LA PROSPERIDAD DE SARA

Sara fue madre de naciones pero no tuvo tierra propia. 
Cuando el Creador terminó Su obra vio que todo lo que había hecho era bueno en gran manera; pero los seres vivos aún no tenían nombres que los distinguieran. El relato da a entender que Dios puso nombre a su criatura; nadie si no Él pudo hacerlo, pues el significado de Adán, en hebreo, es ‘hombre de la tierra’. Luego, el Creador delegó a su vez en Adán la tarea de poner nombres a las bestias y el ganado del campo, lo que hizo acertadamente el hombre creado a imagen y semejanza de Dios.


Cuando Dios le trajo la mujer que había creado el varón también le puso un nombre: Varona; feliz de reconocer en ella su carne y sus huesos. Varón y Varona fueron puestos por Dios para labrar y guardar Su huerto, crecer y multiplicarse.

Después de desobedecer a Dios y ser expulsados de Edén, Adán cambia el nombre de Varona por Eva, ya que vino a ser ‘madre de todos los vivientes’. Ambos transmitieron el pecado a la humanidad, sin solución de continuidad.

Por otra parte, el AT menciona claramente diversas ocasiones en que Dios cambia o anticipa el nombre de una persona. Abraham es el primero en figurar en la lista; y Sara es la primera mujer. El tema de los nombres amerita un estudio amplio, dada la importancia que tienen en el Plan divino y el que no poca gente le asigna. Solamente digamos aquí que cuando Dios decide poner un nombre a un ser humano lo hace por un motivo de especial importancia.

REALIDADES CONTRADICTORIAS

Como nuera de Taré, Sarai era una mujer privilegiada. Estaba unida a Abram, uno de los herederos de una gran familia en la que no se conocían privaciones. Una mujer que llamaba la atención por su belleza, a la que no le falta nada; salvo una cosa: no podía traer hijos al mundo a causa de su esterilidad. Para quienes no lo saben, es bueno decir que al principio de las civilizaciones humanas la vida era más larga que ahora. El hecho de que se tuvieran hijos a una edad más avanzada que ahora no debiera ser motivo de distracción y que nos apartemos del centro de esta historia y sus lecciones para el día de hoy .

Ya vimos que en todas las culturas antiguas la fertilidad era sinónimo de prosperidad; también, que el Creador dotó a Su creación con capacidad para fructificar y multiplicarse. Pero, vimos también cómo el pecado rompió la armonía entre el hombre y su Creador. Imaginamos entonces a Sarai, mujer sin prole, viviendo en medio de una familia donde otras mujeres amamantaban. Cuando su suegro da la orden de salir de Ur, también llevan a Lot, cuya edad se desconoce, pero se sabe que era huérfano de padre. El dolor por la pérdida de hijos y la imposibilidad de traerlos al mundo marcaron a la familia de Taré.

Abriendo un paréntesis de milenios, digamos que la infertilidad - a pesar de los asombrosos avances de la ciencia – aún hoy es motivo de dolor y tristeza. Ocurre que solo unos pocos afectados por este problema pueden acceder a la fecundación artificial. Donde son permitidos, los métodos empleados varían desde el alquiler de vientres a la fecundación in vitro. Sea por cuestiones de dinero, o de ausencia de la adecuada preparación mental, emocional y espiritual la inmensa mayoría no accede a esas soluciones. Viven en hogares donde la tristeza lleva años instalada en la habitación preparada para el niño que no llega.

Paradójicamente, se incrementan los defensores del aborto legalizado en el mundo. La Organización Mundial de la Salud informa que de 210 millones de embarazos anuales en el planeta 80 millones son embarazos no planeados, y el 58% de estos son interrumpidos (la vida humana es abortada). ¡46 millones de abortos anuales!Esta práctica tiene un sin número de otras horrorosas implicaciones, para mencionar sólo una de ellas del mismo informe: mueren 68 mil mujeres por año a causa de abortar legal o ilegalmente.

Es un dato real que debiera golpearnos fuerte. Pero ¿Es que alguien denuncia estos crímenes sin castigo? Por el contrario, estamos asistiendo a muy publicitadas manifestaciones en favor del ‘derecho al aborto’.

La adopción es otra vía contemplada para proporcionar una familia a niños o niñas que carezcan de ella. La legislación internacional busca optimizar la relación entre la satisfacción de las necesidades del niño sin hogar constituido y las de los padres adoptantes. Sin embargo, se detectan permanentes violaciones de las leyes de adopción; para no mencionar el infame comercio mundial practicado por grupos de mafiosos.

Podríamos sumarnos a los numerosos escritos sobre estos temas tan oscuros de la conducta humana que ponen de manifiesto las abismales diferencias entre el Propósito del Creador y los negativos logros del hombre en rebeldía con Él. Como contraste, la doctrina de la adopción es fundamental en la Biblia pues revela el amor de Dios como Padre de todos los que reciben a Jesucristo.

¡Cuán conflictivamente contradictorios llegamos a ser los ‘humanos’ como esclavos del engañador.

SARAI USA EL ATAJO A LA PROSPERIDAD

Volviendo al tema central de nuestra nota, debemos tener en cuenta que la cultura de los antiguos caldeos era consecuencia de una estructura social muy diferente a la de pueblos vecinos. Como ya se ha dicho, Ur era la ciudad por excelencia. Allí se veía el resultado de la facilidad con que los caldeos incorporaban aspectos culturales, idioma y costumbres de otras razas, mientras ellos conservaban su idioma y su idiosincrasia. En suma, habían constituido una especie de aristocracia o de raza superior a las demás.

Siguiendo las costumbres de su comunidad Sarai respetaba a Abram como a su señor. Quiso demostrar con hechos lo que sentía por su marido y por la situación que ambos sufrían; por eso decidió intervenir de manera práctica en la llegada del primer hijo de ambos: le rogó a Abram que tomase a Agar por mujer.

De esta propuesta nació Ismael.

El relato bíblico no nos autoriza a afirmar que Sarai supiese del pacto de Jehová Dios con Abram; o que este le hubiese participado de la promesa divina de un heredero. Sin embargo, lo supiese o no, para poner punto final a la infertilidad Sarai cayó, como antes Eva, en el seductor atajo ofrecido por el tentador.

A causa de esta comedida decisión humana, al comprobar Agar que está encinta comienza a despreciar a Sarai. La fértil sierva se burla de su estéril ama. Sarai le hace un duro planteo a su marido; éste rompe el vínculo inicial, renuncia a su autoridad sobre Agar y la regresa a su condición de sierva de su esposa. De esta manera, Sarai quedó en libertad para mandar a Agar sin la intervención de Abram. Lejos de llamarla al orden Sarai elije el camino de la venganza y aflige a Agar hasta que esta no puede soportar más y huye al desierto a pesar de su estado. Pero Dios se ocupa de la madre egipcia y le envía un mensajero que la convence para regresar en sumisión al hogar donde vive, donde tanto ella como su hijo habrían de ser bendecidos. Este incidente es importante en cuanto al nacimiento de Isaac, el niño prometido por Jehová a Abram. Nació Ismael a quien Abram mucho amaba y ya era un hermoso adolescente; pero, pasaban los años y el silencio divino se prolongaba. Hasta que un día, sin aviso previo, se presentan a Abram tres mensajeros de parte de Dios que le confirman que en un año habría de producirse la prometida maternidad de su esposa.

Cumplido el tiempo, llega el milagro: la que era estéril trae al mundo a Isaac. Superada la imposibilidad orgánica, perdonada la apresurada conducta producto de la desesperación, ahora la bendecida madre celebra con risas de júbilo la incomparable obra de Dios realizada en ella y en su marido. Nadie mejor que las mujeres para saber lo que significa la concepción que es fruto del amor conyugal, el largo período de gestación de una vida y el, a veces, muy doloroso trance del parto. De la misma manera, no hay hogar más feliz que aquél donde nace un niño, una niña, que es símbolo de la prosperidad ideada por un maravilloso Creador. No en vano inspiró el Espíritu al salmista para cantar esta gloriosa revelación de la generosidad de un Dios que también es Padre:

 “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.”  

No todo es alegría, sin embargo, en el hogar de Abram y Sara. Llegan los días cuando Ismael burla a Isaac y esto renueva la antigua disputa entre Agar y Sara, la sierva y su ama. Por esta razón Ismael y su madre son expulsados de la casa de Abraham. De todos modos, Dios bendice a Ismael y lo hace la simiente de una futura gran nación. De él descienden los árabes; todos los musulmanes se consideran descendientes de Ismael.

LOS CAPRICHOS DE LA PROSPERIDAD HUMANA

Sara y Abraham repiten la historia de su viaje a Egipto. En su peregrinar por la tierra que Dios le había mostrado a Abraham se establecen como forasteros y visitan a Abimelec. Ella acepta pasar como hermana de él y el rey de Gerar desea hacerla parte de su harén. La doble conducta siempre produce resultados no esperados; en este caso Dios – de manera sobrenatural - impide que Abimelec se una a Sara y con ello quede invalidado el pacto con Abraham. Abimelec se convierte en el impensado instrumento que hará recapacitar a Abraham. Tras recibir la reprimenda que merecían, Abraham se arrepiente e intercede ante Dios por la familia de Abimelec caída en la infertilidad a causa de su propio pecado. Dios le responde devolviendo la fertilidad a la casa del rey de Gerar. Abimelec recompensa al matrimonio dándoles ganado, siervos y siervas y un lugar a elección para vivir en su territorio.

En este punto debemos convenir en que muchos son atraídos a esta manera de vivir en la que se mezcla la picardía humana con la obediencia a Dios. ¿Cuántas veces no somos tentados a hacer lo mismo? 

El apóstol Pablo pone las cosas en claro cuando luego de enseñar sobre el propósito de la ley anuncia:

 “más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.”  No obstante, para evitar que caigamos en la trampa que nos tiende de la carne, nos pregunta a los cristianos:

 “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”  (22) 

Aquí es donde debemos detenernos al analizar la prosperidad desde la óptica de Sara. La esposa de Abraham lo consideraba su señor y le obedecía en sus decisiones. Pero, entre ellos había una carencia muy grande que era la falta de un heredero. Mucho antes de recibir la promesa de que serían padres ellos vivían conforme a sus costumbres; cuando lo consideraron oportuno tramaron un ardid en el que pusieron en juego la salud del matrimonio como base de la familia ideada por el Creador. Dos veces lo hicieron. La segunda, después de la promesa. Primaba en ellos la convicción de que todo lo que hicieran, no importase qué ni cómo, sería prosperado por ese Dios al que comenzaban a tratar como al único y verdadero. Aún no habían comprendido lo que es la gracia, para recibir la cual no hay mérito humano apropiado ni suficiente. Esto ocurre en los que la Palabra no prospera, como explica la parábola de Jesús de la semilla que brota pero que pronto es asfixiada, o la que cae junto al camino y es comida por los pájaros.

LA PROSPERIDAD DIVINA ES PRODUCTO DEL SACRIFICIO

En nuestra nota anterior vimos que la prosperidad de Abraham vino como consecuencia de su disposición a obedecer a Dios hasta el sacrificio. De ese sacrificio – que no se consumó en la piedra del monte de Moriah ni en la persona de Isaac, el hijo de la promesa – proviene la enseñanza del sacrificio que Dios estuvo dispuesto a consumar en la persona de su propio Hijo: Jesucristo, en el monte Calvario (Gólgota).

Al sacrificio en propiciación por nuestros pecados, el Señor lo tenía preparado desde antes de la Creación para brindar la verdadera prosperidad y abundancia de bienes a quienes se arrepienten de sus pecados, reciben a Cristo en sus corazones y le siguen en obediencia hasta su segunda venida, cada día de sus vidas.

Sara también aprendió por experiencia que servir en total sumisión al verdadero Señor es la base de una vida fértil y productiva: se convirtió en ‘madre de naciones’ – como le fue prometido por Dios mismo – y es figura de la Jerusalén celestial:  la ‘de arriba, la cual es madre de todos nosotros’  como enseña Pablo a los Gálatas:

 “Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.  
 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.” 

Sara fue madre de naciones pero no tuvo tierra propia. Si leemos con detenimiento su historia, veremos que – como decimos vulgarmente – no tuvo ‘dónde caer muerta’. Su marido tuvo que negociar con Efrón, hijo de Zohar la compra de un terreno donde sepultarla una vez muerta, a la edad de 127 años.

 “Después de esto sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela al oriente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán.”  

Isaías se refiere a ella como la madre de la nación israelita  y el apóstol Pablo como la madre del hijo de la promesa.

Sara es aquella bienaventurada mujer a la que debieran mirar todas las mujeres, y hombres, que se consideren cristianos. Porque Sara, mujer como cualquier otra, vino a serfigura de la mujer que peregrina en busca de una patria mejor; símbolo de la cristiana verdadera y, ¿por qué no?, de todo genuino cristiano.

Enseñar que debemos ser como Sara para ser prosperados por nuestro Dios, es caer en herejía. Los cristianos somos llamados a confiar en Jesucristo, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, en quien tenemos perdón de pecados, adopción como hijos e hijas de Dios y una herencia incorruptible y eterna en los cielos. Esta es la incomparable prosperidad del cristiano genuino; la que Sara simboliza con su vida.

 NOTAS
 1. ‘Adán’ p roviene del  hebreo אָדָם (ʼĀḏām), y significa "hombre", "rojizo", "sangre", o "hecho de tierra"; hombre de tierra roja 
 2. Génesis 2:23. Nótense tres características del ser creado por Dios: 1. El hombre es una unidad doble: ‘varón y hembra’. 2. El cuerpo de la mujer es de carne y huesos por haber sido creado a partir del cuerpo del varón. 3. Al unirse el varón y la mujer los dos conforman una sola carne. Separados ya de Dios, Adán anticipa que el hombre y su mujer serán uno tras dejar a sus padres. No hay mejor reconocimiento que éste, del propio ser creado, para apreciar el orden impreso en el maravilloso diseño divino. Toda unión diferente entre humanos es una afrenta al orden y diseño divinos y trae como consecuencia la separación eterna de Dios 
 3. Génesis 3:20.  
 4. La desobediencia, el rebelarse contra el mandato divino, fue causa del pecado. El capítulo 3 del Génesis enseña que, desde entonces, el ser humano nace pecador, ‘no da en el blanco’, hasta que el Espíritu de vida lo hace ‘nacer de nuevo’. Juan 3; Romanos 3:23; 5:14-21 
 5. Génesis 17:5; y Dios le ordena poner el nombre de Isaac al hijo que nacerá del matrimonio con Sara 
 6. Génesis 17:1, 15-22. En el idioma hebreo Sara significa ‘princesa’ o ‘señora’. Es considerada esposa de Abrahán (11:29) e hija del padre de éste, pero no de su madre (20:12). Era unos 10 años menor que su marido (17:17) y, por tanto, tenía unos 65 años cuando su esposo partió rumbo a Harán (quien tenía 75 años; 12:4) 
 7. Jesús es, de todos, el nombre más hermoso por su significado: ‘él salvará a su pueblo de sus pecados’ Mateo 1:21; Lucas 1:31; 2:21; Juan, el bautizador, dio testimonio del significado del nombre puesto por Dios a Su Hijo, Juan 1:29, 36  
 8. Génesis 6:3; ver Deuteronomio 31:2 y 34:7 donde Moisés confirma que se vivía hasta los 120 años 
 9. Ibíd. 1:22, 28; 9:1, 7 
 10. Nada hay más enternecedor que un matrimonio que espera la llegada del primer hijo o hija; invierten con anticipación en ello aún antes de saber que la esposa ha quedado embarazada; es entre todas la experiencia más maravillosa que puede vivir el ser humano. Los animales no se diferencian, numerosos videos y fotografías lo demuestran. Los que nunca han tenido animales domésticos se pierden el hermoso cuadro de una madre atendiendo con total dedicación a sus crías (o crías ajenas) 
 12. Para este tema encontré una buena síntesis en: http://www.elcristianismoprimitivo.com/doct31.htm 
 13. El apóstol Pedro presenta a Sara como a una buena esposa (1ª Pedro 3:6), en la epístola a los Hebreos 11:11 se alaba a Sara por su fe. Agar bien podría haber sido entregada al matrimonio cuando el faraón los expulsó de Egipto; el significado del nombre Agar (del hebreo Hâgâr) es ’huída’, ‘fuga’, ‘forastera’; para más información recomiendo consultar el ‘Diccionario Cristiano:  www.wikicristiano.org/diccionario-biblico/3973/sara 
 14. Génesis 16:1-16 
 15. Ibíd. 16 muestra la decisión típica de los que evalúan racionalmente solo la naturaleza de la realidad visible. Con esa conducta compiten con Dios y producen un resultado sólo parecido a lo prometido por Él en Su infinita sabiduría. Sarai se condujo, como hace la inmensa mayoría, de acuerdo al ‘cronos’ humano, sin respetar el ‘kairós’ divino. El engaño no produce más que una burda falsificación de las promesas de Dios y sus consecuencias son siempre nefastas 
 16. Ibíd. 16:4 
 17. Génesis 18. El significado del nombre Isaacalude al momento en que Abraham ríe en su pensamiento al escuchar la noticia y a ese otro momento (mucho tiempo después del pacto) en que la esposa de Abraham se ríe en su interior cuando oye el anuncio de su maternidad por parte de los enviados de Jehová Dios; nuevamente, el cronos humano no permite ver al kairós divino 
 18.  Salmos 127:3-5  
 19. Génesis 21:9, comparar con Gálatas 4:29; Abraham cumplió con la orden divina y con mucho dolor despide a Ismael con su madre según leemos en este capítulo del Génesis 
 20. Ibíd. 20  
 21. Romanos 5:20b, 21 
 22. Ibíd. 6:1  
 23. Mateo 13; recomiendo leer todo el capítulo 
 24. Gálatas 4: 22-26; leer todo este capítulo para tener la enseñanza completa 
 25. Génesis 23:19 
 26. Isaías 51:2  
 27. Romanos 4:19; 9:9 

LOS DESIGNIOS DE DIOS

La Biblia dice que los hombres se habían inclinado a la maldad, pero había un hombre llamado Noé.  Los designios del corazón de Noé no eran maldad, por lo que halló gracia delante de los ojos de Jehová.  Todos fallamos y cometemos errores; el problema está cuando el corazón se corrompe y todo lo que se piensa es maldad. 
Cuando hablamos de designios, podemos también hablar de planificar y construir.  En medio de tanta maldad en la tierra, había un hombre cuyo designio no era hacia el mal, y Dios le da los planos del Arca para salvarle junto a su familia. 
En esta historia, muchos enfatizan el juicio que vino sobre la tierra, no viendo la misericordia de Dios que, por uno cuyo designio no era de maldad, tuvo misericordia.  Basta con que Dios halle uno, para que Dios se mueva a misericordia y no destruya la tierra por completo. 
En tu familia, en tu comunidad, en tu trabajo, solamente hace falta uno, cuyos designios no sean de maldad.  Dios no busca a alguien perfecto y sin heridas, sino a uno que sea sensible y obediente a los designios de Dios.
La biblia dice de Noé que era varón justo, perfecto en sus generaciones y que con Dios caminó Es interesante que cambia un poco la expresión que usa para referirse a Enoc, quien también caminó con Dios.  Los hebreos enseñan que es un énfasis que Dios da en la palabra para expresar la relación tan sólida que tenia Noé con Dios. Queriendo decir que, a pesar de todo lo que le rodeaba y de la corrupción que había en la tierra, con Dios caminó Noé. 
Enoc fue el único que no vio muerte de su familia.  Sin embargo, lo que Dios hace con Noé, lo hace también por su familia.  Noé logro tener un nivel de relación con Dios que hizo que se toda su familia se salvara junto con él.  Dios dejó a Noé en la tierra para que, a través de él, se conocieran los designios de Dios. 
La razón por la cual no te has ido al cielo es porque Dios te va a salvar a ti y serás el medio para salvar a  los tuyos.  Si Dios te hubiera buscado solamente para que le conocieras, el día que le conociste te hubiera llevado con él.  Pero, si aún estás aquí, es porque eres el responsable de construir el arca para salvar a tu familia.  Hay muchos en la familia que, si no estuvieras en el lugar en que tú estás, ¿dónde estarían ellos hoy?
Tu relación con Dios es necesaria no tan solo para ti, sino también para los que te rodean.  La biblia no dice que los hijos de Noé hallaron gracia delante de los ojos de Dios, pero sí su padre.  Sabemos que, después del diluvio, sus hijos cometieron grandes errores, pues estuvieron mucho tiempo viviendo en un lugar corrupto.  Aunque tu relación con Dios salva a tu familia, luego ellos tendrán que tener un encuentro con Dios y saber levantar un arca.  
Definitivamente, tu manera de vivir se verá reflejada en otras personas.  Es por esto que debemos cuidarnos y vivir correctamente.  Has sido llamado para construir un arca y que otros se salven.  Maximiza tu relación con Dios y muéstrale al mundo que, por encima de tantos problemas y de tanta corrupción, vale el esfuerzo caminar con Dios

A LA MANERA DE DIOS

Eclesiastés 4:9 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 

Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. 

En muchas ocasiones lo que queremos y lo que necesitamos son 2 cosas distintas, y sobre todo cuando pensamos en los asuntos de Dios, ya que todo el tiempo solemos creer que Dios tiene algo mejor para nosotros cuando no recibimos lo que queremos y de cierto modo nos conformamos, pero pocas veces recibimos eso "mejor" de lo que hablamos, se ha puesto a pensar en ello. 

La mayoría de las veces no tiene tanto que ver con que Dios tenga algo mejor, a veces ni siquiera involucramos a Dios en las cosas, pensamos en Él, quisiéramos que Él nos diera lo que pedimos, pero nunca pasamos por la intimidad con Él, es decir, ni siquiera le pedimos su opinión acerca del asunto, tomamos a Dios como nuestro toma pedidos y no como nuestro Dios, ni siquiera como nuestro cómplice en lo que pretendemos hacer. La Biblia nos enseña que difícilmente tendremos una relación con Dios al que no vemos si no aprendemos primero a tener una relación con las personas alrededor de nosotros a las que si vemos y eso hace mucho sentido, ya normalmente solemos actuar completamente de la manera contraria a como hablamos. 

Se ha puesto a pensar que cuando se enoja, se siente triste, se desilusiona, o simplemente se siente mal, lo primero que hace es alejarse y aislarse de las personas?, siendo que Dios anhela ser nuestro refugio, nuestro consolador, nuestro sanador, pero normalmente tenemos una relación con un Dios que no habla y que no contesta, por tanto nos es difícil acudir a Él en este tipo de situaciones, ya que no sabemos compartir nuestro corazón. Por tanto Dios nos sugiere que primero practiquemos con los hombres, de hecho nos dice que para que pueda haber perdón de pecados, necesitamos ir a confesarlos a otro hombre, no para que nos perdone, sino para que podamos hablar de nuestra intimidad con alguien mas y aprendamos a ser honestos, una vez que tengamos amplia práctica en esto, aprenderemos a hacer lo mismo con Dios.

Esto se lo comento, porque solemos hacer oraciones en silencio desde nuestro pensamiento y confundimos nuestro pensar con orar y confesar, y a veces ni siquiera sale de nosotros lo que oramos y lo que pensamos, no le estoy diciendo que siempre sea así, pero suele pasar, y Dios lo sabe, por eso nos pide que practiquemos con otros. Trabajar en unidad con otros es un modo de oración, porque si aprendemos a hacer proyectos en conjunto con otras personas, aprenderemos a hacerlo con Dios también, de modo que podremos ponernos de acuerdo en todo y sabremos delimitar la responsabilidad de cada uno y aprenderemos a no meternos demás en terrenos de Dios. 

Y justamente por eso escribía el sabio Salomón acerca de esto en el libro de Eclesiastés, sabiendo que si aprendemos a hacer sociedad y acuerdos con los hombres, jamás pasaremos por una pena, por un dolor o una ansiedad, solos, pero también nuestro éxito sería asegurado cuando aprendiéramos a hacer cosas en unidad, entendiendo que es un principio de Dios que nos asegura plenitud de acuerdo a la naturaleza que Dios nos dio.