A QUIEN LE VAS A CREER?

Cuando Saulo perseguía la iglesia en Samaria, Felipe predicaba y muchos paralíticos sanaron, y personas con espíritus inmundos fueron liberadas. Ahora, imagina una ciudad donde haya muchos paralíticos. Si esa es la descripción de la gente, imagina la condición de la ciudad.
Felipe está en Samaria, lugar del que Cristo había dicho en una ocasión, de camino a Galilea: Me es necesario ir a Samaria. Allí se encontró con la mujer samaritana, la que había tenido 5 maridos, y el que tenía no era suyo. Jesús cambió la vida de aquella mujer, y esta, luego de recibir salvación, trajo a toda aquella ciudad a los pies de Cristo. Una mujer hizo que aquella ciudad se convirtiera y, luego de un tiempo, un hombre tenía engañado a toda aquella ciudad.
Dice la palabra que había un hombre llamado Simón, que anteriormente practicaba la magia en aquel lugar, y ahora engañaba a los habitantes haciéndose pasar por algún grande. Dice la palabra que todos le oían, convencidos de que aquello era poder de Dios.
Pero, cuando creyeron a Felipe, que predicaba el evangelio, dice la escritura en Hechos 8:12-13, se bautizaban hombres y mujeres, y también creyó Simón mismo. Se convirtió el hombre que tenía el control sobre toda aquella ciudad.
La palabra no dice que creyeron en Dios. No se puede creer en Dios, si primero no se cree en un hombre. Todo lo que hace falta para que toda una ciudad cambie, es que deje de creerle a la persona que le tiene atada, y crea a otro que tiene una palabra para liberarle.
En ocasiones, sin darnos cuenta, hemos estado atados por la “magia” de alguien, y vivimos la vida paralíticos, detenidos porque en nuestra vida ha habido alguien demasiado grande que está deteniendo nuestro progreso, deteniendo lo que somos en Cristo Jesús.
Es triste que otro controle la vida de alguien. ¿Tendrás tú un Simón controlando tu vida? ¿Alguien que, cada vez que vayas a hacer algo grande, recuerdes sus palabras? Y entonces nos quedamos encerrados, paralizados. Y, a veces, comenzamos a ceder a la inmundicia, al pecado. Cuando comienzas a tornarte propenso al pecado, es porque hay alguien que, con su arte, está controlando tu vida.
Tu vida cambia cuando dejas de creerle al que dice que vas a quedarte estancado para siempre, que nunca lo vas a lograr, y comienzas a creer en aquel que dice: Se puede, lo puedes lograr, lo puedes hacer, podemos cambiar nuestra casa, podemos transformar nuestra nación, puedes salir de donde estás.
¿A quién vas a creer?

TU BENDICION NO ES CIRCUNSTANCIAL

En el Salmos 23, David dice: Jehová es mi Pastor, nada me faltará. David está diciendo que Dios es su guía hacia aguas de reposo, lugares de delicados pastos. Dice que Dios le dirige por sendas de justicia, pero luego dice: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Esto es contradictorio.
Si Dios le guía por sendas de justicia, ¿cómo anda en valle de sombra de muerte? Pero es que, no importa las circunstancias, negativas o positivas, con las que te encuentres en el camino, es necesario que no pierdas de vista que, en todas ellas, es Dios quien te guía.
Cuando estás fuera de tu zona de comodidad, es cuando la presencia de Dios se hace más real en tu vida.
Cuando Dios te dice que va a hacer algo contigo, nunca tus circunstancias son congruentes con lo que él ha dicho que ha de hacer. Ese es el verdadero reto de vivir fuera de tu zona de comodidad. Tienes que saber que no se trata de ajustarte a las circunstancias, sino que las circunstancias se tienen que ajustar a la palabra de Dios.
Si no hay una batalla hoy entre lo que Dios ha dicho y tus circunstancias, es porque has creído que lo que tienes es lo único que vas a tener.No te conformes con tus circunstancias, pero que tu insatisfacción venga de que tú sabes que Dios quiere algo más grande para ti.
No pierdas la fe, la expectativa, el sentido de propósito, el sentido de destino. Si no existe esta batalla en tu vida, los has perdido. Y, cuando tus circunstancias son contrarias a lo que Dios te ha prometido, entonces, lo que estás viviendo, no es lo último que Dios tiene para tu vida… si crees.