HUYE DE LA "COSITIS"

El dinero más caro que existe es el dinero prestado. ¿Por qué tanta gente paga más de lo que cuesta un artículo al pagar intereses? La respuesta es: por impacientes. Cuando no tienes la paciencia de juntar el dinero y después comprar, como te aconsejaba tu abuela, siempre vas a pagar impuestos por impaciente. Existe una enfermedad muy dañina para tu salud financiera y se llama “cositis.” La cositis es un trastorno psicológico que produce hambre de cosas sin nunca llegar a la satisfacción. Es una enfermedad que siempre te tiene con ganas de más y más. Es como un virus que no para hasta el punto en que las personas nunca tienen ahorros, pierden sus carros, sus casas y hasta sus familias. Lo peor de todo, es que hasta justifica el sentido de la compra. 

 “Oye, pero yo lo financié a 12 meses sin intereses.” Esto es igual de tonto, porque nunca nadie añade el riesgo de la vida. ¿Que tal si pierdes el trabajo durante ese tiempo? Que tal si estas de viaje la semana que tenías que enviar el pago? Pácatelas! lo que se supone que era “sin intereses” ahora te resulta con recargos por los últimos 10 meses y un interés del 24%.

Antes de que se me cayera el velo de los ojos, compramos una computadora a 12 meses sin intereses. Me sentí muy sabio porque YO no pago intereses. Todo iba bien, hasta que, por error y no por falta de dinero, llegó un pago tarde. Un “pácatelas!” seria poco para describirlo. Se me hacia tan injusto lo que me estaban cobrando. Dije: “si tengo que hablar con el presidente de la empresa lo voy hacer, porque esto no puede ser”. Antes de hablar con el presidente, un gerente al teléfono me informó lo siguiente: “tu firmaste y eso es lo que dice el contrato”. Con muchísimo dolor terminé pagando casi el doble. 

Por la “cositis”, la gente termina en bancarrota, en casas de préstamo donde pagan un mínimo del 400% de interés, casas de empeño regalando sus cosas y hasta pidiéndole a la suegra aunque les caiga mal. Reconoce que no es la crisis, ni tu jefe lo que te tienen en esa situación, es tu enfermedad. El único antídoto para esta terrible enfermedad se llama contentamiento. El contentamiento significa que estas complacido con lo que tienes. Al estar contento con tu casa, carro, ropa, bolsa (cartera); causa que te relajes, empieza a desaparecer la deuda y entonces puedes acumular. Todo fluye como debe ser. 

No me malinterpretes, no hay nada de malo con comprarte cosas y darte algunos caprichos. Pero, el comprar cosas que no necesitas con dinero que no tienes para impresionar a gente que ni te cae bien, siempre te va a tener fregado. 

Haz un compromiso de NO gastar más de lo que ganas y no efectuar la compra si no está en el presupuesto. Si estas demasiado enfermo y hasta se te cae la baba cuando vez juguetes, puedes añadir otras medidas como: esperar para comprar hasta el próximo día y nunca gastar hasta que no lo platiques con tu pareja. Voy a orar para que puedas superar esa terrible enfermedad.

DECIDE SER FELIZ

Así que, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. ¡Ya bastante tiene cada día con su propio mal! Mateo 6:34 (RVC) Piensa en el día de mañana como si fuera un hijo tuyo. No importa con quién estés o qué estés haciendo, siempre intenta reclamar tu atención. Por supuesto que, al igual que con tu hijo, es importante para ti y quieres estar seguro de que serás capaz de cuidarlo. Ignorarlo sería, pues, imprudente y perjudicial. Pero también es cierto que, de vez en cuando, necesitas un breve descanso. 
 Actualmente, todo el mundo vive demasiado dis­traído. Parece como si nadie supiera cómo disfrutar el momento o la etapa actual de sus vidas. Esta obsesión por vivir en dos tiempos a la vez, el presente y el futuro, puede producir estrés. Estoy haciendo lo posible por ser una excepción a esta tendencia. Me esmero por estar en el presente con las personas que en ese momento están en mi presencia. Si eres como yo, exigente y orientada a metas fijas, tendrás que hacer un esfuerzo por aprender a ejercer cierta disciplina mental para estar presente con las personas en un entorno dado. Una de las estrategias que suelo utilizar es aislar un bloque de tiempo en el que pueda estar sin pensar en lo que tengo que hacer después. Prefiero esperar a estar con alguien hasta poder dedicar­le más que unos pocos minutos, para que la persona en cuestión no se sienta frustrada por mi atención dividi­da y mi horario apretado. (No utilices esto como una excusa, sino más bien como una prioridad a la hora de planificar tu agenda). 
Cuando visito a mi madre, dedico al menos un par de horas a cada visita. Salgo con ella a pasear tranquilamente, algo que sirve tanto para fre­narme a mí como para ayudarle a ella a hacer ejercicio. Disfrutar el momento requiere que te centres en la persona o personas con las que estás y en lo que signi­fican para ti. Es bueno hacer preguntas abiertas, a las que tengan que contestar con algo más que un simple sí o no. Escucha atentamente y haz preguntas de segui­miento. Por ejemplo, le puedo preguntar a mi madre: “¿Quién fue tu maestro preferido en la escuela?”, seguido de una simple pregunta: “¿Por qué?”. Este tipo de diálogo inspira en otros la sensación de que estás presente y te importan sus respuestas. Puede que tus pensamientos se disparen al futuro por un par de segundos, pero vuelve tu enfoque inmediatamente al presente y no pienses en el asunto que te preocupa. Tus asuntos futuros pueden tratarse en otro momento. Conviértete en tu propio policía del presente cuando estés en una situación social con tu familia. No contestes el teléfono. No aproveches el momento para avanzar tra­bajo rutinario o mirar tu correo. 
Tienes prohibido hacer más de una cosa a la vez. Si estás en una boda, reprime los pensamientos sobre el informe que tienes que entregar el lunes. Ora en silencio por los novios. Céntrate, con­céntrate y aísla otros pensamientos. Una vez lo aprendas, puedes derivar gran satisfacción de este ejercicio. Hace poco llevé a mi sobrino de dos años al muelle de Long Beach y disfruté muchísimo viéndole correr y descubrir cosas que yo ya tenía muy vistas. Puse en alerta a mi policía interno y me propuse estar por él, aunque evidentemente con un niño de dos años no tienes otra opción. No admití ni un pensamiento sobre fechas de entrega, charlas que tenía que dar en un futuro inmediato u otros temas que suelen aparecer siempre que estoy con alguien. El rey Salomón advirtió que “es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor” (Eclesiastés 3:13). 
 Aprender a ser feliz en la etapa actual de tu vida es un desafío aún mayor, sobre todo en lo relacionado con asuntos financieros. Puedes estar tan obsesionado con preparar para el futuro, que pasa el día sin que lo hayas vivido. De forma que, en vez de pensar, preocuparte y cuestionar la idoneidad de tu plan de jubilación, ¿por qué no contratar los servicios de un asesor financiero (merece la pena) para que te explique lo que debes hacer para alcanzar tus metas de jubilación? Una vez entiendas lo que tengas que hacer e implementes el plan, podrás eliminar gran parte de la incertidumbre asociada y cen­trarte en disfrutar el presente

A SOLAS CON DIOS

¿Te has fijado que durante el proceso de transformación las mariposas están solas? A veces nos preguntamos por qué hay gente a nuestro alrededor que parece que no se dan cuenta de lo que estamos pasando. Es como si Dios tapara sus ojos y oídos para que no lo vean porque Él desea que solo dependamos de Él. Él quiere toda nuestra atención para que veamos lo que está haciendo en nuestro interior. Nos está transformando para que no dependamos del hombre, ni de las circunstancias, sino de Él. El Espíritu Santo que vive en nuestro interior nos está cambiando. 
Acuérdate de que tanto Jesús como Juan el Bautista fueron renovados en su espíritu cuando estuvieron en el desierto y,como resultado, salieron fortalecidos en su interior: “Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestacióna Israel” (Lucas 1:80). “Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor” (Lucas 4:14). Cada vez nos damos más cuenta de nuestra necesidad de desarrollar una relación íntima con Dios para que Él sea nuestro amor y pasión. Él es nuestro refugio y ayuda, quien siempre está con nosotros. En intimidad con Dios nos damos cuenta de que en Él estamos completos y que Él es la fuente de todo lo que necesitamos. Él quiere enseñarnos a que dependamos totalmente de Él. 
¿Recuerdas que los discípulos de Jesús no le pidieron ninguna otra cosa a Jesús sino que les enseñara a orar? Ellos veían que Jesús, cuando tenía intimidad con el Padre, salía fortalecido. También vemos que lo que más valoraba David era estar en la presencia de Dios: “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” (Salmos 27:4). Él desea que estemos de esa manera con Él, que descubramos que Él es nuestro amor y nuestro existir. Su presencia satisface tanto nuestro interior que aunque queremos la promesa, lo más importante para nosotros es disfrutar de su presencia. Tenemos que llegar al punto en que Dios es suficiente satisfacción para nosotros. El resultado será que si buscamos primeramente su Reino, Él añadirá todas las demás cosas a nuestras vidas: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Pero no le buscamos para que nos las dé, sino porque le amamos verdaderamente. 
Nuestra fortaleza interna se desarrolla en nuestra intimidad con Él. En su presencia somos transformados y aprendemos a ser uno con Él y comenzamos a alinear nuestros pensamientos, sentimientos, palabras, acciones, carácter y motivaciones con las de Él. En nuestra intimidad con Él, experimentaremos la verdadera transformación y la estrecha relación con Dios para la cual nos creó.