7 PROMESAS DE DIOS EN EL SALMO 91

Salmo 91:1

“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.”

¿Te has parado a pensar últimamente en lo que significa morar bajo la sombra de Dios? Quizás no siempre podamos verlo o sentirlo, quizás a veces olvidemos que está ahí o si nos ha abandonado ante las situaciones difíciles que atravesamos. Pero Su protección es real. Dios no nos olvida ni nos ignora. Su amor es demasiado grande para abandonarnos a nuestra suerte.

Ante cualquier problema que enfrentamos, Dios es el refugio al que siempre podemos correr, es nuestro lugar seguro. Pero muchas veces, en medio de las dificultades de la vida intentamos hacer las cosas por nosotras mismas, olvidando que necesitamos la protección de la presencia de Dios.

El Salmo 91 está lleno de la bondad y el poder de Dios. Grandes recordatorios de que Él obra fielmente a favor de aquellos que lo aman. En él encontramos siete promesas, siete razones por las que no debemos temer cualquier situación que estemos enfrentando:

Salmo  91:14 -16

Por cuanto en mí ha puesto su amor,  yo también lo libraré; Le pondré en alto,  por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará,  y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.

Dios nos librará.
Dios nos pondrá en alto.
Dios nos responderá.
Dios estará con nosotras en la angustia.
Dios nos glorificará.
Dios nos saciará de larga vida.
Dios nos mostrará Su salvación.

Estos versículos finales del Salmo 91 son una confirmación de lo que Dios ya ha dicho en todo el Salmo: si permaneces en El, tienes la recompensa de saber que siempre estará contigo, que te protegerá y te guardará de cualquier peligro, que mandará a sus ángeles para que te guarden, que vencerás en cualquier situación que te desafíe, que te desaliente, en cualquier aflicción o dolor.

¿Te has dado cuenta de qué necesitas hacer tú para poder obtener estas promesas de Dios?

Por cuanto en mí ha puesto su amor,  yo...


Lo único que Dios pide de nosotras para darnos Sus promesas es amarle. Nada más.

No lo dudes, Dios obra en favor de aquellos que lo aman y honran Su nombre. El es bueno todo el tiempo. Confía en las promesas que nos da en este hermoso salmo.

LAS FUNCIONES GENERALES DE UN PROFETA

Un profeta es un vaso. Dios depura sus vasos. Dios quitará las impurezas de tu vida. Tienes que convertirte en materia prima para ser un vaso profético. Pasa por el proceso. Deja que el fuego queme.
“Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar” (Jeremías 1:10). ¡Los profetas derrumban aquello que Dios no construyó! ¡Los profetas arrancan lo que Dios no sembró! ¡Los profetas destruyen lo que Dios quiere que sea destruido!
Los profetas liberan ministerios
Dios utiliza a los profetas para enviar ministerios. Los profetas disfrutan liberar y ver ministerios liberados. A los profetas les encanta ver a las personas activadas y liberadas en el destino que Dios les dio. Les encanta ver que los planes y propósitos de Dios se cumplan en las vidas de las personas.
Los planes y propósitos de Dios son su pasión. A los profetas no les gusta estar en ministerios donde nadie es liberado. A los profetas no les gusta ver que se libere a las personas equivocadas.
El ministerio de los profetas es orar e impones las manos en aquellos que han sido separados para un ministerio especial (Hechos 13:2). Los profetas y maestros de Antioquía escucharon al Espíritu y separaron a Pablo y a Bernabé. Los separaron les impusieron las manos y los enviaron. Los profetas nos ayudan a liberar ministerios.
Los profetas hacen más que profetizar
También oran, interceden, disciernen, lloran, adoran, cantan, declaran, anuncian, pronuncian, renuncian, decretan, construyen, rompen, arrancan, advierten, renuevan, restauran, reforman, aconsejan, ayudan, agitan, derriban, derrumban, siembran, riegan, envían, cuidan, protegen, vigilan, preparan, abren, cierran, reúnen, hacen sonar la alarma, suenan la trompeta, se paran en la brecha, traen convicción de pecado, producen cambios, juzgan, aclaran, trabajan, aran, confirman, dirigen, descubren, sueñan, tienen visiones, danzan, edifican, consuelan, reparan, sanan, liberan, sueltan, atan, evangelizan, pastorean, establecen, destapan, inculpan, desafían, perfeccionan, equipan, ordenan y animan.
Algunos profetas también son escribas
Escriben sus sueños, visiones, palabras proféticas y perspectivas. Les encanta llevar un diario (llevan registros personales de sucesos, experiencias, y reflexiones de manera cotidiana; un diario).
El profeta escriba no se limita a escribir sino que puede dar la palabra mediante audio, video, palabra impresa, y otros medios de comunicación. Tienen un deseo de registrar lo que Dios está diciendo.
Los profetas escribas no son sencillamente profetas que escriben y registra una profecía personal ni una palabra profética ocasional. En realidad son vasos que Dios usa por completo como profetas (en todo el sentido de la palabra); pero que también tiene una pasión ardiente arraigada dentro de ellos por registrar, vigilar, liberar y enseñar los mensajes del cielos que se les han confiado bajo una orden específica(Lea Ezequiel 9 y Ezequiel 10.)—Theresa Harvard Juanson.
Profetas escribas, regresen y lean las cosas que anotaron hace años, quizá les sorprenda lo que el Señor ha hecho para que esas cosas sucedan. Dios es fiel.
Los escribas también son perseguidos. Los sistemas religiosos de control detestan a los escribas. Es así porque los escritos de ellos desafían a estos sistemas. La verdad y la revelación pueden impartirse y liberarse mediante la escritura. La escritura siempre ha sido un arma poderosa de reformación. “Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad” (Mateo 23:34).
Músicos profetas
Necesitamos más que músicos. Necesitamos músicos profetas que liberen el sonido del cielo en la tierra. Algunos ejemplos bíblicos de músicos profetas son Asaf, Hemán y de Jedutún. “Asimismo David y los jefes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún, para que profetizasen con arpas, salterios y címbalos…” (1 Crónicas 25:1).
 “Todos éstos fueron hijos de Hemán, vidente del rey en las cosas de Dios, para exaltar su poder; y Dios dio a Hemán catorce hijos y tres hijas” (1 Crónicas 25:5). Hemán fue músico y vidente. Necesitamos más que músicos. Necesitamos músicos profetas (videntes).
Profetas cantores
Juan y Jesús ministraron a Israel de maneras diferentes. El ministerio profético es como una canción. Juan vino cantando una endecha (canción lúgubre). Jesús vino tocando una canción de bodas. Israel no respondió a ninguno de los dos.
Los profetas requieren una respuesta. Los profetas liberan un sonido y una canción. ¿Qué están cantando y tocando los profetas?
“Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis” (Mateo 11:17)
Profetas que danzan
Tanto Miriam como David se expresaron mediante la danza. Los profetas son expresivos y la danza es una de las maneras más poderosas de expresar el poder, la victoria, el amor y la misericordia de Dios.
“Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas” (Éxodo 15:20).
“Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino” (2 Samuel 6:14).
“Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis” (Lucas 7:32).
En resumen, el llamado a ser un profeta puede parecer intimidante. El llamado del profeta es una gran responsabilidad. Algunos profetas inventan excusas, pero Dios no quiere escucharlos.
Jeremías dijo: “Yo soy demasiado joven”. Moisés dijo: “Yo no soy elocuente”. Dios le respondió a los dos.
“Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?” (Éxodo 4:10-11)
“Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande” (Jeremías 1:7).
Dios también buscará la manera para ti y te apoyará cuando te llame. La gracia de Dios es suficiente. No tengas miedo. Tú puedes hacerlo.

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