DECIDE SER FELIZ

Así que, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. ¡Ya bastante tiene cada día con su propio mal! Mateo 6:34 (RVC) Piensa en el día de mañana como si fuera un hijo tuyo. No importa con quién estés o qué estés haciendo, siempre intenta reclamar tu atención. Por supuesto que, al igual que con tu hijo, es importante para ti y quieres estar seguro de que serás capaz de cuidarlo. Ignorarlo sería, pues, imprudente y perjudicial. Pero también es cierto que, de vez en cuando, necesitas un breve descanso. 
 Actualmente, todo el mundo vive demasiado dis­traído. Parece como si nadie supiera cómo disfrutar el momento o la etapa actual de sus vidas. Esta obsesión por vivir en dos tiempos a la vez, el presente y el futuro, puede producir estrés. Estoy haciendo lo posible por ser una excepción a esta tendencia. Me esmero por estar en el presente con las personas que en ese momento están en mi presencia. Si eres como yo, exigente y orientada a metas fijas, tendrás que hacer un esfuerzo por aprender a ejercer cierta disciplina mental para estar presente con las personas en un entorno dado. Una de las estrategias que suelo utilizar es aislar un bloque de tiempo en el que pueda estar sin pensar en lo que tengo que hacer después. Prefiero esperar a estar con alguien hasta poder dedicar­le más que unos pocos minutos, para que la persona en cuestión no se sienta frustrada por mi atención dividi­da y mi horario apretado. (No utilices esto como una excusa, sino más bien como una prioridad a la hora de planificar tu agenda). 
Cuando visito a mi madre, dedico al menos un par de horas a cada visita. Salgo con ella a pasear tranquilamente, algo que sirve tanto para fre­narme a mí como para ayudarle a ella a hacer ejercicio. Disfrutar el momento requiere que te centres en la persona o personas con las que estás y en lo que signi­fican para ti. Es bueno hacer preguntas abiertas, a las que tengan que contestar con algo más que un simple sí o no. Escucha atentamente y haz preguntas de segui­miento. Por ejemplo, le puedo preguntar a mi madre: “¿Quién fue tu maestro preferido en la escuela?”, seguido de una simple pregunta: “¿Por qué?”. Este tipo de diálogo inspira en otros la sensación de que estás presente y te importan sus respuestas. Puede que tus pensamientos se disparen al futuro por un par de segundos, pero vuelve tu enfoque inmediatamente al presente y no pienses en el asunto que te preocupa. Tus asuntos futuros pueden tratarse en otro momento. Conviértete en tu propio policía del presente cuando estés en una situación social con tu familia. No contestes el teléfono. No aproveches el momento para avanzar tra­bajo rutinario o mirar tu correo. 
Tienes prohibido hacer más de una cosa a la vez. Si estás en una boda, reprime los pensamientos sobre el informe que tienes que entregar el lunes. Ora en silencio por los novios. Céntrate, con­céntrate y aísla otros pensamientos. Una vez lo aprendas, puedes derivar gran satisfacción de este ejercicio. Hace poco llevé a mi sobrino de dos años al muelle de Long Beach y disfruté muchísimo viéndole correr y descubrir cosas que yo ya tenía muy vistas. Puse en alerta a mi policía interno y me propuse estar por él, aunque evidentemente con un niño de dos años no tienes otra opción. No admití ni un pensamiento sobre fechas de entrega, charlas que tenía que dar en un futuro inmediato u otros temas que suelen aparecer siempre que estoy con alguien. El rey Salomón advirtió que “es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor” (Eclesiastés 3:13). 
 Aprender a ser feliz en la etapa actual de tu vida es un desafío aún mayor, sobre todo en lo relacionado con asuntos financieros. Puedes estar tan obsesionado con preparar para el futuro, que pasa el día sin que lo hayas vivido. De forma que, en vez de pensar, preocuparte y cuestionar la idoneidad de tu plan de jubilación, ¿por qué no contratar los servicios de un asesor financiero (merece la pena) para que te explique lo que debes hacer para alcanzar tus metas de jubilación? Una vez entiendas lo que tengas que hacer e implementes el plan, podrás eliminar gran parte de la incertidumbre asociada y cen­trarte en disfrutar el presente

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