NO ESTAS SOLO

En nuestro camino a alcanzar el destino de Dios para nuestras vidas, indiscutiblemente nos vamos a encontrar con enemigos que intentarán retrasarnos o detenernos.

Los enemigos de tus sueños son los mismos que tenía David; aquellos que lo que hacen es recordar con malicia tus debilidades y tus faltas.
Si alguien conoce tus faltas y tus debilidades son tus familiares. En las reuniones familiares hay quienes se dedican a sacar en cara lo que no has hecho por ellos, o a compararte con otros. Te sacan las fotos viejas, para enseñarte el pasado y lamentarse.
Dios te da un enemigo para promoverte, y una familia para mantenerte humilde.
José por mucho tiempo pensó que él estaba solo, pero él no estaba solo, sino que él iba adelante. José dijo a sus hermanos que Dios lo había enviado adelante, para preservación de vida.
El que va delante parece que está solo, pero no es que esté solo, es que el resto le sigue.
Un día vas a tener que decirle a los que pensaron mal contra ti, que en realidad fue que Dios te envío a ti adelante. Algún día vas a tener que decir como Esaú: Tranquilos, Dios también me prosperó a mí. Pero mientras tus familiares y amistades no entren en el plan de Dios, tú tienes que dejarlos atrás.
Si David llega a prestar atención a las palabras de su hermano mayor, no hubiese matado a aquel gigante. Lo único que estaban ofreciendo por matar a Goliat, que David no hubiese podido conseguir de otra manera, era que toda su familia fuese libre de impuestos. Aun los hermanos que lo estaban criticando, se beneficiaron de la victoria de David; no tuvieron que pagar más impuestos, porque David mató a Goliat.
Por eso tú no puedes permitir que ni tus amistades, ni aun tú propia familia te desanime; porque la libertad de ellos depende de que Dios te prospere a ti.
No permitas que las palabras de nadie cancelen el sueño que Dios tiene para ti.
En Hebreos 10 dice que mantengas firme la confesión de fe que has hecho, que te mantengas firme en lo que has creído.
Haz lo que tienes que hacer, no por demostrarle nada a nadie, sino porque es parte de tu destino, porque es parte de lo que Dios ha declarado para tu vida, porque es lo que Dios te ha llamado a hacer, y tú vas a ver que todo el que está a tu alrededor también recibirá el beneficio de tú haber confiado en que era Dios el que había hablado y no el hombre.
Quizás hoy estás marcado porque algunos han cuestionado tus intenciones, estás marcado porque algunos han cuestionado lo que tú has hablado y lo que Dios ha dicho acerca de ti; quizás estás marcado por lo que han dicho y han hablado en contra tuya. Tus familiares y amistades te han desanimado, pero Dios te va a hacer libre de todas estas cosas, y te va a dar la victoria sobre ese gigante.

SE SABIO, NO PIERDAS LA CABEZA


El acceso a la sabiduría de Dios te permite tomar decisiones que te lleven a todo lo que Dios tiene para ti y los tuyos. No puedes hacer nada con tus decisiones pasadas, pero puedes tomar nuevas y mejores decisiones para que se manifieste en tu vida el destino de Dios para ti.
En un momento dado, Juan el bautista perdió la prudencia, y perdió la cabeza. Ya había sido relevado de su misión de abrirle camino a Jesucristo, y se fue a hacer algo que Dios no le mandó a hacer.
El imprudente pierde la cabeza.
¿Cuántas veces has perdido la cabeza y te ha costado tanto tiempo arreglar tu vida por todo lo que dañaste por un momento de imprudencia? Dijiste lo que no tenías que decir, hablaste cuando no tenías que hablar, hiciste lo que no tenías que hacer. Y ahora pasas toda una vida recordando lo que hiciste, lo que perdiste, lo que pudiste haber alcanzado.
El trabajo de Juan el bautista era con unción y con prudencia. Tú no cambias el corazón de un rebelde con unción, sino con prudencia. El corazón rebelde se rebela contra la irracionalidad de las cosas. Si tu familia te ve actuando con prudencia, el corazón rebelde cambia.
Con manipulaciones no ganas a tu familia, se gana con poder y con prudencia, tomando decisiones sabias.
En el capítulo 2 del libro de Mateo, se nos habla de los hombres sabios. Estos hombres vieron la estrella que los dirigió hasta el pesebre donde había nacido Jesús. Después de haber entregado allí todas las riquezas que llevaron, Dios les indicó que se fueran por otro camino, un camino diferente por el cual ellos no habían caminado. Dios les dio sabiduría, les mostró lo que Herodes quería hacer.
En tu vida, para tú tener éxito y triunfar, muchas veces vas a tener que tomar otro camino, y será necesario que tengas la suficiente humildad para pedirle dirección a Dios, y tomar ese otro camino, diferente al que usaste para llegar, diferente al que otros han usado, pero que es el camino que Dios te va a dar para alcanzar lo que él tiene para ti.
Cuando comienzas a vivir bajo prudencia, dejas de vivir bajo sentimientos, bajo emociones, y tus pasos son seguros. Puede ser que vayas por otro camino, pero es el camino seguro que Dios tiene para ti. Pídele a Dios que te de acceso a esa sabiduría y a esa prudencia.
En Lucas 1:17, Jesús, hablando de Juan el bautista, dice que iría delante de él con espíritu, poder y prudencia. La unción no es lo que transforma a los rebeldes, sino la prudencia. ¿Tienes un hijo rebelde? Usa la prudencia. Tenemos acceso a ella directamente de Dios. La prudencia es la inteligencia para vivir la vida de una forma práctica e inteligente, dándote las soluciones para hacerlo.
En todo lo que hagas, busca sabiduría y prudencia. No vivas más de reacción en reacción.
Actuar en prudencia, no es no tener fe. La fe no es imprudente. La fe siempre opera bajo la sabiduría de Dios, no bajo el entendimiento del hombre. No estamos hablando de una sabiduría natural o que se pueda encontrar en libros, sino de aquella que sólo se puede obtener en acceso con el Espíritu Santo. Y, si proviene de Dios, es de fe.
Nunca te lances a hacer cosas que sabes en tu interior que no son prudentes, porque entonces tendrás que pagar las consecuencias. Pero, si Dios te da sabiduría, y te da prudencia, es imposible que tú fracases. 

DIOS ESCOJE LO QUE EL MUNDO MENOSPRECIA


Puede que no sientas que cualificas para ser escogido por Dios, pero aún así tienes todo lo necesario para que Dios te promueva por encima de otros.
En 1 Corintios 1:27-29 dice que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil y menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Lo que Dios va a hacer contigo lo va a hacer por encima de quien tú eres, por encima de lo que tienes, y por encima de todo. El día que entiendes esto, puedes dejar de tratar de agradarle a todo el mundo, porque entiendes que no hay manera de demostrarle a nadie que es justo que estés en el lugar en el que te encuentras. Lo único que puedes es afirmar que estás donde estás por la gracia de Dios.
Si estás en problemas, eres un buen candidato para ser escogido; si siempre has sido el último, eres un buen candidato; si nunca nadie ha contado contigo, eres un buen candidato; porque Dios lo que quiere es escoger lo que nadie piensa, lo que nadie espera. Desde antes de la fundación del mundo él lo estableció así, no por justicia, sino por favor y gracia, para su gloria.
Dios te escoge por encima de los demás.
Hay gente más cualificada, pero la opción y la oportunidad te la van a dar a ti, hay gente que lleva más tiempo, tienen más requisitos, pero tú eres el escogido, por gracia y amor de Dios, para él llevarse la gloria de lo que él puede hacer con lo que el mundo menospreció.
Por eso es que los escogidos no podemos fracasar. Si tienes vida, él te escogió y tienes todo lo que necesitas para alcanzar todo aquello para lo que él te escogió.
Hay varias razones por las que puedes evidenciar que eres un escogido.
Hay personas que no han pasado ni la mitad de todo lo que tú has pasado, y no han vivido para contarlo, o han ido a parar a una institución de salud mental. Y tú todavía estás aquí, todavía tienes esperanza y futuro. ¿Por qué? Porque tú has sido escogido.
Cosas que debieron haber acabado contigo, acabaron con otros, pero no contigo, sino que Dios lo ha usado para su gloria, y para bendecirte.
No tan sólo eres un escogido, sino que fuiste escogido por la mano de Dios. Cualquiera puede pensar que va a ocupar tu posición, pero no será así, sino que la posición va a tener que esperar por ti, hasta que tú estés listo, y hasta que Dios te lleve a ese lugar, porque tú has sido escogido por Dios. Nadie tiene que votar por ti para que tú triunfes, nadie tiene que votar por ti para que prosperes, para que alcances grandes cosas. Por eso no puedes fracasar, porque has sido escogido por Dios.
El problema de mucha gente es que no se sienten escogidos. ¿Cómo sabes que has sido escogido por Dios? Cuando has recibido convicción en tu corazón de que, sin el Espíritu Santo y sin Dios, no puedes hacer nada. Cuando comienzas a repudiar las cosas del mundo, y reconoces que eres mejor que lo que estás viviendo, esa consciencia es resultado de que has sido llamado a algo más grande.
Si algún día tú has dicho: “Yo soy mejor que esto”, tú eres un escogido.
Cuando la palabra de Dios ha encontrado cabida en tu corazón, cuando buscas y atesoras la palabra de Dios, demuestras que eres un escogido. Aquel al que no le interesa la palabra, puede que vaya a la iglesia, pero no tiene conciencia de escogido.
Fuiste escogido por encima de otros. No necesariamente fue justo para el mundo, pero fue Dios quien hizo la elección.
Esto no quiere decir que no vas a tener problemas o dificultades, sino que cuando mires el final de tu vida, verás que Dios habrá usado aún estos para bendecirte, promoverte y llevarte a una nueva dimensión.

LLAMADOS A BENDECIR


Una de las razones por las que, en ocasiones, no encontramos significado en el destino de Dios sobre nuestra vida, es que pensamos que lo que hacemos no tiene valor.
Dios te ha escogido para bendecir a alguien. Y, cuando tú te dejas usar por Dios, Dios te bendice. Dios es galardonador de aquellos que le honran, pero la única manera que Dios puede recompensarte es que tú seas de bendición para otra persona.
Seguramente, Dios te ha llamado a bendecir a tu familia, quizás a tus clientes, a tu comunidad, a tu iglesia. ¿A qué ministerio tú has sido llamado a trabajar? ¿A quién Dios te ha llamado a bendecir? ¿Qué parte de tu vida tú tienes que arreglar para que entonces puedas salir y bendecir a quien Dios te ha llamado a bendecir?
Todos tenemos un llamado especial de parte de Dios para bendecir a alguien.
En Génesis 24, Eliezer, siervo de Abraham, sale en busca de esposa para Isaac, hijo de su amo. Eliezer pide a Dios señal para saber qué mujer era la indicada para su amo, y Dios le concedió su petición. La indicada era Rebeca, quien accedió a dejar todo, y acompañar a Eliezer, en el camino de regreso hasta su amo.
En esta historia, el siervo, Eliezer, representa al Espíritu Santo. Y una de las cosas que hace el Espíritu Santo en tu vida es que te revela para quién tú has sido asignado.
En ese camino, una de las cosas que el siervo hizo fue decirle una y otra vez cómo era su amo, para quién ella había sido asignada, quién la estaba esperando, para quién él había salido a buscarla.
En el versículo 62, vemos que, cuando Rebeca vio aquel amo de lejos, se bajó del camello. ¿Por qué? Porque la descripción que había dado el siervo, la descripción que había dado el Espíritu Santo a su vida, había sido tan exacta y tan perfecta que ella, sin haberlo visto anteriormente, sabía exactamente para quién ella había sido llamada.
Si tú todavía no sabes para quién tú has sido llamado, permítele al Espíritu Santo que ministre a tu vida, que hable a tu vida, que dirija tu vida de una manera especial. Y, cuando te encuentres de frente con aquel para quién tú has sido llamado, el Espíritu Santo mismo te lo va a revelar, pero tienes que entender que tú has sido llamado para bendecir a alguien.