LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS

Cuando hablamos de prosperidad, no hablamos tan solo de dinero. El dinero es parte de la prosperidad, pero no lo es todo. Prosperidad son los resultados obtenidos por la obediencia a Dios y vivir una vida justa bajo los principios espirituales y morales de Dios. Cualquier persona puede obtener dinero de forma inmoral. Eso no es prosperidad. Se puede tener dinero robando, pero eso no es prosperidad. Se puede tener dinero engañando a otros. Eso no es prosperidad. 
Se puede tener dinero, y perder tu familia haciendo cosas erróneas, pero eso no es prosperidad. Prosperidad es cuando progresas, obteniendo resultados basados en tu relación con Dios. Por tu obediencia a Dios, él sí te prospera financieramente. Por obedecer los principios espirituales de la palabra de Dios, por ser una persona moral, por mantenerte firme, por perseverar, hay unos resultados en tu vida, y una de ellas puede ser también el dinero, y eso sí es prosperidad. Prosperidad es el grupo de resultados que obtienes en tu vida por obedecer a Dios y vivir una vida justa delante de él, basada en los principios morales y espirituales. 
Tú no quieres dinero de drogas, tú no quieres dinero de la perdición, tú no quieres dinero del mundo, porque ese dinero acarrea unas cosas que nosotros, que tenemos conciencia, no estamos dispuestos a sacrificar. La biblia dice que la bendición de Jehová es la que enriquece y no añade tristeza con ella. La persona que distribuye drogas, podrá tener todo el dinero del mundo, pero sabe que, naturalmente, tiene dos finales: 1. Cárcel, o 2. Muerte. 
Ninguno va a ir a otro lugar, a no ser que le entregue su vida al Señor, y Dios pueda cambiar el curso de su vida, pero, si esa es la manera en que ha decidido obtener dinero, eso no es prosperidad. Prosperidad es un conglomerado entre la familia, la salud, las finanzas, todo lo que Dios te ha dado, como resultado de tu obediencia a Dios y de vivir una vida justa, basada en principios espirituales y morales de la palabra de Dios, porque es esto lo que te permite disfrutar lo que tienes, vivir una vida de satisfacción y paz, porque sabes que lo que obtienes lo has obtenido de Dios.