AUTOESTIMA E IDENTIDAD II



Una visión acertada de Dios



Idealmente, su conjunto de respuestas hacia Dios, basadas en la acertada percepción de Él, será verdadero.



Pero muchas mujeres luchan por tener que aceptar la realidad de que Dios las ama y que es confiable. En su lugar, se enojan con Dios, sintiendo que dejó de protegerlas o que las dejó caer.



Intelectualmente ellas pueden tener el conocimiento de que Dios es el dador de buenas dádivas, pero emocionalmente lo perciban como el dador de malas dádivas. Davis Seamnds describe el problema a su modo:



“Cuando le pedimos a los individuos que confíen en Dios y que se rindan a él, estamos suponiendo que tienen los conceptos/ sentimientos de un Dios confiable, que solo tienen los mejores intereses en su corazón y en cuyas manos pueden poner sus vidas.



Pero de acuerdo al profundo nivel de coraje hacia el concepto de Dios, pueden escuchar que les pedimos que se rindan a un ogro caprichoso y temible, a un monstruo todo poderoso cuya intención es hacerlas miserables y quitar la libertad de disfrutar la vida.”



Usted y yo necesitamos conocer al Dios de la Biblia y utilizar su Palabra como nuestra fuente de información.



Transfiera las bases de su identidad de sus otras creencias al infalible Padre celestial. El es el único que es constante en su amor y aceptación. ¡Note lo que estas Escrituras –parafraseadas - dicen sobre El y usted!



1.- El es el padre cariñoso, preocupado, que está interesado en los detalles íntimos de nuestras vidas (Mateo 6:25-34).



2.- El es el Padre que nunca nos abandona (Lucas 15:3-32).



3.- El es el Dios que mandó a su Hijo a morir por nosotros, aunque no fuéramos merecedores (Romanos 5:8).



5.- El está con nosotros en las buenas y en las malas circunstancias (Hebreos 13:5).



6.- Ha vencido la muerte (Lucas 24:6,7).



7.- Le da el mismo estatus a todas las razas y sexos (Gálatas 3:28).



8.- Está disponible para nosotros a través de la oración (14: 13,14)



9.- Conoce nuestras necesidades (Isaías 65:24).



10.- El nos creó para una relación eterna con El (Juan 3:16).



11.- Tenemos valor para El (Lucas 7:28).



12.- El no nos condena (Romanos 8:1).



13.- Dios valora y produce nuestro crecimiento (1ª Corintios 3:7).



14.- El nos conforta (2 Corintios 1:3-5).



15.- El nos fortalece a través de su Espíritu (Efesios 3:16).



16.- El nos limpia de todo pecado (Hebreos 10:17-22).



17.- El es por nosotros (Romanos 8:31).



18.- El está siempre disponible para nosotros (Romanos 8:38, 39).



19.- El es un Dios de esperanza (Romanos 15:13.



20.- El nos ayuda en la tentación (Hebreos 2:17,18).



21.- Nos provee una vía para escapar de la tentación (1ª Corintios 10:13).



22.- Dios es el que trabaja en nosotros (Filipenses 2: 13).



23.- El quiere que seamos libres (Gálatas 5:1).



24.- El es Señor soberano del tiempo y de la eternidad (Apocalipsis 1:18).



Lea esos versículos todos los días por un mes. Se asombrará de cómo su percepción de sí misma cambiará.



Las bases para una autoimagen saludable



Necesidad de pertenecer. Su autoimagen está establecida sobre varias bases. Primero, todos necesitamos pertenecer a un grupo afectivo, para saber y sentir que somos queridos, aceptados, cuidados y apreciados por quienes somos. Dios quiere que usted se cuide, que se acepte y que se aprecie.



Necesidad de sentirse valiosa. Segundo, todos necesitamos sentirnos valiosos, capaces de decir con confianza: “Estoy bien, estoy conforme, yo cuento”. Nos sentimos valiosos cuando hacemos lo que pensamos que debemos hacer o cuando vivimos de acuerdo a nuestros patrones. Nos sentimos valiosos al estar en lo correcto y al hacer lo correcto a nuestros ojos y a los ojos de otros.



Dios es nuestra fuente primaria de valor. No necesitamos estar esforzándonos con el fin de sentirnos valiosos. Dios nos declara que estamos en lo correcto. Como Jan Congo dice: “¡Cada una de nosotras es un original divino! Somos la expresión creativa del amor de Dios”.



Necesidad de sentirse competente. Tercero, todos necesitamos sentirnos competentes, sabiendo que podemos hacer algo y que nos enfrentamos a la vida felizmente. Otra vez, Dios satisface esta necesidad declarándonos competentes.



En Filipenses 4:13 encontramos la nueva vara de medida por la cual tenemos asegurada la competencia: “Todo lo puedo en cristo que me fortalece.” El asunto aquí es que su autoestima e identidad son regalos de Dios.



No se pueden ganar a través de sus logros, ni están basados en lo que otras personas dicen sobre usted, hacen o dejan de hacer con usted.



Libro: Preguntas que las mujeres hacen en privado

Editorial: UNILIT

AUTOESTIMA E IDENTIDAD



Edificando la autoestima




Pregunta:

Mi autoestima es muy baja. ¿Como la fortalezco? ¿Cómo me puedo sentir bien conmigo misma, respetarme, aceptarme y amarme?



Respuesta:

Una de las preguntas más frecuentes tiene que ver con la identidad y la autoestima de la mujer. Las mujeres de todas las edades luchan con este asunto y a pesar de toda la enseñanza y recursos disponibles para

ayudarlas, el conflicto aún continúa.



Las preguntas enumeradas le darán una idea de la diversidad de preocupaciones surgidas. Responder a estas preguntas no siempre es fácil porque edificar la identidad y la autoestima de uno es un proceso que toma tiempo.



Espero que esta información la ayudará a aliviar en algo la confusión y la encamine en la dirección hacia la cual el proceso de edificación puede empezar y continuar. Usted necesitará aplicarlo a su propia situación.



La identidad basada en fundamentos falsos



Qué dicen los otros. Muchas mujeres basan su identidad en falsas "verdades". Una, por ejemplo, es lo que otros han dicho de ellas en el pasado. Una niña que escucha a sus padres decir: "Tu eres una de esas que aprenden lento".



Entones ella crece creyendo que es una niña desordenada, sencilla y estúpida. Su identidad está basada en los comentarios de otros ¿Le sucedió esto a usted? Esos comentarios quizás no sean ciertos, pero si usted los cree se hacen ciertos para usted y usted los realiza como su identidad.



Si tiene su identidad basada en lo que otros han dicho de usted, les ha dado a estas personas un tremendo poder y control sobre su vida. ¿Está segura que sus percepciones son acertadas?



¿Hay otras personas que le puedan dar una idea más exacta de quién es usted, verdaderamente? ¿Cómo se comparan sus percepciones con las de Dios?



Realización. Algunas mujeres basan su identidad en lo que realizan y cómo lo presentan. Creen que lo que hacen les otorga cierto estatus, el cual puede aumentar basado en los tipos de tareas o papeles en que estén involucradas. ¿Cree usted eso?



Posesiones. Algunas mujeres basan su identidad en lo que poseen. Tienen una insaciable necesidad de adquirir cosas. Cuando no se sienten bien consigo mismas se dirigen hacia el centro comercial. Luchan con la tendencia de comparar sus posesiones con las de otras mujeres. ¿Tiene usted esta tendencia?



Eliminadoras del nombre. Otras mujeres basan su identidad en quiénes conocen. Desafortunadamente, este tipo de personas terminan "eliminando" los nombres de quienes tienden a amenazarlas por su estatus, o quienes son amenazantes para su búsqueda de estatus. ¿Es usted este tipo de mujer?



Apariencia. Muchas mujeres basan su identidad en cómo se sienten con su apariencia. Gastan innumerables horas frente al espejo, se cambian de ropa varias veces al día y gastan mucho dinero en artículos de belleza.



A este tipo de mujeres se le puede arruinar todo el día o la noche si no se sienten atractivas. Hago énfasis en sus sentimientos hacia ellas mismas porque su atractivo está en gran parte basado en su percepción de cómo luce. Veinticinco personas pueden hablar con entusiasmo sobre su apariencia, pero si ella no se ve tan atractiva, los elogios de otros no tienen efecto.



A menudo sus percepciones están basadas en las reacciones de otros. ¿Es usted así?

Me gusta lo que Jan Congo ha dicho sobre esas falsas bases en su libro (Libre para ser la mujer de Dios):



"Cuando contrastamos nuestra apariencia, nuestro talento, nuestros amigos o nuestras posesiones con las de otras estamos haciendo una comparación basada en gran parte en la fantasía".



Nunca hemos caminado en los zapatos de esas mujeres con quien nos comparamos, por lo que nos estamos haciendo ilusiones de lo que nos gustaría. Cuando hacemos esto comparamos lo peor de nosotros - aquello de lo que estamos más conscientes - con lo mejor de ellas.



Y verdaderamente estamos comparándonos con una fantasía. Quizás esta sea una de las razones por la que las telenovelas y los romances de las novelas son tan populares hoy. Estamos básicamente insatisfechas con nuestra existencia, por lo que vivimos nuestras vidas indirectamente a través de otras personas.



Cuando creemos que sólo valemos si somos bellas, si usamos los mejores productos, si conocemos a las mejores personas, si somos triunfadoras o si estamos cómodas financieramente, estamos edificando nuestra autoimagen en bases falsas.



Sutilmente nos encontramos buscando a otra persona "significante" para que defina por nosotras lo que es belleza, lo que son buenos productos, quiénes son las buenas personas con las cuales asociarse, y lo que es estar financieramente cómoda.



"Cuando tragamos estas opiniones pasajeras, le encantamos a la sociedad porque encajamos en su patrón. Pero, ¿qué pasa cuando el patrón cambia?"



¿Qué cree usted?



¿Qué cree usted de sí misma? ¿Esta basada su identidad en una base falsa? Conteste estas preguntas para ayudarse a conocer dónde está en este momento en su vida.



1.- ¿Cree que hay algo intrínsecamente equivocado o mal en usted?



2.- ¿Cree que su suficiencia es definida por la aprobación o desaprobación de otros? Si es así, ¿Quiénes son esas personas?

¿Su padre la desaprobaba? Si fue así, ¿cómo la hacía sentir eso?



3.- ¿Cree que su suficiencia está ligada a cuánto dinero usted produce o tiene? ¿Dónde se originó esta creencia?



4.- ¿Cree que siempre debe estar en lo cierto en todo lo que sea apropiado o sentirse bien con usted misma? ¿Cree que si está equivocada será desaprobada o rechazada?



5.- ¿Cree que es insuficiente porque es demasiado sensible?



6.- ¿Cree que es incapaz e importante?



7.- ¿Cree que tiene que agradar a los demás con el fin de tener valor?



8.- ¿Cree que su suficiencia está ligada a la educación que ha tenido?



9.- ¿Cree que su suficiencia y valía están ligadas a su apariencia, cuán alta o baja sea, cuán gorda o delgada?



La mayoría de nosotros tenemos una crítica interna permanente, la cual influencia significantemente en lo que creemos sobre nosotros mismos y cómo respondemos a los demás.



La crítica interna es como una condena a la conciencia y opera en base a los criterios que fueron desarrollados en respuesta a los juicios y evaluaciones de sus padres y otras personas que uno respetaba. La crítica interna rápidamente señala que usted no está a la altura de esos patrones.



¿Por qué seguir aferradas a la baja autoestima y la falsa identidad cuando Dios la ha llamado a algo mejor? Considere las alternativas de Dios para sus falsas creencias de sí misma y descubra cómo apropiarse de ellas.



He hablado con muchas mujeres quienes dicen: "verdaderamente quiero deshacerme de algunas de mis viejas creencias sobre mí misma. No me hacen nada pero me limitan. Realmente pienso que es el momento de limpiarse".



Generalmente contesto: "Este es un buen comienzo, pero y ¿el resto del trabajo?"



"¿Qué otro trabajo?", preguntan. "Limpiar la casa es sólo la mitad del trabajo - contesto -. También necesita redecorarla. Algunas de sus creencias profundamente atrincheradas pueden que no sean tan fáciles para deshacerse de ellas. Necesita reemplazarlas por creencias nuevas, acertadas y positivas sobre sí misma".



Deje ir su vieja identidad



Es importante que deje atrás su pasada identidad (basada en mensajes inexactos sobre usted) y que edifique un auto-concepto nuevo basado en el amor incondicional y la aceptación de Dios.



Para hacerlo necesita decidir qué valora más: si su vieja y falsa identidad o la verdadera, la identidad dada por Dios. Una vez que usted decida cuál tiene mayor valor (¿hay alguna duda?), entonces necesita dejar ir una y aferrarse de la otra.



El Dr. Paul Tournier compara el crecimiento cristiano con la experiencia de mecerse en un trapecio. El hombre que está colgado de la barra se aguanta de ella porque se mece ante sus ojos, él debe soltar el que tiene agarrado con el fin de saltar hasta el otro.



Es un proceso espantoso, crítico, pero es la forma de avanzar. De igual forma, Dios esta meciendo un nuevo trapecio ante sus ojos. Esta es una identidad positiva, acertada, nueva, basada en la palabra de Dios.



Pero para poder agarrar la nueva deberá soltar la vieja. Usted puede tener dificultad al renunciar a la familiaridad y seguridad de su vieja identidad. Pero piense en lo que ganará.



El Dr. David Seamands lo describe de la siguiente manera:



"Las fuentes de daños a nuestra autoestima necesitan sanidad, reparación y reprogramación". Aquí es donde se requiere la gracia sanadora. Quiero presentarlo lo más práctico posible, así que déjeme hacerlo personalmente y hable como si estuviéramos juntos en consejería. Aquí están algunas de las preguntas que le haría:



¿Ha encontrado y enfrentado los dolorosos puntos de su pasado, los cuales cree que son las principales fuente de su baja autoestima? Es muy importante que tenga el coraje no sólo de mirar sinceramente a las personas y a los incidentes involucrados, sino también de introducirse en los sentimientos que van junto con ello.



La investigación del cerebro demuestra definitivamente que nuestra memoria guarda no sólo las representaciones mentales del pasado sino también las emociones originales experimentadas en ese momento. Así cuando uno siente que ha descubierto los dolores, humillaciones, privaciones o rechazos, puede sentir su dolor y también sentir sus reacciones a ese dolor.



Esto no es con el fin de culpar a otros o de escapar de la responsabilidad. Está hecho porque usted puede enfrentar honestamente los sentimientos que pudo haber enterrado por años.



La mejor manera de hacer esto es compartiendo los sentimientos con Dios y con otra persona en oración.



Pero usted no puede confesar a Dios lo que primero admite por si misma. También, cuando comparte con otra persona, esto le trae incluso un nivel más profundo de apertura y sinceridad consigo misma y con Dios.



Este tipo de apertura puede ser muy dolorosa, y los sentimientos pueden surgir, lo cual la conmoverá. Pero la gracia nunca es conmovida, nunca rechazada, y nunca apartada –sea lo que fuera lo que enfrente. Es dada gratis, sin ninguna referencia a nuestra bondad o maldad, dignidad o indignidad.



La mayor manifestación de gracia en la cruz, y la Cruz significa que cuando Dios miró nuestras maldades, nos amó más. Así que armémonos con el coraje que la gracia puede dar, miremos directamente a lo peor, a lo más doloroso, a lo más humillante, lo más abusivo, y las más devastadoras humillaciones de la vida.



Después recuérdalas en su mente y revívalas en su movimiento, pero no se detenga ahí. Después suélteselas a Dios en oración de perdón y entrega. Si duda que pueda hacer esto por sí misma, entonces busque la ayuda de una amiga íntima, un pastor o un consejero. (Continúa parte 2)



Libro: Preguntas que las mujeres hacen en privado

Editorial: UNILIT

¿QUE HACER CUANDO ME SIENTO ADHERIDA AL DOLOR?


¿Qué puede hacer cuando le sucede esto? Las siguientes sugerencias pueden ayudarla. Ellas podrán ayudarla a tomar control de la situación. Al menos podrá verse haciendo algo por el problema.

1. Trate de identificar qué es lo que tiene sentido para usted acerca de su pérdida. Quizás sea una pregunta vaga sobre la vida o sobre el propósito de Dios para usted. O pudiera ser una pregunta específica: “¿Por qué tenía que pasarme esto a mí ahora, en este momento crucial de mi vida?” Pregúntese: “¿Qué es lo que más me está molestando?” Lleve una pequeña libreta de notas con usted durante varios días para anotar los pensamientos según surjan.

2. Identifique las emociones que siente diariamente. ¿Está experimentando tristeza, enojo, pesar, “ojalás”, dolor o culpabilidad? ¿Hacía donde están dirigidos los sentimientos? ¿Ha disminuido la intensidad de los sentimientos, ha aumentado durante los días anteriores? Si sus sentimientos son vagos, el identificarlos y nombrarlos disminuirá el poder que tienen sobre usted.

3. Establezca los pasos o acciones que está tomando para ayudarse a salir adelante y sobreponerse a su pérdida. Identifique lo que ha hecho en el pasado que la haya ayudado, o pídale ayuda a un amigo confiable.

4. Esté segura de que esté compartiendo su pena y pérdida con alguien que pueda escucharla y apoyarla durante este tiempo. No busque personas que la llenen de sus “consejos” y opiniones. Busque aquellas que tengan empatía y puedan manejar sus sentimientos. Recuerde, su viaje a través del dolor nunca será exactamente como el de otra persona; cada uno de nosotros es único. No deje que otros la hagan sentir encerrada.

5. Quizás ayude encontrar a alguien que haya experimentado una pérdida similar. Leer libros o historias acerca de aquellos que han sobrevivido a experiencias similares puede ser práctico.

6. Identifique las características positivas y aquellas fortalezas que la han ayudado anteriormente. ¿Cuáles de esas la ayudarán en este momento de su vida?

7. Dedique tiempo para leer los Salmos. Muchos de ellos reflejan la lucha por las pérdidas humanas, dando el consuelo y la seguridad que viene de la misericordia de Dios.

8. Cuando ore, comparta su confusión, sentimientos y esperanzas con Dios. Asegúrese de estar en los servicios de adoración de su iglesia, ya que la adoración es un elemento importante en la recuperación y la estabilización.

9. Piense dónde quiere estar en su vida dentro de dos años. Anote algunos de sus sueños y objetivos. Si usted “sueña” y se propone ciertas metas, esto puede ayudarla a darse cuenta de que se recuperará.

10. Familiarícese con las etapas de la pena. Luego conocerá qué esperar y a qué no podría atreverse debido a lo que esta experimentando.

11. Recuerde que comprender su pena intelectualmente no es suficiente. La comprensión intelectual (comprender y entender cabalmente lo que uno está sintiendo y pasando) no puede reemplazar la experiencia emocional de vivir a través de este tiempo difícil. Una cosa es la mente, otra los sentimientos. Tiene que ser paciente y permitirle a sus sentimientos que alcancen a su mente. Espere cambios de humor, recuérdese a sí misma a través de notas puestas en lugares obvios. Este humor oscilante es normal.

Tomado del libro: Preguntas que las mujeres hacen en privado.
Editorial: Unilit

LA SEMILLA ASIGNADA PARA TI


Puedes pensar que tus mejores días están en el pasado, pero el simple de que estés viva confirma que Dios quiere que vivas. Él todavía no ha acabado contigo. Tienes un compromiso. Los ángeles te van ha tener acá hasta que Dios quiera. Ningún arma forjada contra ti prosperará mientras Dios te quiera aquí.
Tu compromiso no terminará hasta que Dios diga que se acabó. Después de haber sufrido todo lo que sufrió por Caín y Abel, Eva todavía tenía una cita con Dios. A pesar de todo lo que había vivido, todo el dolor y el sufrimiento que había pasado, ella tenía que concretar una tarea específica “ Dios me ha dado otro hijo” dijo Eva.
Tenía un compromiso con ese hijo. Lo llamó Set. Dios tiene otra promesa que hacer con tu nombre. Él te ha dado otra semilla a pesar de haber pasado por todo lo que has pasado, todo tu sufrimiento, todas tus lágrimas, todos tus fracasos y errores, todos tus prejuicios y equivocaciones, todas tus pérdidas... a pesar de todo eso, Dios tiene otro “ bebé” para que des a luz. No te rindas. No te des por vencida. No huyas.
Dios tiene método para traerte a la bendición que ha preparado para que recibas. Cuando haces una cita, fijas el día y la hora en el presente para algo que va a suceder en el futuro. Eso es exactamente lo que Dios ha hecho al fijar un compromiso contigo. El destino señalado por Dios está prefijado. Él sabía por todo lo que ibas a pasar para llegar al lugar en el que te encuentras ahora.
A pesar de eso, Él tiene una cita contigo. Él no la ha cancelado. En el calendario de Dios todavía está pusto tu nombre.
El diablo sabe que Dios tiene planes para ti. Esa es la razón por la que se empeña tanto para sacarte del medio. Él no quiere que vivas lo suficientemente como para que cumplas el compromiso que Dios tiene para ti. Él sabía que había más delante y sabía que era bueno. Él sabía que tenía que ver con la vida, por eso fue que intentó darte un golpe para acabar contigo. Él mandó problemas, tribulaciones y situaciones dolorosas para destruirte. Si tu te negaste a ser destruida por fuera, intentó más intensamente para destruirte interiormente.
Empieza a mirar hacia delante. Se está aproximando el día en el calendario de Dios doonde está escrito tu nombre. Hay algo bueno justo en el horizonte de mañana que es para tu vida, tu matrimonio, tu familia, tu trabajo, tu ministerio. Por cada cosa que perdiste un la vida, Dios tiene otra semilla.
Por cada cosa que amaste y perdiste, Dios tiene otra semilla. Por cada cosa que perdiste y ya no puedes abrazar Dios tiene otra semilla. Cada vez que el diablo te diga que estás cayendo, que vas a morir, que te hundes, que ya no puedes esperar nada, dile: “ eres un mentiroso. Hay algo más. Tengo un compromiso con Dios. Él tiene para darme otra semilla para que yo dé a luz. Él me tiene reservado otro milagro”.

Dios te ha llamado con un propósito eterno. Donde te encuentras ahora no es a donde vas. Él todavía te tiene asignada una tarea para que concluyas
Dios tiene reservada una semilla para que tú des a luz.

EL PODER DE LAS PALABRAS



Lo que usted diga puede marcar la diferencia


Atención. ¿Las oye? Abra la puerta de su casa y salga al mundo. Abundan dondequiera y nos rodean por todos lados. Son pequeñas, pero causan un gran impacto.

Las hay grandes, amenazadoras y malinterpretadas. Impetuosas. Agitadas. Confusas. ¿Las oye? Son una de las fuerzas más poderosas de toda la creación: las palabras.

Cuando Dios creó al mundo y todo lo que hay en él, lo hizo con palabras. Él dijo: "Sea" y fue. Y, asombrosamente, cuando Dios creó al hombre a Su propia imagen, le dio también la poderosa herramienta del lenguaje. Con una simple palabra, podemos crear una sonrisa en el rostro desanimado de un hijo, o aligerar el peso en el corazón cargado de un esposo.

Nuestras palabras pueden avivar los sueños de una amiga, alentar a nuestros hermanos en la fe para que corran la carrera con paciencia, y traer el mensaje de esperanza y de sanidad en Cristo a un mundo que sufre. Las palabras son una de las fuerzas más poderosas del universo.

¿Cómo debemos usar este invalorable regalo? La Biblia nos dice: "La muerte y la vida están en poder de la lengua" (Pr. 18:21). No tenemos más que salir a la puerta de la casa para ver la diferencia que pueden hacer las palabras.

Las palabras tienen un gran impacto en los niños

Los muchachos estaban preparados en la línea de salida, esperando la señal para iniciar la carrera de un poco más de tres millas a través de un sendero del bosque. Los padres y los fanáticos estaban de pie a los lados de la ruta, para animar al grupo de jóvenes que se preparaban para el campeonato a campo traviesa. Entre los corredores de ese día estaba mi sobrino Esteban.

Tan pronto como su pie izquierdo dejó la posición de salida, su madre, Patricia, tomó el megáfono de 36 pulgadas y comenzó a gritar.

¡CORRE, ESTEBAN!, lo animó, no una sola vez, sino una y otra vez con intervalos de diez segundos. Cuando lo perdió de vista, fue corriendo a otro punto estratégico a lo largo del sendero por donde los corredores tendrían que pasar. Y aunque ya no se podía ver a los muchachos, Patricia seguía animándolo: "¡CORRE, ESTEBAN!"

En un momento que gritó una vez más "¡CORRE, ESTEBAN!", un hombre que estaba al otro lado del parque le gritó: "¡YA ÉL NO PUUEEDDEE OOOOIRIRLALA!"

"No sé si puede oírme o no", murmuró Patricia, "pero si existe la posibilidad de que pueda hacerlo, quiero que escuche mi voz animándolo". Así pues, durante 16 minutos esta diminuta y dinámica mujer estuvo enviando confianza y valor al corazón de su hijo.

Cuando terminó la carrera, le pregunté a Esteban:

— ¿Podías oír la voz de tu madre animándote, mientras corrías a través del bosque?

— Oh, sí—me respondió sonriendo— Pude oírla durante todo el trayecto.

Entonces le dije:

— ¿Qué efecto tuvo eso en ti?

— Hizo que no me rindiera—respondió— Cuando me dolían las piernas y me faltaba aire en los pulmones, y sentía como si fuera a desmayarme, escuchaba la voz de mamá, y eso hizo que no me rindiera.

Ése es el poder que tienen las palabras de una mujer en sus hijos, cuando ellos se lanzan a la gran carrera de la vida; es una imagen que he conservado conmigo a lo largo de los años. Me pregunto cuántos hijos abandonan sus sueños, porque no hubo nadie que los animara. También me pregunto cuántos hijos renunciaron a hacer realidad sus sueños, porque alguien en quien confiaban les dijo que no podrían lograrlos.

Desde el momento en que un niño sale de la seguridad del vientre, es formado, modelado, por las palabras de una madre. Con los ojos puestos en su bebé, la madre arrulla, consuela y estimula ese milagroso regalo de Dios, y ella se convierte para ese hijo en el espejo en que él se ve. Por un breve período de tiempo, tenemos el privilegio de formar y moldear un alma eterna. Y una de las principales maneras de hacerlo es por medio de las palabras que les decimos.

Ya sea que tengamos hijos propios o el privilegio de que en nuestras vidas haya hijos de otras personas, tenemos el potencial de impactarlos eternamente, para bien o para mal.

Las palabras pueden ser la fortuna o la ruina de un hombre

Así como tenemos la capacidad de alentar o desalentar a un hijo, también tenemos el poder de levantar o arruinar a un esposo. Una querida amiga fue testigo del poder constructivo o destructivo de sus palabras.

Carlos e Isabel eran una pareja maravillosa con un hermoso futuro. Cuando celebraron su primer aniversario de bodas, tenían carreras prometedoras, una nueva casa y todo lo que les permitiría lograr el sueño americano. Pero tres años después, Carlos comenzó un nuevo negocio, y al agotársele el dinero, tomaron una segunda hipoteca sobre la casa. Isabel cayó en una depresión, y comenzó a utilizar sus palabras como armas para castigar a Carlos por sus debilitadas finanzas. "Es que eres muy estúpido", le decía. "¿Qué pasa contigo, que no puedes hacer nada bien?" Palabra a palabra, Isabel destruyó su matrimonio y a su esposo. Ella pensó que, por ser él un cristiano, nunca la dejaría, pero estaba equivocada. Un buen día, Carlos se marchó, y el año siguiente el divorcio fue definitivo.

— Poco después de la partida de Carlos, escuché el silbido apacible de Dios—dijo Isabel. Parecía decirme: "¿Es esto lo que querías? ¿Querías un divorcio? ¿Querías estar sola?"—. Entonces clamé: "Dios mío, ¿qué hice?"

Aunque Carlos e Isabel estaban oficialmente divorciados, Dios comenzó a trabajar en el corazón de ella. Vio lo que habían hecho sus palabras y, con la ayuda de Dios, comenzó a cambiar. Prometió no volver a usar jamás palabras irrespetuosas. A partir de ese momento, resolvió utilizar sus palabras, no para dañar, sino para curar.

El corazón de Isabel anhelaba volver a unirse a Carlos, pero su mayor anhelo era convertirse en la mujer que Dios quería que fuera. A medida que se sumergía en el estudio de la Biblia y en la oración, comenzó a ver a Carlos a través de los ojos de Dios, y a usar sus palabras para edificar, en vez de destruir. Al comienzo, Carlos estaba escéptico, pero al final se enamoró de nuevo de Isabel, y volvieron a casarse un hermoso día de agosto.

Carlos me dijo después:

— Creo que nada afecta tanto la confianza de un hombre, como la falta de respeto, hablando constantemente de sus debilidades. Los hombres tenemos una lucha constantemente para tratar de vencer al mundo. El hombre necesita saber que su hogar es un lugar seguro.

En una encuesta realizada, le pregunté a cientos de hombres que era lo que más anhelaban de la mujer de sus sueños. Uno respondió:

— Yo he sido silenciado, acallado a gritos, criticado, menospreciado, ignorado y marginado. Sé que fui creado con algún propósito, y sé que ante los ojos de Dios soy valioso. Por eso, lo que quiero es que alguien crea en mí.

¿A dónde puede ir su esposo en busca de palabras de aliento? ¿A dónde podrá ir para que alguien lo anime y crea en él? Espero que sea a su hogar.

El poder y el potencial del cambio

¿No le alegra saber que el Señor es un Dios de transformación? Por tanto, anímese, amiga. Si usted está dispuesta a usar sus palabras como un instrumento de belleza, Dios es perfectamente capaz de darle el poder de hacerlo. Lo único que hace falta es oración y práctica.

Examine cuidadosamente sus palabras a la luz de Filipenses 4:8. Pregúntese: "¿Es lo que voy a decir: verdadero, honesto, justo, puro, amable y de buen nombre? ¿Las palabras que pienso decir servirán para edificar o destruir, para animar o desanimar, para alimentar o devorar?

En una oportunidad, cuando mi hijo tenía 11 años, lo llevé a un parque de diversiones. Cuando íbamos a descender a toda velocidad en la destartalada montaña rusa, me incliné hacia delante para recordarle la gran madre que él tenia, en caso de que lo hubiera olvidado. Pensé decirle: "Eres muy afortunado de tener una madre como yo, que te puede traer a un lugar como éste". Pero, antes de que salieran las palabras de mi boca, el Espíritu Santo me detuvo y me preguntó: ¿Es eso lo que quieres decir? ¿Se sentirá él afortunado?

Cambié, entonces, las palabras, y le dije a mi precioso hijo: "Francisco, soy muy afortunada de tener un hijo como tú, al que puedo traer a un lugar como éste". En sus mejillas se dibujaron dos hoyuelos cuando sonrió, y a mí me corrieron las lágrimas cuando le di gracias a Dios por Su poder para cambiarnos.

Ponga atención. ¿Las oye? Son pequeñas, pero impactan. Son una de las fuerzas más poderosas de toda la creación: las palabras.

Tomado de Sharon Jaynes

MUJERES PELIGROSAS

¿Qué estoy haciendo, Dios mío? No tengo nada que darle a esta chica. 

Mary Frances Bowley caminó hacia el apartamento recién alquilado para encontrarse con su invitada. La joven vestía unas zapatillas andrajosas y unos overoles holgados con agujeros en las rodillas; un viejo sombrero ocultaban unos ojos abatidos y una larga cabellera. Traía 12 bolsas de basura que contenían todo lo que ella poseía.

"Bienvenida a tu nuevo hogar, Melissa", dijo Mary Frances nerviosamente, mientras se acercaba para abrazar a la chica. Melissa comenzó a temblar, mientras las lágrimas le surcaban el rostro. Ella podría ser mi hija, pensó Mary Frances al envolverla en un abrazo. Y luego, lloró con ella.

Durante diez años, Mary Frances había sido la directora de ministerios dirigidos a las mujeres, en la Primera Iglesia Bautista de Peachtree City, Georgia, un suburbio de Atlanta relativamente próspero. Había crecido en la iglesia y seguido a Cristo durante toda su vida. "Pero había llegado a un punto en que me sentía vacía", recuerda. "Las otras mujeres de nuestra iglesia y yo amábamos a Dios, pero, ¿qué tan cerca podíamos estar de Su corazón si no tocábamos la vida de las personas que Jesús quería tocar: a ‘estos más pequeños’? Yo sentía que había algo más en mi relación con Dios, que lo que estaba teniendo".


En el curso de unos pocos meses, en un grupo de 40 mujeres de la iglesia se despertó una pasión común por alcanzar a strípers, drogadictas, prostitutas, todas ellas mujeres que sufrían, y que muchas veces son consideradas "peligrosas" por muchos círculos de la iglesia. El grupo llamó "Fuente de agua" al ministerio recién creado, por el agua viva de que habló Jesús a la mujer samaritana en Juan 4.

Ellas no sabían en lo que se estaban metiendo. Melissa, que había estado involucrada en las drogas, la prostitución y el ocultismo, fue su primera residente. Las que vinieron después fueron enviadas por otros ministerios, por comunicación verbal e incluso por sentencias de jueces. Casi todos ellas habían sido víctimas de abuso sexual o de violación en la niñez, y habían levantado muros de la desconfianza porque sus padres u otros adultos no habían sido capaces de protegerlas.

"La persona menos calificada para ser líder de algo como esto, soy yo", dice Mary Frances, una ex maestra de kínder. "Crecí en un ambiente muy protegido. No tenía ninguna experiencia similar a las que estas jóvenes han vivido. Pienso que muchas veces nos cruzamos de brazos y no vemos lo que Dios tiene para nosotras si nos involucramos, porque consideramos que tenemos que estar calificadas para el trabajo. Pero si Él nos llama para atender a alguien, Él nos equipará. Una y otra vez, el Señor me da un amor sobrenatural por estas mujeres que atraviesan nuestras puertas. Sólo Él puede hacer eso".

Después de varios intentos, de orar sin parar y de mucha colaboración y creatividad, el personal de Wellspring [Fuente de agua] aprendió cómo hacer el trabajo con las residentes. A cada chica se le asignó una "consejera" que vivía en la institución y que la acompañaba a través del proceso. Todos los días las chicas aprendían cómo vivir, cómo ser miembros útiles de la comunidad, y las clases personalizadas las ayudaban a luchar con sus traumas emocionales, uno a la vez.

"Para mi significó mucho las divertidas actividades que haciamos", dice Jessica, una de las primeras egresadas. "Yo nunca había sabido que una podía estar aseada y al mismo tiempo divertirse. El 14 de febrero [Día del Amor y la Amistad] vinieron algunas señoras para llevarnos a comer; decoraron con globos y unas notitas de amor sobre nuestra mesa. Cosas como esas fueron muy especiales para mí; porque puede sentir amor por medio de ese gesto. Incluso, tiempo después le pedí a mi esposo que me llevara nuevamente a ese mismo restaurante en el Día de San Valentín".


Hoy en día, las chicas están dando su contribución. Con frecuencia se ofrecen como voluntarias para ayudar en residencia de ancianos haciendo manicuras y pedicuras. "Es de lo más maravilloso oírlas reír con las personas que sirven", dice Mary Frances. "Sus vidas se han enriquecido no sólo por estar en esta casa, sino también por su conexión con la comunidad que las rodea". Cada una se ha convertido en un tipo diferente de mujer "peligrosa".

Lindsey, una reciente egresada, cree conocer el secreto de esta transformación: "Este ministerio está cubierto por las oraciones de grandes hombres y mujeres que creen que, definitivamente, somos "más que vencedoras" en Cristo. Por eso oraban por nosotras cuando no podíamos hacerlo por nosotras mismas. Se siente el amor de Dios cuando una atraviesa la puerta. Una sabe que, independientemente de las decisiones que hagamos, somos hijas del Rey. Una se siente libre para aceptar su identidad y su vida, en vez de seguir creyendo las mentiras que el Enemigo nos ha dicho".

Pero tal vez el mayor milagro es el crecimiento que Dios ha dado a las mujeres de su iglesia. Mary Frances, por lo menos, sabe que ella no es la misma mujer que una vez fue. "Creo que la autocondenación es un verdadero problema para estas mujeres heridas. Vivimos en un mundo que está aferrado a la apariencia exterior y al éxito. 

Por eso, a pesar de que somos cristianos, nos fijamos en las personas que no lo están haciendo tan bien, y por eso las menospreciamos. Lo sé, porque yo solía ser alguien muy condenatoria. Pero Dios me ayudó a darme cuenta de que estas mujeres son Sus hijas. Todas las personas tienen una historia, y si simplemente nos interesamos por conocerlas, no podremos seguir condenándolas".

Sonia: Ex prostituta; egresada de Wellspring
Actualmente trabaja con niños autistas y enfermos de Alzheimer

Crecí en una familia que era muy disfuncional. Cuando tenía cinco años, fui objeto de abuso sexual por uno de mis tíos, y esto continuó hasta que llegué a los 13, después de lo cual uno de mis hermanos mayores hacía lo mismo.

Me embaracé, de otro adolescente a los 15 y luego, a los 17, me fui de la casa de mis padres con un niño pequeño. Años más tarde, después de que me despidieron de mi trabajo como secretaria, terminé en la prostitución (con el eufemismo de "señorita de compañía") en un intento por tener con qué vivir mi hijo y yo. Eso duraría seis años.

Entonces me hablaron de un lugar donde mujeres como yo podían ir y reconstruir sus vidas. El vivir en Wellspring resultó ser el período más grandioso de mi vida. Recuerdo el día cuando llegué por primera vez, sentí que me inundaba una paz repentina. El tener a esas piadosas mujeres a mi alrededor en todo momento enseñándome el amor y la gracia de Dios, cambió completamente mi vida, porque nunca antes había sabido que Dios me amaba así.

Ashley: Ex drogadicta; esposa y madre de dos hijos
Actualmente está en su última fase en Wellspring

El corazón se me parte cuando observo a otras mujeres que piensan que necesitan verse de cierta manera para que los hombres se fijen ellas, o que tienen necesidad de drogarse para encontrar lo que buscan en la vida. Pero lo que yo sé es esto: que una nunca quedará satisfecha con las drogas o andando con hombres diferentes, ni yendo tras de las otras cosas que el mundo ofrece. Durante toda mi vida busqué lo que finalmente he hallado en Dios. 

Él es el único que puede llenar ese lugar que hay en nuestro corazón. Por tanto, no tienes que seguir teniendo una vida infeliz, como esclava de esas cosas, siempre en busca de una persona que te ame tal y como eres. Tú puede simplemente ser tú misma con Dios. Él está allí esperando que invoques Su nombre, y Él te responderá con toda seguridad. Dios me ha demostrado un amor incondicional. 

Jesús no vino este mundo para juzgar o condenar a nadie, sino para amarnos. Y Él quiere que tú yo podamos vivir en libertad, libres de la esclavitud. ¡No renuncies a la esperanza!

Lindsey: Ex alcohólica y ex drogadicta; egresada recientemente de Wellspring
Actualmente trabaja con personas sin techo o dedicadas a la prostitución en Atlanta.

Quiero decir esto a las mujeres que están bregando con la vida, como lo estuve yo una vez: Dios te ha amado con amor eterno, que te va a atraer a Él. Nada te podrá separar de Su amor –no lo hará lo que hayas hecho ni lo que los demás te hayan hecho. Por tanto, deja de huir; deja que Dios te busque. Y búscale tú también a Él, porque el Señor tiene grandes cosas reservadas para ti que pueden comenzar ahora mismo, si simplemente aceptas el regalo que Él tiene para ti. Es gratis –lo único que tienes que hacer es recibirlo.

Jonna: Ex bailarina y ex drogadicta; egresada de Wellspring
Actualmente es parte del personal de Wellspring

Yo había agotado todas las vías de escape, tratando de arreglar mi vida. Pero terminé trabajando en un club de estriptís, bebiendo mucho y drogándome. Trabajaba desde las 10 de la mañana hasta las 8 de la noche una noche; hasta la medianoche el día siguiente; luego hasta las 2 de la madrugada y después, a veces, hasta el 4 de la mañana. Era muy, muy agotador, muy penoso. Había abuso físico, abuso mental y abuso emocional, a veces con riesgo para mi vida. Era un caos. Un caos y una presión. Recuerdo que deseaba tanto que alguien me ayudara, o incluso que me diera siquiera una sonrisa sincera. Apenas alguna forma recibir apoyo. Pero era muy triste, porque no fue así.

Jessica: Ex drogadicta; egresada de Wellspring, esposa y pronto a ser madre.
Actualmente trabaja para sacar su título en psicología

Mi padre se suicidó cuando yo tenía 13 años. Como le sucedería a cualquier persona de 13 años que pierde al héroe de su vida, yo estaba totalmente destrozada. A partir de ese momento, traté de encontrar amor en malas relaciones. Tenía una baja autoestima. No entendía lo que era el amor. Desde el noveno grado probé toda la droga que alguien pueda imaginar y acabé tres veces en la sala de emergencia por sobredosis. Trataba una y otra vez de dejar la droga, pero eso no funcionaba porque estaba tan acostumbrada a ellas que no sabía cómo vivir sin consumirlas.

Luego tuve un accidente automovilístico muy serio. Mi novio, algunos amigos y yo estábamos conduciendo por Blue Ridge Mountains, fumando marihuana. Caímos 12 pies por un barranco y nos estrellamos contra un muro de cemento. Me rompí la espalda, y la muñeca me quedó totalmente destrozada. Tuve todo el cuerpo enyesado durante tres meses, pero todos sobrevivimos, lo cual fue un milagro.

Después de eso, me volví una adicta de los analgésicos. Comencé a perder el juicio. Pero luego mi madre me leyó algo sobre Wellspring en la Internet. Ella estaba desesperada por encontrar ayuda para mí.

Cuando ingresé al programa, yo era muy orgullosa, pero sabía que necesitaba ayuda. Estaba cansada de la vida que llevaba; estaba cansada de buscar algo más.

Y aquí estaban todas esas mujeres que me amarían y que se preocuparían sinceramente por mí. Había tanto amor. Yo estaba aprendiendo tanto acerca de Dios; podía, literalmente, sentir el Espíritu de Cristo allí. Muchas veces, cuando leía la Biblia, sentía que Dios me inundaba con Su amor. Me enamoré de Él. En los primeros seis meses, Dios no sólo me estuvo limpiando y ayudando a entender Su amor, sino también pidiéndome que renunciara a cosas, incluyendo al hombre del que creía estar enamorada. Todo empezó a cambiar –todos mis deseos, mis sentimientos. Siempre les digo a las chicas que viven aquí en este momento, que mi matrimonio con el hombre más piadoso, uno que me ama incondicionalmente, es un testimonio de esto: Cuando Dios te dice que quiere quitarte algo, no importa lo doloroso que eso sea, te dará algo mucho mejor.