DIOS TE VOLVERA EN PAZ


En Génesis 32 y 33, se nos habla de la reconciliación de Jacob con Esaú.  Podemos identificar varios procesos en esta reconciliación. 
Parte de la promesa de Dios para tu vida es la reconciliación. Va a haber paz donde no la has tenido. 
Jacob envía mensajeros con regalos a su hermano Esaú.  La biblia dice que los regalos te abren puertas delante de los reyes. 
Para provocar una reconciliación, tienes que enviar regalos delante de ti, que vayan abriendo camino.  Vas a tener que hacer gestos con las personas que te han herido.  No vas a depender de estos, pero no puedes menospreciar el poder de las acciones que demuestran que queremos cambiar.
No hay tal cosa como querer reconciliación, sin hacer gestos.  Tenemos que dar primero, para demostrar que queremos reconciliarnos.  No es esto lo que convence, pero si abre puertas.
Los mensajeros volvieron a Jacob diciéndole que Esaú también saldría a recibirle.  Entonces, Jacob hace un altar y le ora a Dios.  Ora como lo hizo Jacob, di: Yo pudiera vengarme, me hizo huir, he tenido miedo, pero yo soy menor que las misericordias que has tenido conmigo.
Recuerda que es parte de la promesa de Dios para tu vida el regresar y tener paz, recuerda lo que Dios ha hecho contigo, como te ha protegido, como te ha librado.  Recuerda que, cuando empezaste, saliste con un callado, sin nada, y ahora que regresas, regresarás con mucho más de lo que tenías años atrás.
Jacob, por 20 años, sufrió mucho, lo engañaron y trabajó el doble, pero Dios lo prosperó.  Jacob luchó tanto durante toda su vida, que incluso luchó con Dios.  Tu vida tampoco ha sido fácil; te han engañado, has sufrido mucho, has perdido familia, amistades, trabajo, pero la misericordia de Dios te ha alcanzado.  Las misericordias de Dios han sido más grandes sobre tu vida.  Deja de luchar con Dios. Él es con quien menos debes luchar, porque él es quien te ha hecho bien.
Cuando Esaú corre al encuentro con su hermano, Jacob, se abrazaron, lloraron, y Jacob se inclinó 7 veces.  A veces, nos toma hasta 7 veces humillarnos.  Y dirás: ¿Otra vez?  Sí, otra vez, y otra vez.
Esaú le dijo a Jacob: Dios me hizo bien.  Tienes que creer que Dios también bendecirá a esa persona.  Entiende que tú no eres responsable de lo que Dios va hacer con ella. 
Vemos como Jacob luego le dice a Esaú: Tengo que ir al paso de mi familia; pero, en realidad, esperar que la otra persona vaya al mismo paso que tú es añadir presión innecesaria a la relación.  Este es uno de los mayores problemas en una relación de matrimonio, noviazgo, familia, negocio.  Lo que más demuestra que queremos una reconciliación, no es que tengamos que seguir caminando juntos, sino que, cuando nos vayamos a encontrar nuevamente, haya paz entre nosotros. 
Dios es eterno y puede esperar toda la vida, tú no.  Tiempo que pierdas en la tierra, tiempo que se fue.  Aprovecha el tiempo y reconcíliate con los que te han herido o has herido para que la promesa de Dios se cumpla.