CONFIANDO EN DIOS AUNQUE LA VIDA DUELA

Si Dios realmente está en control, ¿por qué permite un accidente, la pérdida de un trabajo, el cáncer en un ser querido, o la muerte de un niño? 

Es la experiencia del autor que cambió su vida y ahora nos la comparte en este valioso libro.


Notas personales extraídas del libro “Confiando en Dios aunque la vida duela” del autor Jerry Bridges. 
¡No importa por qué clase de calamidad o problema en particular estemos atravesando; pero sí podemos estar seguros de que nuestro Padre tiene un propósito amoroso.
Aunque nuestro dolor sea trivial o traumático, temporal o interminable, debemos aprender a confiar en Dios y glorificarle en estas situaciones, sin tener en cuenta la naturaleza de ellas. 
Si vamos a confiar en Dios, debemos aprender a aceptar que Él está trabajando continuamente en cada aspecto y momento de nuestras vidas para nuestro supremo bien final.
Nada es tan grande o tan pequeño para escapar de la mano soberana de Dios.
La araña construyendo su red en el rincón, y Napoleón guiando a su ejército a través de Europa, están bajo el control de Dios.
La Biblia no deja lugar a dudas, Dios nunca se frustra, “y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” (Daniel 4:35).
Aunque  a menudo no entendemos los caminos de Dios, Él está obrando soberanamente en todas nuestras circunstancias.
Dios tiene el control; Él es soberano. El hace lo que a Él le place y determina si nosotros podemos hacer lo que hemos planeado. Esta es la esencia de la soberanía de Dios; su absoluta independencia para hacer lo que le satisface y su total control sobre las acciones de todas sus criaturas. Ninguna criatura, persona o imperio puede frustrar su voluntad o actuar fuera de sus límites.
La confianza en la soberanía de Dios en todo lo que nos afecta es crucial para nuestra fe en El. Si hay un evento particular en todo el universo que pueda ocurrir sin su control soberano, entonces no podemos confiar en Él. Su amor puede ser infinito, pero si su poder y su propósito pueden frustrarse, no podemos confiar en Él.
Dios gobierna tan seguramente en la tierra como en el cielo, y permite, por razones que sólo El conoce, que las personas actúen en contra y desafiando su voluntad revelada, pero nunca les permite actuar en contra de su voluntad soberana.
¿Alguien te quiere hacer daño? Esa persona no puede absolutamente ejecutar
su malicioso plan, a menos que Dios lo haya ordenado primero para un propósito para tu bien que solo Dios sabe.
Nadie puede hablar y hacer que suceda si el Señor no lo ha ordenado (Lamentaciones 3:37).
Nos sentimos heridos y sufrimos; pero en medio de nuestro sufrimiento debemos creer que Él tiene el control y que es soberano.
La soberanía de Dios es esa impenetrable roca de la cual el sufriente corazón humano se aferra. Margaret Clarkson
Las circunstancias que rodean nuestras vidas no son accidentes: Ellas pueden ser el trabajo del diablo pero éste es sostenido firmemente por la poderosa mano de nuestro Dios soberano…
Todo el mal está sujeto a Él, y el diablo no puede tocar sus, hijos a menos que Él lo permita (para algún buen propósito final). Dios es el Señor de la historia humana y personal de cada uno de los miembros de su familia redimida
Ni los actos malintencionados y maliciosos, ni los errores involuntarios de las personas pueden impedir el propósito que Dios tiene para nosotros. “No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo, contra Jehová” (Proverbios 21:30).
Nada es tan pequeño y trivial para escapar de la atención del control soberano de Dios, ni tan grande como para estar más allá de su poder para controlarlo.
El insignificante pajarillo no puede caer al suelo sin su voluntad. Así mismo, el poderoso imperio romano no podía crucificar a Jesús a menos que Dios le diera ese poder (Mateo 10:29; Juan 19:10-11).
Ningún detalle de su vida es demasiado insignificante para el cuidado del Padre celestial, y ninguna circunstancia demasiado grande para que Él no la pueda controlar.
Estamos en manos de un Dios soberano que controla todas las circunstancias de nuestras vidas para nuestro bien eterno (Jeremías 32:41).
Dios hace lo que a Él le place, por lo tanto nadie puede actuar, ni ninguna circunstancia puede ocurrir fuera de los límites de su voluntad soberana.
Ninguno de sus planes de Dios se puede frustrar. Dios hace lo que quiere, sólo como Él lo quiere, y nadie puede frustrar sus planes o truncar sus propósitos.
Dios tiene un gran propósito para todos los creyentes: “Hacernos conformes a la imagen de su Hijo Jesucristo” (Romanos 8:29).
Dios tiene un plan para usted, y puesto que es su plan, y nadie puede desviarlo, entonces puede tener la esperanza y el valor. Usted puede confiar en Dios.

Dios nunca se sorprende, y nunca lo cogemos fuera de guardia o frustrado por sucesos inesperados. Él hace lo que quiere, y eso siempre es para su gloria y nuestro bien.