LA FE TE HACE JUSTICIA


En Romanos 4, Pablo está debatiendo el tema de la justificación del hombre, usando como ejemplo a Abraham.
En Génesis 17, Dios le pide a Abraham que se circuncide, como señal del pacto que estaba estableciendo en aquel momento; Dios le constituyó padre de muchas gentes. El hecho de que Abraham se circuncidara era señal de que la semilla que él iba a depositar era una semilla para Dios.
Lamentablemente, la tradición, la religión en aquellos tiempos, tomó el acto de fe, como un acto religioso. Querían que todo el mundo se circuncidara, porque el que no estaba en la circuncisión, entonces, no estaba dentro del pacto.
Pablo dice que no se trata de la circuncisión carnal, sino de la circuncisión del corazón. Estaban debatiendo y Pablo dice que fue cuando Abraham creyó a Dios que le fue contado por justicia, y no después de la circuncisión. Pablo hace la aclaración de que le fue contado por justicia, no por el acto de fe, sino por el corazón que lo llevó a realizar el acto, dentro de ese momento de fe.
Hay cosas que Dios pide que nosotros hagamos por un tiempo, por un momento, para algo en específico, pero que no son destinadas a repetirse más allá del corazón o la intensión con la que se hicieron.
Hay unos actos que el Señor nos pide en un momento dado, para reforzar la intención del corazón, y la revelación que hemos recibido, pero no deben ser tomados como actos religiosos que se tienen que repetir para obtener algo por la repetición, sino que debemos entender la intención con la que se hicieron, el espíritu con el que se hicieron, para poder recibir ese espíritu con el que se hizo, y poder aplicarlo a nuestra vida.
¿De qué le sirve a una persona estar físicamente circuncidada, y no tener el corazón circuncidado? ¿De qué sirve, si el corazón no ha sido limpiado? Absolutamente de nada, porque nuestra relación con Dios no es por las obras.
Dice Pablo, en Romanos 4:13, que no fue por la ley que se le dio promesa a Abraham de que él y su descendencia heredarían el mundo, sino que fue por la justicia de la fe.
La fe te hace justicia. La justicia que no te hace el hombre, Dios la hace en tu vida, por fe en Cristo Jesús.