RESPUESTA A UN CORAZON HERIDO


Familia Corazon HeridoUna de las estrategias clásicas del enemigo en contra de los hijos de Dios es provocarles un sentimiento de ser abandonados por Dios. Este sentimiento de abandono es la clase de presión que el infierno utiliza para evaluar la confianza de un hombre en Dios.

Este sentimiento de abandono también es encontrado indudablemente entre aquellos enredados en la red de la esclavitud sexual. Incrementando el nivel de vergüenza en nuestras vidas, el enemigo solamente aprieta el lazo corredizo de la esclavitud sexual alrededor de nuestras almas. Ante tal adversidad, nuestra única fuente de esperanza y sanidad duraderas resulta de comprender el poder de la sangre de Cristo para liberarnos de la vergüenza del pecado.

La sangre de Cristo fue derramada para liberarnos del agarre infernal del pecado y de la muerte en nuestras vidas. ¡El puede sanar el daño más profundo, el trauma y esclavitud de nuestras vidas!

La sangre derramada de Jesús es la respuesta para las necesidades más profundas, los dolores y los daños en nuestras vidas. En última instancia, la integridad es sobre el valor que vemos en nosotros mismos. La cruz declara que Dios ha puesto un valor incomprensible sobre y en cada uno de nosotros. Nosotros personalmente importamos a Dios.

Mientras podemos definirnos a nosotros mismos por nuestro pecado, o incluso por la falla de nuestra adicción sexual, Cristo nos mira ya que El nos creo para que seamos, apartados y redimidos por él para toda la eternidad.

Relaciones Basadas en Vergüenza

Vergüenza Fuerte
El mensaje comunicado es:
“Algo está mal con usted.”
“Usted es defectuoso.”
“Usted no está a la altura de las circunstancias.”
“¿Por qué usted no puede ser como …?”

Relaciones Llenas de Gracia

Afirmación Fuerte.
El oído es uno de los sentidos a través de los cuales las personas reciben información sobre sí mismos, sobre otros, y sobre la vida. Las orejas no están equipadas con filtros diminutos que solamente dejen pasar los mensajes sanos de afirmación. Cada mensaje entra. Como adultos, podemos aprender concientemente a evitar ciertos mensajes que nos avergüenzan y nos rompen. Pero el hecho de que tenemos que hacer mucho trabajo para rechazar esos mensajes significa que los hemos escuchado duro y claro en primer lugar.

En familias llenas de gracia, a los miembros se les ha dicho bien fuerte que son amados y aceptados, capaces, valiosos y apoyados. No espere que las personas sean adivinos; no es objetivo pensar que ellos simplemente “lo saben” que usted se preocupa por ellos. Frases como “te quiero”, “tú eres muy capaz”, “Estoy aquí para ti”, y utilizar el nombre de una persona cuando le hablo a esa persona son sólo algunas de las maneras bien fuertes para afirmar a las personas.

Relaciones Basadas en Vergüenza

Orientación al desempeño

El enfoque es en hacer ciertos buenos comportamientos y evitar otros como un medio de ganar valor. El fracaso al realizarlo resulta en vergüenza.

Relaciones Llenas de Gracia

Orientado a las Personas. Todos nosotros necesitamos un ambiente donde sintamos que nuestras necesidades son cubiertas debido a lo que nosotros somos y no debido a lo que hacemos.En familias llenas de gracia, el amor y la aceptación no fluctúan dependiendo de cómo actúan las personas. Las personas son afirmadas por ser quienes son. En familias basadas en vergüenza, el comportamiento es la cosa más importante. Quien es usted entra en último lugar.

Relaciones Basadas en Vergüenza

Reglas No Habladas.

El comportamiento es gobernado por reglas o estándares que raramente son, o de pronto nunca, hablados claramente. A decir verdad, algunas veces la única manera en que ellas son descubiertas es cuando esas normas son violadas. Existe una regla vigente “no puedes hablar sobre eso” que significa que nadie está supuesto a anotar o mencionar problemas, y obliga a las personas a que se mantengan silenciosas. También existe una regla vigente de “no puedes ganar’”.

Por ejemplo, a los niños se les ha enseñado a nunca mentir, pero también se les ha dicho que nunca le digan a la abuela que su carne cocinada sabe mal. No importa que tan duro usted trate de mantener estas reglas contradictorias, usted siempre fracasa al ponerlas en práctica. Y cualquier fracaso al poner en práctica estas reglas resulta en vergüenza. Estas reglas tienden a gobernar las futuras relaciones a menos que ellas sean rotas a propósito.

Relaciones Llenas de Gracia

Reglas expresadas fuertemente / expectativas. En una familia llena de gracia, las reglas están ahí para servir a las personas; las personas no están ahí para servir las reglas. Con el fin de que las reglas sirvan más eficazmente a la familia, todos tienen que saber cuales son las reglas.

Si una regla favorece a ciertas personas (a los adultos y a los niños mayores, o al bebé de la familia), o es demasiado rígida o absurda para decirla en voz alta, usted no debería tener esa regla. No está bien mantener a personas responsables de reglas que verbalmente no sabían que estaban en funcionamiento.

Algunas familias tienen una regla no mencionada que dice, “Los adultos son más importantes que los niños.” Si usted quiere tener una regla que diga, “Los adultos y niños son igualmente importantes”, entonces ni a los adultos ni a los niños se les debería permitir interrumpir cuando otra persona está hablando.

En familias basadas en vergüenza, la persona que dice que hay un problema se vuelve el problema. En una familia llena de gracia, la verdad hablada o revelada nunca es el problema, ni lo es la persona que lo habla. El problema tiene que ver con un problema verdadero, y una solución es buscada. Porque las personas no pierden puntos por tener problemas o por fallar en el desempeño, usted ni siquiera puede hablar de eso.

(Sugerencia: siéntese con su familia por una hora y deje que cada uno hable sobre las reglas que ellos piensan que están en vigor. Luego déjelos que también ellos hablen sobre las reglas que ellos piensan que deberían estar en vigor.)

Dios nos ha llamado a tener en la Familia relaciones basadas en Gracias y no en Vergüenza.

Si en tu familia has mantenido Relaciones basadas en Vergüenza, reconozcalo hoy y pide perdón a Dios y a tu familia. El esta listo para restaurarnos y de seguro que tu familia también.

¿FRUTO PROHIBIDO?

Es parte del imaginario colectivo —y tomando como base el relato bíblico— atribuir a la «manzana» que Eva le dio a su marido Adán una simbología de seducción y atracción a la lujuria y los pecados sexuales. Muchas canciones, poemas y guiones cinematográficos nos remiten en forma sutil o manifiesta a los objetos del deseo que a menudo tienen forma oscura y femenina.

Es, tal vez, esta manera de pensar la que ha llevado a la sociedad a ver la sexualidad y sus manifestaciones como algo inmoral e impronunciable. Hemos realizado una educación sexual insuficiente o inadecuada, pues cargamos con el estigma del «fruto prohibido» que hace que nos avergoncemos de nuestra condición natural de seres sexuados. Por esto hemos distorsionado los conceptos y creado toda clase de confusiones en nuestros niños y jóvenes perpetuando, de esta manera, la idea de que el sexo es un tema sucio y desagradable.

¡Nada más alejado de la verdad bíblica! Los bellos relatos de la creación nos hablan de seres humanos desnudos que no se avergonzaban de su condición. La conciencia de tal desnudez vino con el pecado. Dios, como Hacedor sabio, crea dos individuos muy diferentes en su morfología pero interdependientes y complementarios. La soledad de Adán vino a ser mitigada por alguien de su misma especie con quien podía establecer comunicación al mismo nivel. Ninguno de los animales satisfacía sus necesidades relacionales.
Podemos afirmar, entonces, que Dios mismo pensó en la sexualidad como un ingrediente fundamental para las relaciones de pareja, pues permite la posibilidad de convivencia y una comunión profunda en medio de las diferencias de género.
Es un error común pensar que al hablar de sexualidad se alude solamente a los asuntos puramente reproductivos. Sexualidad es un concepto amplio que incluye todo aquello físico, emocional o social que nos hace hombres y mujeres. Abarca también los sentimientos, el carácter, y las actitudes que acompañan nuestras relaciones. Lo que explícitamente tiene que ver con relaciones sexuales es sólo una parte del mundo de posibilidades que existen en la expresión del afecto y el amor.

Hablar de roles asignados socialmente o de violencia basada en el género es tocar otros aspectos de la sexualidad. Las diferencias culturales han hecho que también existan «permisos» y «prohibiciones» a la hora de abordar el tema. Por ejemplo, ha sido mal visto por algunos esposos que sus esposas les mencionen prácticas que prefieren u otras que no les gustan. Se ha dado por sentado que es el hombre el que tiene un «apetito sexual incontrolable» y que por esta condición son ellos los que deben tomar todas las iniciativas, que no está bien para una «señora decente» manifestar ninguna necesidad al respecto.
En otros sectores se ha visto como algo inmoral que se asocie el «deber conyugal» con el placer. Las mujeres han sido vistas por lo general como «receptoras» por obligación y no como participantes activas con derecho a ser complacidas.
Hay que admitir, por supuesto, que hoy tenemos mayor acceso a información científica, más recursos educativos y mayor apertura social al tema. Sin embargo todavía estamos lejos de tener una sociedad bien formada e informada a todos los niveles. Sólo algunos grupos gozan del privilegio de «saber» lo que necesitan para desechar los mitos y las inexactitudes que hemos aprendido.

Algo que ha estado siempre en el fondo de la discusión —al menos en nuestro medio— es la expresión de que la sexualidad debe estar siempre «abierta a la vida». Es decir, la procreación es la razón de ser de la intimidad sexual entre los esposos. La visión desde la perspectiva bíblica es diferente: es «abierta a la vida» en tanto que es regalo que enriquece lo humano en nosotros y nosotras. Por supuesto que es el medio por el cual el Señor nos bendice con hijos, pero es privilegiadamente un espacio de íntimo acercamiento al ser interior del que amamos. Fortalecemos lazos de compromiso por medio de las manifestaciones físicas del amor.

Podríamos evaluar muchos aspectos de la sexualidad y extendernos en explicar lo que la Biblia nos enseña al respecto —tenemos buenos libros cristianos que nos ayudan—. Sin embargo, baste afirmar, en este espacio, que las múltiples expresiones de nuestra masculinidad o femineidad son muestra preciosa del plan de Dios para nuestras vidas. Él desea que vivamos en plenitud —seamos hombres o mujeres— y esa vida en abundancia supone que entendemos nuestro cuerpo, aceptamos quienes somos y nos abrimos a relaciones matrimoniales armoniosas y equilibradas, donde existe el genuino deseo de que el otro goce de todo lo que Dios ha puesto a nuestra disposición. En este contexto, el fruto no es entonces prohibido ¡es permitido!