LA VERDADERA FELICIDAD


Juan 13:1-17 La felicidad en la vida cristiana no depende de las circunstancias sino de una decisión.

Para los que no creen en Cristo, la felicidad depende de las buenas circunstancias. La sonrisa puede variar según están las cosas o como se lleva con su suegra o su cuñada, si tiene problemas en el trabajo o en el hogar. Pero si esa persona está pasando por una situación difícil probablemente sienta que la felic

idad está muy lejana. Sin embargo, según la Biblia, el secreto de la felicidad no depende de lo que me ocurre en la vida sino de una decisión; que por demás acertada, produce felicidad.

Esa decisión es aceptar a Jesús en el corazón. Es vivir con Él, nuestra vida; es entender que no dependemos de lo que la vida nos depare sino que tenemos el gozo de Cristo en nuestro corazón, pase lo que pase. Por supuesto que vamos a tener luchas y batallas porque son parte de este mundo, pero siempre debemos tener en cuenta que eso es momentáneo. La Escritura dice en el Salmo 30:5b: “Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría”.



Esto quiere decir que hay un tiempo para llorar, para lamentarse, pero también hay un tiempo para tomar la victoria.
Veamos algunas razones de decepción de la gente que los aleja de la felicidad:
En primer lugar es porque siempre están esperando un cambio que no llega, eso roba la alegría. Hay gente que dice: "Seré feliz cuando las cosas cambien", pero lamentablemente, eso se puede demorar mucho.

También hay gente que dice: "Si yo hubiese tenido una mejor familia, una mejor educación, mejores posibilidades en la vida, si yo viviera en una casa nueva, si tuviera auto, si viajara... sería feliz". Pero la realidad es que a pesar de no tener todas estas cosas, uno puede ser feliz en el lugar y en la posición en la que se encuentra ahora mismo, teniendo a Jesús en el corazón.

Otros se encuentran tristes porque se sienten culpables. Muchos no

pueden creer que Dios los haya perdonado. La Biblia es muy clara al respecto cuando nos habla del incomparable amor de Dios que nos recibe tal cual somos.Otra razón de descontentamiento es el vivir comparándose con los demás. Esa comparación produce amargura por lo que no tengo en lugar de agradecimiento y disfrute por aquello que tengo. Tenemos que ser agradecidos por todo lo que Dios hizo y hace por nosotros cada día. Debemos recordar las victorias que hemos vivido.También produce descontento el corazón duro; la Palabra de Dios nos habla en el libro a los Hebreos sobre el pueblo de Israel a quienes se les había endurecido el corazón. Un cardiólogo decía que hay una enfermedad que provoca que el corazón comience a endurecerse, esta se llama "corazón de piedra" y puede llegar a causar la muerte. Y así como pasa con nuestro corazón físico, también sucede con
el corazón espiritual. La falta de perdón, los celos, la envidia, el afán, la ansiedad y esas cosas de la vida, van endureciendo nuestro corazón hasta hacerse casi de piedra.

Pero Jesús nos dice que hay una fórmula para la felicidad, en San Juan 13:17 dice: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados (otra traducción dice "felices") seréis si las hiciereis”.

Hoy vamos a remarcar tres principios para aprender a vivir en el verdadero gozo, el contentamiento espiritual:

Nº1- La verdadera alegría es el resultado de una vida de servicio.

Jesús lo enseñó en este pasaje, San Juan 13:3-4. (Ver)
Aquí vemos el primer secreto para tener una vida de felicidad, y es aprender a tener una vida de servicio. El lavado de los pies era un trabajo de los esclavos. Cada persona que llegaba a una casa, si tenía cierto nivel social, era recibida en la entrada por un esclavo (cuyo rango era el más bajo, era tratado casi como un perro) quien lavaba la suciedad propia del caminar con sandalias en calles de tierra. Estos esclavos eran despreciados, y su labor era la más baja
. Sin embargo Jesús eligió tomar este lugar para enseñarles una lección espiritual a sus discípulos.

¿Por qué Jesús tomó el lugar de siervo y esclavo?

La Biblia nos habla acerca de Jesús quien pudo comprender el gozo que genera el servicio; al servir a Dios y a los demás con fidelidad.
Filipenses 2:5-8 (ver) nos habla que siendo Él el Hijo de Dios no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse sino que se despojó a sí mismo tomando forma de hombre, y estando en la condición de hombre se humilló hasta la posición de siervo y de esclavo. Esto quiere decir que Jesús voluntariamente tomó la posición de siervo. Él es el ejemplo de servicio y de entrega quien renuncio así a sus derechos a pesar de ser el rey de gloria. A tal punto que el mismo Pedro le dijo (parafraseado): "No me puedes tocar, no puedes ocupar ese lugar tan desagradable, no te puedes degradar tanto. Tú eres el maestro" y Jesus le dijo: "Lo que estoy haciendo ahora es una lección espiritual que por el momento no la entiendes pero ya la entenderás después. Lo que estoy haciendo es mostrarte la verdadera fórmula de tu felicidad; la cual no radica en que te sirvan sino en servir a otros. Tu alegría es ser de bendición
a los demás. Tu alegría no es estar preocupándote por defender tus derechos sino al revés. Jesús les dio esta enseñanza después de haber escuchado seguramente las conversaciones de sus discípulos quienes estaban preocupados por ocupar los mejores lugares de autoridad en el reino de los cielos. Nuestra naturaleza humana quiere acaparar la atención de los demás, quiere que todos se vuelquen hacia mí. Uno, en la carne, busca estar primero, y eso muchas veces nos dificulta el disfrutar el servir a los demás.

Este pasaje nos deja una gran enseñanza cuando dice: “Debéis lavar los pies los unos a los otros”. ¿Esto me dice que debo lavar los pies de mis hermanos para ser más espiritual?, definitivamente no. Aquí habla de que lavar los pies es una actitud del corazón y no de las manos, está diciendo que debo ser humilde y honrar a mis hermanos. Esto es lo que nos va a dar felicidad.

¿Cómo puedo implementar la ayuda a nuestros hermanos?
Primero, ayudarlos en oración teniendo una sincera preocupación. En Gálatas 6:2 (ver) dice que debemos llevar las cargas los unos a los otros, debemos interesarnos en lo que le está pasando a quienes tengo a mi lado. Jesús estaba diciendo a sus discípulos: "Ustedes tienen un corazón egoísta y están continuamente pensando y discutiendo acerca de quién merece más que el otro. Pero yo les enseño que el secreto de la felicidad está en servir, en honrar y en levantar al otro".
Otra manera de bendecir al hermano es perdonando sus ofensas. En Efesios 4:32 dice: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.

Nº2-El secreto de la felicidad radica en la sumisión a la voluntad de Dios.

El que se sujeta a la voluntad de Dios, es fiel y por lo tanto, es bendecido. Juan 13:6-8 (ver). Aquí hace referencia a Jesús queriendo lavar los pies de Simón Pedro, quien se sorprende y se niega a recibir el lavado de pies pero también habla de la afirmación que hizo el Señor al decirle que era la única manera de tener comunión.

Cuando uno recibe a Cristo como su salvador personal toda la vida se santifica, pero ese diario andar muchas veces nos trae alguna situación que ensucia nuestros pies. Jesus enseña que la persona feliz es aquella que lava sus pies cada día, que deja en el altar de Dios todas sus cargas y pecados y se arrepiente. Cada uno de nosotros ya hemos sido perdonados, nuestra vida y nuestro ser han sido lavados pero el caminar en este mundo tan sucio hace necesario que vuelva al Señor cada día para ser lavado de mis errores. Aquí hay otra verdad que trae felicidad: aprender a confesar nuestros pecados a Dios. No olvidemos que permanentemente nos equivocamos. Es más, la Biblia nos habla en 1 Juan 1:9 que Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

Jesús quería enseñarles que no necesitaban ser lavados íntegros porque ya se habían convertido. Él indicaba que era necesario lavar solo los pies, lo cual se traduciría en confesar la bronca de cada día, los errores, las situaciones que generaron dolor en mi vida. Es por eso que Cristo le dijo a Pedro que debía lavar sus pies porque de lo contrario no iba a poder tener comunión con él.

Cuando uno camina con Jesús aprende una verdad: si tiene pecado, entonces la comunión con el Espíritu Santo se corta. El secreto para una vida de felicidad es aprender a confesar nuestros pecados.

Nº3- La felicidad es el resultado de la seguridad que provoca el saber que Dios está conmigo.

¿Qué es lo que me trae gozo? Según este pasaje, lo que me trae gozo es que yo pertenezco a Cristo. En el versículo 10 dice: “Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos (haciendo referencia a Judas)”. Con esto, estaba diciendo que el resultado de la salvación es que le pertenecemos al Señor. Y cuando uno le pertenece, está seguro de ser hijo de Dios.

Si quieres ser feliz, debes primero comprender quien eres en Dios. No eres esclavo ni estás en derrota. Si quieres tener gozo, tienes que estar seguro de que sus promesas son tuyas, que su poder es tuyo, que intercede por nosotros ante el Padre por cualquier necesidad o problema que podamos tener (Romanos 8:34). Esto trae gozo! el saber que las promesas de Dios se van a cumplir porque Él está contigo!! Eres un hijo o una hija de Dios totalmente transformado, justificado, regenerado, y salvo por la sangre de Jesucristo. Claro que vas a cometer pecados y seguramente tus pies se ensuciarán pero no dudes en acercarte al trono de gracia y aceptar el perdón para cada día!

Recuerda, la fórmula para tener la felicidad que tanto necesitamos, consta de tener un corazón de servicio, de estar sumiso frente a la Palabra de Dios y de disfrutar de la seguridad de saber quién eres en Él. Nada puede fallar! La bendición ya está en tu vida