VENCE LA DESILUCION


Cuando David iba camino a sorprender a los amalecitas, doscientos de sus hombres estaban cansados y no pudieron seguir. David siguió adelante con los restantes cuatrocientos.
Cuando decides seguir hacia adelante, mucha de la gente que está a tu alrededor ha perdido la fuerza.
No todo el mundo sabe trabajar con las desilusiones como tú, pero el hecho de que alguien esté cansado y no pueda seguir, no te debe detener a ti en tu camino. El hecho de que otro decida quedarse a mitad, no debe hacer que pierdas el deseo, la pasión que hay dentro de ti para continuar.
Quizás un día saliste triste de tu trabajo o de tu negocio, pero recuperaste las fuerzas y, al otro día, al regresar, encuentras a los demás desanimados, y has vuelto a caer en desánimo. Entonces no te recuperaste, porque aquel que verdaderamente se recupera no atiende a los desanimados.
David no criticó a los que se quedaron, no se quejó, y tampoco los animó para que siguieran. Tú no puedes estar detrás de la gente todo el tiempo. Cada quien tiene que levantarse y seguir hacia adelante. David los dejó allí y, cuando obtuvo la victoria, regresó donde ellos.
Levántate de la desilusión, y deja a la gente que ha decidido quedarse a mitad del camino. Tú no puedes rendirte porque alguien te haya dejado, porque alguien no quiera continuar, porque alguien no quiera seguir, porque alguien no quiera luchar.
Quizás hay alguien en tu negocio que aconseja que cierres, pero, si fue el negocio que Dios te dio, continúa. No todo el mundo trabaja con las desilusiones de la misma manera. Hay gente que se queda todo el tiempo atrás. Pero tú tienes que seguir. El que no quiera moverse, que se quede.
Cuando tú quieres recuperar todo lo perdido, tienes que vencer la desilusión de aquellos que no pueden continuar en el camino.
Hay gente que no va a poder continuar contigo en el camino, pero tú tienes que seguir hacia adelante. Hay gente que comienza contigo, pero no van a terminar, y tú tienes que seguir hacia adelante, tienes que continuar.
Saliste con seiscientos, y te quedan cuatrocientos. Vas a tener que tener que pelear la batalla con menos recursos. David obtuvo las primeras victorias con seiscientos hombres; la última, con cuatrocientos. Porque, aunque tú tengas menos recursos hoy, cuando tú tienes menos, cuando cuentas con menos gente, con menos dinero, con menos fuerza y con menos cosas, no puedes desilusionarte, porque lo grande es que la victoria que Dios le dio a David se la dio con menos gente, y le dio más de lo que él fue a buscar.
Quizás has salido a pelear con menos recursos, pero, cuando regreses, no tan solo vas a regresar con lo perdido, sino que vas a regresar con el botín, vienes con recompensa, vienes con más de lo que esperabas, con más de lo que pensabas.