MUJER Y BIBLIA

“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación con modestia” (1ªTi.2.11-15) 

Resultado de imagen de MUJER Y BIBLIA"Estamos ante un pasaje bíblico que tal y como lo leemos, ha debido resultar un tanto chocante para muchos lectores a lo largo de la historia y, mucho más en este tiempo que vivimos. De ahí que al pobre apóstol Pablo le hayan acusado de ser un misógino de tomo y lomo, cuando en realidad esa lectura del texto bíblico, no tiene en cuenta todos los elementos que se necesitan para hacer una correcta exégesis del mismo, ni tampoco considera otras grandes declaraciones y comportamientos de Pablo en relación con el género femenino, que para su tiempo eran del todo revolucionarias.[i] 

La clásica argumentación que se da es que “la mujer no puede hablar en la iglesia ni enseñar -¡y mucho menos ocupar un ministerio público!- porque no puede ejercer autoridad sobre el hombre, como dice la Palabra de Dios”. Como si el hablar o enseñar en la iglesia, llevara implícito el ejercer alguna autoridad sobre los varones. Luego acusan de “desobediencia al texto bíblico, que tan claro está” o el “plegarse a la cultura del momento para adaptar la Palabra de Dios a conveniencia”; o incluso, “sumarse a ciertas reivindicaciones de supuestos derechos feministas.” Frase bastante “trillada” hasta este momento.   

EL SIGNIFICADO DE LOS TÉRMINOS Vayamos por partes. Lo primero que hay que conocer es el significado de los términos. Una cosa que llama la atención, en principio, es que el término que usa Pablo para autoridad, no es el que debiera haber usado si hubiera querido prohibir a la mujer hablar o enseñar en la iglesia ejerciendo autoridad. Al respecto, dice el conocido biblísta y comentarista del texto bíblico, Stuart Park: "Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre". Pablo emplea aquí una hendíasis, por lo que "enseñar" forma parte del hecho de "ejercer dominio sobre el hombre". El verbo "enseñar" no ofrece dudas: traduce didasko, "dar instrucción" a secas. "Ejercer dominio", en cambio, presenta mayor complicación. 

Vine señala tres verbos relacionados con el ejercicio de dominio o autoridad, empleados en el Nuevo Testamento. Exousiazo (de exousia, "poder", "autoridad" "libertad", "derecho") significa, "ejercer poder, sin más (p.ej. Luc.22.25; 1ªCo.6.12) (...) El verbo que Pablo emplea aquí, en cambio, es authenteo (de autos, "uno mismo", y un verbo perdido, bentes) y su sentido es bien distinto. Según Vine, significa "trabajar para ejercer autoridad por su propia cuenta", "dominar". Se usaba anteriormente para significar "uno que mataba a otro con su propia mano, o a sí mismo". Más tarde llegó a significar "uno que actúa bajo su propia autoridad". El matiz es importante porque arroja luz sobre la transgresión de Eva.[ii]  Está claro, entonces, que lo que el apóstol Pablo está prohibiendo no tiene nada que ver con que la mujer no pueda hablar o enseñar en la iglesia, sino de un tipo de enseñanza y ejercicio de autoridad por la cual quiere ejercer dominio sobre el hombre.   

UNA CONTEXTUALIZACIÓN NECESARIA Al respecto del contexto efesio es muy interesante traer a nuestra consideración el siguiente texto, relacionado con las creencias y prácticas de ciertos movimientos gnósticos (o pre-gnósticos) de toda esa zona de Asia Menor en ese tiempo: Sus doctrinas se basaban en complicadas interpretaciones alegóricas, y en sus comunidades las mujeres desempeñaban un papel muy destacado, ya que consideraban que Eva era la mediadora que había traído el verdadero conocimiento a la raza humana. […] En la zona de Asia Menor, lo femenino era considerado como la fuente de la vida. La Gran Madre recibía diferentes nombres, uno de ellos era Artemisa. Los romanos la conocían como Diana de los Efesios cuyo templo era una de las siete maravillas del mundo. 

A veces se la identificaba también con Eva, a quien los mitos gnósticos consideraban como la que había traído la vida y el conocimiento a Adán. Por eso el versículo 13 puede entenderse como una refutación de dicha enseñanza. Se prohíbe a las mujeres que enseñen que la actividad femenina dio la vida al hombre, porque, de acuerdo a las Escrituras Adán fue creado primero. Por otra parte, Eva no trajo el conocimiento (gnosis) sin que, siendo engañada, cayó en transgresión. Por tanto, los versículos 13 y 14 no son la razón por la cual las mujeres no pueden ejercer el liderazgo, sino que se trata más bien de la refutación de una herejía ampliamente difundida en la zona por los mitos gnósticos o proto-gnósticos que glorificaba a Eva. Esta interpretación, por otra parte, armoniza con otros ejemplos en los que Pablo primero indica la herejía y después la refuta: 1ªCo. 15.12-57; 1ªTi. 4.3-5; 2ªTi. 2.17-19; Ro. 3.8. 31[iii] Luego, a la hora de abordar la interpretación de los versículos 15 y 16, que siempre han presentado ciertas dificultades, añade: “Aunque exaltaban el principio femenino como figura divina, sin embargo, tenían una visión muy negativa de la sexualidad femenina y sentían repugnancia por el proceso del nacimiento, ya que lo veían como una reproducción de la materia, que era algo negativo. Las mujeres no podían alcanzar la vida eterna si no renunciaban a su sexualidad y a tener hijos”[iv] Esta explicación del contexto filosófico y religioso de la iglesia de Éfeso ayuda en la interpretación de los versículos citados y, clarifica la referencia que hace el apóstol Pablo a la defensa de la maternidad siendo parte de la vida de la mujer y a través de la cual también “se ocupa de su salvación”[v] 

Por tanto, el pasaje leído que parece enseñar una cosa, hecho el trabajo hermenéutico de la contextualización pertinente viene a decir otra diferente a la que siempre se había entendido. Entendimiento erróneo que ha llevado a negar a la mujer a lo largo de los siglos el derecho a hablar, orar y enseñar en las iglesias de toda la cristiandad. 

Cuestión esta que, por mucho que se quiera argumentar deja a las hermanas en una situación inferior con respecto al hombre, en vista de que éste no podría recibir de aquella la enseñanza de la Palabra del Señor, por el hecho de ser… una mujer. Por otra parte, el “dominio” al cual se refiere al apóstol Pablo en el pasaje citado es un tipo de dominio que no solo estaría mal de parte de las mujeres hacia los hombres, sino también por parte de los hombres hacia todos los miembros de la comunidad a la luz de la enseñanza del Señor sobre la autoridad. 

[vi] De ahí que el autor de artículo citado, concluya con este magnífico párrafo: “El veto a la participación de la mujer en los ministerios de la iglesia, en consecuencia, tiene implicaciones muy serias. 

Implica que la identidad del hombre y la mujer como imagen y semejanza de Dios no ha sido plenamente restablecida nunca, y que el foro donde la mujer debe sentirse segura –en el seno de la familia de la fe, en la iglesia- es el único lugar donde no debe pronunciar palabra alguna” [vii] Efectivamente, y si la interpretación tradicional está errada, su aplicación ha perjudicado a más del 50% de los miembros de la iglesia del Señor que son las mujeres, impidiendo así su derecho, a desempeñar sus dones en el seno de la iglesia. El asunto es bastante serio.   

[i] Ver Gálatas 3.26-28 
[ii] Park S. Stuart Revista Aletheia, Nº 37, 1-2010. p.30. 
[iii] Piñero Antonio. Cristianismo primitivo y religiones mistéricas. 1995, p.204. --Citado por Muñiz Aguilar Marga 2000, pp.115,121 
[iv] Muñiz Aguilar 2000 p.121 (Esa concepción de la maternidad nos suena mucho en este tiempo también, aunque por otros motivos) 
[v] 1ªTi. 2.15 con Fil. 2.12). 
[vi] Mr. 10.43-45; 1ªP. 5.1-3, con 3ª J. 9) 
[vii] Aletheia Nº 37, Pg.33

ESTHER, BELLA POR DENTRO Y POR FUERA


Resultado de imagen de ESTHER"“Esther es una historia de triunfo que surgió de la tragedia; el éxtasis, que brotó de la agonía; celebración que surgió de la devastación. Esta puede ser tu historia.” Charles Swidall 

La pequeña Hadassah siendo muy niña quedó huérfana. Sus padres habían decidido permanecer en la tierra del cautiverio y dicen las crónicas que fueron asesinados mientras su hijita lo veía escondida lo cual le salvó la vida. Mardocai su primo, bastante mayor que ella, la adoptaría como su única hija y la amaría, criaría, educaría como si hubiera salido de sus propias entrañas. Sus padres eran judíos y por lo tanto su nombre fue escogido con mucho esmero... ¡Hadassah!... Su significado es mirto o arrayán y, efectivamente, así llegaría a ser la maravillosa reina de Persia, ¡Esther!... ¡Estrella persa! 

Me encanta todo lo referente al arbusto del mirto o arrayán, no sólo por lo precioso que puede llegar a ser; sino porque nos ilustra, sin la más mínima duda, cómo era Hadassah, tanto por dentro como por fuera. El follaje del mirto es perenne, es decir, está siempre verde, nunca se cae, y dicen los entendidos que su precioso verdor nunca deja de ser, por muy grandes que sean las dificultades. Su fuerza nunca desmaya ante las adversidades, por muy duras que puedan llegar a ser. 

El mirto es tremendamente aromático, su olor es intenso a la vez que delicioso, y de ahí vienen otras dos acepciones del nombre que estamos intentando desgranar, perfume y precioso. Así era Hadassah, Esther... ¡Preciosa! Cuentan las crónicas que en su temprana juventud era bellísima y con una espléndida figura, pero no solo por fuera; sino en toda su esencia. Podemos aplicarle todas las características citadas antes: Fuerte, noble, digna, decidida, “sus hojas” permanecían siempre verdes tanto al sol como a la sombra. Las dificultades, creo que la hacían crecer. Su fortaleza era increíble en todos los aspectos, y jamás perdía el gozo. 

Tal como diría el profeta Isaías, el gozo del Señor era su fortaleza y eso nos lleva a la última acepción de este precioso nombre, ¡VICTORIA! El gran lema para Esther, antes Hadassah, era no dejar que los grandes desafíos que tenía que atravesar la hundieran. Muy al contrario, logró vencer con la ayuda del Todopoderoso, siempre mirando al invisible. Ese tipo de bellezas no se acaban con el paso del tiempo, se intensifican. La razón es muy fácil de comprender: Nacen de muy adentro, de lo más profundo de un alma bella y se reflejan al exterior por más que pasen los años. Esa es la verdadera belleza de una mujer que está llena de su Dios. 

Nunca soporté esa especie de idea retrógrada y casi podría decir que mentira extra bíblica de que para ser una verdadera mujer llena del Espíritu del Señor haya que ser más bien feíta, poco agraciada, ser poco lucida, vestir de una manera monjil, ser un poco bobita y caminar unos cuantos pasos atrás de un hombre de Dios, especialmente si éste es su marido. Su especialidad debe ser la sumisión a ultranza, una especie de humildad no real, nada de demostraciones de cualquier don que el Señor le haya dado, prohibición de cualquier tipo de liderazgo, nada de cuidados o adornos externos, y si puede ser, un burka... ¡Eso sería genial! ¡Los siento muchísimo! Pero en Proverbios 31, cuando habla de las características de la mujer virtuosa, no encuentro por ningún lado nada parecido. 

La belleza de Hadassah, Esther, Estrella persa... Iba desde lo más profundo hasta llegar a iluminar todo su exterior; era como una especie de luz que iluminaba cualquier lugar en el que se encontrara, y eso se trasluciría con el paso de los años por muy inverosímil que parezca, y quedaría bien patente como el más bello ejemplo de lo que debe ser una mujer llena de Dios y poder llegar hasta nuestros días. No me emocionan demasiado los concursos de belleza actuales. La mayoría de las veces, veo a mujeres aparentemente bonitas; pero a las que le falta mucho para llegar a la talla de una Esther. En la mayoría de las ocasiones son una especie de rubias a lo Marylin o morenas intentando ser una burda imitación de Penélope Cruz y la mayoría dejan mucho que desear; aunque las tienen durante un tiempo para enseñarles a caminar, a hablar y a una serie de cosas. 

¿Alguien sabe cuál fue el primer concurso de belleza de la historia? ¡Por supuesto! Ocurrió en Susa, capital de Persia, en el gran reinado de Asuero o Jerjes, como prefiráis, unos 483 años antes de Cristo. Asuero rey de Persia, era un hombre sanguinario, cruel, lujurioso, arrogante y soberbio. Se dice que incluso cometió incesto por venganza y su amor por el vino era bien conocido por todos. Este “hombre maravilloso” estaba casado con una mujer bellísima, la reina Vashti, no tenía mal gusto este señor en cuestión... Vashti era preciosa; pero también inteligente y muy empecinada y ¡lo siento!, pero puedo comprenderla demasiado bien. El gran rey Asuero gobernaba 127 provincias y tenía trabajo duro y unos cuantos consejeros, algunos nada fiables y demasiado ambiciosos. Un día decidió celebrar uno de esos festejos de los que duraban unos seis meses y corría el vino a raudales junto a todos sus consejeros. Una noche decidió mandar traer a la reina Vashti para que todos pudieran disfrutar de su belleza. Vashti dijo que nanai y os podéis imaginar la reacción, no sólo del rey; sino de sus maravillosos consejeros. ¡Esto no se puede consentir!... ¡Qué mal ejemplo para todas nuestras mujeres!... Vashti fue destituida como reina y a otra cosa mariposa. Y aquí comienza el gran concurso de belleza. No se hace al modo tradicional de la antigua Persia, es decir, buscar mujeres hermosas de las mejores siete familias de la nobleza. 

Se buscaban vírgenes hermosas de toda Susa y entre ellas se encontraba Hadassah, cercana a cumplir sus veinte. ¿Os podéis imaginar cómo se pudo sentir aquella preciosa chiquilla judía y su primo Mardocai? Me encantan la sabiduría y prudencia del primo mayor y la aceptación de sus sabios consejos por parte de Hadassah: ¡No digas que eres judía!... ¡Ten cuidado!... ¡Ten fe!... ¡Sé valiente! Y allá que se nos llevan a Hadassah a palacio para prepararla durante tres meses a causa del concurso de belleza. Cuando le preguntaron por su nombre dijo, Esther, Esther de Susa... Y allí estuvo dejándose cuidar por los más refinados tratamientos de belleza del momento, bajo el, creo que, cariño sincero, consejos y también órdenes del eunuco Hegai, quien siempre se portó muy bien con ella. Esther tenía esa preciosa capacidad de llevarse bien con todos aquellos que la rodeaban, era fácil quererla. Y llega el gran día, Hadassah, Esther, Estrella persa... 

Sabe caminar con elegancia, hablar con dulzura y con las palabras exactas. Va perfectamente vestida, maquillada, acicalada, perfumada y lleva sobre sí los más preciosos adornos ¡toda una belleza! Pero una belleza muy diferente a las otras y cuando Asuero la ve, simplemente queda prendado con ella, creo que realmente se enamora, la ama y la hace su esposa y su reina. ¿Colorín colorado este cuento se ha acabado?... ¿Vivieron felices y comieron perdices?... ¡Pues para nada señores míos! En poco tiempo comenzarían los grandes problemas. Agag el amalecita, enemigo acérrimo y por antonomasia del pueblo de Dios, no soportaba a los judíos y a uno muy en especial, a Mardoqueo o Mardocai. 

No se rebajaba ante el enemigo de su pueblo y de su Dios y esto encendía todas las iras de Agag o Amán. No paró hasta ingeniar un plan para exterminar a los judíos y para acabar bien a gusto con Mardocai. Y aquí viene el punto más álgido del libro e historia de Esther, un libro del Antiguo Testamento en el que no se nombra, ni una sola vez, a Dios; pero Su presencia va implícita en cada párrafo. Un libro que cuenta la historia de una mujer valiente y osada como pocas; pero que se encuentra en una especie de esquina oscura del Antiguo Testamento y que es cuestionada por unos cuantos. Mardoqueo se las ingenia para hablar con su querida prima y le pide ayuda. Ella se asusta en una primera instancia, no sabe qué hacer y hasta duda. 

Mardoqueo se lo pone bien clarito y le dice: ¿Te crees que tú te vas a librar por el hecho de que seas Esther la reina de Persia? Es entonces cuando Esther toma conciencia de toda la situación y salen unas palabras muy especiales para mí: “Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey; aunque no sea conforme a la ley, Y SI PEREZCO, QUE PEREZCA.” (Esther 4:16) Y así lo hace ella, sus doncellas y todo el pueblo judío que habitaba en Susa. 

Y esta mujer bella, osada y valiente, se prepara lo mejor que puede y sabe y se presenta delante del rey sin ser llamada. Conoce, después de cinco años de reinado y matrimonio, los peligros que esto representa y sabe que se juega la vida. Pero se amarra muy fuerte a su Dios y utiliza todos sus encantos, creo que no estaría mal el decir... Para seducir a su esposo. Y el gran Asuero no se pudo resistir y le coloca suavemente el cetro real sobre sus hombros, ofreciéndole hasta la mitad de su reino. Pero Esther no sólo es preciosa. Es muy hábil, lista, sagaz... Y sabe bien cuál es una de las mejores maneras para llegar al corazón de un hombre, un suculento banquete... 

En realidad son tres banquetes en los que crea la intriga de su esposo y Agag, cada vez se siente más desconcertado. El último día, la deliciosa antes Hadassah, le declara al rey todas sus peticiones y son concedidas, una a una con sumo gusto. ¿Qué podemos aprender de todo esto?   
  
• Hadassah, Esther, Estrella persa... Utilizó su belleza; aunque muchos no lo compartan conmigo, para salvar a su pueblo. De un modo sano, pero ese fue el principal motor.     
• Su fe en el Dios de Israel era grande y demostró de diferentes maneras.     
• Su presente determinó su futuro.     
• Ayunó y oró, y eso lleva implícito muchísimo del fondo de su alma.     
• Confió en Dios y esto le dio la fuerza para la valentía que requería todo aquello.     
• Jamás se mostró orgullosa, prepotente o altiva.     
• No era una “niña tonta”; pero supo ser sumisa y hasta diría que obediente a cada uno de los consejos y peticiones de su primo que hacía las veces de padre.     
• El reino de Dios pesaba en su corazón mucho más que el reino de Persia, tenía bien claras sus prioridades.     
• Bien podía haber dicho la frase que miles de años después pronunciaría otra mujer: “He descubierto que Dios y yo juntos podemos sacar mejor provecho de mi vida que el que yo sacaba sola”.     
• Cuando nos damos a Dios y cuidamos de los demás, llevamos como recompensa implícita, el cuidado de nosotros mismos.     
• Y lo más importante para mí: en todo aquel aparente sin sentido y despropósito, Esther encontró que había propósito divino. Esto toca muy fuerte a mi propio corazón.     
• Puede que yo sufra por unas cuantas cosas en mi vida, cuando es así, me paro, me acuerdo de Esther, y me identifico plenamente con las palabras: ¿Tal vez para esta hora has llegado al reino?... ¡Y si perezco que perezca! Muchas veces en la vida del creyente, sobre todo cuando quiere vivir más y más cerca de Dios, suceden cosas inesperadas. 

Se presentan “amalecitas” como Agag con toda su intriga y su ira para intentar destruirnos. Alguien quiere exterminar a nuestro pueblo, el enemigo de nuestras almas hace un despliegue de todo su poder y tal vez comencemos a temblar o rebelarnos; nos hacemos mil preguntas, intentamos encontrar el propósito divino en nuestra situación, y no logramos verlo. 

Es ahí, justo ahí, cuando al menos a mí me recuerda el Señor: “Mi embrión vieron tus ojos y allí estaban escritas todas aquellas cosas que serían luego formadas” (Sal 139). ¿Recordáis las palabras del Señor a Moisés cuando dudaba en obedecer a Dios después de haberle fallado y fracasado?: Moisés, ¿qué tienes en tu mano? Aquél gran siervo de Dios respondió: Una vara. Entonces el gran Yo Soy le dijo: ¡Vé! MUJER DE DIOS YO TE PREGUNTO AHORA: ¿Qué tienes en tus manos?... Alguna tendrá aguja e hilo igual que Dorcas; otra tendrá muy buena mano para la casa igual que Marta; otra, tal vez tenga un muy buen pedigrí como Priscila en todos los sentidos... 

Otra, tal vez, igual que Esther tendrá una belleza muy especial. Yo no sé lo que puedes tener entre tus manos. Pero te garantizo que siempre habrá algo en ti. Jamás olvides que “El Espíritu reparte los dones con liberalidad” y no hace ni la más mínima distinción con las mujeres. Si eres mujer, no permitas que nadie “Ponga un bozal al buey que trilla”. 

Sé igual de valiente que Esther y no olvides jamás que Dios capacita a quien llama. El pequeño libro de Esther contiene dramas, intrigas, suspense, amor, odio, venganza, matanzas, convicciones, valor y honor. Pero la gran verdad de este maravilloso libro, el personaje central de este libro, era UNA MUJER ESCOGIDA PARA UNA TAREA ESPECIAL, y Esther aceptó el reto de entrar en el plan de Dios. ¿Quién dijo fácil? Pero mi Dios es el Dios de los imposibles, el Dios que un día me dijo: ¡Ven, sígueme! El Dios que más tarde me diría: ¿Qué tienes en tu mano?... ¡Te necesito! Ponte a mi servicio. 

El Dios que un día, en medio de mis más profundas tormentas me dijo: ¿Tal vez para esta hora has llegado al reino? Reconozco que en algunas ocasiones me ha costado lágrimas amargas. Pero siempre termino diciendo: HEME AQUÍ, ENVÍAME A MÍ... Y si perezco que perezca. Soy mujer, ¿y qué? Aquí estoy para ser útil en sus manos, y tal vez mediante lo que Él me dio salvar a mi pueblo. 

Dejadme crecer amablemente y envejecer y hacer tantas cosas excelentes. El encaje y el marfil, el oro y las sedas no han de ser nuevas para tener valor y hasta los viejos árboles pueden curar. Las calles antiguas conservan su encanto, ¿por qué no podría yo, a semejanza de ellas, envejecer lenta y amablemente?

LAS 95 TESIS QUE TRASTORNARON AL MUNDO

Resultado de imagen de 95 tesis de lutero"Este 31 de octubre se conmemora en todo el mundo la Reforma Protestante, cinco siglos después de que Lutero clavase sus 95 tesis en Wittenberg (Alemania). 

El 31 de octubre de 1517, víspera de la fiesta católica de Todos los Santos, Martín Lutero dio a conocer públicamente sus tesis, y el impacto fue tal que se señala esa fecha como el comienzo de la Reforma protestante y una vuelta a la puerza del mensaje del Evangelio de Jesús. Para unos, Lutero es el ogro que destruyó la unidad de “la” iglesia, la bestia salvaje que holló la viña del Señor, un monje renegado que se dedicó a destruir las bases de la vida monástica. Para otros, es el gran héroe que hizo que una vez más se predicara el evangelio puro de Jesús y la Biblia, el reformador de una iglesia corrupta. 

Él cambió el curso de la historia al desafiar con valentía el poder del papado y del imperio, sosteniendo puntos de vista contrarios a la práctica y ordenanzas de la religión establecida, el catolicismo romano, por considerarlas contrarias al contenido de la Biblia. La principal doctrina evangélica que Lutero alzó contra el sistema ritualista de penitencias fue que la salvación es por fe y por gracia solamente, no por obras. 

La chispa que movió al monje vino probablemente en 1515, cuando Lutero empezó a dar conferencias sobre la Epístola a los Romanos, pues él mismo dijo después que fue en el primer capítulo de esa epístola donde encontró la respuesta a sus dificultades. 

Esa respuesta no vino fácilmente. No fue sencillamente que un buen día Lutero abriera la Biblia en el primer capítulo de Romanos, y descubriera allí que “el justo por la fe vivirá”. Según él mismo cuenta, el gran descubrimiento fue precedido por una larga lucha y una amarga angustia, pues Romanos 1:17 empieza diciendo que “en el evangelio la justicia de Dios se revela”. Según este texto, el evangelio es revelación de la justicia de Dios. 

Estuvo meditando de día y de noche para comprender la relación entre las dos partes del versículo que, tras afirmar que “en el evangelio la justicia de Dios se revela”, concluye diciendo que "el justo por la fe vivirá". La respuesta que encontró Lutero fue sorprendente. La “justicia de Dios” no se refiere en la carta a los Romanos, como piensa la teología tradicional, al hecho de que Dios castigue a los pecadores. Se refiere más bien a que la “justicia” del justo no es obra suya, sino que es don de Dios. La “justicia de Dios” es la que tiene quien vive por la fe, no porque sea en sí mismo justo, o porque cumpla las exigencias de la justicia divina, sino porque Dios le da este don. La “justificación por la fe” no quiere decir que la fe sea una obra más sutil que las obras buenas, y que Dios nos pague esa obra. Quiere decir más bien que tanto la fe como la justificación del pecador son obra de Dios, don gratuito. 

En consecuencia, continúa comentando Lutero acerca de su descubrimiento y revelación, “sentí que había nacido de nuevo y que las puertas del paraíso me habían sido franqueadas. Las Escrituras todas cobraron un nuevo sentido. Y a partir de entonces la frase ‘la justicia de Dios‘ no me llenó más de odio, sino que se me tornó indeciblemente dulce en virtud de un gran amor”. 

Lutero parece haber sido un hombre relativamente reservado, dedicado a sus estudios y a su vida espiritual. Su gran descubrimiento, aunque le trajo una nueva comprensión del evangelio, no lo llevó de inmediato a protestar contra el modo en que la Iglesia católica entendía la fe cristiana. Al contrario, nuestro monje continuó dedicado a sus labores docentes y pastorales y, si bien hay indicios de que enseñó su nueva teología, no pretendió contraponerla a la que enseñaba el catolicismo. Cuando por fin decidió que había llegado el momento de lanzar su gran reto, redactó noventa y cinco tesis, que debían servir de base para un debate académico. En ellas, Lutero atacaba varios de los principios fundamentales de la teología escolástica católica, y por tanto esperaba que la publicación de esas tesis, y el debate consiguiente, serían una oportunidad de darle a conocer su descubrimiento al resto de la Iglesia. 

La controversia fue mucho mayor de lo que Lutero se proponía. Lo que había sucedido era que, al atacar la venta de las indulgencias de Juan Teztel en Alemania, Lutero se había atrevido, aún sin saberlo, a oponerse al lucro y los designios de varios personajes mucho más poderosos que él. Según Lutero, si es verdad que el Papa tiene poder para sacar las almas del purgatorio, ha de utilizar ese poder, no por razones tan triviales como la necesidad de fondos para construir una iglesia, sino sencillamente por amor, y ha de hacerlo gratuitamente (Tesis 82). Pero aunque muchos abrigaban tales sentimientos, nadie protestaba, y la venta continuaba. 

LAS 95 TESIS Lutero clavó sus famosas noventa y cinco tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg. Esas tesis, escritas en latín, no tenían el propósito de crear una conmoción religiosa. Lutero dio a conocer sus tesis la víspera de la fiesta de Todos los Santos, y su impacto fue tal que frecuentemente se señala esa fecha, el 31 de octubre de 1517, como el comienzo de la Reforma protestante y la reafirmación de que la Palabra de Dios es el punto de partida y la autoridad final de la Iglesia y de toda teología. La mayoría de historiadores conviene en que Lutero remitió sus tesis al Arzobispo de Maguncia, al Papa, a algunos amigos y a otras universidades en esa fecha. Con todo, las tesis fueron impresas muy pronto, y antes de 1518 habían sido extensamente leídas por toda Europa. 

REACCIÓN Y CISMA Su impacto sorprendió al propio Lutero. Las autoridades religiosas vacilaron, sin embargo, en condenar a Lutero. Este último continuará discutiendo con teólogos partidarios de las doctrinas de Roma, por ejemplo, con Johann Eck en la famosa disputa de Leipzig de 1519. Las 95 tesis son finalmente condenadas definitivamente el 15 de junio de 1520 por la bula Exsurge Domine del papa León X. Lutero, entonces abiertamente en conflicto con la Iglesia católica, es excomulgado a principios del año siguiente. El Papa León X exigió que Lutero se retractara por lo menos de 41 de sus tesis, pero el monje alemán, ya famoso en toda Europa, rechazó esta exigencia públicamente en la Dieta de Worms de 1521 jugándose la vida. 

Era el paso definitivo para lo que luego sería la reforma protestante. Esta Reforma supuso no sólo una revolución espiritual, sino también social, económica, cultural, científica y política. Se puede decir que el mundo y la sociedad modernos en gran parte nacen de este momento de la Historia que supo señalar al Jesús del Evangelio de una forma nítida, nueva y clara.