CASTELLIO VS CALVINO

 ¿Qué puede llevar a toda una ciudad como Ginebra, con una larga tradición democrática, con unos ciudadanos acostumbrados a regirse por sus propias leyes, elegidas por orgulloso referéndum a mano alzada, a doblegarse ante la voluntad de un solo hombre, extranjero para más inri? No hablo de una sumisión forzada por la derrota militar sino de una docilidad voluntaria, propiciada primero por la inseguridad y luego apuntalada por el miedo. Hablo del férreo gobierno que instauró Calvino y que llevó a la ciudad suiza a un puritanismo modélico, a un extremo rigorismo que cumpliese con las severísimas exigencias del maestro, y a la persecución implecable del disidente, lo que condujo a la primera quema de un hereje de la fe reformada, Miguel Servet, y al acoso de uno de los mayores humanistas de la época: Sebastian Castellio.

Son admirables la inteligencia y determinación de Calvino a la hora de hacerse con el poder en Ginebra. Genial manipulador y estratega, sabe cómo contaminar la autoridad civil con la religiosa para hacerse dueño de ambas. Su raíz puritana pronto se deja sentir en todos los aspectos de la vida cotidiana: se prohíben las conversaciones ligeras, los libros que no sean obras piadosas (y, dentro de estas, solo las autorizadas por Calvino), los peinados demasiado largos, las ropas vistosas, los bailes, las fiestas, los juegos… Todo signo de alegría y de vida es suprimido. El control de los ciudadanos —¿mejor decir fieles?— alcanza niveles de virtuosismo gracias a una amplia red de delatores y espías que informan puntualmente de cualquier desviación de la doctrina. La diplomacia ginebrina da fiel noticia al maestro Calvino de las convulsiones en el extranjero.

A este espíritu fanático e intransigente se opuso, obligado por las circunstancias y por la firmeza de sus creencias, otro espíritu simétricamente opuesto. Sebastian Castellio era un erudito al que apasionó la polémica que levantó Lutero en toda Europa acerca de la libre interpretación de la Escritura. La inteligencia abierta y tolerante de Castellio enseguida fue ganada para la causa protestante, dedicandose nada menos que a una nueva traducción de la Biblia al francés y al latín. Buscando un lugar donde imprimir la primera parte de su trabajo, se alejó del ambiente francés, hostil a los protestantes, y fue a dar en ese bastión del reformismo llamado Ginebra. Por si fuera poco, Castellio y Calvino habían coincidido brevemente de estudiantes, cuando este último era un ferviente partidario de la libertad de conciencia, por lo que el humanista confiaba en disponer con presteza del imprimátur. Cuál no sería su sorpresa cuando Calvino contestó a sus requerimientos pretendiendo introducir cambios en su traducción de la Biblia. Y es que la traducción de Castellio reconocía su ignorancia en algunos puntos oscuros del texto sagrado, puntos que Calvino ya había zanjado conforme a su propia doctrina. Se inició así un cruce de escritos polémicos entre ambos (mejor dicho: entre Castellio y los subordinados de Calvino, pues este prefería delegar estas escaramuzas) que concluyeron en la pérdida del trabajo de Castellio y en su expulsión de Ginebra.

Castellio pasó muchas penalidades a partir de entonces. Tuvo que aceptar infinidad de trabajos para mantener a su familia, además de robarle horas al sueño para continuar su traducción de la Biblia y redactar una gran variedad de escritos. Desde su enfrentamiento con Calvino se mantuvo en un prudente segundo plano, trabajando sin llamar la atención. Obtuvo un puesto en la Universidad de Basilea, comunidad donde era querido y considerado. Y así podría haber seguido sine die apaciblemente si un hecho tremendo no lo hubiese obligado a empuñar la pluma de nuevo: la quema en la hoguera de Miguel Servet. Servet, un aragonés inquieto y provocador, cometió el mismo error que Castellio: recurrió a Calvino esperando encontrar un interlocutor para sus ideas teológicas y se topó con un furibundo déspota que no toleraba ni la más mínima discrepancia.

Los capítulos que Zweig consagra a Servet destacan con un relumbre especial debido a, por un lado, la extraña personalidad del aragonés y, por otro, a su espantoso final. Servet es presentado como un personaje de Dostoyevski: brillante y contradictorio, astuto y temerario. El encontronazo con la pétrea autoridad de Calvino lo lleva al suplicio primero y luego a la quema pública, en unas páginas vívidas y conmovedoras que dejan huella en la memoria. Este horror en medio del oasis de libertad que había pretendido ser la Reforma empujó a Castellio a empuñar la pluma en defensa de la libertad de culto, argumentando que las cuestiones de fe corresponde a Dios dirimirlas, no a los hombres. La oposición del humanista enfureció a Calvino, quien puso en marcha toda su máquina propagandística para desacreditar a su enemigo y desautorizarle ante sus paisanos. Las calumnias constantes y la aparición de un libelo infamante hacen que Castellio se lance de nuevo, de mala gana, a la polémica, redactando un elocuente Contra libellum Calvini (el panfleto acusador venía firmado por uno de los secuaces del maestro pero Castellio sabía muy bien quién era el verdadero autor), un monumento de honestidad, rigor y tolerancia, una implacable demolición de las acusaciones y, a la vez, una llamada a la tolerancia. Llamada que Calvino respondió de la única manera que sabía: redoblando sus ataques. Indagó la vida entera de Castellio, sus amigos, su pasado y le saltó delante, como una liebre, un indicio que podía llevar al humanista a ser acusado de herejía: cundió la sospecha de que un discreto y generoso noble muerto hacía un tiempo podía haber sido en realidad David de Joris, un anabaptista fugado de Holanda hacía años. Dicho noble había sido amigo y contertulio de Castellio. Pero cuando la acusación parecía tomar cuerpo, Castellio murió a causa de su debilitado físico a los 48 años.

Sobre el trasfondo siempre apasionante de las controversias religiosas suscitadas por la Reforma, varias aspectos sobresalen en este duelo entre Castellio y Calvino. En primer lugar, llama la atención la pusilanimidad de los ciudadanos suizos, quienes ceden sin demasiada resistencia a las presiones de un carácter autoritario: acatando, los ginebrinos, los puritanos requerimientos de Calvino y, los ciudadanos de Basilea, cediendo a las calumnias contra un profesor de su Universidad cuyo comportamiento no había sido sino ejemplar. Parece que siglos de tradición democrática no proveen en absoluto de coraje y preocupación por el prójimo. Destaca también, como he dicho, la figura de Servet, siempre al borde la perdición, guiado por algún demonio interior que le hacía mirar fijamente a la nada. Repelente y fascinante, con algo más de esto último, se me antoja el retrato de Calvino. A pesar de su fanatismo y de su indiferencia ante el dolor ajeno, uno no puede dejar de admirar su inteligencia fría y precisa, su ambición desmesurada que sale a la luz tal vez por una casualidad (Zweig insiste en las dudas de Calvino antes de ir a Ginebra, solo resueltas por la insistencia de Farel), su logro de esculpir una ciudad entera a su imagen y semejanza. En cuanto al apacible y tenaz Castellio, el biógrafo le dedica las líneas más cálidas del libro para resaltar su inteligencia, su sabiduría y, sobre todo, su respeto a los demás que le llevó a practicar y defender hasta el final la tolerancia hacia las creencias de los demás.

RELACIONES TÓXICAS

Cuántas mujeres en estos tiempos vivimos en relaciones tóxicas,  donde por amor a esa persona aguantamos y vivimos tantas cosas que nos hacen sufrir, que nos hieren el corazón y seguimos ahí porque creemos que no podemos vivir sin ese ser amado y nos vamos hundiendo cada vez más en esa vida en la cual nosotros nos vamos olvidando de quién realmente somos, soportando así gritos, humillaciones, maltratos físicos y psicológicos, donde perdemos nuestra dignidad, en esta ocasión como le pasó a Lea, ella creyó que teniendo hijos iba a ganar el amor de su esposo, le pedía a Dios que le diera hijos y creía que así su esposo la amaría, pero siento mucho decirte Lea que no fue posible, porque no podemos esperar obtener el amor de un hombre para ser felices, porque la verdadera  felicidad y el gozo viene de Dios, solo él puede llenar el vacío en nuestro ser cuando realmente el amor que importa es el amor de Dios, porque la felicidad es circunstancial, más el gozo del Señor es para siempre.
A qué mujer no le gustaría tener al amado de las naciones, al sol de justicia, al fuerte e invencible, al todopoderoso, al que todo lo sabe, al verdadero y único en toda la creación con su amor verdadero para toda la vida y, vivir juntos para siempre.

Él está a tu disposición esperando por ti y ya eres amada por él, tenemos ese ejemplo de Lea, cuando ella por unas mandrágoras que le trajo su hijo Rubén alquiló a su esposo por su hermana Raquel, que bajo caemos algunas veces las mujeres tan sólo por el hecho de querer sentirnos amadas por alguien.

Bueno, en esta ocasión, Lea realmente amaba a su esposo y quería luchar por su matrimonio pero, llegó a ser desgastante hasta cierto punto, aunque cumplió la voluntad de Dios, ella no fue feliz hasta que dejó todo en las manos de Dios y eso pasó en el cuarto hijo que llamó Judá y  dijo; “esta vez alabaré a Jehová”. Fue hasta ahí cuando reaccionó que lo que ella estaba buscando no lo podía encontrar en un hombre, sino en Dios.



Libro: Amada por Dios desechada por los hombres. 

Autor: Yulma Escobar

FEMINISMO Y REFORMA PROTESTANTE

El 31 de octubre de 1517 el monje agustino alemán Martin Lutero clavaba sus 95 tesis contra las indulgencias en a puerta de la catedral de Wittenberg. Siendo considerado este hecho como el inicio de la Reforma Protestante que definió la historia de Europa de los próximos siglos. La Reforma tuvo su efecto en todas las esferas de las sociedades de los países que aceptaron la Reforma. Pero tuvo su efecto también en aspectos como el del rol de la mujer en la sociedad.

La primera consecuencia tiene un carácter teológico, los reformadores reconocieron que la mujer era destinataria y beneficiaria, al igual que el hombre, del mensaje de salvación de Dios para todo ser humano.

Pronto vendrían su reflejo en el arte, en el que aparecen mujeres leyendo, algo insólito para esa época. Pero no sería hasta la Revolución francesa, cuyo antecedente histórico necesario fue la Reforma, que no aparecerían los primeros atisbos de la reivindicación del papel social de la mujer con los ilustrados a finales del s. XVIII centrándose el debate en la igualdad y la inteligencia, dos principios de la Reforma Protestante. Una época que apenas tuvo repercusión, pues las obras de Mary Wollstonecraft y Olimpe de Gouges tuvieron un escaso eco. Para rematar esta época con el código civil napoleónico, en el que se legislaba de manera discriminatoria hacia la mujer y negando derechos sociales hacia ella.

Ya en el siglo XIX ante la gran crisis de los EEUU en la ética y moral, con graves repercusiones en lo económico, es cuando la mujer asume un importante papel en la sociedad, resolviendo graves problemas de esa decadente sociedad inmersa en el alcoholismo, la prostitución y la delincuencia.

Se crean las primeras asociaciones feministas, el primer congreso antiesclavista femenino y se preparaba el camino para que a mediados del siglo XIX las reivindicaciones tomasen un cariz sufragista y de laboral principalmente. Es ahí cuando surge el punto de inflexión que representa la declaración de Séneca Falls en el contexto de la iglesia protestante, cuyas protagonistas Elizabeth Cady Stantom y Lucretia Mott plasman en su declaración de sentimientos los postulados que marcarían el inicio del feminismo moderno.z

Actualmente la deriva feminista, claramente disociada del feminismo histórico, ha sido patrimonializada por los partidos políticos, con una fuerte carga ideológica y una presencia en los medios que ha producido un "feminismo institucional, insólito hasta ahora en la historia de la mujer, pues nunca en la historia tuvieron las mujeres de su lado a gobiernos ni instituciones.

Por otra parte no se puede reducir el inicio del feminismo a sucesos trágicos como el incendio de la fábrica de camisas de Nueva York de 1911, ni a la manifestación de 1857. Ni mucho menos a las construcciones de Simone de Beauvoir y Betty Friedan de los años 60, cuyo cambio de valores no añade -sino que sesga- el importante legado del feminismo histórico labrado durante siglos.

Bastaría ser riguroso en el tratamiento historiográfico del feminismo para reconocer por ejemplo el valor de las Beguinas, aquellas mujeres medievales que se organizaron en el gobierno de las ciudades en torno a la oración, la educación, la sanidad. Y cuya labor ante la ausencia del rol masculino, más interesado en las cruzadas, fue clave para sostener las estructuras sociales de las ciudades más importantes de la Europa medieval.

Esta ola actual de feminismo “ultra” activista, con fuerte presencia en los medios y de gran visibilidad, ha de velar para que la carga ideológica no lo derive aún más en una distorsión de lo que nunca fue en la historia. De ahí que días como hoy, recordamos la Reforma Protestante, pero mejor aún, celebramos sus consecuencias, como la del reconocimiento de papel de la mujer en nuestra sociedad y de su aportación en la historia.

LAS MUJERES EN LA REFORMA PROTESTANTE DEL SIGLO XVI


MARIE DENTIÈRE

Si Dios dio gracia a algunas buenas mujeres, revelándoles algo santo y bueno a través de su Sagrada Escritura, ¿Tienen ellas que, por causa de los difamadores de la verdad, atreverse a no escribirlo, no hablarlo o no declararlo a los demás? ¡Ah! Puede ser demasiado impúdico cubrir el talento que Dios nos ha concedido, nosotras que debemos tener la gracia de perseverar hasta el fin. ¡Amén!

Marie Dentière.

Antecedentes históricos

Es necesario mantener la memoria histórica en nuestro pueblo y esa memoria debe ser lo más completa posible ¿Qué ha pasado con la memoria de las mujeres en el movimiento de la Reforma protestante del siglo XVI? ¿Participaron las mujeres en el movimiento de la Reforma? ¿Existen remembranzas escritas acerca de ellas? ¿Por qué no han llegado hasta nosotras el día de hoy? ¿Qué fue lo que pasó? Durante toda la historia de la humanidad, la participación de las mujeres ha sido invisible y olvidada y en los mejores casos interpretada por varones. Las mujeres protestantes tenemos historia, hubo mujeres que contribuyeron a la Reforma Protestante, el objetivo de este trabajo es recuperar parte de ésta.

A lo largo de la historia, la condición de las mujeres ha sido de sumisión y opresión. El siglo XVI no fue la excepción, continúa la historia de sumisión a valores y normas masculinas. Sin embargo, hubo varios brotes que pudieron provocar cambios en esta situación. Estos fueron pocos, pero significativos para la época: concientización con respecto a la idea que tenían de sí mismas, la revalorización de la mujer casada, mayor libertad para las mujeres cultas, como el caso de grandes escritoras, reformadoras religiosas y reinas.

No fue así desde el principio, se había olvidado que en el primer cristianismo no existía ni varón ni mujer, ambos eran iguales en Cristo. Las mujeres cristianas de los primeros siglos realizaban ministerios al igual que cualquier hombre, predicaban, impartían los sacramentos del Bautismo y Santa Cena, enseñaban, etcétera. Eran llamadas con el nombre específico de su ministerio: apóstolas, diaconisas, maestras, evangelistas. Pero este lugar que Jesús dio a las mujeres poco a poco se fue olvidando y mientras la iglesia se construía jerárquicamente masculina, la situación de la mujer regreso a ser de sumisión.

En el siglo XVI el protagonismo de la mujer aunque fue escaso, también fue significativo, existieron mujeres que se impusieron por encima de las costumbres de su tiempo y desempeñaron un papel muy importante en la escena política o religiosa de su tiempo. A favor de la Reforma se proclaman jóvenes y adultas mayores, burguesas y campesinas.

No sólo fueron hombres quienes llevaron a cabo la Reforma Protestante. Se tiende siempre a mencionar a los hombres en la elaboración de la Historia, por mucho tiempo se negó que Jesucristo hubiera llamado a mujeres y se decía él solo tuvo 12 apóstoles, ninguna apóstola. Así también hemos escuchado por años los nombres de Jan Hus, Lutero, Melanchton, Calvino, Farel, Zwinglio, etcétera, como padres de la Reforma protestante dejando de lado a las madres de la misma, olvidando, negando y silenciando sus nombres y su obra.


        2. Mujeres en la Reforma protestante


Un considerable número de mujeres estuvieron implicadas en la Reforma Protestante, en diferentes ámbitos, a diferentes niveles y en varios países como Alemania, Italia, Francia, Inglaterra y España. Algunas fueron las que tenían cierta actividad política, reinas como Margarita de Navarra, Juana de Albret, etcétera. Quienes patrocinaron, influyeron en su corte y hombres cercanos a ellas, promulgaron leyes o escribieron para promover la Reforma. Así también, no sólo las de familias nobles participaron en este movimiento de cambio eclesiástico, mujeres del pueblo lucharon a favor de su fe.

Normalmente cuando consultamos la biografía de una mujer de esta época encontramos que se le relaciona invariablemente con los hombres con los cuáles estableció un parentesco directo, como si fueran la posesión de, girando su vida entorno al hombre que fue su padre, al que se casó con ellas o al que procrearon, entonces se dice: “hija de…”, “esposa de…”, “madre de…”. He omitido estos datos a fin de resaltar el valor de estas mujeres y su importancia por ellas mismas, por sus logros, como sujetos de la historia y no como objetos de posesión relacionadas con…, o dependientes de…, salvo en algunos casos en los que el esposo fue determinante en la vida de ellas. Me he permitido nombrar a continuación las más representativas, aunque existieron muchas más.

Marie Dentière (Bélgica, 1495-1561). Hace ya casi siete años, el 3 de noviembre de 2002 se añadieron más nombres al Monumento Internacional de la Reforma en Ginebra, entre ellos el de Marie Dentière, quien habiendo sido monja agustina, abandonó el monacato y se adhirió a la Reforma gracias a una predicación de Martín Lutero. Para lograr salir y escapar del convento de Tournai tomó 500 ducados del tesoro de la abadía. Fue perseguida como muchos otros protestantes y se refugió en la ciudad de Estrasburgo.

Marie creía importante reformar las doctrinas religiosas de su época, pero también fue una gran feminista al proponer que se ampliara el papel de las mujeres en la religión. Ella decía que hombres y mujeres estamos igualmente calificados para interpretar las Sagradas Escrituras y los aspectos de la fe. Para cualquiera de sus debates teológicos o predicaciones usaba directamente el texto bíblico, siempre interpretando pasajes donde las protagonistas eran mujeres, defendiendo el ministerio femenino y volviendo sus argumentos en contra de sus detractores normalmente reformadores en contra del ministerio de la mujer:

¿Qué predicadores han hecho más que la mujer Samaritana que no se avergonzó de predicar a Jesús y su palabra, confesándole abiertamente a todo el mundo, tan pronto como oyó de Jesús que uno debe adorar a Dios en Espíritu y en verdad? O ¿Hay otra como María Magdalena, de quién Jesús sacó 7 demonios, capaz de presumir de haber tenido la primera revelación del gran misterio de la resurrección de Jesús? Y ¿Por qué no la otra mujer, a quién, en lugar de a hombre su resurrección fue anunciada por su ángel, recibiendo el mandamiento de hablar, predicar y declararla a los demás? 

Marie Dentière fue una teóloga reformadora. Desempeñó un papel activo en la religión y política de Ginebra, participo activamente en el cierre de conventos y era predicadora a la par de Calvino y Farel. Redactó una serie de escritos muy revolucionarios para su tiempo, los cuáles son considerados hoy día como una defensa de la perspectiva femenina.

Fue considerada por Calvino y algunos otros reformadores como una mujer que ejercía mala influencia sobre su marido con una personalidad radical. Aun hoy son habituales este tipo de concepciones respecto a las mujeres que desean acceder al ministerio femenino.

Marie no sólo sufrió persecución e incomprensión por parte de la Iglesia Católica, también de parte de la iglesia protestante. Muchos de sus escritos y cartas fueron prohibidos, y destruidos como La Epistre, carta suya escrita a Margarita de Navarra hermana del Rey de Francia donde alentaba fuertemente a la expulsión del clero católico en Francia y criticaba la estupidez de los protestantes por obligar a Calvino y Farel a abandonar Ginebra. Aun dentro del círculo femenino, Dentière no gozó de popularidad.(5) En la Epistre tresutile también se refiere al escaso papel que las mujeres desempeñaron para realizar la Reforma, dice: ¿Tenemos dos evangelios: uno para hombres y otro para mujeres? Tampoco los calumniadores y enemigos de la verdad tienen el derecho de acusarnos de excesiva arrogancia, ni puede un verdadero creyente decir que las mujeres están traspasando sus derechos cuando hablamos a otra acerca de la sagrada escritura”. 

El pensamiento feminista de Dentière puede notarse en una de las cartas dirigidas a Margarita de Navarra, exponiendo sus argumentos sobre el ministerio femenino: “no debemos no más que los hombres, cubrir y enterrar con tierra lo que Dios nos ha dado y revelado a nosotras las mujeres”. Marie no compartía la idea de su época y de los reformadores como Calvino, de ser una buena esposa sumisa y abnegada, buena ama de casa, receptora y pasiva de la doctrina, mencionaba: “Pareciera que la “alianza” que colocamos en nuestra mano el día del matrimonio fuera como el anillo de Giges, que tenía la propiedad de hacerla invisible; pero en nuestro caso no para protegernos de nuestros enemigos sino para arrebatarnos el derecho al tiempo y al espacio, para impedirnos el acceso al ágora”.

Llegó a ser una participante activa de la Reforma Protestante, predicaba en oposición al celibato y a favor del papel activo de las mujeres en la nueva iglesia. Ella fue un agente dinámico en la reforma. Su esposo Froment tampoco estaba de acuerdo con ver a la mujer desde esta perspectiva, fue él quien le ayudó a publicar su obra la Epistre con el impresor ginebrino Jean Girard(10). Marie esperaba el mismo apoyo de parte de Calvino del cual no lo recibió jamás, sino todo lo contrario.

Una de las controversias entre Marie Dentière y Calvino fue acerca de su dura crítica contra las vestiduras grandes y pomposas de los ministros, pues veía sus ropajes como exagerados y prefería algo menos ostentoso(11). Calvino fue muy duro y despectivo ante los reclamos de Marie Dentière y sus esfuerzos para que la voz de las mujeres fuera escuchada. Los propios reformadores en Ginebra prohibieron la publicación de todo texto escrito por una mujer durante el siglo XVI, así la reformadora más importante de su época tuvo que refugiarse en los pseudónimos para que sus escritos llegaran hasta nosotros.

Muchos de sus escritos se le atribuyeron a su esposo quien gozaba de fama de buen predicador, algunos editores se han dado cuenta de la gran diferencia que existía entre los textos de Marie y los de su esposo. “Tanto uno es vivo y lleno de astucias retóricas- se refiere a Marie- como el segundo es pesado… las frases de Marie son sueltas y bien construidas, a menudo entre cortada y lacónica. Ella aprieta el paso y Fromet se arrastra”. Con habilidad manejaba sus argumentos teológicos, su orientación teológica estaba más influida por Farel y Zwinglio que por Lutero. Considerada por muchos una de las primeras teólogas laicas feministas, defendió con gran convicción las ideas de la Reforma y el papel de las mujeres en la Iglesia.

El incorporar el nombre de Marie Dentière al muro de la Reforma Protestante en Ginebra y retomar la historia para mostrar al mundo a esta teóloga y a otras más es un paso muy importante en el reconocimiento y la valoración de las mujeres en la Reforma Protestante.

Argula von Grumbach (1492-1553). Fue la primera mujer que se atrevió a hacer una defensa de Lutero, ante el desconcierto de los inquisidores. En 1523 escribió al cuerpo académico de la Universidad de Ingoldsadt para defender a Alsacius Seehofer, joven de 18 años arrestado por ser luterano. Se atrevía a desafiar a sus autoridades eclesiásticas y civiles como el Duque de Bavaria al cual le mandó decir en una carta que ella no era ni débil ni estúpida. Incitaba a la gente a leer libros en contra de la religión católica. De ella decía Lutero: “Me regocijo de ver como una hija del pecado de Adán se ha convertido en una buena hija de Dios”. Escribió varios libros entre ellos una sátira dirigida a un teólogo católico llamado Schatzgeyer. Fue todo un símbolo de confusión, perplejidad e inquietud femenina. De ella escribe Joana Ortega:

Argula afirmaba que los inquisidores habían sustituido a Cristo por Aristóteles, además de manifestar su desacuerdo con San Pablo por imponer sobre las mujeres el silencio en la iglesia. Esta mujer se convirtió en un símbolo de la “confusión, perplejidad e inquietud” femenina que se suscitó en toda Europa a través de los textos de Lutero. Los procesos femeninos de la Inquisición revelan que esta inquietud ya era importante, debido a las lecturas de Erasmo y de Savonarola.

Catarina Von Bora. Nació el 29 de enero de 1499, fue consagrada monja del convento Cisterciense de Marienthron donde realizó votos de pobreza, obediencia y castidad. En 1523, cuando tenía 24 años se fuga del convento junto con otras monjas en barriles de basura. Ella misma fue la que sugirió casarse con Martín Lutero. Administró los recursos y el dinero del monasterio de los agustinos que les cedió el príncipe Juan. No fue una teóloga como Marie Dentière, la importancia de su persona radica en formar parte de la primera generación de mujeres casadas con pastores protestantes y junto con ellos lucharon por la fe(15). Dio abrigo a monjes y monjas que habían abjurado de su fe y no tuvo miedo de los riesgos que esto y ser esposa de Lutero significaba.

Úrsula Münstenberg. Nació entre 1491-1495 y murió en 1534. Era una monja en el Convento de la orden de María Magdalena de la penitencia en Freiberg Sajonia. Encabezó el movimiento para infiltrar la doctrina luterana en su convento para tal efecto metía libros de Lutero de contrabando. Huyó del convento en 1529. Rechazó la vida de enclaustramiento de las monjas gracias al texto “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”.(16)

Elisabeth Cruciger (1500-1535). Su boda fue la primera de acuerdo con los principios protestantes. Participó en discusiones teológicas con Lutero y Melanchton quien la consideraba una mujer inteligente. Escribió un himno, “El hijo único del cielo”, lo cual causó controversia pues las mujeres no escribían himnos en ese tiempo y normalmente se le atribuye por error a Andrew Knoepken.

Elisabeth Von Brandenburg (1485-1555). En 1517 recibió por primera vez la eucaristía de manos de un ministro luterano lo cual enfadó grandemente a su marido Joachim I quien la quería encarcelar a cadena perpetua. Elisabeth huyó defendiendo la postura de que una mujer debe decidir por sí misma su propia religión. Sufrió pobreza y soledad. Influyó en la Reforma protestante de Dinamarca.

Elisabeth de Brunswick (1510-1558). Se convirtió al protestantismo después de escuchar un sermón del pastor luterano Antonio Covinus. A la muerte de su esposo fue nombrada regente y promulgo como religión oficial de su ducado el luteranismo defendiéndolo en la dieta de Augsburgo.

Catherine Zell (1497-1562). Fue de las pocas mujeres que en la Reforma Protestante desarrollaron un papel fuera de lo común. Predicaba junto a su esposo. Escondió a refugiados y escribió algunos ensayos e himnos. Después de la muerte de sus dos hijos se dedicó a predicar y apoyar la fe anabaptista. Escribía de sí misma: “Siempre, desde que tenía diez años de edad, he sido estudiosa y una especie de madre de la iglesia, muy dada a asistir a los sermones. He gustado y frecuentado la compañía de hombres de saber, y he conversado mucho con ellos del Reino de Dios”.

Margarita de Navarra (1555-1572). Interlocutora directa de Calvino. Tradujo al francés la Meditación sobre el Padre Nuestro de Lutero. Autora de varios poemas, entre ellos Prisiones. Su hija Juana de Albert había visto a su padre golpearla por rezar oraciones protestantes. Durante el reinado de Margarita de Navarra, Francia se convirtió en refugio y vivero de la Reforma. Escribió y publicó poemas, tenía un carácter abierto, mucha cultura e hizo de su corte un centro del humanismo.

Tuvo fuertes desavenencias con Calvino debido a que albergó a Poque y Quentin, a quienes Calvino llamaba Libertinos Espirituales. Ellos creían que el ser humano podría ser divinizado y ella lo creía también. Creían que un ser humano deificado no puede pecar, porque Dios no puede pecar. Tal era la indignación de Calvino que se dirigió a Margarita con estas palabras: “Como un perro debe ladrar para defender a su maestro, de igual forma debería denunciar a estos seductores del honor de Dios”.

Juana de Albret (1528-1572). Hija y sucesora al trono de Margarita de Navarra, siguió en los pasos de su madre y bajo sus auspicios se llevó a cabo la traducción del Nuevo Testamento a la Linguæ Navarrorum, rompió totalmente con el catolicismo. Al igual que su madre escribía uno de sus poemas, “Jesús es mi esperanza”. Fue excomulgada por el papa. Declaró su reino oficialmente protestante aun cuando permitió que continuara el catolicismo. Para ella, la Reforma era oportuna y necesaria, tanto que pensaba que sería una cobardía y deslealtad a Dios dejar que el pueblo permaneciera en un estado de suspenso e indecisión.

El matrimonio de Juana de Albret, con Antonio de Borbón reunió varios territorios bajo su control. Dada la identificación de Juana de Albret y Antonio de Borbón con la Reforma, esos territorios se convirtieron en zonas de refugio para numerosos protestantes.

Renata de Ferrara (1510-1575). Conservó su fe protestante después de casarse con un duque católico y trasladarse a su corte en el norte de Italia. Tuvo problemas religiosos ya que albergó a Calvino durante un mes, protegió a los herejes protestantes y se negó a asistir a misa. Fue confinada a su palacio por su esposo por presiones de la inquisición(25). Debido a los devastadores efectos de la inquisición la reforma protestante en España no tuvo un gran auge.

Muchos hombres y mujeres sufrieron persecución y hasta la muerte, como fue el caso de María de Cazalla, quien había logrado acceso a los libros de Erasmo y Lutero. Después de estas lecturas cuestionó la validez de los sacramentos católicos. Fue inspiración espiritual de amas de casa y profesores de la Universidad de Alcalá a quienes ofrecía consejería pastoral y estudios bíblicos. Fue detenida por la Inquisición y torturada en 1534. Muchas mujeres más en España y toda Europa fueron encarceladas, torturadas y quemadas en la hoguera por luchar a favor de la Reforma protestante.

No fueron muchas reformadoras, pero cada una desde su lugar pudo de una manera u otra influir para que se diese el movimiento de la Reforma. Es justo y necesario reconocer y nombrar no solo a los hombres que hicieron posible la Reforma Protestante, este movimiento no solo tiene padres, también tiene madres. La historia de la Reforma Protestante también tiene rostro y nombre de mujer.

Estos son algunos de los nombres de mujeres que se comprometieron y lucharon a favor de los cambios urgentes que necesitaba la iglesia en el siglo XVI. La Reforma protestante no ayudó en la práctica a reivindicar el papel de sumisión que tenía la mujer, limitándola al marco doméstico sin poder acceder al marco eclesiástico en el reconocimiento de sus ministerios o la ordenación a los mismos. Pero sentó las bases de doctrinas tales como el sacerdocio universal de los creyentes y la soberanía de Dios. Mismas que dejan de lado la tradición patriarcal opositora del reconocimiento y ordenación de la mujer.

LA REFORMA QUE TRASTORNO AL MUNDO



Este 31 de octubre se conmemora en todo el mundo la Reforma Protestante, algo más de cinco siglos después de que Lutero clavase sus 95 tesis en Wittenberg (Alemania).

El 31 de octubre de 1517, víspera de la fiesta católica de Todos los Santos, Martín Lutero dio a conocer públicamente sus tesis, y el impacto fue tal que se señala esa fecha como el comienzo de la Reforma protestante y una vuelta a la pureza del mensaje del Evangelio de Jesús.

Para unos, Lutero es el ogro que destruyó la unidad de “la” iglesia, la bestia salvaje que holló la viña del Señor, un monje renegado que se dedicó a destruir las bases de la vida monástica. Para otros, es el gran héroe que hizo que una vez más se predicara el evangelio puro de Jesús y la Biblia, el reformador de una iglesia corrupta.

Él cambió el curso de la historia al desafiar con valentía el poder del papado y del imperio, sosteniendo puntos de vista contrarios a la práctica y ordenanzas de la religión establecida, el catolicismo romano, por considerarlas contrarias al contenido de la Biblia.

La principal doctrina evangélica que Lutero alzó contra el sistema ritualista de penitencias fue que la salvación es por fe y por gracia solamente, no por obras. La chispa que movió al monje vino probablemente en 1515, cuando Lutero empezó a dar conferencias sobre la Epístola a los Romanos, pues él mismo dijo después que fue en el primer capítulo de esa epístola donde encontró la respuesta a sus dificultades.

Larga lucha

Esa respuesta no vino fácilmente. No fue sencillamente que un buen día Lutero abriera la Biblia en el primer capítulo de Romanos, y descubriera allí que “el justo por la fe vivirá”. Según él mismo cuenta, el gran descubrimiento fue precedido por una larga lucha y una amarga angustia, pues Romanos 1:17 empieza diciendo que “en el evangelio la justicia de Dios se revela”. Según este texto, el evangelio es revelación de la justicia de Dios.

La compensión de Romanos y el concepto de justicia fue clave en la vida de Martín Lutero. Estuvo meditando de día y de noche para comprender la relación entre las dos partes del versículo que, tras afirmar que “en el evangelio la justicia de Dios se revela”, concluye diciendo que "el justo por la fe vivirá".

La respuesta que encontró Lutero fue sorprendente. La “justicia de Dios” no se refiere en la carta a los Romanos, como piensa la teología tradicional, al hecho de que Dios castigue a los pecadores. Se refiere más bien a que la “justicia” del justo no es obra suya, sino que es don de Dios. La “justicia de Dios” es la que tiene quien vive por la fe, no porque sea en sí mismo justo, o porque cumpla las exigencias de la justicia divina, sino porque Dios le da este don.

La “justificación por la fe” no quiere decir que la fe sea una obra más sutil que las obras buenas, y que Dios nos pague esa obra. Quiere decir más bien que tanto la fe como la justificación del pecador son obra de Dios, don gratuito.

En consecuencia, continúa comentando Lutero acerca de su descubrimiento y revelación, “sentí que había nacido de nuevo y que las puertas del paraíso me habían sido franqueadas. Las Escrituras todas cobraron un nuevo sentido. Y a partir de entonces la frase ‘la justicia de Dios‘ no me llenó más de odio, sino que se me tornó indeciblemente dulce en virtud de un gran amor”.

Prudente y reservado

Lutero parece haber sido un hombre relativamente reservado, dedicado a sus estudios y a su vida espiritual. Su gran descubrimiento, aunque le trajo una nueva comprensión del evangelio, no lo llevó de inmediato a protestar contra el modo en que la Iglesia católica entendía la fe cristiana. Al contrario, nuestro monje continuó dedicado a sus labores docentes y pastorales y, si bien hay indicios de que enseñó su nueva teología, no pretendió contraponerla a la que enseñaba el catolicismo.

Cuando por fin decidió que había llegado el momento de lanzar su gran reto, redactó noventa y cinco tesis, que debían servir de base para un debate académico. En ellas, Lutero atacaba varios de los principios fundamentales de la teología escolástica católica, y por tanto esperaba que la publicación de esas tesis, y el debate consiguiente, serían una oportunidad de darle a conocer su descubrimiento al resto de la Iglesia.

Contra el lucro

La controversia fue mucho mayor de lo que Lutero se proponía. Lo que había sucedido era que, al atacar la venta de las indulgencias de Juan Teztel en Alemania, Lutero se había atrevido, aún sin saberlo, a oponerse al lucro y los designios de varios personajes mucho más poderosos que él.

La venta de indulgencias se había convertido en un negocio para la Iglesia Católica.Según Lutero, si es verdad que el Papa tiene poder para sacar las almas del purgatorio, ha de utilizar ese poder, no por razones tan triviales como la necesidad de fondos para construir una iglesia, sino sencillamente por amor, y ha de hacerlo gratuitamente (Tesis 82). Pero aunque muchos abrigaban tales sentimientos, nadie protestaba, y la venta continuaba.

Las 95 tesis

Lutero clavó sus famosas noventa y cinco tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg. Esas tesis, escritas en latín, no tenían el propósito de crear una conmoción religiosa. Lutero dio a conocer sus tesis la víspera de la fiesta de Todos los Santos, y su impacto fue tal que frecuentemente se señala esa fecha, el 31 de octubre de 1517, como el comienzo de la Reforma protestante y la reafirmación de que la Palabra de Dios es el punto de partida y la autoridad final de la Iglesia y de toda teología.

La mayoría de historiadores conviene en que Lutero remitió sus tesis al Arzobispo de Maguncia, al Papa, a algunos amigos y a otras universidades en esa fecha. Con todo, las tesis fueron impresas muy pronto, y antes de 1518 habían sido extensamente leídas por toda Europa.

Reacción y cisma

Su impacto sorprendió al propio Lutero. Las autoridades religiosas vacilaron, sin embargo, en condenarle. Continuará discutiendo con teólogos partidarios de las doctrinas de Roma, por ejemplo, con Johann Eck en la famosa disputa de Leipzig de 1519.

En Worms, Lutero se convirtió un precursor de la libertad de conciencia.Las 95 tesis son finalmente condenadas definitivamente el 15 de junio de 1520 por la bula Exsurge Domine del papa León X. Lutero, entonces abiertamente en conflicto con la Iglesia católica, es excomulgado a principios del año siguiente.

El Papa León X exigió que Lutero se retractara por lo menos de 41 de sus tesis, pero el monje alemán, ya famoso en toda Europa, rechazó esta exigencia públicamente en la Dieta de Worms de 1521 jugándose la vida. Era el paso definitivo para lo que luego sería la reforma protestante.

Esta Reforma supuso no sólo una revolución espiritual, sino también social, económica, cultural, científica y política. Se puede decir que el mundo y la sociedad modernos en gran parte nacen de este momento de la Historia que supo señalar al Jesús del Evangelio de una forma nítida, nueva y clara.


¿DISCRIMINA DIOS A LAS MUJERES?

Es cierto que la Biblia se refiere siempre a Dios por medio de imágenes masculinas. Aparece como padre y nunca como madre (aunque Jesús se compare con la imagen maternal de una gallina que “junta sus polluelos debajo de las alas” en Mt. 23:37 y Lc. 13:34-35). Dios se revela habitualmente como “rey de reyes”, no como reina de reyes. Es “Señor de señores”, no Señora de señores. Lo define continuamente el pronombre masculino y nunca el femenino. Así mismo, Israel aparece con la imagen de la amada de Dios que le es infiel en ocasiones (Os. 1-3), mientras que la iglesia también viene a ser la novia o esposa de Cristo (2 Co. 11:2). Es evidente que la Escritura refleja una imagen patriarcal de la divinidad. Ahora bien, ¿significa esto que Dios discrimina o menosprecia a la mujer en relación al hombre? De ninguna manera.

La gran mayoría de las religiones que profesaban los pueblos vecinos a Israel adoraban tanto a dioses como a diosas. Los sumerios, por ejemplo, veneraban a Nammu, la diosa-madre y a Inanna, la diosa del amor y de la guerra. Para los egipcios era Anat, esposa de Ra, la diosa de la guerra, la fertilidad y el amor. Los griegos tenían a Hera, diosa de la maternidad y la familia; a Atenea, de la guerra y la sabiduría; la famosa Afrodita, del amor y la belleza; Artemisa, diosa de la caza, etc. Mientras que los romanos rendían culto a Diana, la diosa de la virginidad; así como a Minerva, Vesta, Felicitas, Venus, Victoria, Fortuna, etc. No obstante, los escritores bíblicos rechazaron todas estas divinidades femeninas paganas por considerarlas pura idolatría perversa y contraria a la realidad del único Dios verdadero. 

A pesar de poseer tantas diosas, la mujer estaba muy discriminada en todas estas culturas politeístas. En la sociedad griega, las mujeres eran consideradas durante toda su vida como “menores de edad”. En Egipto se consideraban seres frívolos, caprichosos y poco fiables. El adulterio de la esposa se castigaba con la pena de muerte en Mesopotamia, mientras que la relación del esposo con otras mujeres no casadas estaba permitida. En la Antigua Roma, la mujer no podía votar ni ocupar cargos públicos y debía estar siempre bajo la supervisión de un tutor masculino. Frente a todo esto, la Biblia, a pesar de haber sido escrita en una cultura patriarcal, eleva el rol de la mujer y en el Nuevo Testamento el apóstol Pablo escribirá que para quienes están revestidos de Cristo “ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gá. 3:28).

No obstante, la mentalidad antisexista moderna, en su afán por lograr que nadie se supedite a nadie por razón de su sexo, rechaza y malinterpreta pasajes bíblicos que definen a la mujer como compañera y “ayuda idónea” del hombre (Gn. 2:18); o que éste sea “la cabeza de la mujer” (1 Co. 11:3); y que, por tanto, “las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” (Ef. 5:22) o que, en fin, a las féminas Pablo no les permita “enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” en la iglesia (1 Ti. 2:12). 

Sin embargo, una lectura atenta de tales textos y del mensaje general de toda la Escritura pone de manifiesto que ésta entiende que la mujer posee la imagen de Dios, de la misma manera que el hombre. Ser ayuda idónea o ayudante del varón no contiene en hebreo ningún rasgo de inferioridad en relación a la persona a la que se ayuda, sino que más bien debe entenderse como colaborador o asistente. Tampoco se considera al hombre como cabeza de la mujer en el sentido de mandamás sino que, desde el punto de vista de la creación, Adán fue el origen de Eva puesto que ésta fue creada a partir de aquél.[2] Ser “cabeza” es por tanto ser su “origen”. Y, desde luego, no debiera emplearse este texto para sugerir que la mujer es inferior al hombre en ningún sentido. 

Si la mujer cristiana debe ser sumisa o “estar sujeta” a su esposo, éste también tiene que amar a su esposa como “Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Ef. 5:25). En realidad, se trata también de un amor sumiso hacia la esposa ya que Jesucristo se negó a sí mismo y se sometió voluntariamente al sacrificio de la cruz para redimir a la iglesia. En cuanto a los pasajes que se refieren a la negativa de Pablo de que las mujeres enseñen a los varones en las asambleas (1 Co. 14:33-36; 1 Ti. 2:11-12), posiblemente se deberían entender en el contexto de situaciones locales particulares. Conviene recordar que en otros pasajes el apóstol habla positivamente de mujeres que ejercían liderazgo (Ro. 16:1-4; 16:6, 12, 13; 1 Co. 11:5: Hch. 2:17; Hch. 21:9). De la misma manera, en el Antiguo Testamento había mujeres que ejercían el don de la profecía (Is. 8:3; Jl. 2:28).

¿Qué dice la Biblia acerca del origen y propósito del sexo y la sexualidad humana? El texto inspirado no es sexista ni tampoco antisexista ya que Dios diseñó los sexos, al crear varones y hembras (Gn. 1:27), con la finalidad primordial de la comunión o comunicación complementaria entre ambos (Gn. 2:18) y posteriormente para la reproducción de la especie. Hombre y mujer son, por tanto, imagen de Dios, iguales en dignidad y complementarios pero no idénticos o intercambiables.

Lamentablemente, según la Biblia, la Caída vino a trastocar la relación sexual establecida por el creador, haciendo que la mujer experimentara la maternidad con sufrimiento (Gn. 3:16a); empezara la competencia entre sexos (Gn. 3:16b); apareciera la violencia en las relaciones de pareja, así como el machismo y conflictos de todo tipo: infertilidad (Gn. 16:1), poligamia (Gn. 16:3,6), incesto (Gn. 19:35), violación (Gn. 34:2), adulterio (Gn. 39:9), etc. A lo largo de la historia, los varones han usado su mayor fortaleza física para abusar de las mujeres incluso dentro de las propias iglesias llamadas cristianas. Sin embargo, esta no es la voluntad de Dios que se refleja en Jesucristo. La Escritura indica que el creador diseñó perfectamente al sexo femenino, física, emocional y psicológicamente para transmitir la vida en este mundo. Sólo la mujer puede engendrar, dar a luz y hacer que la vida humana diseñada a imagen de Dios pueda surgir en cada generación.

Sin embargo, tener hijos no es la finalidad exclusiva del sexo femenino. El Nuevo Testamento se refiere, en varias ocasiones, a mujeres que desarrollaron un ministerio importante en la iglesia primitiva. Por ejemplo, María Magdalena, Juana (mujer de Chuza, que era intendente de Herodes) y Susana solían viajar con el Señor Jesús y los apóstoles, colaborando materialmente en la labor evangelizadora (Lc. 8:1-3). Resulta curioso que cuando todos los discípulos de Jesús se escondieron después de la crucifixión, por miedo a ser apresados por los romanos, fueron las mujeres quienes permanecieron junto a la cruz y dieron la cara para amortajarle según la costumbre judía (Mt. 27:55). Ellas fueron también las primeras testigos de la resurrección del Maestro (Mt. 28:1-7), precisamente en una cultura que consideraba que la mujer no podía ser testigo ante ningún tribunal. 

La incipiente iglesia cristiana de Jerusalén solía congregarse en casa de una mujer acomodada: María, la madre de Juan Marcos (Hch. 12:12). El propio apóstol Pablo recomendó a Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea, así como a otras mujeres que fueron útiles y necesarias en el crecimiento de la iglesia (Ro. 16). Así mismo se refiere a dos mujeres, Evodia y Síntique, como combatientes junto a Pablo por la causa del Evangelio (Fil. 4:1-3). Ya desde los inicios del cristianismo, la mujer se consideró apta para predicar el evangelio y enseñar las verdades de Cristo. Otra mujer, Priscila junto a su esposo Aquila, corrigieron doctrinalmente en Éfeso al elocuente predicador Apolos (Hch. 18:26). Las mujeres no sólo oraban sino que también profetizaban en la iglesia de Corinto (1 Co. 11:5). De todo esto se puede deducir que la Biblia no discrimina ni menosprecia a la mujer sino que la honra y aprecia igual que al hombre. 

En ocasiones se confunde la igualdad con la uniformidad y se considera erróneamente que desempeñar un rol diferente es algo discriminatorio. Sin embargo, la Escritura define a Dios mediante las tres personas de la Trinidad, cada una de las cuales tiene roles o funciones diferentes y sin embargo entre ellas no se da ningún tipo de discriminación. El Señor Jesús no trató a las mujeres como mujeres sino como personas. Siempre las tomó en serio, entabló conversaciones teológicas con ellas, les hizo preguntas importantes para que pudieran sacar lo mejor de ellas mismas y reflexionar acerca de sus vidas, las tuvo entre sus mejores amistades y, en el caso concre
to de María Magdalena, la encomendó para que anunciase su resurrección a los demás discípulos.

En resumen, Dios nunca discriminó a las mujeres sino que las consideró con el mismo nivel de dignidad que los hombres.

16 PROFETAS CLÁSICOS

 16 PROFETAS CLÁSICOS 👳‍♂


❇️Cuando decimos los profetas, normalmente nos referimos a los 16 profetas escritores📝 desde el 850 al 450 a.C.  Estos profetas son llamados clásicos  porque sus ministerios tuvieron las mismas normas o cosas similares.  Primero estos profetas escribieron  sus mensajes. Además, todos los 16 hacían 5 cosas la mayoría de las veces.


1⃣Hablaban a todo el pueblo, no solo a los lideres. 

2⃣Declaraban que Dios estaba airado por el pecado.

3⃣Advertían que juicio de Dios llegaría.

4⃣Llamaban al pueblo al arrepentimiento 

5⃣Prometían la salvación de Dios.


✅Los 16 Profetas

🔸Jonás- Israel

🔸Amos- Israel

🔸Oseas- Israel

🔸Abdias- Juda

🔸Joel- Juda

🔸Isaías -Juda

🔸Miqueas- Juda 

🔸Nahum- Preexilicos

🔸Sofonias- Preexilicos

🔸Habacuc- Preexilicos

🔸Jeremias- Preexilicos

🔸Ezequiel- Exilio

🔸Daniel- Exilio

🔸Hageo- Postexilicos

🔸Zacarías- Postexilicos

🔸Malaquias- Postexilicos


📍En la imagen muestra la división de cada profetas.


FIESTAS


Si el Mesías te invitara a una fiesta, ¿cuál sería tu respuesta?

En serio, imagina cómo sería eso. 

¿Qué tipo de velada especial tendría en mente el Rey del Universo? 

¿Qué tipo de comida se serviría? 

¿Cómo se pondrían las mesas? 

¿Qué te pondrías? 

¿Cómo se sentiría Él si te negaras a ir?

Dice en Mateo 22:3 " Y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir". 

¿Conoces esta parábola? En esta historia, Jesús contó que hay un rey que estaba organizando una fiesta de bodas. Un gran chef preparó un banquete de cinco estrellas, se diseñó y confeccionó ropa especial con destreza, se colocaron las mesas, se encendieron velas, se prestó atención a cada detalle encantador y, finalmente, todo estaba listo. Pero ellos no querían venir. 

Dios celebra siete fiestas especiales al año. Y su gente rechaza la invitación. 

Como en la parábola, hemos tenido mejores cosas que hacer. "Esta es una época del año muy ocupada para mí". "El trabajo ha sido una locura". "Somos liberados de eso". No es que no hayamos recibido la invitación. No es que algo nos esté alejando físicamente. Simplemente nos hemos negado a venir. ¿Cómo le hace sentir esto al anfitrión? 

No te pierdas esta invitación de Dios. Cambia la casilla que has estado marcando en estos RSVP del reino. ¡Tres de sus fiestas están por empezar! ¿Sabías que nuestro Mesías honró y celebró estos tiempos? Y no solo eso, sino que la naturaleza de cada fiesta dice una verdad diferente sobre quién es Él Señor y su plan redentor para nosotros.

El reino de los cielos es como una fiesta a la que nadie quiere ir.

No es necesario saber hacer todo perfectamente para aceptar esta invitación, y realmente es un proceso de aprendizaje y crecimiento que se vuelve más alegre y especial cada año. El reino de los cielos es como un rey que prepara un banquete para su hijo. Invita a la fiesta a todos los que puedas encontrar. ¡Di que sí este año!

Ya no tienes que pelear por un lugar en la mesa, por que Él ya lo reservó para ti.


10 COSAS QUE DEBES DE SABER SOBRE EL LIBRO DE LA VIDA DEL CORDERO

En varias ocasiones en las Escrituras encontramos referencias a algo llamado “el libro de la vida” o “el libro de la vida del Cordero”. ¿Qué es y por qué es importante que sepamos?


1.-HABÍA UN “LIBRO DE LA VIDA” EN EL ANTIGUO TESTAMENTO


En el Antiguo Testamento, el “libro de la vida” (o sus equivalentes) era un registro de los ciudadanos de la comunidad teocrática de Israel. Tener el nombre de uno escrito en el libro de la vida implicaba el privilegio de participar en las bendiciones temporales de la teocracia, mientras que borrarlo o borrarlo de este libro significaba la exclusión de esas bendiciones. En otras palabras, este libro tenía referencia a los derechos de ciudadanía para el pueblo judío (véase Ex. 32:32, Sal. 69:28, Isaías 4: 3).

“Entonces Moisés regresó al Señor y dijo: ‘¡Ay!, este pueblo ha pecado gravemente. Se han hecho dioses de oro. Pero ahora, perdonas sus pecados, pero si no, por favor bórrame de tu libro que has escrito. Pero el Señor le dijo a Moisés: ‘Quienquiera que haya pecado contra mí, lo borraré de mi libro’ “(Éxodo 32: 31-33, ver  Sal. 69:28,  Isaías 4: 3).


2.-NO TODOS LOS “LIBROS” DE DIOS SON EL LIBRO DE LA VIDA DEL CORDERO


El concepto de “libro” también se usó para retratar el decreto de Dios con todo incluido; es decir, los mismos días de la vida se ordenan y se escriben en el “libro” de Dios antes de que ocurra uno de ellos:

“Tus ojos vieron mi sustancia sin forma; en tu libro fueron escritos, cada uno de ellos, los días que se formaron para mí, cuando todavía no había ninguno de ellos”,  (Salmo 139: 16).

Pero esto no parece ser lo mismo que el libro de la vida del Cordero. También existe la noción de “libros” de juicio en el que se registran los actos de los hombres. Sirven como aquello por lo cual o desde el cual se juzgará: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante el trono, y se abrieron libros. Luego se abrió otro libro, que es el libro de la vida. Y los muertos fueron juzgados según lo que estaba escrito en los libros, según lo que habían hecho”, (Apocalipsis 20:12; ver  Daniel 7:10).

Nuevamente, sin embargo, esto no es lo mismo que los creyentes que tienen sus nombres inscritos en el libro de la vida del Cordero desde la fundación del mundo.


3.-EL LIBRO DE LA VIDA DEL CORDERO ENUMERA A AQUELLOS QUE HAN SIDO (Y DEBEN SER) SALVOS


En la mayoría de las ocasiones en que se menciona el libro de la vida del Cordero se refiere al registro de aquellos que han sido elegidos para la salvación desde la eternidad pasada. No son las bendiciones temporales o terrenales las que están a la vista, sino la participación en el reino eterno de Dios como recipientes de la vida eterna. Por ejemplo: “Pero has venido al monte de Sion y a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, y a innumerables ángeles en reunión festejan, ya la asamblea de los primogénitos que están inscritos en el cielo, y a Dios, el juez de todos y a los espíritus de los justos hechos perfectos”, (Hebreos 12: 22-23).

“Pero nada inmundo entrará en ella [la Nueva Jerusalén en la Nueva Tierra], ni nadie que haga lo que es detestable o falso, sino solo aquellos que están escritos en el libro de la vida del Cordero”, (Apocalipsis 21:27).


4.-SOLO LOS ELEGIDOS ESTÁN ESCRITOS EN ESTE LIBRO


De varios textos se desprende que  no todos  están escritos en este libro, sino solo los elegidos. En Apocalipsis, la terminología de “moradores de la tierra” o “los que moran en la tierra” es una designación estándar para los no creyentes. Estos son los que “adoran” a la Bestia (Apocalipsis 13: 8a). Ellos son los “cuyo nombre  no se  ha escrito antes de la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado” (Apocalipsis 13: 8b). Por lo tanto, parece que ser alguien cuyo nombre  ha  sido escrito antes de la fundación del mundo es simplemente otra forma de decir que él / ella es elegido (ver Efesios 1: 4).


5.-PABLO HACE UNA REFERENCIA IMPORTANTE A ESTE LIBRO EN FILIPENSES


El apóstol Pablo habló de sus colaboradores como aquellos “cuyos nombres están en el libro de la vida” (Filipenses 4: 3): “Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida”, (Filipenses 4: 2-3).

Este parece ser el motivo por el cual hace un llamamiento para que todos aprendan a llevarse bien en amor y unidad, especialmente las dos mujeres de Filipos que estaban en una especie de conflicto (Evodia y Síntique). Aquellos que son objeto de elecciones divinas, que a pesar de su bien merecida condenación han sido elegidos soberana y gentilmente por Dios para heredar la vida eterna, deben responder a una bendición tan inconmensurable haciendo todo lo posible para llevarse bien y trabaja en armonía por el bien del evangelio.


6.-Todos los nombres escritos en el libro de la vida fueron inscritos en la eternidad pasada


Vemos esto en Apocalipsis 13: 8 y 17: 8. Hay dos formas de traducir Apocalipsis 13: 8, las cuales son gramaticalmente posibles:

 “cuyo nombre no se ha escrito antes de la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado” (ESV); o,  “cuyo nombre no está escrito en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde la fundación del mundo”.

La declaración paralela en Apocalipsis 17: 8 indica claramente que (1) es correcta. Ahí leemos: “La bestia que viste fue, y no es, y está a punto de elevarse desde el abismo e ir a la destrucción. Y los moradores de la tierra cuyos nombres no se han escrito en el libro de la vida desde la fundación del mundo se maravillarán de ver lo mejor, porque fue y no es y ha de venir”, (Apocalipsis 17: 8).

Además, mientras que ciertamente se puede decir que el Cordero de Dios era “conocido antes de la fundación del mundo” (1 Pedro 1:20) y que fue “entregado [a morir] por el plan predeterminado y previo conocimiento de Dios” (Hechos 2:23), ¿qué puede significar teológicamente decir que el Cordero de Dios fue “muerto desde la fundación del mundo”? El objetivo del texto es que las personas que adoran a la bestia lo hacen porque sus nombres no han sido escritos en el libro de la vida”. Es por eso que son engañados por la Bestia.


7.-NO CREES EN JESÚS PARA QUE SE ESCRIBA TU NOMBRE, SINO PORQUE TU NOMBRE HA SIDO ESCRITO.


La gente a menudo pregunta: “¿Qué debe uno  hacer  para que su nombre quede anotado en el libro de la vida del Cordero? ¿Puede alguien cuyo nombre  no está  escrito ahora en el libro hacer algo, como creer en Jesús, para que su nombre  se  escriba en el libro? “La respuesta a la primera pregunta es: nada. La respuesta a la segunda pregunta es: No. Los nombres están inscritos en el libro de la vida antes de la fundación del mundo. Esto es por la elección soberana y totalmente amable de Dios. No crees en Jesús para que tu nombre esté escrito en el libro. Usted cree en Jesús  porque  su nombre  ya escrito en el libro. Para aquellos que no creen actualmente en Jesús, decimos: “¡Arrepiéntanse y crean!” Si lo hacen, es porque sus nombres fueron escritos en el libro de la vida antes de la fundación del mundo.

En otras palabras, uno no tiene su nombre inscrito en algún momento de la historia humana o como resultado de cualquier cosa que él / ella pueda hacer o creer. La creencia en Jesús es el fruto de tener el nombre inscrito en el libro de la vida, no su causa.


8.-DIOS NO HA ELEGIDO REVELARNOS LOS NOMBRES ESCRITOS EN EL LIBRO DE LA VIDA DEL CORDERO


No es de nuestra incumbencia. No somos libres de especular al respecto. Lo que él ha revelado es la responsabilidad de cada individuo de arrepentirse y creer en el evangelio. Si una persona no cree en el evangelio, no tiene a nadie a quien culpar sino a sí mismo. Si él cree en el evangelio, no tiene a nadie a quien alabar sino a Dios.

Ninguno de nosotros merece tener su nombre escrito en el libro de Dios. Todos merecemos la condenación eterna. La única explicación de por qué un pecador merecedor del infierno tiene su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero antes de la fundación del mundo es porque Dios es misericordioso y desea proporcionar a su Hijo una Novia que disfrute de su gloriosa presencia y amor por la eternidad. Si Dios hubiera elegido no inscribir el nombre de nadie en su libro, no habría hecho ninguna injusticia a nadie.


9.-EXISTE CIERTO DEBATE SOBRE LA ELIMINACIÓN DE NOMBRES DEL LIBRO DE LA VIDA


¿Es posible que alguien cuyo nombre está escrito sea borrado? Algunos dicen sí, basado en Apocalipsis 3: 5: “El que venza, se vestirá así con vestiduras blancas, y nunca borraré su nombre del libro de la vida”.

Colin Hemer se refiere a una costumbre particular en la antigua Atenas según la cual los nombres de los criminales condenados fueron borrados de los registros cívicos antes de su ejecución. La palabra griega traducida como “borrar” (exaleiphein), “era el término técnico para tal degradación”. A pesar de lo perspicaz que pueda ser, es más probable que busquemos un trasfondo bíblico para esta imagen.

Por un lado, Jesús puede estar diciendo que es posible que un cristiano pecador e impenitente (como muchos en Sardis) no superen o venzan y pierdan su lugar en el libro de la vida. Sus nombres, ya inscritos en el libro, serán borrados, lo que significa la pérdida de su salvación.

Algunos sugieren que tener el nombre “borrado” no se trata de salvación

Otros sugieren que borrar el nombre se refiere a algo más que la salvación. En Apocalipsis 3: 1, Jesús se refirió a las personas en Sardis que tenían un “nombre” por estar vivos, es decir, tenían una reputación de vitalidad espiritual. La idea, entonces, es que tales personas sean salvas, pero perderán toda esperanza de una posición honorable en el venidero reino de Dios. Se salvan, pero experimentarán vergüenza en el último día. No es la pérdida de la vida, sino la pérdida de una cierta calidad de vida que de otro modo podría haber sido suya. Por lo tanto, lo que se pierden al borrar su nombre del libro de la vida son las recompensas eternas en el reino.

Varios factores me llevan a concluir que Juan no visualiza la posibilidad de que un verdadero cristiano pierda la salvación

Deberíamos comenzar señalando que todas las otras promesas al “conquistador / vencedor” se acuñan en términos positivos sin ninguna amenaza (implícita o explícita) de perder una salvación una vez ganada (ver 2: 7,11,17, 26-27). ; 3: 12,21). Esto no es para sugerir que los cristianos no puedan reincidir y pecar. Las reprensiones en estas siete letras indican lo contrario. Sin embargo, la evidencia de la realidad de la verdadera fe salvadora es la perseverancia (es decir, “vencer”; ver  1 Juan 2:19).

Si se pregunta por qué esta promesa está redactada en términos negativos, la respuesta es obvia: Jesús no pudo decir “escribiré su nombre en el libro de la vida” porque los nombres de los “vencedores” (es decir, los elegidos) estaban ya escritos en el libro desde la eternidad pasada (véase Ap. 13: 8; 17: 8). No hay ninguna indicación en las Escrituras, y menos aún en Apocalipsis, de nombres adicionales inscritos en el libro como recompensa por fidelidad o perseverancia. Por el contrario, la fidelidad y la perseverancia son la evidencia o el fruto de haber tenido el nombre escrito en el libro. Los que adoran a la “bestia” lo hacen precisamente porque sus nombres no estaban escritos en el libro en la eternidad pasada (13: 8; 17: 8).

Dos grupos de personas se muestran en Apocalipsis

Es claro de Apocalipsis 13: 8 y 17: 8 que hay dos y solo dos grupos de personas. Por un lado están aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida desde la eternidad pasada. Ellos “adoran” y “se maravillan” de la Bestia. El segundo grupo consiste en aquellos cuyos nombres  han sido escritos  en el libro de la vida, que constituye la razón por la cual se niegan a dar su lealtad al enemigo de Cristo. En ninguna parte sugiere un tercer grupo: personas cuyos nombres habían sido escritos en el libro en la eternidad pasada pero que, debido a que adoraban a la Bestia, no lograron vencer o conquistar y, por lo tanto, se borraron sus nombres.

En otras palabras, como explica John Piper, “tener nuestro nombre en el libro de la vida desde la fundación del mundo parece significar que Dios evitará que caiga y le conceda perseverar en lealtad a Dios. Estar en el libro significa que no apostatarás “(” ¿Puede la Regeneración ser borrada del Libro de la Vida? “12/22/06 en www.desiringgod.org). O, de nuevo, estar escrito en el libro significa que Dios está comprometido a proteger su corazón para que “conquiste” y “venza” a la Bestia al no ceder a la tentación de adorar su nombre o recibir su marca.

Los que adoran a la Bestia lo hacen porque sus nombres no estaban en el libro. Tener el nombre escrito en el libro desde la eternidad pasada es lo que garantiza una vida que vence, una vida que persevera, una fe que vence.

Piper resume: “Esto encaja con  Apocalipsis 3: 5, ‘El que vence. . . No borraré su nombre del libro de la vida”. El triunfo requerido en 3: 5 está garantizado en 13: 8 y 17: 8. Esto no es una contradicción más que el hecho de que Pablo diga: “Calcula tu salvación”. . . porque Dios está obrando en ti para querer y hacer su buena voluntad”,  (Filipenses 2: 12-13). No es absurdo declarar la condición: si conquista, Dios no borrará su nombre (3: 5); y declarar la seguridad: si tu nombre está escrito, conquistarás (13: 8 y 17: 8). Los “anotados” de Dios realmente deben conquistar, y realmente conquistarán. Por un lado resalta nuestra responsabilidad; el otro resalta la soberanía de Dios”.

Su palabra es una promesa de seguridad para los vencedores, no una amenaza de inseguridad para quienes fallecen.

Por lo tanto, esta declaración de Jesús es una promesa para los elegidos de que nada hará, de ninguna manera (usa un doble negativo), evitar que posean la herencia eterna a la que han sido ordenados. En otras palabras, debemos tomar nota de lo que Jesús nos dice. Él no dice que nadie será borrado del libro de la vida. Más bien, él dice que los vencedores  no  serán borrados. Su palabra es una promesa de seguridad para los vencedores, no una amenaza de inseguridad para quienes fallecen.  Entonces, de nuevo, Jesús en ninguna parte dice que borrará nombres previamente inscritos en el libro de la vida.

¡Qué alegría! ¡Que comodidad! Qué incentivo para amarlo y alabarlo y servirlo. ¡Jesús nunca borrará mi nombre del libro de la vida!


10.-EN COMPARACIÓN CON TENER TU NOMBRE ESCRITO EN EL CIELO… TODO LO DEMÁS ES CASI NADA


¿En qué te llevas el deleite más profundo? ¿Qué es lo que trae la mayor y más intensa alegría y felicidad a tu corazón? Estoy seguro de que muchos de nosotros señalaríamos a nuestras familias, tal vez a nuestros hijos. Otros podrían decir que su mayor fuente de alegría es su buena salud y buenos amigos y una cuenta bancaria robusta. Por supuesto, si los cristianos piensan mucho en la pregunta, eventualmente dirán algo como: “Mi mayor fuente de alegría es conocer a Jesús y tener la seguridad de que pasaré una eternidad en comunión íntima con él”. Otros podrían señalar la verdad de nuestra adopción como hijos de Dios, o que seamos justificados o declarados justos ante Dios a través de la fe en Jesús, y la lista de respuestas podría continuar casi sin fin.

Los discípulos habían perdido la alegría: Hubo un evento en la vida de los seguidores del primer siglo de Jesús que trajo esta pregunta muy en juego. Se encuentra en Lucas 10. Allí Jesús envió a 72 discípulos, no apóstoles, sino seguidores promedio como tú y yo. Les dijo que sanasen a los enfermos y proclamaran la presencia del reino de Dios. Cuando regresaron a Jesús para darle un informe de lo que sucedió, leemos esto: “Los setenta y dos regresaron con alegría, diciendo: ‘¡Señor, incluso los demonios están sujetos a nosotros en tu nombre!’ Y él les dijo: “Vi a Satanás caer como un rayo del cielo”. He aquí, te he dado autoridad para pisotear serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada te hará daño”(Lucas 10: 17-19).

Puedo entender por qué los discípulos de Jesús estaban tan emocionados y llenos de alegría. Ejercer la autoridad del propio Jesús para someter a los espíritus demoníacos es algo maravilloso. Pero luego Jesús dijo esto: “Sin embargo, no te regocijes en esto, que los espíritus están sujetos a ti, sino alégrate de que tus nombres están escritos en el cielo“, (Lucas 10:20).

Jesús no está diciendo que es malo alegrarse de que tengamos autoridad sobre los demonios. Esta es una forma estándar de hablar en los tiempos bíblicos. Su punto es que comparado con tener tu nombre escrito en el cielo ejerciendo autoridad sobre los demonios es casi nulo.

GENEALOGÍA DE ABRAHAM A JESÚS


 

GENEALOGÍA DE ABRAHAM


Abraham, quien comienza el árbol genealógico anterior, originalmente se llamaba Abram (Génesis 17: 1-5). Dejó su hogar en Ur de los caldeos para vivir en Harán , pero pronto se mudó de allí para vivir en la tierra de Canaán. Se le considera el 'padre' de los que son fieles a Dios (Romanos 4:16).

Sara , cuyo nombre original era Sarai, era la esposa de Abraham. Después de que Dios la sanó para que pudiera tener una familia, dio a luz a Isaac a los 90 años. Sara es la única mujer en la Biblia donde se registra su edad al morir, ciento veintisiete (127).

Agar era una mujer egipcia que era la esclava de Sara. Porque ella no pudo tener hijos, Sara se la dio a Abraham. Poco después de que esto ocurriera, Agar dio a luz a Ismael. Cetura , la segunda esposa de Abraham, probablemente se casó con él después de la muerte de Sara. Keturah le dio seis hijos.

Isaac , el único hijo de Sara, nació milagrosamente después de que Dios sanó a Sara de no poder tener hijos. Rebeca,

7 MUJERES DE LA BIBLIA QUE INSPIRARÁN TU VIDA

En esté libro, encontrarás inspiración de la mano de 7 mujeres que amaron a nuestro señor Jesucristo con todo el corazón, podrás ver como ellas heredaron su fe a su descendencia, su ejemplo te fortalecerá y te animará a seguir adelante, descubre como algunas de ellas superaron su negro pasado y decidieron servir y ser de ayuda a nuestro señor Jesucristo, inspírate, fortalécete y llénate del poder de Dios con está escritura que bendecirá tu vida.

CAMINANDO EN LA HISTORIA DE LA BIBLIA


 

DICCIONARIO DE LOS EVANGELIOS

Este Diccionario es una obra de consulta y estudio para iniciar y reforzar tus conocimientos de la lengua hebrea con una disposición amplia y clara.

Encontrarás todo el léxico de los cuatro evangelios canónicos en letras griegas, incluso las que aparecen una sola vez y construirás tu vocabulario bíblico de 2.900 palabras griegas para el estudio, traducción e interpretación de los Libros Sagrados.

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SÁLGASE DE ESE POZO

Beth Moore quiere que los lectores sepan que si Dios pudo sacarla a ella del pozo, Él puede sacar ¡a CUALQUIERA. Ella admite que no era sólo una visitante. 

Esta ex moradora del pozo tuvo que ser liberada de un sinfín de impurezas acumuladas por la vida, oscuridad aterradora, ira sofocante, desesperación dolorosa y confusión ensordecedora del intelecto. 


Las lecciones permanentes que aprendió durante su desesperación y que ahora comparte en este libro son lecciones de esperanza para todas nosotras. 

Aunque entiende profundamente el cómo y el porqué de la vida en el "pozo", ella continuamente dirige a sus lectoras a la liberación que les aguarda. La liberación es para todos dice ella. 

No importa cómo caíste allí, no importa el tiempo que hayas estado allí, si creas que lo merezcas o no. Y con su estilo franco, directo y amoroso a la vez, ella les recuerda a sus lectoras que la liberación puede comenzar hoy mismo.