto. ¿Qué pasa entonces?


Que te examines en las profundidades del alma, donde late el corazón, donde se siente la vida. Que pruebes y compruebes si Jesucristo está verdaderamente en ti, si eres auténtico cristiano. ¿O crees que puedes decir “me he bautizado y ya está?A Pablo le preocupaba mucho el tema de la seguridad cristiana. Quería que los convertidos fueran conscientes de lo que significa ser salvos. A los miembros de la iglesia en Filipos les aconseja: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12). Esto no quiere decir que hayas de vivir con miedo y angustia de ánimo, cosa que se opondría al gozo que el mismo apóstol aconseja en otro lugar a los cristianos.

Ocuparte de tu salvación con temor y temblor significa simplemente darle importancia, que seas consciente del tesoro espiritual que posees . Que dependas totalmente de Dios hasta para los actos más insignificantes de tu vida. Que permitas en ti el querer y el hacer de Dios. (Filipenses 2:14).

“Prepárate para mañana”. ¡Qué tremenda advertencia! ¡Qué consejo más lleno de sabiduría! Al rico de la parábola no le importaba el mañana. Se le advierte que cualquier noche piden su alma y por no estar preparado lo puede pasar muy mal. Igual de mal que lo pasaron cinco de las diez vírgenes que no estaban preparadas para recibir al esposo, según la parábola de Mateo capítulo 25. Tan mal como lo sufrió el siervo que no se preparó ante la inminente llegada del señor. Recibió muchos azotes. Y fue puesto entre los infieles (Lucas 12:41-48).¿Sabes lo que quiere decir Moisés cuando nos advierte en el Éxodo “prepárate para mañana? Lo mismo que enseña la amonestación del profeta Amós: “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” (Amós 4:12).

¿Estás preparado?

EL DIOS DEL CAMBIO


CAMBIO. Probablemente, una de las palabras y, más aún, de los conceptos más temidos para el ser humano, por una parte, más anhelados por otra; más estudiados, sin duda, y más ansiógenos también

Porque a las personas nos tiemblan las piernas cuando lo vemos asomar, más aún cuando la velocidad a la que se presenta nos deja sin aliento. Sin respiración, sin tiempo, sin margen… los cambios, simplemente, se dan. Te arrollan, incluso, y no siempre vienen como una brisa cálida o sosegada, sino más bien como un huracán que no da cuartel.


Pero, en cualquier caso, forman parte de la vida. Las personas somos seres “plásticos”, como decimos los técnicos. Seres que se amoldan a las circunstancias, a los avatares, a las idas y las venidas de la marea de su vida y que, con mayor o menor acierto, se intentan reponer y sobreponer a los tan temidos eventos que a veces, sin previo aviso y sin preguntar, aparecen y nos ponen contra la pared.

Algunos afrontan el cambio de forma milagrosa: parecieran tener un sexto sentido por el que, no es que lo intuyan, pero parecen estar siempre preparados para lo peor. No es que sean derrotistas, alarmistas ni tampoco negativos y, pudiera uno pensar que nada puede con ellos. Es que, lejos de dejarse aplastar por el cambio o la adversidad, deciden afrontar su vida, con lo bueno y con lo malo, desde la convicción de que lo que les sucede, aun siendo complicado o desgarrador, les traerá una nueva dosis de fortaleza y aliento. Si la fe les acompaña, saben en lo profundo que, “a los que a Dios aman, todas las cosas ayudan a bien” y ven, por encima de la dificultad, la oportunidad de un paso adelante y no la derrota de uno hacia atrás.

Pero esa, reconozcámoslo, no es la experiencia de la mayoría de nosotros . La realidad nuestra, la de las personas normales, de a pie, frágiles y temerosas de lo que viene y no vemos, de lo que se avecina y no anticipamos, es que todo lo que se relacione con el cambio nos viene grande. Nos atenaza y nos bloquea en ocasiones, nos inquieta, nos quita la paz y el sueño… pero mucho más allá de esto, nos moldea, nos recuerda que somos piezas de barro en manos de un Dios Todopoderoso que reina sobre el cambio porque es el único que no muta.

El Señor que nos gobierna tiene una relación especial con el cambio . Nos creó para una relación íntima y estable con Él, eterna, que el hombre, anhelando lo que no tenía, lo que no le correspondía, cambió en un sucedáneo de lo que Dios le había preparado. Toda la desgracia que eso nos ha traído nos ha llevado a la búsqueda de formas de revertir el mal que nos rodea. Hemos creído a lo largo de los siglos que la manera de ser felices, de buscar nuestro bien y de salir adelante a partir de nuestra caída y de nuestra desgracia (que seguimos sin reconocer), era el placer, lo material, lo que este mundo ofrece… mirar para otro lado, en definitiva. Pero un cambio lejos y fuera de la voluntad de Dios sólo nos lleva al vacío, a la soledad y a la ruina más absoluta.

Queremos cambiar lo que no nos gusta, pero evadimos la realidad de cómo ha de hacerse. Cambiamos equivocadamente nuestro entorno, nuestras circunstancias, pero no cambiamos nuestro corazón. Nuestro interior, el que alberga el mal mismo, todo lo que Dios desprecia y aborrece, sigue siendo igual siglo tras siglo y olvidamos que el mal no está fuera de nosotros, sino bien arraigado en nuestro ser. 

Nuestro Dios, sin embargo, nos llama a un cambio, pero no al que nosotros creemos o queremos . Nos invita a revertir una vida de independencia de Él, en la que buscamos vivir como si Él no existiera, en la que no nos conformamos con lo que tenemos y no valoramos lo que Él nos ha dado, para transformarla en una vida de servicio a los demás, negándonos a nosotros mismos y buscándole a Él en primer lugar. Ningún cambio es un buen cambio si no le tiene a Él en cuenta, si no pasa por considerar lo que Dios tiene preparado para ese presente y también para el futuro por llegar. Nuestro bien, entonces, no está en UN cambio o en EL cambio que nosotros pensamos, sino en SU cambio.

Por una parte, Dios es el mismo ayer, hoy y por siempre. La paradoja está justo ahí: un Dios que nos llama al cambio, porque Él no cambia . Por eso justamente Él es Rey y Señor en el cambio y nos pide que nos volvamos a Él, que es inmutable. Ese y no otro es el verdadero cambio. Porque cuando nuestras circunstancias cambian, cuando todo parece venirse abajo, cuando nada ni nadie puede responder dándonos la estabilidad que esperamos y necesitamos, Dios está ahí, en todo Su poder, en toda Su Majestad, inamovible en el paso de los tiempos, omnipotente ante la acción de las circunstancias. Él reina porque Él controla, porque Su mano permite o impide y porque ni un solo cabello de nuestra cabeza cae en el suelo sin que Él dé Su consentimiento.

Por esta misma razón, porque Él no cambia, es que podemos asirnos en los momentos de tormenta y marea a la Roca de los Siglos. Su Palabra permanece, Su amor permanece, Su cuidado permanece, Sus promesas permanecen. Y a la espera de cielos nuevos y tierra nueva, de un cuerpo de gloria nuevo con el que podremos contemplar Su gloria en Su perfecta presencia, esperamos, en nuestros cambios, que Él obre con Su propio cambio.

COSAS QUE NO PUEDES ESPERAR DE UNA MUJER GOLPEADA


Cuando hablamos de violencia contra la mujer ya no llega con hacer declaraciones enfáticas en contra de esta lacra, hay que implicarse e intervenir

Como iglesias evangélicas debemos entrar en acción. Los agentes pastorales no pueden ser meros consejeros de oración, sino involucrarse como agentes de cambio en sus comunidades, siendo factores de sanidad y restauración, con todas las herramientas que la Palabra de Dios nos da y las leyes nos otorgan como ciudadanos.

No es suficiente con gritar, no es suficiente con tener pena y dolor… hay que denunciar, hay que arriesgarse y estar con los débiles, en este caso, las mujeres oprimidas, maltratadas, asesinadas.Como agentes de la pastoral también tenemos la responsabilidad de concienciar, formar y de prevenir a través de la enseñanza y el ejemplo. 

La clave somos cada uno de nosotros, no hay que mirar a otro lado, cada uno puede hacer algo positivo en contra de esta barbarie que atenaza a nuestra sociedad.Muchos esperan cosas imposibles de hacer para una mujer maltratada y como pastor@s, consejer@s y amig@s debemos conocer sus puntos débiles para no quebrarlas con nuestras demandas ; personalmente me pareció muy útil y me ayudó, un documento editado por la UVIFA (Unidad de Violencia Familiar de la Policía) que transcribo a continuación.


8 COSAS QUE NO PUEDES ESPERAR DE UNA MUJER MALTRATADA 

¿Es lógica la forma en la que actúa la mujer maltratada ? No, las formas en las que una mujer maltratada actúa no son lógicas a la luz de quien no está siendo maltratada… claro que no, pero ¿acaso es lógico ser maltratada? ¡Nada en su vida tiene lógica! El contexto de la mujer maltratada es ilógico. No es que la mujer maltratada actúe ilógicamente, es que su contexto es ilógico. ¡Es todo una gran injusticia! ¿Cómo podrías esperar que actúe del mismo mo
do lógico que tú crees que debiera actuar cuando no eres tú la que sufre la ilógica situación de maltrato? La mujer maltratada vive en otro mundo, con otros principios, con otras “leyes de la gravedad”, otras realidades diferentes a las que a ti te parecen lógicas.

1. No esperes que te llame cada día, ni cada semana, ni nunca… aunque prometa hacerlo. La mujer maltratada no podrá llamarte, su maltratador la vigila y está atento a cada llamada de teléfono, escuchando y conrolando . Aún cuando éste no esté, ella no tendrá libertad de llamarte pues se sentirá humillada y temerá complicar más las cosas, tanto para ella como para ti.

2. No esperes que te conteste a todas tus llamadas… no puede.Y cuando contesta no es con libertad, cuando te dice “estoy bien” no te dice la verdad, nunca está bien. Cuando tenga voz ilusionada y feliz recuerda que sólo es una tapadera, no es libre. Cuando te hable susurrando por miedo a ser escuchada y no consiga hablarte más de dos minutos (tal vez mientras su maltratador está aseándose) no te desesperes, simplemente no tiene otro remedio, bastante hace y arriesga ya con dedicarte esos segundos y esas pocas palabras .

3. No esperes que la mujer maltratada salga a hacer amistades… o a pasar tiempo contigo .No puede, seguramente lo intentó muchas veces, pero no puede. No puede porque su maltratador le aísla, criticará cualquier detalle de todas y cada una de sus amistades, le seguirá por la calle, a veces incluso a escondidas para misteriosamente encontrarse con ella cuando más libre se siente y así sin palabras recordarle “tenga cuidado, yo estoy aquí y en todos lados”. Uno de los mayores fuertes del maltratador es su poder para aislar, para convertirse en el ser omnipresente sin el cual nunca pueda salir a ningún lado, con el que siempre deberá contar y buscar agradar.

4. No esperes que la mujer maltratada muestre interés en pasar tiempo contigo. Ni debes sentirte herida si crees que ha perdido interés en ti porque no es cierto. Simplemente ocurre que ahora mismo le supondría una confrontación. Debes insistir, si hoy no contestó tu llamada, ni esta semana, ni este último mes… insiste. Ella quiere contar contigo especialmente si te ha confesado su situación. Cuando se esconda de ti sé paciente, recuérdele todas las semanas que estás ahí para ella y perdona las veces que aparenta no apreciar tu amistad. Ante su maltratador debe dar la imagen de no tener interés en tu amistad. Es una mujer sin libertad, no puede decirte “ven a tomar un café”. Técnicamente claro que puede hacerlo, pero sólo técnicamente puesto que la realidad es que ella no vive la realidad que tú conoces o que ella misma a veces cree tener.

5. No esperes que le ponga límites a su maltratador. No puede, por la propia esencia de su relación es ella la que tiene los límites, ella no puede decir “ ya basta “, “ fuera de casa “, “ si quieres esto tendrás que ayudarme “. No es lógico, ella no está en posición de dialogar, ni mucho menos de exigir, sólo está en posición de someterse. Es una mujer maltratada.

6. No esperes que la mujer maltratada pida ayuda. ¿A quién va a pedirlo? Primeramente lo pedirá a su familia y si éstos no reaccionan y no le creen, ¿a quién pedirá ayuda? Si su familia le niega ayuda no tendrá a nadie a quien recurrir pues la mujer maltratada es una mujer aislada, se siente avergonzada, incomprensiblemente culpable, y humillada por todos cuanto le negaron su ayuda. ¿A quién acudirá? Seamos realistas, no puede acudir a nadie y si puede será demasiado grande su sentimiento de honor y humillación como para poder hacerlo.

7. No esperes que sea dueña de lo suyo, ni aún de aquello que le regalas. La mujer maltratada no es dueña de nada, sólo puede serlo en papel, en la teoría… pero no en la práctica. Puede tener muy presente que ella es la que ha comprado la casa, el coche, la televisión, la revista, o lo que sea… puede decirte “es mío, no es suyo”. Y es cierto… pero sólo en teoría, reclamar lo suyo sólo supondría mayores problemas para ella. Si le regalas algo asume que será de su maltratador, y con suerte lo compartirá un poco con ella.

8. No esperes que sea feliz cuando esté libre de su maltratador por unos días. Serán sus mejores días en mucho tiempo, lo disfrutará y deseará que nunca acabe… pero su felicidad no es completa pues sabe que los días pasan y pronto volverá a estar con su maltratador. Incluso durante su descanso ella estará pendiente de sus mensajes y llamadas, sintiéndose culpable por cualquier cosa que él le diga estar sufriendo a su causa.La violencia de género es un problema complejo, sin embargo no sobrepasa los recursos y dones que tenemos en la iglesia local. La falta de recursos no puede ser impedimento para los esfuerzos de una iglesia. Si bien las iglesias no pueden practicar todo (pocas están calificadas como para hacer una terapia completa, por ejemplo) se pueden hacer varias cosas que ayudan muchísimo en el proceso, por ejemplo: Concienciar sobre la violencia de género y violencia familiar. No necesita ser un programa extenso o exhaustivo.

Muchas iglesias encontraron que con sólo un par de presentaciones da suficiente posibilidad de mejorar la concientización de la gente sobre el problema.Enseñar a los miembros sobre cómo relacionarse: técnicas de la comunicación, resolución de conflictos, solución de problemas, manejo de las tensionesHablar de la violencia desde el púlpito, abriendo la puerta para que la gente discuta el problema y explore las formas de prevenirlo. La simple mención del tema desde el pulpito le muestra a la gente que el abuso es un problema que la iglesia necesita encarar seriamenteSupliendo las necesidades básicas de la familia.Reforzando la dignidad de las personas abusadas.Estando a disposición durante la crisis.Creando grupos de apoyo.Y un sin número de acciones creativas que cada iglesia, por pequeña que sea en número, puede desarrollar si se implica en la protección y restauración de las maltratadas.

LAS IGLESIAS DEBEN MARCAR LA DIFERENCIA Creo firmemente que la violencia de género puede ser prevenida cuando las iglesias asumen el problema responsablemente, cuando comprenden sus múltiples dimensiones, y cuando usan una variedad de intervenciones para detener el problema antes que se desate la crisis. 

Juan y María, una joven pareja con pocos amigos y poco dinero, se encontraban desahuciados. Juan había perdido recientemente su trabajo, y por su pasada historia de alcohólico le era difícil la posibilidad de un posible nuevo empleo. Una tarde, muy frustrada, María golpeó a su pequeña hija de cinco años en la cara. La siguiente mañana, un vecino notó un gran hematoma debajo del ojo de la niña y le preguntó qué le había pasado. Cuando la niña dijo: «Mi mamá me pegó», el vecino llamó al teléfono del menor. 


Como resultado, una trabajadora social del gobierno comenzó a investigar a la familia.Después de escuchar los problemas de Juan y María, los líderes de una pequeña iglesia comenzaron un esfuerzo de un largo año para restaurar a la familia. Una hermana e la iglesia, fiel cristiana, ofreció su hombro para que María pudiera llorar. También comenzó a ayudarla en ciertas cosas de las tareas del hogar. Otra madre se ofreció para cuidar a los cuatro niños una vez por semana, de esa manera María pudo comenzar a tener tiempo para sí misma. Un miembro de la iglesia que era obrero de la construcción habló con su capataz y le consiguieron trabajo a Juan. La pareja también fue invitada a participar en grupos de hogar donde encontraron apoyo natural y espiritual.


Al finalizar el año, la trabajadora social emitió un informe diciendo que Juan y María podían tener la custodia incondicional de los niños. Ella indicó en su informe que la pareja había elevado el nivel de sus habilidades como padres por encima de lo esperado y que el riesgo de posible abuso era muy bajo en ese hogar.En su informe, mencionó todo el trabajo que la iglesia había realizado para llegar a este punto.