CAMBIOS


Todos hemos pasado por algún cambio en nuestra vida. Cambio de trabajo, de lugar o de estado civil; cambios en la familia, en las finanzas o la salud. Cambios externos que inciden en algún aspecto de nuestra vida o cambios internos que lo modifiquen todo. Cambios pequeños o radicales. Cambios esperados, ansiados, buscados, provocados o espontáneos, sorpresivos. Buenos, malos o regulares. Beneficiosos o aplastantes. Sin duda todos hemos sufrido alguno.

Sea de cualquiera que se trate, siempre nos sacude de nuestro lugar, es algo así como un movimiento en un tablero de ajedrez que nos obliga a rever la estrategia inicial…y eso muchas veces nos molesta, nos sacude, nos perturba. Pensemos en algún cambio que hayamos pasado y tratemos de recordar las circunstancias que lo rodearon. Cómo modificó nuestro pensamie nto o nuestras acciones. Cuando los cambios son grandes siempre trazan una línea: la del antes y el después.

Siempre hemos oído que una crisis es un cambio necesario y constructivo. Y las pruebas en la vida cristiana suelen ser cambios difíciles de afrontar pero que debemos hacerlo siempre sin sacar nuestros ojos de lo que realmente significa: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas” (1° Pedro 1: 6) , porque sabemos que nuestra fe crece en las pruebas.

Yo he pasado por muchos (e interesantes) cambios en mi vida porque he tenido que mudarme a lugares extraños a mi procedencia. Este traslado sin duda acarrea miles de transformaciones desde la vida diaria, el ánimo, la casa, la salud, hasta el paisaje, los amigos. No puedo decir que no hayan sido provechosos y constructivos, como tampoco puedo decir que hayan dejado, por eso, de ser difíciles.

Recuerdo siempre que un amigo de la adolescencia me decía que yo era una persona estructurada y me resistía a los cambios; yo lo negaba y le decía que me consideraba una persona fuerte y abierta… ¡pero hasta eso he tenido que cambiar! La opinión de mi misma.

Personalmente las transformaciones perturban mi comodidad, mi seguridad. Muchos los ven como una posibilidad de desafío, un lienzo en blanco para empezar algo diferente o mejor. Muchas veces he logrado planteármelo así y muchas otras he fracasado.

Sin dudas el problema está en mi manera de pensar.

Yo no he podido. Dios sí.

Cansada de luchar buscando mi destino, simplemente abandoné mi juego, mis estrategias y dejé de pensar en tácticas. No quería seguir frustrando jugadas. Enojada, agotada, le dije a Dios: “ganaste”. Y Él me respondió que ahora que había abandonado mi juego Él iba a mostrarse en mi vida.

Lo que me está llevando años de lograr decir son estas dos simple s palabras:
“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (…) “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.”

Dos palabras : He aquí.

Todo el despojo de egocentrismo está resumida en estas palabras de total disposición. Miles de cambios le esperaban a María, empezando por tratar de explicar lo inexplicable. Sin embargo no hubo un “pero” o “yo había planeado otra cosa”, “lo que pasa es que”, “no podría ser después” o “ahora qué hago”.


Escuchó y obedeció. Un inmenso cambio de planes


y dos palabras para eso.


Será hora de patear mi tablero, entregar las fichas a Dios


y dejar que Él prepare mi próxima jugada…

LUCHA HASTA EL FINAL


No te confíes del camino que ya recorriste. Las promesas del Señor son eternas y Él siempre merece una atención especial


Cuídate que aún hay más para ti
Hay momentos en la vida cuando parece que ya no queda nada por hacer. Tal vez porque sientes que lo has logrado todo o porque piensas que estás derrotado pero aún tienes tu espada empuñada listo para continuar en la batalla. Pero te aseguro que aún hay más y tus ojos todavía no han visto todo lo que Dios tiene para ti.

Lucha hasta en final

1ra. Corintios 9:26-27 dice: Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

Pablo logró muchas cosas, prácticamente llevó la Palabra a toda Asia. Aunque no conoció personalmente a Jesús, se levantó a predicar con una pasión que pocos demostraron. Estas palabras no las escribió al principio de su ministerio, sino al final, cuando ya casi concluía su tarea. Imagina el impulso que aún le quedaba después de trabajar tanto y tan arduamente. Lo mismo debe suceder con nuestro ánimo. Es necesario que cuidemos y aprovechemos lo que Dios nos ha dado para desarrollarlo hasta el final. Muchas personas no están conscientes de su potencial y las grandes promesas que hay para sus vidas, por eso se descuidan y se desperdician. Dios es eterno, como tu ánimo y esfuerzo debe ser.

En el verso 27 Pablo confiesa que puede ser eliminado. Nunca da las cosas por hecho, sabe que debe continuar su carrera y ganarla. No importa que bien hayas corrido si al final te dejas vencer. Muchas veces la victoria y el éxito se definen en segundos. Puedes haber hecho un gran trabajo pero si te descuidas en el último momento, todo puede desmoronarse. Un buen ejemplo es el jugador francés Zinedine Zidane. Era el mejor de su época, tanto que incluso le decían “el mago”. Era intachable pero se equivocó en el último minuto, durante la final Francia-Italia del Mundial 2006, cuando le dio un cabezazo a otro jugador. Ahora no es recordado por sus goles y brillante carrera sino por el error que cometió.

No se cuidó hasta el final y sus últimos segundos frente al mundo lo marcaron para siempre. Fuimos llamados para obtener algo brillante pero debemos cuidarnos para alcanzarlo. Toma la vida como una pelea o una carrera, tú escoges pero descubre que es una competencia que debes iniciar y terminar exitosamente.

Este éxito debemos alcanzarlo tanto en nuestra vida terrenal como espiritual. Cuida tu desempeño en todas las áreas, de igual forma en tu trabajo como en tu familia y con Dios. Cuando el fariseo Nicodemo le preguntó a Jesús qué debía hacer para nacer de nuevo, la respuesta fue que debería nacer en el agua y el espíritu. Estás vivos en la carne y también en el espíritu porque eres un cristiano que trabaja en la obra del Señor.

Entonces, recuerda esa maravillosa época del primer encuentro con Cristo y renueva tus fuerzas en Él. Yo valoro tanto esos momentos que conservo mi primera biblia, incluso los cassetes que me regalaron cuando salí del Encuentro, nunca olvidaré aquella canción que decía “renuévame Señor Jesús…”. Recuerda el tiempo cuando conociste al Señor, cuida lo que tienes, debes crecer y levantarte espiritualmente.

ADORAD AL SEÑOR


El autor y teólogo del siglo IV, San Agustín de Hipona, llegó a la conclusión de que Dios había hecho al ser humano con un gran vacío dentro que solo Dios podía llenar. Y nuestra experiencia también ilustra que, tarde o temprano, todos llegamos a la conclusión de que sin Dios en la vida no llegaremos a ningún lado. Es decir, si expresamos esto en términos positivos, afirmaríamos que con Dios la vida cobra sentido y obtiene proyección. Aunque es cierto que nuestra pasada manera de vivir estaba marcada por la frustración, la confusión y la insatisfacción, hemos encontrado en Cristo el perdón, la felicidad y la razón de ser. Bien afirma el autor de Proverbios: «El comienzo de la sabiduría es el temor del SEÑOR; conocer al Santo es tener discernimiento» (Pro 9.10).La palabra admiración lleva, también, otra connotación: me refiero al estupor, la sorpresa, la sensación de maravillarme ante él.

Inclinarse ante él

Cuando me pregunto qué significa adorar a Dios, la primera respuesta que salta a mi mente es la forma en que comienza, con el temor a Dios. Me refiero, con esto, a una santa reverencia, un sentido de asombro y admiración delante de él. Fuimos formados del barro por la mano diestra del soberano creador y sustentador del universo. Siempre nos conviene inclinarnos en humillación y sumisión delante de él. ¿Qué podemos lograr sin su asistencia y bendición?

Desde la antigüedad, los seres humanos expresaron temor, temblor y admiración ante la revelación de la presencia de Dios. El significado básico de la palabra adorar es inclinarse con el rostro en el suelo. La palabra admiración lleva, también, otra connotación: me refiero al estupor, la sorpresa, la sensación de maravillarme ante él. Me quedo sin palabras, atónito; no sé qué hacer, cómo ponerme o dónde esconderme, pues me siento fuera de mi marco acostumbrado. No me resulta fácil presentarme ante la augusta majestad de mi creador y juez.

No obstante, se me entremezclan la sensación de gratitud, de honor, el deseo de absorber todo lo que pueda de su gracia y su gloria. No quiero perderme ni un solo instante de ese momento, tan especial, de estar en su presencia.

Sobrados motivos

El Salmo 100 identifica algunas verdades que bien haremos si las tenemos presentes cuando nos acerquemos a Dios en adoración:

1 Aclamen alegres al SEÑOR, habitantes de toda la tierra;

2 adoren al SEÑOR con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo.

3 Reconozcan que el SEÑOR es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.

4 Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre.

5 Porque el SEÑOR es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre.

Analicemos, brevemente, las tres pautas básicas que este salmo señala como elementos clave de nuestro culto a Dios. Primero, exhorta a que «aclamemos, alegres, al SEÑOR». Luego, amplía el concepto al afirmar: «Adoren al SEÑOR con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo». Resulta claro, entonces, que debemos llegar ante Dios con entusiasmo, con alegría y regocijo. Es imposible dar culto a Dios cuando estamos resentidos, disgustados o enojados. Recordémosle a nuestro rostro, como también a nuestro corazón, que existen muchos motivos para estar contentos en la presencia de Dios. El mismo salmo indica algunos de esos motivos.

Pueblo suyo

En segundo lugar, el salmista declara: «Reconozcan que el SEÑOR es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado». No nos presentamos ante él como extraños, ni como vecinos o simples admiradores. Reconocemos que él es nuestro Dios y nuestro dueño. Somos su pueblo, su familia; estamos en su casa como hijos amados. ¡Qué privilegio inefable! Al reconocer su señorío sobre nosotros, al rendirnos ante la maravilla del sacrificio de Cristo en el Calvario a nuestro favor, somos aceptos en el Amado, adoptados en la familia de Dios.

Finalmente, el salmista señala otro elemento que caracteriza la verdadera adoración: «Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre». No llegamos al momento del culto con las manos vacías, pues entramos con acción de gracias y con himnos de alabanza. La palabra alabanza significa elogios; alabar quiere decir hablar bien de alguien, en este caso, de Dios. Con nuestras palabras, con himnos y canciones, expresamos a Dios nuestra profunda gratitud.

Luego el salmista subraya la razón de nuestra alegría y acción de gracias: «Porque el SEÑOR es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre». No solamente sabemos que el Señor es bueno; también podemos afirmar que su gran amor es eterno y su fidelidad permanece para siempre. No se acabará nunca.

¡Alegrémonos en el Señor!

MI MAMA


De cierto modo perdí a mi mamá hace algún tiempo, aunque no estoy segura de cuándo.

No se ha ido como cuando alguien sufre un grave accidente de tránsito, con daños severos, y queda en estado vegetal.

El proceso de la pérdida ha sido lento… gradual… frustrante… incesante… Primero, perdí algo de todo, y luego, todo de algo… de alguna época, o… todo de un solo golpe.

Las carreteras de su cerebro están bloqueadas con desvíos que la conducen a donde ella no quiere ir. El embrague del motor de sus pensamientos, que se niega a funcionar adecuadamente, provoca que ella comience a hablar, tartamudee, y luego se detenga confundida.Yo solía avergonzarme porque mi mamá le hablaba a cualquier cosa que estuviera en movimiento. Ella escucha mis palabras, pero la traducción para darle el sentido correcto es errónea. La información que más quiero que escuche se pierde.

¿Qué es lo que hago yo? Se lo repito de nuevo, una y otra vez… quizá algo se le quede. Está bien, no necesito hablar. Solo tengo que estar ahí. Tocarla. Sostener su mano. La música —comentan algunos— es lo último que se olvida. Le encanta la música. Puedo darle el regalo de la música, como una canción exclusiva para ella.

Mis recuerdos...

Siempre me han fascinado sus manos.

Recuerdo que, cuando era niña y me sentaba a su lado en la iglesia, yo solía trazar con mi dedo las venas de su mano.

Ella toca el piano. Solía tocar para los niños de cinco años en la escuela dominical «Cristo me ama», «Cristo ama a los niñitos».

Le encantan las buenas bromas, o aún mejor una historia chistosa. Solíamos hacerla reír hasta que las lágrimas le bajaran por las mejillas. Siempre era durante la cena y por eso ella siempre era la última en terminar de comer. Le encanta comer, de hecho, le encanta vivir. A ella los paisajes, sonidos, sabores, olores, colores… todos… le parecen igualmente maravillosos.

Pero, antes de cualquier otra cosa está la gente.

Para mi mamá la gente es muy importante, la familia, los amigos, los conocidos… aun los extraños son importantes. Yo solía avergonzarme porque mi mamá le hablaba a cualquier cosa que estuviera en movimiento.

Si alguien en el pasillo del supermercado elegía la misma clase de sopa que ella, ¡lo convertía en un motivo de celebración!

Ahora extraño ese lado de mamá, porque a través de su persona he aprendido a apreciar y a confiar en otros por lo que son.

Sus propios recuerdos...

Desde afuera, pareciera que tienen poca vida. Pero… ¿será realmente así?

Ella vive en el presente, y lo disfruta a cada momento, y con gracia para olvidar cada decepción.

Cada vez que le hablo por teléfono, tengo que aprender a vivir con ella ese encuentro. Después de cada conversación, debo estar consciente de que lo importante no es lo que ella recuerde, sino que el evento y lugar olvidados fueron reales y con mucho significado en aquella situación específica.

Es posible que sus recuerdos se hayan reducido a los sentimientos esenciales de sentir amor y reconocer la comodidad, el apoyo y la esperanza.

Quizás… esta enfermedad, que yo veo como una cruel ladrona, sea en realidad un bello regalo.

Sujeta al proceso

Algunos comentan que ciertos pacientes se comportan violentos por la confusión que sienten, y lastiman a aquellos que se preocupan por ellos. Me pregunto si su enfermedad llegará tan lejos. No lo sé.

Todo lo que puedo lograr es que las dos vivamos a plenitud día a día, gozando lo que tenemos y somos ahora mismo, para que cada una le exprese a la otra quién es. Para ella… eso ya es suficiente. Yo estoy procurando aprender que eso para mí también sea suficiente.

La semana pasada hablamos por teléfono.

A veces le temo a esas conversaciones. Pero esa resultó ser una buena llamada. Ella me escuchó, y me hizo una pregunta esforzándose por entenderme. Y, lo mejor de todo, logré hacerla reír. No solo una, sino ¡tres veces!

Aún puedo conseguir que se divierta, que disfrute el momento.

Hoy hablé con ella por teléfono. Me comentó que me escuchaba feliz y contenta.

Ha olvidado que vivo en Australia, y que Dave y yo somos misioneros acá.

Me preguntó cuántos hijos tenía.

En noviembre nos tomaremos fotos para un retrato familiar. Le mandaré una copia con nuestros nombres impresos en ella, así mamá nos podrá ver continuamente.

Todavía me llama «cariño». Eso me tranquiliza.

Junio y julio de 2006

Viajamos a los Estados Unidos para visitar a nuestra gente.

Vi a mi mamá. La mayoría de sus cabellos grises ahora eran mechones blancos. Sus dientes estaban amarillentos por tantas tazas de té que había bebido en todos estos años.

Nos sonrió y saludó, pero en sus ojos no apareció ni una sola chispa de reconocimiento. Me descubrí a mí misma alejándome de ella, como si fuera una extraña.

Ni siquiera me sentía cómoda diciéndole mamá porque ella no sabía quién era yo.

Le traje un CD que le grabé con algunos de sus himnos favoritos interpretados por mí con la guitarra.

Me sentía muy satisfecha de haberlo hecho. Me escuchó y empezó a tararear junto a mí, después de cantar un par de versos ella empezó a cantar la letra conmigo. La música conectaba una parte mía con una parte de ella. Así logré mi cometido. Le doy gracias a Dios por la idea de haberlo grabado.

Noviembre de 2006

Han pasado cinco meses desde que visité a Mamá.

La llamé esta semana y sostuvimos una pequeña plática.

Ella me preguntó: «¿Qué has estado haciendo?»

La puse al tanto de todo lo que pasaba, cómo estaban los niños, en la casa y en la escuela.

Y luego, cuando ya había terminado me preguntó otra vez «¿Qué has estado haciendo últimamente?»

Así que le conté un poco más, detalles que se me habían escapado antes. La tercera vez que preguntó yo ya no tenía más historias. Pero ella sonaba contenta y pensé que por lo menos me había escuchado y se había reído por un rato.

Cuando dijo «adiós, cariño», me hizo sonreír.

Febrero de 2007

Archie me confirmó que Mamá está, oficialmente, en la segunda etapa de Alzheimer. Para mí, estas fueron buenas noticias, porque, de hecho, yo había pensado que ella estaba mucho más avanzada en la enfermedad. Me alegró escuchar que ella aún podía estar estancada. Mamá ya cumplió 80 años. Es difícil de creer, en serio. Me resulta duro aceptar su envejecimiento porque no me encuentro allá, viviendo con ella, para observar los cambios graduales que se van dando. Ella sonaba muy contenta cuando me saludó, a pesar de que no sabía cuál sería la voz que escucharía. Ya no me preocupa si ella reconoce o no mi voz cuando le hablo por teléfono. Solo la saludo. «Hola mamá». Y parece que ella acepta que yo soy su hija sin importar si le encuentra sentido o no a este hecho. Repetidas veces me mencionó qué bueno era que la hubiera llamado y qué bueno era saber de mí. Cuando me despedí diciéndole: «Te amo», ella dijo con el mismo tono de siempre «yo también te amo, cariño».

Mientras leía uno de los libros devocionales de Jerry Bridges, me encontré con unos versículos en el Salmo 16 que, aunque suene un poco cruel, los quiero recordar en el funeral de mamá. Salmo 16.2, 5, 6, 9, 11.

Septiembre de 2009

Últimamente me ha resultado difícil contactar a mamá por teléfono, así que le mandé un largo correo de feliz Día de las Madres. Nunca me respondió. Así que decidí llamarla por Skype. Archie me dijo que todo andaba bien y me preguntó si quería hablar con ella. Él tuvo que recordarle quién era yo. Ahora mamá ya no me reconoce. Ella sonaba muy contenta cuando me saludó, a pesar de que no sabía cuál sería la voz que escucharía. Archie tuvo que convencerla de colocar el teléfono en su oído para que me escuchara. Cuando le pregunté cómo estaba, hizo un enredo entre cosas buenas y malas, que yo entendí como que ella tiene sus días buenos y sus días malos. Le dije: «Pero tú sabes que Dios está contigo en los días buenos y en los días malos, ¿verdad?» Me respondió que sí. Hablamos un poco más y le comenté: «¿No te parece bueno saber que aunque olvides todo lo demás siempre recuerdas a Jesús?» Ella respondió: «Eso es cierto».

Ahora puedo ver con más profundidad el significado de la frase «no hay para mí bien fuera de ti» (Salmo 16.2).

«Así sucederá también con la resurrección de los muertos.

Lo que se siembra en corrupción, resucita en incorrupción;

lo que se siembra en oprobio, resucita en gloria;

lo que se siembra en debilidad, resucita en poder;

se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual.

1 Corintios 15.42–44ª » - NVI

EL AFAN


Jesús vino a darnos vida en abundancia. Es impresionante cómo muchos cristianos tienen su mente y corazón en la vida eterna y no aprenden a vivir la existencia que Dios nos regaló en la tierra.

Debemos aprender a vivir. Para pensar en recibir un cuerpo glorificado, aprende primero a cuidar el de carne y hueso que ya te dio. Antes de desear caminar por las calles de oro del cielo, aprende a caminar bien y con dignidad en las calles de tu ciudad. No pidas una morada celestial sin construir y cuidar bien la que tienes ahora. Demuéstrale al Señor que puede darte galardones, que también eres capaz de ganar medallas y reconocimientos con las capacidades que te ha dado. No te dejará ver Su rostro si antes no aprendes a convivir con tus semejantes que son Sus criaturas. No te dejes adormecer por un pensamiento religioso equivocado que te impide vivir correctamente.

Deja de hablar de la segunda venida de nuestro Señor sin antes declarar a cuantos puedas que Él ya vino una vez y que deben entregarle su vida.

Orar para liberarnos del afán
Filipenses 4: 6 nos aconseja:Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

No te afanes. Repítelo cuantas veces sea necesario para que lo aprendas y apliques a tu vida. La Palabra nos enseña a vivir, por eso debes dedicarte a estudiarla y ponerla en práctica. Acércate a la iglesia para conocer más de Dios y descubrir cómo obedecerle, no para llenarte de conocimiento que luego no pondrás en práctica. Debemos “saber” para “hacer”.

Nota que el Padre desea que le busquemos en oración que le pida y le agradezca. Eso significa que nuestra oración debe ser confiada. Sólo así superamos el afán. Aprendamos a orar y pedir correctamente. No debes pedir que te quite el afán, sino que te ayude a enfrentar las situaciones y encontrarle soluciones. Un padre sin trabajo no le pedirá tolerancia para poder ver morir de hambre a sus hijos, le pedirá trabajo para proveerles y le dará gracias porque ese trabajo que le dará, será un medio de honrarlo con su doble esfuerzo y dedicación. El padre de un adicto a las drogas, no le pedirá que le de paciencia para ver cómo su hijo e hunde, sino que le pedirá consejo y ayuda para sacarlo de esa terrible situación.
Pedir bien y estar confiados en recibir del Señor es la clave para olvidar el afán. Abre tu corazón para comprender la Palabra y aplicarla correctamente a tu vida porque Dios nos la dejó para eso.


Orar, pensar y hacer

Filipenses 4: 7-9 continúa con el consejo para aprender a vivir: Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

Luego de expresar nuestra fe en oración, debemos pensar y hacer bien. Somos lo que hacemos, en base a lo que pensamos y oramos. Este es un círculo que hay que aprender a manejar. Pensar bien no sólo significa dejar de lado los pensamientos sucios o morbosos. El buen pensamiento se refiere a todo lo positivo y optimista que nos ayude a superar obstáculos y ser exitosos. Deja de lado el pesimismo, las difamaciones, mentiras e ideas corruptas.

Aprende a utilizar lo que Dios te dio. Así como no te dio los pulmones para intoxicarlos con el cigarro y no te regaló el hígado para envenenarlo con licor, no te dejó el cerebro para llenarlo de basura sino para utilizarlo productivamente en lo bueno y santo.
Al leer este pasaje completo, vemos que se extiende más en describir lo que debemos pensar que lo que debemos orar, porque el pensamiento domina nuestra forma de actuar y lo utilizamos en todo momento. La oración nos ayuda pero con ella no sacarás buenas notas si no piensas y te esfuerzas.

Me refiero a que orar bien es necesario, pero pensar bien es imprescindible. Todo se combina para ser buenos hacedores en el Señor. La paz viene a tu vida cuando aprender a pensar y confías en Dios.
Aléjate de los malos pensadores. Rodéate de gente que piensa bien y obra mejor. La mala situación ya todos la conocemos y no necesitamos más gente que nos la recuerde. Es tu enemigo aquel que intente llenarte de pensamientos pesimistas y poco constructivos. Un mal pensamiento es peor que una copa de licor. Ambas son malas pero el pensamiento te influye y afecta más.
Amor verdadero

Lucas 10:27 nos manda: Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
Debes amar con tus pensamientos y sentimientos. Dios y tu prójimo deben estar en tu corazón pero también en tu mente. Mi esposa y yo hicimos ese pacto de amor inteligente que no se deja llevar por las emociones. En una relación el amor no basta, hacen falta los pensamientos de bien, las buenas decisiones y el juicio correcto. Las jovencitas deben buscar a su futuro esposo con la cabeza, deben escuchar consejos porque un hombre vicioso y haragán no las hará felices. Por más que tu corazón quiera, debes dejarte guiar por tu mente.

También es importante amar al prójimo como a nosotros mismos. No puedes decir que amas a Dios si no amas a Sus criaturas, pero primero debes amarte tú, de lo contrario es mentira decir que amas a alguien más. Si una persona descuidada y desarreglada te dice que te ama, desconfías y le pides que no lo haga. Nadie quiere el amor de alguien así porque no demuestra amor a su persona. Por el contrario, es agradable y da seguridad sentirse amado por alguien que se quiere y cuida a sí mismo.
Romanos 12: 2 afirma: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Piensa en grande para obrar tan perfecto como Dios lo hace. La Biblia te pide que pienses enfocado en todo lo bueno. Debes ser transformado por la renovación de tu pensamiento, no sólo por la de tu forma de orar.

Dios es sinónimo de perfección y grandeza. Todo lo que hizo y hace es maravilloso. Lo vemos en el universo y en nosotros mismos. No escatima en nada para Su obra. Cuando vino a redimirnos, derramó TODA Su sangre para perdonar TODOS nuestros pecados, no fue una gota o un vaso por dos o tres faltas. No hizo ni hará nada a medias. Debemos imitarlo. En casa de Dios trabajamos así, según Su pensamiento, por eso nuestras obras son grandes, como Él.

Una vez visité un país hermoso, con un mar impresionante que me hizo pensar en la flora y fauna que lo habitaba. Cuando íbamos en la carretera, de un lado tenía ese mar espectacular y del otro unas construcciones que me entristecieron porque el contraste entre una obra y la otra era demasiada.

Cómo podían hacer una cosa tan fea viendo las cosas bellas que Dios hace. Aprendamos a pensar y hacer conforme el pensamiento de Dios. Reeduquémonos en el proceso de vencer pensamientos negativos.

Renueva tu mente y ámate para poder amar a otros. Si no te amas a ti mismo, que eres con quien vives y duermes, no podrás amar a tu prójimo. Piensa bien de ti para pensar bien de otros. Quienes piensan mal del prójimo están revelando que piensan mal de ellos también. Maridos, amen a sus mujeres como a su propio cuerpo. Nadie que no se tenga consideración y cuidado podrá cuidar de otro. Tú eres Su hijo y Él quiere que primero pienses en tu bien para poder pensar en el de los demás.
El pensamiento de Dios

Efesios 4:22-24 dice: En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Cuando inicies algo, piensa si es conforme a la voluntad perfecta de Dios.

Libera tu mente de pensamientos que te hacen retroceder. Él te hizo perfecto y lleno de virtudes para tener una vida feliz y de bien. Bendice
Su nombre, pídele que te ayude a renovar tus pensamientos para poder pensar como Él.

Frases:

El Señor te hizo perfecto y lleno de virtudes. Bendice Su nombre, pídele que te ayude a renovar tus pensamientos para poder pensar como Él.
Renueva tu mente y ámate para poder amar a otros. Piensa bien de ti para pensar bien de otros. Quienes piensan mal del prójimo están revelando que piensan mal de ellos también.

Aprendamos a pensar y hacer conforme el pensamiento de Dios. Reeduquémonos en el proceso de vencer pensamientos negativos.
Piensa en grande para obrar tan perfecto como Dios lo hace. Debes ser transformado por la renovación de tu pensamiento, no sólo por la de tu forma de orar.

La oración nos ayuda pero con ella no sacarás buenas notas si no piensas y te esfuerzas. Orar bien es necesario, pero pensar bien es imprescindible. Todo se combina para ser buenos hacedores en el Señor. La paz viene a tu vida cuando aprender a pensar y confías en Dios.

Luego de expresar nuestra fe en oración, debemos pensar y hacer bien. Somos lo que hacemos, en base a lo que pensamos y oramos. Este es un círculo que hay que aprender a manejar.

Pensar bien no sólo significa dejar de lado los pensamientos sucios o morbosos. El buen pensamiento se refiere a todo lo positivo y optimista que nos ayude a superar obstáculos y ser exitosos.

Deja de lado el pesimismo, las difamaciones, mentiras e ideas corruptas. Aprende a utilizar lo que Dios te dio. Así como no te dio los pulmones para intoxicarlos con el cigarro y no te regaló el hígado para envenenarlo con licor, no te dejó el cerebro para llenarlo de basura sino para utilizarlo productivamente en lo bueno y santo.

EL CAMINO


La manera en que Jesús ama y salva al mundo es personal: nada incorpóreo, nada abstracto, nada impersonal. Encarnado, carne y hueso, relacional, particular, local. Los medios utilizados en nuestra cultura son visiblemente impersonales: programas, organizaciones, técnicas, lineamientos generales, información separada del lugar. En cuestiones de caminos y medios se prefiere más el vocabulario de los números que el de nombres. Las ideologías desplazan a las ideas. La densa niebla de lo abstracto absorbe las agudas particularidades del rostro familiar y la calle conocida.Jesús es una alternativa a los caminos dominantes del mundo, no su suplemento. Mi preocupación surge de la observación de que muchos que se consideran seguidores de Jesús, sin vacilaciones y, aparentemente sin pensar, adoptan los caminos y medios de la cultura mientras viven su vida cotidiana «en el nombre de Jesús». Pero los caminos que dominan nuestra cultura han sido desarrollados en ignorancia o en desafío a los caminos que utiliza Jesús para guiarnos cuando caminamos por las calles y callejones, trepamos por los senderos y manejamos por las carreteras de este mundo creado por Dios, salvado por Dios, bendecido por Dios, gobernado por Dios. Parecen suponer que «tener éxito en el mundo» significa tener éxito en el mundo según los términos del mundo y que los caminos de Jesús son únicamente útiles en aquella área fraccionada de la vida calificada como «religiosa».

Esta forma de pensar es equivocada y constituye una manera de vivir equivocada también. Jesús es una alternativa a los caminos dominantes del mundo, no su suplemento. No podemos usar maneras impersonales de hacer o decir algo personal, y el evangelio es personal o no es nada.

El camino de Jesús

En este asunto de caminos, el cómo seguimos a Jesús y respondemos al mundo no puede ser despersonalizado mediante la reducción a una fórmula que nos explique cómo hacerlo. Estamos involucrados en una forma de vida altamente personal, interrelacional y dinámica que posee varios elementos: emociones e ideas, clima y trabajo, amigos y enemigos, seducciones e ilusiones, legislación y elecciones que cambian constantemente, siempre fluyendo y siempre en relación con nuestro Dios, muy personal y santo y nuestros hermanos y hermanas, muy personales (¡pero no tan santos!).

Los caminos y medios impregnan todo lo que somos en adoración y comunidad. Pero ninguno de los caminos y medios se pueden compartimentar en funciones o aislar como conceptos aparte de este mundo ampliamente bíblico y trinitario en el que seguimos a Jesús. Impregnan todo lo que somos y hacemos. Si algunos de los medios que utilizamos para seguir a Jesús son ajenos a quienes somos en Jesús («cosas» o «modelos» a imitar separados), esto le quita mérito al fin por el que lo seguimos. ¿Acaso derivan nuestros caminos de «el mundo, la carne y el diablo»? Durante muchísimo tiempo se nos ha alertado acerca de ello. ¿O sirven a la vida en el reino de Dios y al seguir a Jesús, algo que histórica y litúrgicamente nos han enseñado extensamente? La congregación local es el lugar y la comunidad donde se puede escuchar y obedecer los mandamientos de Cristo. Aquí tenemos un texto, palabras que ha dicho Jesús, que enfocan esto con claridad: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14.6). El camino de Jesús, unido a la verdad de Jesús, produce la vida de Jesús. No podemos proclamar la verdad de Jesús y luego hacer las cosas de la manera en que mejor nos plazca. Ni tampoco podemos seguir el camino de Jesús sin pronunciar la verdad de Jesús.

Jesús, el Camino

Pero Jesús como verdad atrae mucho más atención que Jesús como el camino. Jesús como camino es la metáfora más evadida entre los cristianos con los que he trabajado durante cincuenta años como pastor en América del Norte. En el texto que coloca Jesús delante de nosotros con tanta claridad y definición, el camino viene primero. Cuando lo adoramos y proclamamos, no podemos saltear el camino de Jesús en nuestro apuro por alcanzar la verdad de Jesús. El camino de Jesús es el camino que practicamos y la manera en que logramos comprender su verdad: es vivir como Jesús en nuestros hogares y lugares de trabajo, con nuestros amigos y familiares.

La congregación local

La congregación cristiana, la iglesia en nuestro vecindario, ha sido siempre el lugar donde obtenemos este camino y verdad y vida de Jesús, creído y encarnado en los lugares y en medio de la gente con la que más nos codeamos día tras día. La iglesia es más que esta congregación local. Existe la iglesia que continúa a través de los siglos: nuestras madres y nuestros padres que continúan influyéndonos y enseñándonos. Existe una iglesia desparramada por todo el mundo: las comunidades con las que estamos en contacto mediante la oración y el sufrimiento y la misión. Existe la iglesia invisible: dimensiones e instancias de la obra del Espíritu sobre los que no sabemos nada. Existe la iglesia triunfante: esa «multitud tan grande de testigos» que continúa rodeándonos (Hebreos 12.1).

Pero la congregación local es el lugar donde recibimos todo esto, integrado y practicado en las circunstancias inmediatas y entre los hombres y mujeres y niños con los que vivimos. Aquí es donde se convierte en algo local y personal. La congregación local es el lugar y la comunidad donde se puede escuchar y obedecer los mandamientos de Cristo, donde se invita a la gente a considerar y responder a la invitación de Jesús: «Síganme». Es un lugar y comunidad donde adorar a Dios. Es el lugar y la comunidad donde se nos bautiza en una identidad trinitaria y donde maduramos «conforme a la plena estatura de Cristo» (Efesios 4.13), donde nos enseñan las Escrituras y aprendemos a discernir la manera en que seguimos a Jesús, el Camino.

Una dimensión personal

La congregación local es el lugar primordial donde nos ocupamos de los asuntos particulares y las personas con las que vivimos. Como ente creado y sustentado por el Espíritu Santo, es insistentemente local y personal. Por desgracia, las estrategias más populares de las iglesias americanas con respecto a la congregación no son amigables a lo local y personal. El estilo americano, con su afición por los eslogan pegadizos y visiones conmovedoras, denigran lo local, y su estilo programático de tratar con la gente erosiona lo personal, y así reemplazan las intimidades con funciones. Al presente, la iglesia de América del Norte se destaca por reemplazar el camino de Jesús con el camino americano. Para los cristianos que siguen a Jesús con seriedad, comprendiendo y yendo tras los caminos de Jesús, esta desconstrucción de la congregación cristiana es particularmente alarmante, una enorme distracción.

La congregación cristiana es una compañía de hombres y mujeres que oran y que se reúnen, generalmente los domingos, para el culto y que luego van al mundo como sal y luz. El Espíritu Santo de Dios llama y forma a este pueblo. Dios tiene la intención de hacer algo con nosotros y desea hacerlo en comunidad. Nosotros participamos en lo que Dios está haciendo, y participamos todos juntos.

Y ésta es la manera en que participamos: estamos presentes a lo que Dios desea hacer con nosotros y por nosotros mediante la adoración. Estamos presentes al Dios que está ahora presente con nosotros. La metáfora bíblica operante relacionada con la adoración es el sacrificio. Nos llevamos a nosotros mismos al altar y permitimos que Dios haga con nosotros lo que desee. Nos llevamos a nosotros mismos a la mesa eucarística e ingresamos en esa forma cuádruple de la liturgia que nos da forma: tomar, bendecir, partir y dar, la vida de Jesús tomada y bendecida, partida y distribuida. Ahora bien, esa vida eucarística le da forma a nuestra vida al entregarnos a nosotros mismos, Cristo en nosotros, para que se nos tome, bendiga, parta y distribuya en vidas de testimonio y servicio, justicia y sanación.

La cultura de consumo

Pero ese no es el camino americano. La gran innovación americana en la congregación es convertirla en una empresa para consumidores. Nosotros los americanos hemos desarrollado una cultura de adquisición, una economía que depende del desear y exigir cada vez más. Tenemos una enorme industria de publicidad diseñada para despertar apetitos que ni siquiera sabíamos que teníamos. Somos insaciables. Nuestros hermanos y hermanas cristianos no tardaron en desarrollar congregaciones para consumidores.Únicamente cuando el camino de Jesús está orgánicamente unido a su verdad, podemos tener su vida. Si tenemos una nación de consumidores, obviamente la manera más rápida y efectiva de sumarlos a nuestra congregación es identificando qué es lo que desean y ofreciéndoselo, satisfaciendo sus fantasías, prometiéndoles la luna, transformando el evangelio en términos del consumidor: entretenimiento, satisfacción, pasión, aventura, solución de problemas, lo que sea. Este es el lenguaje en el que nosotros, los americanos, nos hemos criado. Este es el lenguaje que comprendemos. Somos los mejores consumidores del mundo, de modo que, ¿no tendríamos que tener acaso las iglesias más novedosas?

Dadas las condiciones que prevalecen en nuestra cultura, esta es la manera más adecuada y efectiva jamás concebida para reunir a congregaciones prósperas y abultadas. Los americanos lideran al mundo mostrando a todos cómo hacerlo. Pero hay sólo una cosa que está mal: esta no es la manera en que Dios nos conforma a la vida de Jesús y nos coloca en el camino de su salvación. Esta no es la manera en que decrecemos para que Jesús se engrandezca. Esta no es la manera en la que nuestra vida sacrificada queda a disposición de los demás en justicia y servicio. El cultivo de una espiritualidad para consumidores es la antítesis de la congregación que se sacrifica y se niega a sí misma. La iglesia de consumidores es la iglesia del anticristo.

No podemos reunir una congregación que tema a Dios y lo adore mediante el cultivo de una congregación que complazca a los consumidores y esté orientada a lo material. Cuando lo hacemos, se le comienzan a caer las ruedas al carro. Y se están cayendo las ruedas del carro. No podemos suprimir el camino de Jesús para vender su verdad. El camino de Jesús y su verdad tienen que ser congruentes. Únicamente cuando el camino de Jesús está orgánicamente unido a su verdad, podemos tener su vida.

CARTA A PAPA


Querido Papá:

Quiero contarte algo que se refiere a nosotros dos. Quiero compartir contigo algunas experiencias que viví a tu lado sin que tu lo supieras, experiencias que de alguna manera apreciaría transmitirle a mi hijo, cuando sea yo quien lo tenga.

Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle al Ser Supremo salud y trabajo para nosotros, y aprendí que existía Alguien con quien yo podría conversar en el futuro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y por tus amigos enfermos, y así aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.
Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que nada tenían, y aprendí que aquellos que tienen, debemos compartirlo con quienes no tienen.
Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella, y aprendí a cuidar lo que es dado.
Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades, aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca.
Cuando pensabas que no te veía, vi tus lágrimas , y entonces aprendí que a veces las cosas duelen, y que está bien llorar.
Cuando pensabas que no te veía, vi que te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.
Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una buena persona y también productiva cuando crezca.
Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir: ¡gracias por todas las cosas que vi, cuando pensabas que no te veía! Nosotros, tus hijos.

GERMINAR SEMILLAS


Un joven soñó que entraba en un supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que Jesucristo se encontraba atrás del mostrador.

- ¿Qué vendes aquí? - le preguntó.

- Todo lo que tu corazón desee - respondió Jesucristo.

Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear:

- Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de todo temor - dijo el joven-. Deseo que en el mundo se acaben las guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.

Cuando el joven terminó de hablar, Jesucristo le dice:

- Amigo, creo que no me has entendido. Aquí no vendemos frutos; solamente vendemos semillas.

"Convierte en frutos las semillas que hay en tí".

EL PRIVILEGIO DE SER PADRES



”Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. Sl.139:13-16


Una de las mayores maravillas de Dios es darnos el privilegio de ser padres. Tomar parte de este milagro, un hijo a quien guiar a lo largo del camino, para que pueda cumplir los propósitos de Dios en su vida. Prov.22:6

Este bello privilegio nos da también responsabilidades que debemos considerar:

Ser un a madre/padre creyente

Conocer en forma personal a Cristo como nuestro Salvador. Ser un padre redimido por Su Gracia y que busque en Cristo el puerto en el cual se renueva nuestra fortaleza espiritual.

Ser una madre/padre consagrado Romanos 12:1

Rendir primeramente mi vida a Dios para que sea Él quién reine y dirija mi vida. De esta manera, podré ser también:

 Una madre/padre que eduque: En principios de conducta y morales. En el camino de la vida y sus peligros, en la disciplina con amor: “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” Prov. 13:24

 Una madre/padre que enseñe : El amor de Dios ( la salvación, Juan 3:16) y el amor a Dios y a Su Palabra ( Salmos 119).

 Una madre/padre que escuche : Aprender a tener el tiempo para escuchar a nuestros hijos. Ellos son nuestro especi al tesoro.

 Una madre/padre que entregue : Su vida a diario en las manos del Creador en oración y sus caminos para buscar los Suyos a través de la Palabra.

Ser una madre/padre bendecida

“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.” Sl. 127:3-5

 Una madre/padre con herencia sl.127:3

 Una madre/padre con cosecha Eclesiastés 3:1-2 Con el tiempo de cosechar lo plantado en la vida de mis hijos.

 Una madre bienaventurada “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;° Prov. 31:28 a


Quiero compartirles parte de una poesía que leí: “ Dios dame sabiduría Hoy, para darme cuenta que no hay momentos sin importancia en la vida de mis hijos, que no hay otra carrera más preciosa, ningún trabajo mejor remunerado, ni otra tarea más urgente que mis hijos. Porque el tiempo es corto, mi tiempo es HOY porque los hijos no pueden esperar” "He aquí, herencia de Jehová son los hijos"

EL RAPTO

QUE ES KOSHER


Qué es kosher? Kosher significa apto y representa tanto la unidad de leyes dietéticas que se encuentran en la Biblia y en el Talmud como la pretensión de una actitud sensible frente a esas leyes.

El rabino Nilton Bonder sostiene que el kosher simboliza un tipo de conducta cuyo valor más importante es influir en el destino de nuestras vidas. Existen 10 principios alimentarios establecidos en la Biblia, cuyo objetivo no es justificar la higiene sino aproximar santidad a la vida, con la visión de aportar algo de la era mesiánica a nuestros días:

1) Existe en el judaísmo una tendencia vegetariana. El profeta Isaías sostiene que los seres humanos se alimentarán de hierbas en los días mesiánicos. Pero conociendo su carácter cazador, la Biblia estableció limitaciones al consumo de carne.

2) La prohibición de ingestión de carne de un animal que haya muerto de vejez o enfermedad, o víctima de las bestias de rapiña.

3) Se prohíbe la ingestión de carne arrancada de un ser viviente.

4) Se prohíbe beber sangre. El judaísmo considera a la sangre el símbolo de la vida.

5) No se debe mezclar carne con leche. Esta regla se infiere del versículo: "No cocinarás el cabrito en la leche de su madre".

6) Las verduras, hortalizas y frutas pueden comerse tanto con carne como con leche.

7) El animal que se ingiere debe tener la pezuña hendida y el estómago rumiante. Este pequeño grupo de animales, a su vez, ingiere hierbas, y no se alimenta de otros animales.

8) Hay restricciones al consumo de algunas partes de los animales permitidos.

9) Los roedores, cerdos, caballos, primates, bestias y aves de rapiña y reptiles son prohibidos.

10) Los peces que pueden ser consumidos son solamente aquellos que poseen escamas y aletas.

EL AMOR A DIOS, EL AMOR AL PROJIMO


¿Cómo se expresa o demuestra?
¿Es un sentimiento?
¿Una emoción?

En la 1ª. Carta a los Corintios 13:4-8 , el apóstol Pablo exhorta sobre la calidad del amor que debe existir en un cristiano en relación a su prójimo. “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser;…”
Algunos de los efectos del amor se estipulan aquí para que sepamos si tenemos esta gracia; y si no la tenemos, no descansemos hasta tenerla. Este amor es una prueba clara de la regeneración y es la piedra de toque de nuestra fe profesada en Cristo. Se quiere mostrar a los corintios con esta bella descripción de la naturaleza y los efectos del amor que, en muchos aspectos, su conducta era un claro contraste con aquel. (Comentario Matthew Henry)
Ahora, ¿tenemos que amar a Dios como debemos hacerlo con nuestro prójimo? Con respecto de nuestro amor a Dios, La Biblia nos expresa que le debemos amar por sobre todas las cosas. El Evangelio de Marcos 12:29-30, por ejemplo, dice: “Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento…” El apóstol Juan en su Evangelio repite lo que Jesús mismo define como el amor a Dios: Juan 14:23 “Le contestó Jesús: -El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra v ivienda en él.” NVI Estos versículos, entre otros, nos dejan de manifiesto que el Mandamiento de Dios: amar a Dios y al prójimo, no es un sentimiento basado en emociones, sino una decisión concreta y personal a amar como Dios manda. ¿Es posible hacerlo? Sí, con la ayuda del Espíritu Santo. El apóstol Pablo, en su carta a los Romanos alude a una promesa para los que aman a Dios, es decir, para los que deciden obedecer y vivir de acuerdo a Su Palabra. Romanos 8:28 (en varias versiones para una mayor comprensión) Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Reina Valera 1960) Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. (Nueva Versión Internacional) Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que l e aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan. (Biblia Lenguaje Sencillo) Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. (Biblia Jerusalén) ¿No entiendo como Dios puede permitir que me acontezca esto? Es la pregunta que muchos nos hemos hecho en algún momento, por no decir varios momentos, de nuestra vida. Un día pedí consejo al pastor de la iglesia porque no entendía que pasaba conmigo. Espiritualmente estaba viviendo una etapa muy especial y maravillosa con Dios. En cambio en lo material (trabajo) la situación iba de mal en peor y muchas veces reclamé a Dios en mis oraciones y similar a Job dije: ¿Señor acaso no te das cuenta que te amo y te sirvo? Sabiamente el pastor me hizo entender que no existe ninguna relación proporcional en la Biblia que diga: a más bendición espiritual, más bendición material. Y añadió: ¿te has preguntado qué es lo que Dios desea o pretende con tu vida? El resultado de esa prueba, fue que Dios desbarató toda mi vida para que me diera cuenta que a Él no le sirvo, si lo seguía haciendo según mi propio criterio. Toda persona que ha prometido sinceramente servir a Dios, ha sido llevada por el Señor a situaciones, a veces extremas, que han transformado su manera de pensar, de vivir el Evangelio y sobretodo su carácter. La promesa en Romanos 8:28, es que todo lo que Dios permita nos acontezca es para nuestro bien y para que definitivamente aprendamos a confiar en Él.
La segunda parte de Juan 14:23 termina diciendo: “…y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él.” Dios habita en corazones acondicionados, “amoblados”, por El. Para ello, El ejecuta una labor de limpieza, renovación y restauración completa a Su necesidad, pues desea sentirse cómodo y libre para actuar y vivir. Todo aquel que decide ama r a Dios, decide juntamente obedecerle. Pero, debes saber que Dios te transformará de acuerdo a Su propósito. El Señor nos ha llamado a ser sal y luz al mundo Mateo 5:14. Para que la sal y la luz surtan el efecto que Dios espera deben cumplirse también en nosotros, las condiciones mencionadas en los bienaventurados (Mateo 5:3-11).
Eso requiere cambios radicales en todos los ámbitos de nuestra vida. Sobretodo lo que respecta a nuestra dependencia de Nuestro Señor; “…porque separados de mi, nada podéis hacer” (Juan 15:5)
Por lo mismo, mi consejo es que admitas la necesidad de cambios en tu vida, pues no es otra cosa que el reflejo del amor del Padre por ti (Juan 14:23). Esto, su Amor, provocará en ti a amarle (obedecerle) con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Además, aprenderás a amar a tu prójimo como se describe en 1ª. Carta a los Corintios 13:4-8.

TUS ACTOS SON TAN GRANDES COMO TU AMOR


¿Porqué echó ella más que todos? Jesús lo dice: porque dio todo lo que tenía, lo cual le demandó un gran sacrificio, un sacrificio que sólo quien ama sin reservas puede hacer. (Nota 2) Lo que determina el valor de lo que uno hace es el amor con que lo hace. El amor da valor a nuestros actos. El acto más pequeño, más insignificante y más rutinario, hecho por amor a Dios o al prójimo, tiene un valor inmenso.

La acción más heroica hecha por amor de la gloria pero sin verdadero amor, vale muy poco en comparación. El que tiene todo dando de lo que le sobra, da con indiferencia porque no le cuesta dar. Aquel a quien le cuesta dar porque le falta aun lo indispensable, sólo puede dar u obligado o por amor. Hay pues aquí una regla: el amor da valor a nuestras acciones; la indiferencia quita valor aún a nuestras mejores acciones. (Nota 3).

Esta es la misma doctrina que enuncia Pablo en 1Cor 13: "si entregase mi cuerpo para ser quemado y no tengo amor, de nada me sirve." (vers.3). En otro lugar volverá Pablo sobre el tema cuando dice que "Dios ama al dador alegre" ("2Cor 9:7); esto es, a quien, aunque le cueste separarse de su única moneda, le alegra devolver a Dios una parte de lo mucho que ha recibido de Él ¡Cómo pudiéramos dar nosotros de lo nuestro con el desprendimiento y amor que mostró esta viuda! (Nota 4). La pobreza, da libertad en lo espiritual, pero la quita en lo material. Escojamos el dominio en que queremos ser libres. Es una gran verdad que las posesiones nos impiden amar a Dios; Atan nuestro corazón. En cambio el que no tiene nada puede amar a Dios con todo su corazón, porque su corazón está libre y no está apegado a lo que posee. Ese es el motivo por el cual Francisco de Asís valoraba tanto a la "hermana pobreza" y la exigía de sus seguidores. No por la pobreza misma, sino porque ella libera el corazón del hombre. (Nota 5).

¡Cuán cierta es la frase de Jesús: "Donde está tu tesoro está tu corazón"! (Lc 12:34). No hemos comprendido toda su profundidad. El que tiene un gran tesoro tiene su corazón acaparado totalmente por él, al punto que no puede amar otra cosa que no sea su dinero. El dinero se vuelve como un agujero negro que absorbe todas sus energías y las atrae a su núcleo en un remolino voraz. En cambio el que tiene poco, tiene poco de qué preocuparse "Dulce es el sueño del trabajador,-dice el Eclesiastés- coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia". (5:12). El que va ligero de equipaje, y esa es una buena imagen de la ausencia de posesiones, viaja más libremente y puede moverse con más libertad.

El que lleva mucho equipaje tiene mucho en qué pensar y mucho que cuidar y por eso camina dificultosamente. Sin embargo, se dice, que la pobreza es una carga pesada y que quita libertad al que la sufre. Y es cierto. ¡Qué limitado está el pobre en sus deseos y en la satisfacción de sus necesidades! En cambio el rico todo lo puede. Se da lujos sin pensar que con lo que malgasta salvaría a muchos de la miseria. Decide, manda e impone sus caprichos porque con su dinero compra las voluntades. Pero todo depende del color del cristal con que se mire, según reza el dicho. El dinero da libertad en lo material, pero la quita en lo espiritual. La pobreza es al revés, da libertad en lo espiritual, pero la quita en lo material. Escojamos el dominio en que queremos ser libres.

La mayoría de los hombres escogerá un sano término medio: "…no me des pobreza ni riqueza; manténme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga ¿Quién es el Señor? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios" (Pr.30:8,9). O como dice el apóstol: "Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto." (1ª Tm.6:8). Pero hay quienes niegan esta doctrina, que es la más bíblica de todas las referentes al dinero, y predican lo contrario (Nota 6).

¡Ella encierra tanta verdad en lo que se refiere a la eficacia de la predicación! Jesús la tuvo en cuenta cuando mandó a los doce a predicar de dos en dos: "no toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas." (Lc.9:3, véase también Mt.10:9,10). Juan Bautista, Jesús, Pablo ¿llevaban puestos vestidos costosos y se desplazaban en carruajes? Si así fuera ¿quién los hubiera escuchado? ¿Se puede predicar a Cristo llevando un anillo de oro engastado con brillantes en el dedo?

Se ha criticado la época en que los prelados eclesiásticos llevaban al pecho cruces con piedras preciosas, y vivían en palacios ostentosos; tiempos en que la iglesia ya no podía decir como Pedro: "oro y plata no tengo" porque de ambas cosas estaban repletas sus arcas. Pero tampoco podía decir: "levántate y anda", porque carecía del poder para sanar enfermos (Hch.3:6). Aunque no se daba cuenta, era pobre de solemnidad en lo espiritual: "Porque tú dices yo soy rico, y me he enriquecido,, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo." (Ap.3:17).

Ahora los que criticaban con buen motivo a esa iglesia del pasado quieren imitarla. Anhelan poseer sus defectos como si fueran virtudes. El amor da valor a nuestras acciones; la indiferencia quita valor aún a nuestras mejores acciones. Este pasaje nos muestra también cómo Dios observa todos los acontecimientos humanos; penetra en el corazón del pobre y del rico "y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hb 4:12). Nuestros actos más triviales pueden tener para Él gran importancia, y los que consideramos relevantes, ninguna.

Lo que el pobre hace desde su miseria, y que nadie nota, puede ser para Dios de mucha mayor trascendencia que el acontecimiento que destacan los titulares de los diarios. La posición actual que ocupa el hombre en la sociedad y en el mundo es incierto indicio de la que ocupará en la otra vida. O, más bien, nos permite adivinar cuál será, en contraste con la presente, porque "los últimos serán los primeros y los primeros, últimos" (Lc 13:30)

También cabe preguntarse ¿por qué se fijó Jesús en la viuda? No sólo por su desprendimiento, creo yo, sino también porque padecía necesidad. Todo el que sufre o pasa hambre atrae la mirada de Dios mucho más que el que está satisfecho. Pero entonces se preguntará ¿por qué Dios no acude a solucionar sus angustias y permite que continúe su miseria? Nosotros no podemos comprender cómo Dios actúa. Su tiempo y su perspectiva es muy distinta y mucho más vasta que la nuestra (Is 55:8,9).

Pero en su momento todo dará su fruto. Los hechos ocultos aparecerán en todo su esplendor ignoto, y las que parecían proezas gloriosas las dispersará el viento como hojarasca. El pobre y el rico cosecharán lo que sembraron ("Los que sembraron con lágrimas con regocijo segarán", Sal 126:5). Mirarán atrás y verán cómo su vida fue un suspiro que pasó raudo como el viento. Y que lo que sufrieron o gozaron es poco comparado con lo que ahora les espera, porque la verdadera vida recién empieza (Nota 7).

Notas al pie

(2) En el pasaje paralelo, Mr 12:41-44, se dice que antes de hablarles de la viuda, Jesús llamó a sí a sus discípulos, que posiblemente se habían dispersado por el atrio donde se desarrolla el episodio. Si los llama es porque tiene algo importante que enseñarles.

(3) A todos nos agrada más el servicio que nos brindan con cariño que el servicio hecho con frialdad. Por eso algunas tiendas enseñan a sus empleados a sonreír a sus clientes y a estar atentos a sus deseos.

(4) A muchos extranjeros que viajan por los pueblos de nuestra sierra les choca la pobreza en que vive la gente, pero les llama también mucho la atención lo generosos que son al mismo tiempo. Se desviven por atender con lo poco que tienen a su huésped que lo tiene todo. Su grandeza de alma (porque la generosidad es grandeza) brota de su pobreza. En cambio hay muchos ricos que cuanto más tienen más tacaños son. Su dinero ha invadido su corazón y lo ha petrificado. Su riqueza los empobrece.

(5) Hace unos días regresaba de la Feria del Libro llevando unos preciosos libros que había comprado a buen precio, y me había propuesto ponerme a orar al llegar a casa. Al trasponer la puerta sentí como si el Señor me dijera: Ahora no me puedes amar porque tienes el corazón ocupado por tus libros. Y es verdad: El apego que tenemos por las cosas nos impide allegarnos a Dios. Por eso Dios a veces nos quita las cosas; es decir, permite que nos las roben o que se pierdan, para que pensemos más en Él.

(6) Soy conciente, sin embargo, que en nuestro país hay una cultura de la pobreza que limita las iniciativas y oprime a la gente, y que es bueno enseñar a la gente que con la ayuda de Dios es posible superarla y alcanzar una sana prosperidad así como prospera su alma (3Jn 2).

(7) ¡Qué contraste entre esta viuda y la viuda que presenta sus demandas al juez! (Lc 18:1-8). Mientras que la primera va humilde a depositar su ofrenda, la otra insiste tercamente en sus derechos hasta obtener lo que desea. No que estuviera mal lo que ella hizo. Al contrario, Jesús la pone como ejemplo de perseverancia en la oración. Pero la viuda pobre nos atrae más porque era humilde. Notemos también que, al desprenderse de todo que tenía para su sustento, ella hace un gran acto de fe en Dios confiando en que Él puede proveer lo necesario ¿Podemos imaginar el gozo y la paz que sintió ella cuando retornaba a su hogar? No hay nadie de quien Dios se agrade que no experimente un reflejo del gozo que proporciona a su Señor.

FIDELIDAD EN LAS FINANZAS


Parece mentira, pero entre más dinero recibimos menos tenemos. Por lo visto, tenemos poca resistencia a la tentación de gastar todo lo que nos llega a la mano y que, cuanto mayor es nuestra ganancia, más razones tenemos para gastarla. Es indudable que la administración del dinero es un gran desafío para todas nosotras. Los gastos familiares son cada vez más altos; con los hijos crecen las exigencias, y la presión de la cultura consumista se hace cada vez más fuerte.El sano crecimiento viene de la disciplina y la sensatez a la hora de llevar la mano a la cartera. Pensamos que solamente mediante un evento «milagroso», como la llegada de una herencia inesperada o la adquisición de un mejor trabajo, podremos salir de los problemas financieros y del endeudamiento excesivo.

Por doquier vemos los estragos que puede causar una mala administración de los bienes y el dinero. Personas que, poco a poco, se hunden en un mar de deudas y de compromisos que ellos mismos se imponen. Lo más triste es que estos no necesariamente están ligados a las necesidades básicas. En el peor de los casos hasta acaban con su vida por la desesperación que una terrible situación financiera les causa.

Por supuesto, cada caso es diferente. Pecaríamos de inocentes si creyéramos que todos los casos de desajuste financiero se producen por mala administración. Debemos reconocer que en nuestro continente muchas familias no reciben lo necesario para suplir ni sus necesidades más básicas y urgentes. Sin embargo, no debemos caer en el engaño de creer que planificar y administrar es solo para aquellos que tienen muchos bienes y que los que tienen menos posibilidades económicas solo pueden limitarse a gastar en lo urgente sin hacer consideraciones de prioridad.

Si no establecemos un buen sistema que regule y controle nuestros gastos, que incluya un presupuesto y la evaluación permanente de nuestros criterios, no hay dinero que sea suficiente para sostenernos. El crecimiento y los buenos resultados vienen de la disciplina y la sensatez a la hora de llevar la mano a la cartera (en nuestro caso).

El Señor está interesado en bendecirnos en todas las áreas de nuestra vida. Este deseo incluye, por supuesto, nuestra vida financiera; mas espera de nuestra parte fidelidad a sus principios sólo el libro de proverbios tiene un sinnúmero de recomendaciones sobre el manejo del dinero y los bienes y una clara conciencia de lo que agrada a Dios en cada circunstancia particular.

Hay quienes piensan que con dar el diezmo están cumpliendo todas sus responsabilidades financieras con Dios y su Obra. La realidad es que todo lo que poseemos pertenece al Señor y el 90% que utilizamos para cubrir nuestros gastos también proviene de su mano amorosa. Por esta razón, debe ser invertido con orden y prudencia.

No creo que Dios se agrade de una vida llena de deudas innecesarias y enredos financieros nacidos de deseos equivocados o inoportunos. La sabiduría y buen juicio de una persona bien puede evaluarse por la forma en que invierte su dinero.

La parábola de los talentos hace alusión a la administración de unos bienes que un señor había dejado a sus siervos. Dos de ellos, según su capacidad, hicieron buenas inversiones y, por respeto a su señor, los devolvieron multiplicados. El tercer siervo según él, por temor no trabajó, ni pensó en formas de hacer crecer ese capital que se le había encomendado. Ya son de conocimiento general las duras palabras que el señor le dirigió a este hombre.La sabiduría y buen juicio de una persona bien puede evaluarse por la forma en que invierte su dinero. Al exaltar la acción de sus otros dos siervos, resalta la fidelidad dentro del límite del encargo y expresa su satisfacción con el cumplimiento de la tarea. El «bien, buen siervo y fiel sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré…» expresado con gratitud por el señor, sigue siendo una expresión que deseamos que el Señor de Señores nos dirija a nosotras. ¡Invirtamos con gratitud y sabiduría lo que Dios nos permite tener, sin importar lo poco o lo mucho que sea!

CUESTION DE ACTITUD

Si alguien me pidiera que nombrara las enseñanzas más significativas de mi vida, sin duda incluiría en el listado al tema de las actitudes. Cuando entendí el significado de las actitudes como factores claves de la conducta humana, pude experimentar un cambio muy significativo en mi trato con los demás. Esto se evidenció especialmente en una mayor facilidad para sortear con soltura algunas de las dificultades que son naturales en la vida de relación. 

Nuestra actitud puede definirse como positiva o negativa y, según los psicólogos, somos negativos ¡en un 80 a 90% del tiempo! Frente a las distintas circunstancias de la vida que debemos encarar, expresamos estas actitudes en un «sí, puedo» o en un «no puedo».

Quizá sea en el área de nuestras relaciones con los demás en donde más influyan nuestras actitudes. El diccionario define a la palabra actitud como «postura del cuerpo», y en un sentido figurado, como «disposición de ánimo manifestada exteriormente». En otras palabras, es la evidencia física (exterior) observable en nuestros ademanes, gestos y postura, de nuestro sentir (interior). Dicho de otra manera: lo que sentimos en nuestro corazón se verá reflejado, de alguna manera, en nuestra conducta. Quizá sea en el área de nuestras relaciones con los demás en donde más influyan nuestras actitudes. Instintivamente, al estar frente a una persona, la empezamos a evaluar, tomando primeramente en cuenta su apariencia, y fijándonos después en lo que dice y hace. También tenemos en cuenta la forma en que se expresa y la manera en que hace las cosas. 

Evaluamos a las personas según lo que podríamos llamar las Cinco Áreas de Apreciación, las cuales son cómo luce, qué dice, qué hace, cómo lo dice, cómo lo hace. Aún antes de haber iniciado una conversación con alguien tomamos en cuenta su vestimenta, facciones, estatura, semblante, expresión de rostro, y todos los detalles por los cuales «luce» como persona, poniéndolos en la «balanza» de nuestra evaluación y, según la «pesada» de lo que nos agrada o desagrada, decidimos si la persona merece nuestra aprobación. Según el sentir resultante, nuestra actitud hacia esa persona será positiva o negativa. Si fuere negativa, por más cuidado que pongamos en lo que decimos, nuestro sentir trascenderá y, por ende, se resentirá la relación. 
 
Si nuestra apreciación de cómo luce la persona genera en nosotros una actitud positiva hacia ella iniciaremos una conversación influida por esa actitud, hasta que, quizás algo de lo que diga, o cómo lo diga nos produzca rechazo, con el consiguiente cambio hacia una actitud negativa. La misma reacción puede ser producida de entrada por algo que la persona haga, o el cómo lo haga. ¿Cuántas veces, por ejemplo el solo hecho de que una persona esté fumando nos vuelve negativos hacia ella, debido a nuestro sentimiento de desaprobación? Lo que la persona hace influye en nuestra actitud. Una persona puede estar comiendo, cosa que no desaprobamos en sí misma, pero sí rechazamos cómo come; nuestra actitud es afectada nuevamente como consecuencia. 

De manera que valuamos constantemente a las personas a través de estas cinco áreas en nuestra vida de relación. Sin embargo, debemos tener muy en cuenta que, así como nosotros juzgamos a los demás a través de estas cinco áreas, ellos nos juzgan a nosotros. Esto significa que, en nuestro trato con los demás, tanto nuestra actitud como la de aquel que tengamos delante de nosotros serán claves en cualquier conversación que entablemos. Una de las evidencias más claras de una actitud negativa en el trato con los demás es la que se manifiesta en la crítica o en la queja; la tendencia natural a ver lo que está mal y no apreciar lo que está bien. 


Cuando un niño llega de la escuela con su boletín de calificaciones y se lo presenta a uno de sus padres, ¿qué es lo Primero que éste comenta? ¡Así es! ¡La calificación baja! Lo hace porque esa mala nota apela a esa actitud negativa de ver lo que está mal. Pero, ¿cómo responde el hijo? ¿Coincide con el padre respecto de su mala conducta? Lo más probable es que no lo haga. Muy por el contrario, él también se pondrá en una actitud negativa justificándose con un sin número de argumentos que, con toda creatividad, irá presentando en defensa de su posición, dificultándole al padre la solución del problema por no reconocer su error. En cambio, si el padre empezara por comentar lo que está bien (y siempre hay algo bueno cuando lo buscamos con la correspondiente actitud
positiva), partiría de una base positiva sobre la cual podría edificar junto con su hijo. Podríamos ilustrar esto de la siguiente manera: 

Enfoque Negativo Padre: «¿Pero cómo? ¿Otra vez un 3 en Historia? ¡ Siempre el mismo inútil! ¿No te da vergüenza? ¡Con todo el sacrificio que hacemos para mandarte a la escuela!» (etc., etc.). Hijo: «Pero papá, ¿no ves que tengo muchos deberes para hacer, que no tengo tiempo de estudiar todo, que la maestra no nos sabe enseñar, que el compañero de banco siempre me distrae, que estuve enfermo el día de la prueba y que etc., etc.,. etc.?» Padre: No sé..... No sé... Ya no sé qué hacer contigo para que estudies 

Enfoque Positivo Padre: Veo que te sacaste un 8 en Aritmética. ¡Muy bien hijo! ¡Te felicito! ¡Estoy orgulloso de tu logro! ¿Cómo hiciste para sacarte una nota tan buena? Hijo: Y papá, imagínate. Me esforcé mucho, estudié todos los días, hice todos los deberes, me dediqué mucho. Padre: ¡Qué bien, hijo! ¡Así es como se progresa! Ahora, aquí veo que en Historia no te ha ido tan bien. ¿Qué fue lo que pasó? 

NOTA: Habiendo establecido una base positiva al comentar y señalar lo que está bien, el padre apela a lo positivo en su hijo. Al partir de esa base, es muy probable que el hijo le responda positivamente, y colabore con el padre para resolver juntos el problema. Hay una ley física que dice que a cada acción le corresponde una reacción opuesta de igual intensidad. ¡Cuán cierta es esta verdad en nuestro trato con los demás! Si nos acercamos a una persona con una actitud negativa, lo más probable es que reaccione negativamente. 

En cambio, si iniciamos una conversación con una persistente actitud positiva, aun cuando la otra persona esté negativa, terminará con una actitud positiva por la influencia de nuestra acción. Volviendo a la ilustración del niño escolar, tengamos en cuenta que ya se ha condenado a sí mismo por esa mala nota al presentarle el boletín a su padre. Con toda seguridad, su mayor deseo sería cambiarla o solucionar el problema de alguna forma, si le fuera posible. Pero si de entrada su padre lo encara con un reproche, el niño reaccionará negativamente, defendiéndose. Pero si lo encara positivamente, partiendo de una base positiva, el padre demostrará ser un líder que tiene sus ojos puestos en la solución y no en el problema.

Si debemos amar a nuestro prójimo «como a nosotros mismos», la actitud que tiene Dios para con nosotros debería trascender hacia los demás. La enseñanza es, entonces, que debemos tener muy en cuenta que las actitudes definen el resultado del trato con las personas y que, por lo tanto, para tener éxito en nuestras conversaciones con los demás debemos:
  1. Examinar nuestra propia actitud hacia la situación o la persona, y determinar si es positiva o negativa.
  2. Si nuestra actitud fuere negativa, deberemos transformarla en positiva, mirando a la otra persona desde la perspectiva de Dios, con su amor y misericordia.
  3. Debemos tener en cuenta cuál es la actitud de la persona con la cual vamos a tratar.
  4. Acercarnos a la persona de acuerdo con la actitud que manifieste. Si fuere negativa, proponernos transformarla en positiva.
El versículo citado al comienzo de este artículo resume el pasaje que comienza en el versículo 5, y que habla sobre las actitudes del viejo hombre, las que el cristiano debe dejar (v. 8) y las del nuevo hombre, de las cuales se debe vestir (v. 12). En ese pasaje se nos exhorta a «vestimos» como escogidos de Dios, santos y amados (v. 12). Si para Dios somos «escogidos, santos y amados», ciertamente esto debería afectar nuestra actitud hacia nosotros mismos en la gracia de Dios. Si debemos amar a nuestro prójimo «como a nosotros mismos», la actitud que tiene Dios para con nosotros debería trascender hacia los demás. Las actitudes mencionadas en el pasaje son: entrañable misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándonos y perdonándonos unos a otros teniendo en cuenta lo mucho que Cristo nos ha perdonado. Si tenemos este sentir, influiremos, para el Señor, en las actitudes de los demás.

SOLO PARA MUJERES



Con el lenguaje caracteristico de esta fenomenal comunicadora social, Amber Nogueras nos presenta de forma clara y sencilla, el plan de Dios para la mujer actual. Si su anhelo ha sido ser una mujer de Dios, pero nunca ha sabido como serlo plenamente,
Amber le ayudara a romper muchos de los moldes creados por la sociedad y encontrar libertad para su vida.
al saber como fuiste creada encontraras tu libertad...

LAS 4 PUERTAS


Las páginas de este libro nos conducen a llevar sanidad a las áreas que todo ser humano necesita.

En este libro encontrarás una manera sistemática y organizada de ministrar sanidad interior a las personas oprimidas por el diablo, heridos en sus emociones y atados en su vida espiritual.

El modelo de las cuatro puertas es una manera práctica y sencilla de llevar sanidad en las cuatro grandes áreas de todo ser humano, la heridas de la infancia, la puerta del ocultismo, la herencia espiritual y la puerta del pecado.

Hasta hace algunos años, en las iglesias se ministraba solo liberación, entiéndase el echar fuera demonios; en la sanidad interior la meta no es esta solamente, sino que el espíritu santo sane toda herida del alma.
Este modelo ya está funcionando en muchos países de latinoamérica, ee.uu., alemania, españa, etc.

En la argentina más de 20,000 personas hasta la fecha han experimentado la sanidad interior, y miles de congregaciones lo están aplicando con un enorme éxito.

Cuando Dios reveló este modelo al pastor Bernardo Stamateas, inmediatamente lo compartió con todo el pueblo de Dios, ya que en la última etapa de la historia de la iglesia se levantará como una iglesia poderosa, con toda autoridad, y con un pueblo sano por el poder del Espíritu Santo.

MENTE DE ESCLAVO


Este libro describe y analiza con toda dureza, pero a la vez con el máximo amor, la personalidad y conducta del «esclavo mental, un personaje común en nuestras iglesias: a saber: el chismoso, el quejoso, el peleador, el mediocre, el conformista…Y propone soluciones para liberarlo de su esclavitud con la ayuda del poder de Dios

«Si permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Jn. 8: 31 y 32).

Estas palabras de Jesús, que leemos en Juan,constituyen uno de los textos más conocidos y memorizados del Evangelio; la mayor partede creyentes lo conocen y lo citan repetidamente…
Y, sin embargo, son pocos los que lo aplican a sus vidas. Muchos hay que viven encerrados en una cárcelmental, sin puertas ni cadenas, viviendo como «esclavos» en un «Egipto» imaginario de temores y prejuicios; incapaces de cruzar el «Jordán» y entrar en la «tierra prometida» que Dios ya nos ha entregado.



LA VERDAD ATRAS DE HALLOWEEN


1. Una definición simple

“Es una fiesta que se hace durante la noche de cada 31 de octubre, consistente en gente que se disfraza con atuendos, mascaras, y todo tipo de vestimenta que tenga que ver con figuras alusivas a la muerte y el terror.

Es básicamente una fiesta de disfraces, en donde los niños salen a pedir regalos por las casas, la comunidad se reúne para mostrar sus mejores disfraces, en fin, una oportunidad para juntarse con todas las personas queridas y pasar un buen rato en torno a una fiesta muy llamativa.” Para toda la gente, ésta es la respuesta… Los psicólogos y especialistas recomiendan celebrar esta fiesta, ya que según dicen ellos es saludable ya que nos enfrenta a nuestros propios temores y nos hace reflexionar en temas tan importantes como es la muerte… Muchos presentarán defenza de este asunto de esta manera...ahora, estamos listos nosotros para presentar defenza de nuestra Fe?...
2.- Historia, el origen de Halloween [1] Halloween no es una fiesta propia de los tiempos modernos originaria de los Estados Unidos, como muchas personas lo creen. Esta es una celebración que se viene haciendo hace miles de años. La fiesta de Samhain Halloween, es nada más que el nombre nuevo de una fiesta que antiguamente se llamó “Samhain”. Esta fiesta la crearon los antiguos habitantes que ocuparon Galia y las Islas Británicas, los cuales fueron los Celtas. Los Celtas, como todo pueblo pagano, tenían una religión y creencias muy particulares. La religión de ellos era el “Druismo”, y sus sacerdotes se hacían llamar “druidas”, los cuales tenían todo el poder administrativo y religioso sobre todo su pueblo, siendo su centro de actividades Stonehenge por mucho tiempo.

Ruinas de los Celtas: Ruinas Celtas de Stonehenge -------------------------------------------------------------------------------- Stonehenge es un sitio antiguo emblemático de Inglaterra. Está en el sureste, cerca de Salisbury, más o menos a dos horas de Londres en automóvil. El sitio tiene una edad estimada en cuatro mil años, y porque se construyó queda un misterio al día de hoy. Las piedras vienen de hasta 280 kilómetros de lejos! Ese sitio servía a realizar sacrificios humanos al universo. Este lugar forma un sitio triangular, que no es mucho más que un campo inglés con piedras encima. Pero con mucha historia ocultista que sobrevive hasta el día de Hoy con el nombre de Halloween. En la religión druida, se tenía la costumbre de celebrar a su dios pagano Samhain, durante la noche del 31 de Octubre de cada año. En aquella noche se celebraba, en términos religiosos, al “señor de la muerte” (Samhain), ya que en esta época empezaba el invierno, una época fría y oscura. Como era el comienzo de la época oscura en aquella región europea, esta celebración, además de significar el fin de año celta, significó la celebración a la muerte y a todos los espíritus de los difuntos, que según se creía, volvían a sus antiguas moradas terrenales.Esta era la época propicia para todo tipo de hechizos, magia, adivinación y todo tipo de actividad paranormal. Acerca de los ritos practicados, pocos antecedentes hay al respecto. Pero hay elementos que se conocen, los cuales han sobrevivido a través del tiempo. Trato o truco (treat or trick) Los sacerdotes druidas iban de casa en casa exigiendo alimentos y vírgenes para ofrenda a su dios Samhain en el festival de la muerte. Si se los daban se hacía un trato (treat) y se iban en paz. Si la gente de la aldea no daba a los druidas el alimento o persona que exigían, se lanzaba una maldición sobre la casa entera y según ella, alguien de esa familia moriría ese año. Esa era la trampa o treta (trick). Este es el origen de la tradición consistente en pedir dulces y golosinas por las casas (“Trick or treat”). Antes eran sacerdotes los que tenían este oficio; ahora son niños. La llegada de los romanos. Este culto se mantuvo inalterable durante mucho tiempo en la cultura céltica hasta el año 46 a. C., tiempo en que se produjo la invasión del Impero Romano. Los romanos, tras conquistar Gran Bretaña, añadieron a “Samhain” (actual “Halloween”) elementos de la fiesta de la cosecha celebrada el 1 de noviembre en honor a Pomona, diosa de los frutos. Pomona, diosa de los frutos. A estas dos celebraciones paganas que se juntaron, mas tarde se añadió un nuevo elemento: El cristianismo católico romano. El día de Todos los Santos De estos tres elementos que se mezclaron (Druidas, Romanos y Católicos), nació la fiesta que hoy en día conocemos como “Día de todos los Santos”, celebrada el 1 de noviembre de cada año, según lo estableció el papa Gregorio IV, en el año 835, con el pretexto de celebrar a todos los mártires y santos de la Iglesia Católica Romana. Lo cierto es que la política de la Iglesia cristiana romana en esos tiempos consistía en sustituir los ritos paganos por los cristianos, haciendo una mezcla, para hacer que todos los pueblos sometidos al Imperio siguieran con sus antiguas costumbres, y así, evitar una eventual sublevación. De esta manera, los descendientes de los celtas pudieron seguir celebrando el festival de “Samhain”, con un nuevo nombre: “Día de todos los santos”, que en ingles se traduce como “All Hallows Day”. En Gran Bretaña e Irlanda se celebró esta fiesta en el día 1 de noviembre, (“All Hallows Day”), pero a la víspera (31 de octubre) se le llamó “All Hallows Even", lo que mas tarde pasó a llamarse en lo que hoy día conocemos como “Halloween”. De esta manera, los católico romanos celebraban el 1 de noviembre como un día sagrado, facilitando las cosas para que los paganos celebraran la víspera (31 de octubre), para celebrar a su dios de la muerte, Samhain. De Europa a América. Esta costumbre llegó a América tras la emigración de los irlandeses hacia el año 1.800, quienes introdujeron esta celebración, muy popular en Estados Unidos, y que ya ha sobrepasado sus fronteras. Varios son los elementos que unen a la antigua fiesta druida con la actual Halloween. Ya vimos de donde nació la tradición de buscar dulces por las casas del vecindario, también tenemos elementos como la calabaza tallada con figuras de caras, las cuales se asemejan a los nabos tallados con una vela en su interior que transportaban los sacerdotes druidas durante la noche. Halloween y los satanistas Halloween, hoy en día, es una de las principales fiestas oficialmente celebradas por los satanistas, ocultistas, y adoradores del diablo como la víspera del año nuevo de la brujería. Anton Lavey, autor de la “biblia satánica”, dice que hay tres días sumamente importantes para todo satanista: el 30 de abril, su cumpleaños y el día mas importante de todos: Halloween. La iglesia satánica asume como suya esta fecha. Algunas de las fechas importantes para los satanistas son:
Del 5 al 30 de Septiembre: Ayunan para buscar la voluntad de Satanás.
27 de Septiembre: Elección de sacerdotes confesores, para escritos en el libro “el Macho Cabrio”
4 de Octubre: Ritual para maldecir el cuerpo de cristo.
Del 15 al 20 de Octubre: Reunión de los devotos para preparar el día de Sanhaim.
Del 21 al 25 de Octubre: Reflexión, disciplina, ayunos y mantras. 26 de Octubre: Ritos tradicionales. 27 de Octubre: Confesión de los pecados contra Satanás.
28 de Octubre: Bendicen a los integrantes de los grupos satánicos.
30 de Octubre: Ritos bautismales.
31 de Octubre: Comienzo del año satánico.

Del 2 al 9 de Noviembre: Bodas satánicas. Los integrantes de la iglesia de Satán, deben de vestir ropas de halloween el día de su cumpleaños, entre otras festividades. Cada vez que se visten ropas de halloween se está participando en prácticas ocultas dedicadas a Satanás. Es un hecho que ocurre año tras año, que cada vez que llegamos al 31 de octubre, siempre en los noticiarios se reportan muertes, desapariciones y tragedias por dondequiera, más que en cualquier otra fecha. Todo esto no es casualidad.
4.- Halloween y los cristianos
Halloween no es una simple e inofensiva fiesta de disfraces para niños…eso es lo que aparenta, pero es un gran engaño. Satanás el diablo, jamás se presentará a nosotros como lo que realmente es: un ser espantoso. Se vestirá como ángel de luz, usando su técnica favorita: el engaño. “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” (2Corintios 11:14) siempre digo, los hijos son herencia de Jehová según lo indican las mismas escrituras en el libro de los Salmos, y como herederos de este galardón que son los hijos, debemos responder antes Dios por ellos. “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas…” (Deuteronomio 18:10-12) Aprendamos la lección de Israel, cuando todo el pueblo fue amonestado de parte de Dios porque comenzaron a seguir las costumbres y festividades de otros pueblos extranjeros: “Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis decretos, sino según las costumbres de las naciones que os rodean habéis hecho.” (Ezequiel 11:12)
Conclusión En definitiva, la verdad es que Halloween es una fiesta de carácter religioso - pagano, y cualquiera que participe de ella con sus disfraces o dulces, estará desagradando al Dios creador, y adorando sin saberlo, al señor de la muerte. Uno de mis versículos favoritos es justamente este: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.” (Oseas 4:6)

Antes de que nuestro Adversario el diablo, gane ventaja en el corazón de tus hijos, te invito a invadirlo de la bendita palabra de Dios, y aún cuando sean mayores , no se apartarán de ella.