RAHAB


Josué 2.1; 6.1-27


Las Sagradas Escrituras nos dicen que el enemigo tiene engañado al mundo. En realidad, la mentira es la única forma que Satanás tiene para conseguir adeptos. Una de esas mentiras consiste en hacer creer a las personas necesitadas que Dios no es lo suficientemente bueno y misericordioso como para perdonar todo tipo de pecados.

Rahab es prostituta: las mujeres que ejercían este oficio se desempeñaban como sacerdotisas en las religiones cananeas; por lo tanto, era una ocupación considerada honorable en esas culturas paganas, ya que sus desviadas actividades sexuales eran ofrendadas a sus dioses.

Rahab vive en Jericó: ciudad pagana y enemiga de Dios, famosa como fortaleza, que estaba asentada en los territorios que Él había entregado a su pueblo elegido, el que debe recuperarlos guiado por el líder estratega Josué.

Rahab posee una especie de posada donde recibe a los que requieren de sus servicios. Por ser este un lugar público es ideal para la labor de recolección de información que deben realizar los espías enviados por Josué, por eso han llegado hasta aquí.

ACTITUDES DE RAHAB.


Al saber que estos dos hombres son espías pertenecientes al pueblo de Dios, ella ve la gran oportunidad de su vida; la destrucción de Jericó es inevitable, así es que Rahab hace un trato con ellos para poder ser librada del aniquilamiento que se avecina.

Ella se arriesga por lo que cree, pues protege a los espías escondiéndolos en el terrado de su casa; los ayuda diciéndoles cómo pueden librarse de ser capturados; se enfrenta a su propio rey negando la presencia de los espías; efectivamente, Rahab miente: no podemos exigir moralidad a alguien que es parte de una cultura inmoral y que no conoce otra forma de vida; su motivación es correcta, pero sus medios pecaminosos; Dios no acepta la mentira bajo ninguna circunstancia: Satanás es el padre de la mentira. Rahab está luchando por salir de ese submundo y se opone a su propia cultura.

Rahab reconoce que está en el bando perdedor; ella sabe que Dios ha dado esta tierra a Israel, ella dice que el temor del pueblo elegido ha caído sobre todo el territorio de Canaán, incluso dice que todos en Jericó han desmayado a causa de los israelitas.

Rahab confiesa a los espías lo que sabe: que Dios es Dios en los cielos y en la
tierra y que, por lo tanto, es su Dios; sabe que Dios ha hecho prodigios con y en su pueblo escogido. Todos saben de los milagros. El conocimiento del poder de Dios está sembrado por todas partes, y, por sobretodo, ella sabe que también será misericordioso con ella y la salvará . ¡Qué seguridad!

Rahab procura también la salvación de los demás: intercede ante los espías por su familia y sus posesiones, después de que su petición ha sido recibida, va y comunica a sus amados lo que ha de acontecer . De alguna manera, ella realiza una labor evangelística en medio de los suyos, pues les habla de su situación que les llevará a la muerte: la inminente destrucción de la ciudad y, también les cuenta de la segura salvación, si ellos la aceptan.

Rahab cumple su parte del pacto: Reúne en su casa a toda su familia con sus posesiones, cuelga el cordón rojo desde la ventana que era la señal acordada y, sin salir de la habitación, esperan.

Rahab y todos los que al igual que ella habían creído fueron salvados junto con sus posesiones.

Rahab y los suyos habitaron entre los israelitas, el pueblo de Dios. La tradición judía la consideró como heroína nacional.

Rahab fue la tatarabuela del rey David, de cuyo linaje descendió el Salvador de toda la humanidad: el Señor Jesucristo. (Mt 1.5-6)

Rahab es recordada entre los grandes de la fe porque creyó verdaderamente a Dios. (He 11.31) Y no solamente creyó, sino que también actuó y, por ello, es recordada junto a Abraham por sus obras. (Stg 2.25)

Conclusión:

Rahab había oído de los milagros hechos a favor de Israel, y se había convencido de que Dios era el Dios verdadero. Y cuando se vio con los espías decidió, aun a costa de su propia vida, que su parte sería con Israel y su Dios.

La salvación de esta mujer demuestra que aun cuando Dios esté preparando el juicio, Él se agrada de cualquier persona que "le teme y hace justicia" (Hch 10.35), es decir, cualquiera que lo hubiera intentado habría escapado de la destrucción. La historia de Rahab nos muestra todo lo que Dios puede hacer en la vida de una persona: de idólatra a creyente, de enemiga a colaboradora, de pecadora a santa.

Hoy usted escucha estas palabras porque el Señor quiere salvarle. Usted está en la misma situación que Rahab, tal vez no compartan el mismo oficio, pero sí la misma necesidad. Usted también está en el lado perdedor, pero como Rahab usted va a aprovechar hoy la oportunidad para ser salvo; ella no se preocupó de lo que iban a decir los demás, su único interés estaba en la posibilidad de ser librada junto a su familia.

El cordón rojo colgando de la ventana indicó a los atacantes que ese lugar no podía ser destruido. La sangre que Cristo derramó por toda la humanidad y que nos lava de todo pecado es la señal que indica que no podemos ser destruidos. Usted que aún no ha recibido, acérquese al trono de la gracia, venga y haga un pacto con Dios a través de Jesucristo su Hijo, no tema. Venga tal como es, el Señor le conoce, con Él no necesita usar máscaras, cambiará su vida.

PENINA


TEXTO: 1 S 1:1-7

Todas las personas tenemos necesidades insatisfechas.


Dios está atento a ellas. Él quiere satisfacerlas según su omnisciencia. Pero no podrá hacerlo si no nos volvemos a Él.


FUERA DE DIOS NO HAY PLENITUD. Así lo veremos a través de la historia de esta mujer.

Su nombre significa “Perla, Piedra preciosa, coral”.

Todos vivían en la localidad de Ramataim (“Dos Alturas”), siempre aparece en el AT como Ramá, es decir, “Altura”. Es la Arimatea del Nuevo Testamento.

Está casada con Elcana (“Dios ha adquirido” -o “creado”-), un buen hombre que pertenecía a la tribu de Efraín; este matrimonio había sido bendecido con hijos.

Elcana estaba casado también con Ana, ella no tenía hijos porque era estéril.

En el antiguo Israel estaba permitida la poligamia aunque nunca fue aprobada por Dios. La Escritura nos enseña que desde el principio el plan de Dios para la humanidad incluía un hombre y una mujer, no un hombre y varias mujeres (Gén. 1:27; 2:21-25). La poligamia fue el resultado del poder del pecado sobre el mundo.


No debemos confundir tolerancia con complicidad. Dios toleró la poligamia de la misma forma que toleró el divorcio, por la dureza de los corazones de los hombres (Mat. 19:8). La historia bíblica nos dice que en cada uno de estos casos, estos hombres pagaron caramente por su transgresión.


No hay pecado que pase inadvertido ante el ojo de Dios, confesemos a Él nuestras rebeliones, arrepintámonos de todo corazón y apartémonos del mal definitivamente para que no vivamos las consecuencias.


SITUACIÓN SICOLÓGICA:

Tenía que compartir a su marido con otra mujer. Dios nunca aprobó la poligamia, y mucho menos la ordenó. Por lo tanto Elcana optó por ella en contra de la voluntad de Dios.

Tuvo que soportar que su marido optará por otra mujer, tal vez más joven, tal vez más hermosa.

Su marido no la amaba y abiertamente manifestaba su amor por Ana.

Elcana daba a Ana una parte escogida (doble porción, la mejor parte).

Elcana se preocupaba por la necesidad de Ana y no la de Penina.

Elcana prefería a Ana aun cuando no le daba hijos. En el antiguo Israel la esterilidad era considerada un castigo de parte de Dios y un motivo de deshonra no sólo para la mujer, sino también para la familia. Y aún así Elcana amaba a Ana y no a Penina (pese a los hijos que ésta última le había dado). Elcana no necesitaba que Ana le diese hijos para amarla.

Todo esto fue provocando un profundo dolor en Penina. Y su marido nada hacía para restaurarla.

¡Cuán terrible era la situación de Penina! Una de las necesidades más importantes para una mujer es la de sentirse amadas por sus maridos.


Uno de los deseos más profundos que poseemos las personas es el de ser únicos, exclusivos. Ya desde los primeros años de vida se exige el amor exclusivo de la madre.


Cuando en una relación se siente que el amor de la persona amada le ha sido quitado o está en peligro de serlo por una tercera persona, los celos aparecen , pudiendo provocar un gran daño.

Sal 27:10 “ Aunque mi padre y mi madre me dejen, con todo, Jehová me recogerá”


Ni siquiera el buen amor de nuestros padres se compara al de Dios. Y si estos nos abandonaren, el Señor tomará nuestros despojos y nos recogerá y amará para siempre.

Os 2:19-20 “Te desposaré conmigo para siempre, te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Te desposaré conmigo en fidelidad.”


Estas son palabras de amor parecidas a las que escuchamos y de labios humanos, también las decimos con la sinceridad posible para corazones inestables como los humanos. En cambio, cuando las dice Dios, podemos tener la certeza de que jamás dejarán de ser. Él es nuestro amado fiel.

1Jn 4:18-19 “ En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor… Nosotros lo amamos a Él , porque Él nos amó primero.”


La fidelidad divina no tiene comparación, Su amor no puede ser hallado en otras partes. No debemos temer de ser cambiadas/os por otra persona. Podemos disfrutar tranquilamente de que no seremos desechadas, si no le desechamos antes.

Elcana era un buen hombre que junto su familia subía a adorar y ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos todos los años. Era un hombre responsable ya que la Biblia dice que cuando llegaba el día en que ofrecía sacrificios, daba a Penina la parte que le correspondía, así como a cada uno de sus hijos.

Pero Elcana vivía en pecado delante de Dios a causa de su poligamia.

La cobertura espiritual de Elcana sobre su familia estaba corrompida.

El pecado individual SIEMPRE afecta el medio que rodea, especial y principalmente a la familia.

El dolor de Penina y de su rival (Ana) eran consecuencias directas de la bigamia de Elcana.

Si entendiéramos la importancia de mantenernos en el orden establecido por Dios, veríamos una realidad totalmente diferente en nuestras familias. Desobedecemos a Dios y así abrimos la puerta al pecado y después nos preguntamos el porqué de los problemas en nuestra familia.
Elcana empezó viviendo en pecado, esto provocó desorden, división, odio, etc. El pecado sólo engendra muerte.


SU ACTITUD


1. Penina tomó en sus manos la situación, con todas las consecuencias que ello implicaba.

2. Penina encauzó su dolor, su carencia en contra de Ana. Tomó a Ana como su rival y la irritaba, enojándola, entristeciéndola porque Jehová no le había concedido tener hijos.

3. Probablemente intentara molestar a Ana no sólo para irritarla, sino para que se descontrolara y se desprestigiara delante de Elcana.

4. Sus ataques acrecentaban cuando la familia subía a ofrecer sacrificios. Los más seguro es que los malos sentimientos de Penina contra Ana aumentaban al ver a Elcana dar una doble porción a su rival.

5. Penina no se contentaba con la bendición de ser madre, es más, se volvió altiva, insolente, rencillosa, envidiosa y muy cruel, despreciando a Ana por su esterilidad.

Nuestro sufrimiento aunque por razones injustas, no nos autoriza a dañar a otros. Además, debemos recordar que nuestros enemigos no son los seres humanos.

Efesios 6:12 “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”

Penina debió haber sido más amable y agradecida, aún cuando era como una esposa en segundo plano y menos amada. Nadie en este mundo lo tiene todo. Seamos agradecidos con las incontables bendiciones que tenemos. Y en todo momento caminemos en santidad.

1. Lamentablemente, Penina optó por la carnalidad. Ella pretendió obtener algo positivo de su actitud, pero sólo obtuvo pérdidas. Es que absolutamente nadie puede pretender independizarse de Dios sin ir a pérdida.

2. Penina perdió muchas oportunidades de de hacer la voluntad de Dios.

La Biblia no registra que ella haya buscado a Dios de corazón. Cada año que iban a presentar sacrificios perdía la oportunidad maravillosa de bendecir a Dios. Sin embargo, ocupaba el tiempo burlándose de Ana.

Penina era una mujer que poseía el favor y la bendición de Dios de tener hijos. Eso era muy valorado por la sociedad. Tenía un lugar de privilegio, pero en vez de usarlo para bendición de otros, lo usó para burlarse de Ana.

Perdió el lugar de privilegio que le daba la maternidad. Ana llegó a tener seis hijos. Si Elcana amaba más a Ana sin hijos, cuánto más la amaría con hijos.

Perdió la posibilidad de que haciendo el bien, Elcana se interesara más en ella.

Perdió la oportunidad de que Dios supliera su necesidad, como lo hizo con Ana.

Perdió la posibilidad de pasar a la historia como un buen ejemplo a imitar. Sólo es recordada por maltratar a Ana. Y quien sabe si fue ella la responsable de que sus hijos no marcaran historia como lo hizo el hijo de Ana.

Cada vez que Dios da una bendición, es para que esa afectemos nuestro medio.

Gén 12:1-3: “Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familia de la tierra.”

Conclusión.

La situación de Penina era conocida por el Señor quien estaba anhelante de llenar su corazón plenamente. Pero ella no lo buscó, y si lo hizo alguna vez, no esperó en Dios. Tenía las mismas oportunidades y posibilidades que Ana para ser restaurada. Pero lo perdió todo, porque decidió hacerlo a su manera. Ella era una mujer bendecida, todo lo que Penina tenía era por lo que Ana tanto oraba, pero aquélla estaba tan enceguecida por el dolor, los celos y la rabia que no valorizó lo que Dios le había dado. Y terminó perdiendo más.

No perdamos la bendición de Dios, haciendo lo incorrecto. Busquemos a Dios, Él es nuestro refugio.

LA IDENTIDAD DE LA MUJER: ¿QUIEN SOY YO?


TEXTO BASE DE ESTUDIO: Gén 1:26-31; 2:1-2. Estudie con Biblia en mano.

Para comenzar, debemos decir que en el v26 cuando se usa la palabra "hombre" (heb. 'adam) se refiere a la raza humana, adán el primer hombre o la humanidad en general. La palabra hebrea 'adam, en su sentido general, no tiene nada que ver con masculinidad, sino más bien con la humanidad. Por ejemplo, en un caso específico, 'adam se refiere exclusivamente a la mujer (Nm 31.35). Por lo tanto podemos concluir, sin lugar a dudas, que en estos pasajes el Creador se refiere y dirige al hombre y a la mujer. esto es apoyado por el v27 donde se usa la expresión "varón y hembra". Analicemos ahora estos versículos.

A.- SOMOS CREACION DIVINA.


No somos un producto del azar ni de la materia, como dice el mundo, menos "un error de la naturaleza". Dios dijo "Hagamos al 'adam(...)".

Los Salmos dan información acerca de la obra creadora de Dios

8.5-6 "Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Y le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies:"

Dios nos creó porque así lo deseaba, porque tenía un plan maravilloso para el universo entero y nosotras somos parte de él.
Sabemos perfectamente que cuando Dios entregó su palabra a los distintos autores, el lenguaje en ella utilizado no fue al azar. A continuación vamos a ver qué palabras utiliza Génesis para describir la obra creadora de Dios.
Gén 1.1 bara' "crear" (los cielos y la tierra)
1.7 'asah "hacer" (la expansión)
1.17 nathan "poner" (lumbreras, estrellas )
2.7 yatsar "formar" (al hombre: "formar como un alfarero"; apretar en un molde para dar formar.)
2.22 banah "hacer", "edificar" (a la mujer: "formar con habilidad, en forma diestra, con mucho cuidado").

Por favor, ponga mucha atención a los verbos utilizados en la creación del hombre y de la mujer:
Para el hombre Dios utilizó el término hebreo yatsar que significa "formar como un alfarero"; en cambio, para la mujer usó banah que significa "hacer, edificar, formar con habilidad, en forma diestra, con mucho cuidado". ¿Se da cuenta, amada hermana, que para Dios el hombre y la mujer son únicos ? ¿Puede percibir que habiéndonos formado con el mismo amor, Dios hizo a la mujer "con mucho cuidado"?

El Señor jamás nos exigiría algo que Él no haya hecho antes, por eso es que a nuestros maridos les ordena "...dando honor a la mujer como a vaso más frágil" (1P 3.7). ¡Por supuesto! Nuestro amoroso Creador desea que lo que Él hizo con tanto cuidado sea tratado de la misma manera.

¿Está percibiendo el valor que el Señor da a cada una de nosotras? Todas nosotras más de alguna vez hemos tomado algo frágil en nuestras manos ¡con cuanta delicadeza lo tratamos! Hasta nuestros movimientos parecieran ser más pausados ¡y qué diferencia al tomar algo de plástico! ¿Habría trabajado así el Señor en algo que Él considerara de segunda mano o de menos importancia? ¡Absolutamente no!

B.- FUIMOS HECHAS A IMAGEN DE DIOS, CONFORME A SU SEMEJANZA.


Aunque la ciencia insista en que descendemos del mono. La Palabra de Dios nos dice que el ser humano fue hecho a imagen divina y conforme a su semejanza. Aunque el humanismo siga enseñando en los colegios que somos parte del reino animal, el Señor dice que fuimos hechos a imagen de Dios. Satanás ha procurado por todos los medios de hacernos creer que valemos lo mismo que un animal, pero la Biblia nos dice en el Salmo 8.6-8 que nos enseñoreamos sobre todas las bestias del campo, del aire y del agua.

1. Tanto el hombre como la mujer fuimos una creación especial de Dios, no un producto de la evolución (Mt19.4; Mr 10.6)

2. Tanto el hombre como la mujer fuimos creados a "imagen" y "semejanza" de Dios. Debido a esa imagen, Adán y Eva podían responder a Dios y tener comunión con Él, y reflejar de manera extraordinaria su amor, gloria y santidad. Debían hacerlo al conocer a Dios y obedecerle (2.15-17).

2.1. Tenían una semejanza moral con Dios, porque no tenían pecado y eran santos, poseyendo sabiduría, un corazón amoroso y la voluntad de hacer lo bueno. Vivían en una relación personal con Dios que implicaba obediencia moral (2.16-17) e íntima comunión. Cuando Adán y Eva pecaron, se corrompió su semejanza moral con Dios (6.5). En la redención los creyentes deben renovarse a la semejanza moral original.

2.2. Adán y Eva poseían una semejanza natural con Dios. Fueron creados como seres personales con espíritu, mente, emociones, conciencia de sí y capacidad de elección (2.9-20; 3.6-7; 9.6).

2.3. De cierto modo la constitución física del hombre y de la mujer es semejanza de Dios en un sentido que no ocurre con los animales. Dios les dio a los seres humanos la imagen en la cual había de manifestarse a ellos (18.1-2) y la forma que un día adoptaría su Hijo (Lc 1.35; Fil 2.7; Heb 10.5).

3. Que los seres humanos sean hechos a imagen de Dios no significa que sean divinos. Han sido creados en un orden menor y son dependientes de Dios (Sal 8.5).

Toda vida humana proviene originalmente de Adán y Eva (3.20; Ro 5.12).

C.- SOMOS IGUALMENTE RESPONSABLES ANTE DIOS, PUES ÉL NOS DIO INSTRUCCIONES, ORDENES Y BENDICIONES A AMBOS: AL HOMBRE Y A LA MUJER, INDISTINTAMENTE.


Debemos entender que originalmente las cosas no estaban igual que en la actualidad: hombre y mujer eran sin pecado, perfectos, etc. Ambos rendían cuenta y se sometían directamente a Dios y no al otro. Eva había sido hecha para ayudar a Adán idóneamente, pero eso en ningún caso se refiere a que ella era menos importante que él.

Pablo insta en Ro 12.3-7 a que no tengamos más alto concepto de nosotros mismos del que debamos tener, ya que somos miembros de un cuerpo en Cristo, y todos somos miembros unos de los otros. En 1Co 12.14-27 el mismo apóstol agrega que los miembros no pueden despreciarse los unos a los otros porque todos somos necesarios, incluso dice que los "que parecen más débiles, son los más necesarios".
Cuando el pecado entró cambiaron las cosas para todos. Por lo cual, hubo que cambiar los reglamentos (lo que, por supuesto, ya estaba previsto por Dios en su omnisciencia) porque este matrimonio ya no era el mismo...había entrado el pecado en ellos, y en todos sus descendientes y en los moradores de la tierra; estaban condenados a la muerte.
Pero la orden inicial dada a ambos fue:


"Fructificad la tierra y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra".


Esta orden aún esta vigente para toda la humanidad.
*3 Al hombre y a la mujer se les encargó que tuvieran hijos y que dominaran sobre la tierra y el reino animal.

1)Fueron creados para formar relaciones de familia. Ese propósito expreso de Dios en la creación indica que él considera una familia piadosa y la crianza de los hijos como de suma prioridad en el mundo.

2)Dios esperaba que ellos le consagraran todas las cosas en la tierra y que la administraran de una manera que lo glorificara a Él, cumpliendo el propósito divino (cf. Sal 8.6-8; Heb 2.7-9).

3)Se puso el futuro de la tierra bajo su dominio. Cuando pecaron acarrearon ruina, desesperanza y sufrimiento a la creación de Dios (cf. 3.14-24; Ro 8.19-22).

4)Solamente la obra de Jesucristo va a restaurar la tierra a su perfecto lugar y función en su venida final de estos tiempos (Ro 8.19-25; 1Co 15.24-28; Heb 2.5-8).

D. - FUIMOS CREADAS PARA EJERCER MINISTERIOS.
Nuestro primer ministerio en esta vida es el de ayudar a nuestros compañeros. Esto indica que Adán no era capaz de alcanzar por sí solo todo lo que estaba llamado a ser y a hacer. La ayuda idónea para él indica complementariedad. La ayuda es necesaria para el trabajo diario, la procreación, y el apoyo y la compañía mutuos. Se creó a la mujer para que fuera una amorosa compañera para el hombre y una ayuda para él. Como tal, ella debía compartir su responsabilidad y cooperar con él en el cumplimiento del propósito de Dios para su vida y su familia.
En los siguientes textos podemos ver que el término "ayuda" se emplea también para describir a Dios.



"Nuestra alma espera a Jehová; "Yo estoy afligido y menesteroso;
nuestra ayuda y nuestro escudo es Él." Sal 33.20 apresúrate a m¡, oh Dios.
ayuda mía y mi libertador eres tú;
"Oh Israel, confía en Jehová; oh Jehová, no te detengas." Sal 70.5
Él es tu ayuda y escudo." Sal 115.9

La Palabra de Dios nos dice que Dios es justo e incluso este es su nombre:


"En sus días será salvo Judá e Israel habitar confiado; y este será su nombre con el cual lo llamarán: Jehová, justicia nuestra". (Yahvéh-Tsidkenu es en hebreo) Jer 23.6.


También nos dice que Dios es justo y ama la justicia:


"Porque Jehová es justo, y ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro."


Como es justo, no es su voluntad que la mujer sea discriminada, dañada, herida, etc. Y esto es lo que Satanás ha procurado desde el principio.

E.- SOMOS, HOMBRE Y MUJER, LA MÁXIMA OBRA DE LA CREACION DE DIOS.-


Después de cada obra hecha por Dios, el Creador "vio que era bueno"; pero al finalizar la obra máxima: el ser humano, la Palabra dice: "y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera(...)". Y reposó el séptimo día de la obra que hizo. Dios descansó, porque se sentía satisfecho de Su obra.

CONCLUSIÓN:

Si hiciéramos una encuesta preguntando sobre la identidad de la mujer obtendríamos variadas respuestas, pero ya conocemos la de Dios que es la única verdadera y la que debiera importarnos.

De acuerdo a la Palabra ¿quiénes somos las mujeres?

A.-Creación Divina.
B.-Hechas a Imagen de Dios, Conforme a su Semejanza.
C.-Responsables Ante Dios por lo que El nos ha Entregado.
D.-Creadas para Ejercer Ministerios.
E.-Parte de la Máxima Obra de la Creación de Dios.

EL ENEMIGO EN CASA


LA MUJER ES UN OBJETO QUE LE PERTENECE. Y cuando no acata sumisamente su voluntad, cuando se le ocurre 'rebelarse', se siente humillado y recurre a la violencia. Ésta es la clave de la conducta del maltratador. Un hombre celoso, posesivo y controlador, que actúa como si tuviese una especie de derecho natural para degradar a su pareja.

Las palabras de uno de estos hombres, sometido a terapia con el psicoterapeuta Luis Bonino en el Centro de Estudios de la Condición Masculina de Madrid, lo confirman: «Ella no me hace caso y no puedo aguantar que tenga una opinión diferente a la mía». Por eso, cuando su mujer no se adapta a sus ideas, a él «se le va de las manos». Y responde con violencia.

La mayoría de estos hombres tienden a minimizar los efectos de su conducta, suelen recurrir a la mentira y no se reconocen como maltratadores. Los golpes que propinan a la mujer se transforman en una simple «pelea» cuando quien lo cuenta es el agresor. Los insultos y gritos, en comunes «problemas de pareja». Tampoco son conscientes del daño que hacen. Simplemente ponen a sus mujeres «en el lugar que les corresponde»: siempre por debajo de ellos.

El complejo de inferioridad y la poca autoestima que suelen tener convierten cualquier 'desaire' -así ven cualquier opinión o conducta que no se ajuste a su punto de vista- en una ofensa a su virilidad. Un sentimiento de humillación que quieren eludir a toda costa. Para ello, optan por el extremo contrario y buscan en las palizas a sus mujeres un poder que se les niega en la calle. Por eso no se resignan a perderlas. Las necesitan vitalmente para desahogarse. Y encuentran la excusa perfecta cuando a ellas se les ocurre llevarles la contraria. «Discutimos porque ella quería cambiar de trabajo, pero a mí me parece bien el que tiene. Después no sé que pasó, la golpeé y la dejé un ojo morado», cuenta un paciente de Bonino.

¿EXISTE UN PERFIL DEL HOMBRE MALTRATADOR?

Socialmente no hay un prototipo de maltratador; puede ser de clase alta o baja, con estudios o sin ellos, joven o viejo. «Es un perfil plano», dice Bonino, que trata a unos 50 de estos hombres al año. Su conducta no tiene por qué estar ligada al consumo de alcohol o drogas -en el 80% de los caso no lo está- y tampoco a desviaciones psíquicas. En contra de lo que pueda parecer, la mayor parte de los agresores no son enfermos mentales. Según Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco y pionero en España en la aplicación de terapias a hombres maltratadores, «el 20% de ellos sí presenta un trastorno mental –alcoholismo, esquizofrenia paranoide, trastorno delirante…-. Pero el 80% son ‘normales’; no existe un trastorno grave, aunque sí presentan alteraciones de la personalidad y cognitivas, como un machismo extremo o la justificación del uso de la violencia para resolver problemas».

«Lo único que tienen en común es que son hombres y que tienen muy interiorizada la idea de que la mujer está a su disponibilidad», afirma Bonino. Según asimilen más o menos esta idea se convertirán en un tipo diferente de agresor: asesinos, violentos físicos o psicológicos, controladores… En ocasiones los hombres con mayor status social y cultural recurren a formas más sutiles de violencia, como la psicológica, mientras que los que tienen un nivel cultural menor optan directamente por los golpes.

La mayoría no son agresivos de forma habitual. Ejercen su violencia de forma selectiva, sólo con su mujer. Por eso es tan difícil reconocerlos. Además, desarrollan una especie de doble personalidad «hacen lo que corresponde hacer a un hombre cuando están en público: tratar bien a su mujer; pero son unos tiranos en privado», según Bonino. «Esta doble fachada es más acusada en los maltratadores que ejercen violencia física».

Además suelen presentarse a sí mismos como víctimas. «Discutimos y ella me dijo que no aguantaba más y que se iba. Yo la empujé y se cayó». Así describe un ingeniero de 28 años una de las agresiones a su pareja. «Tuvimos un desencuentro, le grité y se asustó», «me provocó», «si se hubiese quedado callada no habría pasado nada», dicen otros.

Los valores machistas que imperan en la sociedad han calado hondo en estos hombres, llevándoles a extremos límite. Muchos incluso sufrieron maltratos en su infancia y han interiorizado la violencia como un comportamiento normal. Los golpes y los gritos son su único recurso. La única forma de enfrentarse a una vida que no transcurre como a ellos les gustaría.

LA VERDADERA ADORACION


“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:1-2 (Reina Valera 1960)

“Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se le debe adorar.
Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.” Romanos 12:1-2 (Traducción lenguaje actual)

Presentar a Dios nuestro cuerpo, nuestra vida entera es lo máximo que como cristianos podemos hacer.
La razón es porque el cristiano sabe que su cuerpo y toda su v ida le pertenece a Dios, lo mismo que su alma, y que por ello puede servir a Dios tanto con su cuerpo como con su mente o su espíritu.
Nuestro cuerpo, que incluye nuestra mente o espíritu, es el templo del Espíritu Santo de Dios. Es el instrumento que El usa para hacer Su obra, enviándonos (servicio) a predicar su Evangelio, a hacer discípulos y a vivir obedientemente en Su Voluntad.
La Biblia (Dios), define la conducta, la vida, de un cristiano que presenta su cuerpo de esta manera a Dios, como culto racional o como verdadera adoración.

El verdadero culto (adoración) a Dios no es solo ofrecerle una liturgia, por muy solemne y reflectiva o, temperamental y llena de expresiones emocionales, “espirituales” dicen algunos, que sea. El verdadero culto (adoración) se ofrece a Dios en nuestra vida cotidiana y no exclusivamente en el templo, o iglesia como comúnmente se le llama, sino fuera de el y en donde todo el mundo, principalmente el no creyente (familiar es, vecinos, compañeros de trabajo, de escuela o de universidad, en el supermercado, nuestro propio hogar, nuestros hijos, etc.), pueda constatar la presencia de Dios en nuestro vivir. Dando testimonio de la transformación hecha por Dios en nuestras vidas, pues toda ella, nuestro pensar (espíritu), nuestro hablar y nuestro actuar (cuerpo) refleja la Gloria de Dios.

La verdadera alabanza a Dios, no es solo cantar en la iglesia y durante la liturgia (reunión) sino, mas bien fuera de ella, cuando el cristiano la ejercita al mundo que lo rodea. Hablando de Dios y recomendándolo, en agradecimiento (amor) a la obra redentora y renovación de su mente realizada por Dios en su vida.