¿QUE NO HAS HECHO?

La única manera de caminar en la autoridad para la que Dios nos ha predestinado es reconociendo la autoridad que hay delante de los pies de nuestro Señor y postrándonos delante de él en agradecimiento.
Marcos 14:3, en adelante, nos narra el momento en que una mujer derrama alabastro sobre los pies de Cristo. Los discípulos se preguntaron por qué el desperdicio, murmurando que pudo haberse vendido y dársele a los pobre.
En otros libros de la biblia, se nos describe esta escena, con esta mujer a los pies de Cristo, lavando sus pies con aceite y con lágrimas. Ella comenzó a ungir su cabeza, pero terminó en los pies.
Jesús dijo que aquella mujer había hecho una buena obra y que se había anticipado, ungiendo su cuerpo para la sepultura. Jesús dijo que ella estaba bendiciéndole de antemano para lo que le iba a pasar. Aquella mujer estaba bendiciendo el camino de Jesús. Ella sabía para dónde él iba, y que necesitaba preparación para el camino que habría de recorrer.
En esta escritura podemos ver una mujer agradecida delante de Dios, que no tiene problema en derramar su corazón delante de la presencia del Maestro, en presencia de todo aquel que la estaba mirando. Aquella mujer le besó y terminó a sus pies, limpiándolos.
Cristo le preguntó a Simón: ¿Quién ama más? ¿Al que más se le perdona? ¿O al que menos se le perdona? Simón respondió: Al que más se le perdona. Y Jesús dijo: Bien haz juzgado; queriendo decir que, al que más se le perdona, ama más, porque valora más lo que se ha hecho por él.
El valor que le damos a lo que han hecho por nosotros, lo demostramos, no con lo que hacemos, sino con lo que no hacemos.
Jesús le dijo a Simón: No me diste agua, no me diste aceite, y no me besaste. Lo que Simón no hizo, le demostró a Jesús el valor que él le daba.
La gente muchas veces piensa que Dios no mide nuestro valor hacia él por lo que hacemos; y es cierto; lo mide por lo que no hacemos. Muchos piensan que Jesús les reclamaría lo que han hecho, pero, en realidad, en todo caso, les reclamaría lo mismo que a Simón: Lo que no han hecho.
Cada quien sabe aquellas cosas que se supone que haga; cosas que, si estuviéramos agradecidos y reconociéramos lo que es el Señor para nosotros, las estuviéramos haciendo.