APLASTALE LA CABEZA A TU ENEMIGO


En Génesis 3, Dios le dice a la serpiente que pondría enemistad entre ella y la mujer, y entre su simiente, y la simiente de la mujer, y añade que la simiente de la mujer le heriría en la cabeza, y la serpiente heriría a la simiente de la mujer en el calcañar.
Podemos ver en películas, por ejemplo, que alguien recibe un balazo o un golpe en un brazo, y sigue peleando. Si lo recibe en una pierna, todavía se puede arrastrar. Pero, si lo recibe en la cabeza, ese es su final.
Tú vences al enemigo, cuando tú aplastas su cabeza.
El poder de aplastarle la cabeza al enemigo Dios lo depositó en la simiente de la mujer, en su fruto. Somos cuerpo, mente y espíritu. Cuando la biblia habla acerca de la mujer, habla acerca de nuestra mente. En tu mente está el poder de ponerle fin al enemigo, y de detener las obras del enemigo.
La cabeza representa autoridad. ¿Cuál es el enemigo con el que has estado batallando y que todavía no has podido aniquilarle la cabeza?
Hay problemas en nuestra vida que son recurrentes. Cuando un problema reaparece en nuestra vida, es porque todavía no le hemos aplastado la cabeza como debimos hacerlo desde el principio.
Quizás Dios te ha prosperado, y has alcanzado un buen nivel financiero, pero eso no necesariamente significa que no va a volver a aparecer algún problema financiero en tu vida, porque quizás todavía tú no le has aplastado la cabeza al enemigo de las finanzas.
Dios ha depositado, dentro de ti, una semilla que va a dar frutos. Tú tienes la capacidad en tus manos de aniquilarle la cabeza del enemigo, de destruir todo aquello que ha tenido autoridad sobre tu vida.