DE LA OPRESION A LA LIBERTAD


No todas las parejas que pasan por el divorcio sanan fácilmente. No todas las personas que han sido abusadas lo superan rápidamente. No todas las personas que atraviesan una quiebra se recuperan. Muchas personas pasan por experiencias trágicas, y algunos por enfermedades desesperantes, por lo que son incapaces de vivir una vida plena. Esta sección trata sobre el milagro de la sanidad y la transformación del alma, la parte de nosotros que clama en silencio y se pregunta: “¿Cómo puedo llegar a ser libre?”. Tal vez usted pueda ser uno de los pocos que nunca sienten la opresión del enemigo, pero posiblemente conozca a alguien que está desesperado por experimentar libertad. Oro que el Espíritu Santo nos ayude a entender la urgencia y la enorme necesidad de enseñanza y conocimiento de lo que el enemigo realmente está tramando, y de las cosas que podemos hacer para volver a estar sanos. Dios quiere que disfrutemos de todas las bendiciones del nuevo pacto. 

• ¿Se siente usted como si la vida lo dejara de lado y duda de que vaya a mejorar? • ¿Cómo puede ser sanada una persona deprimida, emocionalmente quebrantada, y abusada? 
• ¿Puede una persona realmente ser liberada de los espíritus malignos que la atormentan? 
• ¿Qué tipo de poder es este, y cómo puede una persona activarlo? 
• ¿Todos los creyentes tienen poder y autoridad sobre todo poder del enemigo? 
 • ¿Qué pasa con las víctimas? Una vez que aceptan a Cristo, ¿pueden también depender de la autoridad y del poder de Dios para recibir sanidad y restauración? 
 • ¿Qué pasa con las maldiciones transferidas de un familiar a otro? ¿Pueden ser rotas, y la persona ser liberada? 
• ¿Qué hay del aventurarse en el ocultismo? ¿Hacerlo realmente afectará de alguna manera la vida de una persona y su carácter? 
 Yo creo que cuando una persona nace de nuevo y recibe conocimiento de sus derechos en Cristo Jesús por el nuevo pacto, puede responder sí a todas estas preguntas. La Biblia nos revela claramente que a todos los ciudadanos del Reino de los cielos se les ha dado autoridad sobrenatural sobre todo el poder maligno del enemigo: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre todo fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19). Pero el problema es que demasiados cristianos no saben cómo librarse de los hábitos o situaciones paralizantes en los que han caído por otra persona. No tienen idea de cómo utilizar su autoridad del Reino. Esta generación ha producido un gran número de adultos, niños y jóvenes que son absolutamente infelices, y que luchan con trastornos emocionales y sueños no cumplidos. Muchos adultos tratan de echarle la culpa a otros, pero creo firmemente que esta generación está siendo moldeada por padres que están demasiado ocupados para darse cuenta de lo que está ocurriendo a su alrededor, por un sistema educativo que ha quitado a Dios y a la oración de su atmósfera, y por un sistema mundano que tiende a la autogratificación instantánea. A través de programas de televisión, entretenimientos mediáticos, juegos, libros de texto, de la tecnología y de las amistades, somos constantemente alimentados con creencias seculares y de la Nueva Era, y con un estilo de vida que desafía todas las leyes del nuevo pacto establecidas por Dios para que el hombre tenga éxito y se multiplique. Como si eso no fuera suficiente, esta semana, mientras escribo, Satanás ha estado influenciando activamente a gente y a niños para matar y abusar. La CNN News informó que una escuela del área de Los Ángeles fue el centro de un impactante escándalo por abuso de menores después de descubrir que dos profesores abusan de niños inocentes. Muchos de estos niños, sin duda, van a crecer con recuerdos traumáticos, y algunos podrían desarrollar comportamientos irracionales. Situaciones como estas son las que originan arraigadas conductas anómalas en niños, quienes luego se convierten en adultos necesitados de la intervención y transformación divinas. Después oí en las noticias los extraños detalles del comportamiento de un padre que quemó su casa, matándose a sí mismo y a sus dos hijos, después de la búsqueda de su esposa desaparecida. Este era un padre joven con una familia encantadora y una vida plena por delante, pero con una mente y un alma desordenadas, que incursionó en la pornografía infantil y se expuso a los ataques del enemigo. Todas las áreas de nuestra sociedad se ven afectadas por el pecado y los ataques del enemigo. La cantidad de pacientes terminales está aumentando, y muchos están siendo enviados a sus casas, porque se han agotado todas las vías de ayuda médica y psiquiátrica. 
Como en los tiempos del ministerio de Jesús en la tierra, millones de personas desesperadas esperan una unción poderosa que sane a los enfermos y rompa los yugos de esclavitud. Hoy en día tenemos que escuchar las palabras y los mandamientos de Jesús proviniendo del pueblo de Dios, que se abra paso entre las multitudes, ordenando a los espíritus malignos que suelten a la gente, a la enfermedad y a las dolencias que la suelten, a los ojos ciegos y a los oídos sordos que se abran, a la muerte que deje a sus víctimas jóvenes y suicidas, y a la maldición de la pobreza que suelte a las personas. Dios está esperando que tomemos la autoridad sobre todo el poder del enemigo, que Él ya ha delegado a todos los creyentes nacidos de nuevo (Lucas 10:19). Yo creo que los milagros, señales y prodigios están disponibles para nosotros todos los días, al igual que por la intervención divina se nos proporciona nuestro pan de cada día, todos los días, pero hay un compromiso que debemos asumir. 

Me gusta la manera en que lo dice Jennifer LeClaire, editora de noticias de Charisma, en uno de sus boletines: “No podemos hacer la parte del Señor; no podemos forzar los milagros, señales y prodigios. Sin embargo, podemos hacer nuestra parte: podemos derribar las fortalezas de nuestra propia alma que nos impiden caminar en la plenitud del Espíritu. Podemos dejar de tolerar los espíritus que nos tientan a pecar. Podemos comenzar a interceder por los santos caídos en lugar de jugar al juez. En otras palabras, podemos empezar a vivir como vivían los santos en el libro de los Hechos: entregados, encendidos, y dispuestos a morir por el evangelio. El avivamiento comienza con usted. Lo repito, no podemos fabricar milagros. No podemos generar maravillas. Sin embargo, podemos cooperar con el Espíritu Santo para separar lo profano de lo santo en nuestros propios corazones y en nuestras propias mentes. Podemos purificarnos y despojarnos de todo peso que nos detiene. Podemos permitir que el Espíritu de Dios haga una obra profunda en nosotros y pueda, entonces, obrar grandemente a través de nosotros. El avivamiento comienza con usted y conmigo”. 
Hoy somos testigos de un crecimiento sin precedentes en muchas iglesias, las cuales se llenan de nuevos convertidos que esperan con avidez que se manifiesten la unción y el poder de Dios después de oír los mensajes del poder milagroso de Dios para sanar y liberar a las personas de la pobreza y de la potestad de Satanás. ¿Qué sucede entonces? ¿Dónde están los llamados al altar? ¿Dónde están los obreros ungidos del altar, listos para echar fuera demonios y ordenar que la enfermedad, las dolencias, y el quebrantamiento suelten a las personas enfermas, agobiadas y desesperadas? En cambio, la música vuelve a sonar, es necesario hacer los anuncios, y se les dice a las personas que los altares están abiertos para la oración después de que el servicio haya finalizado. ¿Dónde está el poder de Dios para liberar a los cautivos? Hay muchas iglesias llenas del Espíritu que enseñan a la gente cómo ser libre. Pero muchos son buscadores de congregaciones amigables con mensajes maravillosos, pero sin señales, ni prodigios ni milagros que sigan a la Palabra de Dios. La gente sale sintiéndose renovada, pero con los mismos problemas y obstáculos insoportables. Nos falta la parte más importante del evangelio: sanar a los enfermos, abrir los ojos a los ciegos, y libertar a los presos de la oscuridad y la opresión espiritual (Isaías 42:7). Dios ya ha hecho provisión al darnos un Salvador, Jesucristo. 
El enemigo está trabajando horas extras. Él sabe que su tiempo es corto, porque Dios está alineando todo para dar la bienvenida a su novia en el Reino de los cielos. El pueblo de Dios es la novia de Cristo, y debemos limpiarnos y prepararnos para este magnífico evento. Hay demasiadas personas que están sufriendo hoy. Cada familia ha sido afectada por la economía inestable y endeudada, por la pérdida de empleos, de viviendas, de pensiones y jubilaciones, del seguro médico, y por el aumento de los divorcios y la ruptura de hogares. Toda esta inestabilidad está causando desesperación y un alto nivel de conflicto en muchos hogares. Los niños se esconden en su mundo cibernético, y muchos están experimentando trastornos de ansiedad. Nunca hemos visto un tiempo como este. 
Nuestro mundo, tal como lo conocemos, pronto dejará de existir. Un sistema mundial único se está desarrollando con rapidez, y ya está en ciernes una sociedad socialista. Es necesario que el pueblo de Dios se concientice y crea que Dios tiene un plan superior, y que, además ¡Él tiene la última palabra! El justo por la fe vivirá. Tenemos que consagrar nuestras vidas para vivir una vida santa y creer que Dios nos está cuidando activamente. No vamos a fracasar, ni sucumbir, ni morir de inanición, ni arreglárnoslas como podamos. Dios ha prometido que nos mantendrá y nos sostendrá todos los días de nuestras vidas. Debemos creerlo.

MARCHA HACIA ADELANTE

Dios está reuniendo guerreros de oración que tienen unción para obtener autoridad jurisdiccional sobre los poderes de las tinieblas para que las familias, las comunidades, los gobiernos, los ministerios, las corporaciones, los países, los reinos y las naciones sean traídos de regreso al alineamiento divino y para que los individuos cumplan el propósito y maximicen su potencial personal. 
El Espíritu Santo se convertirá en una especie de sargento instructor cuya responsabilidad será capacitarlo en el arte de la oración estratégica y de la guerra espiritual. Él también lo entrenará para que se vuelva un francotirador en el reino espiritual y le permitirá arremeter contra la rapidez de los objetivos satánicos y demoníacos en movimiento. Como con David, Él también lo capacitará para que conquiste al oso, león y gigante demoníaco proverbial. Durante su momento de oración, el Señor incluso puede colocar el espíritu de atalaya sobre usted, y puede percibir actividades que vienen de parte de la voluntad de Dios o aquellas que son de naturaleza diabólica. Si son divinas, permanezca firme en la oración de acuerdo a lo que percibe, diciendo: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad” (Mateo 6:10). Si la actividad es de origen diabólico, ore contra ella usando las herramientas, estrategias y tácticas que contiene esta Biblia para la guerra espiritual. Mientras ora y libra una guerra en el espíritu, recuerde usar su derecho legal y su autoridad espiritual. 
Dios ha colocado a los enemigos bajo sus pies y le ha dado poder para pisar serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo; nada lo herirá de ningún modo. “Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan” (Lucas 10:20). No muestre ninguna misericordia al enemigo mientras emplea estas estrategias y tácticas. Según 2 Corintios 2:14, Dios hará que triunfe. Recuerde que usted no está luchando con la carne y la sangre, sino contra seres espirituales que usan a agentes humanos para cumplir su propósito en el reino de la tierra. Puesto que sus armas no son carnales, sino poderosas por medio de Dios (2 Corintios 10:4), entonces: “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” (Isaías 54:17).*

DEPENDIENTES

El confiar en nuestro propio camino desafía el hecho más básico de la creación del hombre: Dios hizo al hombre dependiente

“Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para El.
Y El es antes de todas las cosas, y en El todas las cosas permanecen.” Col. 1:16-17

¡Qué fácil nos deslizamos y empezamos a vivir a “nuestra manera”! . Debemos hacer frente a nuestra dependencia, arrepentirme de mis intentos de vivir a mi manera, según mi propio camino y someterme a los caminos de mi Creador.

Nuestro orgullo hacia Dios se manifiesta de dos formas:
< br />• Cuando insisto en vivir a mi manera. La reacción humilde frente a esto es confesarlo a Dios en arrepentimiento y dejarlo de lado. Prov. 28:13

• Pensando que mis propios esfuerzos y habilidades son los responsables de cualquier logro o éxito. La humildad es darme cuenta que alguien más es responsable por todo lo bueno en mi vida: Dios mismo.

¿Piensas que las cosas ocurren por tus propias fuerzas? . ¿Estás pasando una prueba? ¿Dejas que Dios muestre la forma de resolverlo y lo pones en sus manos? ¿O quieres las respuestas tu manera?
La humildad es la señal que realmente entiendo lo que Dios quiere de mí. La tendencia natural del hombre es insistir que le dejen solo para vivir la vida a su propia manera y atribuirse el mérito por cualquier éxito y logro que pudiera experimentar en el proceso.

“Asimismo, vosotros los más jóvenes, estad sujetos a los mayores; y todos, revestíos de humildad en vuestro trato mutuo, porque Di os resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.” 1° Pe.5:5

La transformación que será para nuestro bien y para la Gloria de Dios comienza con la humildad.

ALIMENTADOS POR CUERVOS

Elías fue obediente a la palabra del Señor, y se fue a vivir cerca del arroyo de Querit, frente al río Jordán. Los cuervos llegaban por la mañana y por la tarde, y le llevaban pan y carne, y él bebía agua del arroyo. 1 Reyes17: 5-6, RVC.
Elías obedeció a Dios y Dios proveyó. En 1 Samuel 15:22, nos enseña que la obediencia es mejor que el sacrificio. Ahora, esta es una de las tres ocasiones en las que Dios provee para Elías de manera sobrenatural. Primero, aquí por medio de los cuervos, segundo, en los siguientes versos por medio de la viuda, y tercero en el capítulo 19 por medio de un ángel. ¿Por qué? Dios siempre provee para aquellos que caminan en justicia.
El Salmo 37:25 nos dice: No he visto justo desamparado, ni su simiente que mendigue pan.
Dios es un Dios de provisión. Él nunca va a dejar que sus hijos se mueran de hambre. Nunca va a dejar que sus hijos tengan hambre. El Dios del maná en el desierto es el Dios de los cuervos junto al arroyo. Él va a usar lo bueno, lo malo y lo feo para alimentarte pero no vas a padecer hambre.
¿Por qué el cuervo? El cuervo es un animal malo y sucio; en Génesis capítulo 8, fue el cuervo el que le demostró a Noé que las cosas todavía estaban podridas. Pero Dios es un Dios que puede limpiar lo sucio y domar lo malo. Él es el Dios tanto del cuervo como de la paloma.
El cuervo representa un recurso poco probable. Algunas veces Dios nos alimenta y nos bendice con recursos poco probables. Aquí está la Palabra, ésta es tu temporada de alimento del cuervo. Dios está por alimentarte con recursos poco probables. Dios está por proveer del lugar que menos lo esperas.
Así que cuando veas al cuervo, grita, ¡ahí viene mi pan, ahí viene mi carne!

INVISIBLES

Puede que seamos de los que prefieren ocupar las bancas del fondo en nuestra iglesia, o esas que están cerca de la puerta para huir apenas termina la reunión… Puede que, a la hora de escuchar el mens aje, estemos pensando a quién le vendría bien esa palabra. O seamos de los que tenemos una vida mucho más ocupada que la de los demás a la hora de las convocatorias para los ministerios… Quizás somos de los que hace tanto tiempo que concurrimos a una congregación, que la verdad es que ya no hay nada nuevo bajo el sol y hay poco más que podamos aprender. Es que tenemos muchos años de creyentes y de experiencia… 
¿Somos los del fondo del salón? ¿Somos los invisibles de siempre que preferimos el bajo perfil? ¿Somos, en definitiva, LOS TIBIOS…? “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oid or olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.” Santiago 1:22-25 Ser de los invisibles es simplemente un engaño, porque la vida cristiana es radical: es de los hacedores. 
Los oidores viven la mentira de verse en el reflejo sin ser ni vivir la plenitud de la obra que Dios nos tiene preparada. ¿Para qué oímos si no vamos a escuchar la voz de Dios en su palabra? Nos engañamos de que el ir a la iglesia, levantar las manos o hacer actos de presencia es ser cristianos. Pero vamos a desenmascararnos: nos estamos engañando… y luego del oír, nada ha quedado en nuestro corazón. 
La actitud del hacedor es la de “mirar atentamente en la perfecta ley”; examinando el interior y muriendo al yo en cada momento, rumiando con su inteligencia y dejando actuar el Espíritu para comprender aquello que resulta inaccesible para la pequeñez humana. Es la actitud comprometida y sacrificada de “perseverar” en aquello que h a escuchado y reconoce que Dios debe obrar, abandonándose a sí mismo para entregarse en las manos del Creador para que lo haga de la forma en que debe ser. Y “no se permite olvidar”, sino que retiene y reflexiona diariamente en su obrar, buscando agradar al Señor y glorificarlo con su vida. Sin dudas la invisibilidad del oidor resultará más cómoda. 

MADUREZ EMOCIONAL

1. Señales de Madurez e Inmadurez.

 Comparemos cómo reacciona y qué actitudes tiene el maduro con respecto al inmaduro. Dios nos llama la madurez en todas las áreas de nuestras vidas. 

A. Los maduros: El maduro busca dar. El maduro no se compara con nadie y no permite que lo comparen. El maduro busca agradar a Cristo. El maduro se hace cargo de sus cosas (asume responsabilidades).  
El maduro actúa por obediencia. El maduro ejerce autoridad porque se sujeta a la autoridad. El maduro crece hacia arriba porque se deja enseñar, aconsejar y aprende. 

B. Los inmaduros: El inmaduro busca recibir de todos y en todo. El inmaduro se compara con todos y compara a todos. El inmaduro se esfuerza por agradar a todos. El inmaduro no se hace cargo de nada: Le echa la culpa a los demás. Pone excusas. Pospone (“Mañana lo hago”). Se trata a sí mismo como víctima. Es mágico-cómodo (“Dame”, “bendecime”, etc., pero no hace nada). El inmaduro es emocional. El inmaduro se deja intimidar y maltratar. El inmaduro siempre está en el mismo lugar (no crece). El inmaduro sabe todo y es rebelde. Cuando recibas una palabra de Dios, recibila en tu espíritu y que sea esa palabra la que gobierne tu ser. 

 2. El alma debe ser tratada en tres aspectos: El área lastimada, abandonada, rechazada, etc., debe ser tratada mediante la sanidad interior. El área de la inmadurez debe ser tratada mediante el discipulado. El área carnal debe ser tratada renunciando a las inclinaciones pecaminosas.

3. Qué cosas hay que trabajar en el espíritu.

A. Fortalecer nuestro espíritu. Comer la Palabra de Dios, mantener la comunión con el Espíritu Santo, servir a Jesús. Practicar los 7 ejercicios espirituales (confesión, adoración, meditación en la Palabra, oración, ayuno, congregar y diezmar) 

B. Abrir el espíritu de las personas. Cerramos el espíritu de los demás cuando: maltratamos, criticamos, somos fríos e indiferentes, o somos egoístas en la pareja. Abrimos el espíritu de las personas cuando les damos honor: valor, dignidad e importancia. Es un regalo que le hacemos a los demás.

NO BAJAR LA GUARDIA

En los capítulos 14- 16 de 2 Crónicas, la Biblia relata los acontecimientos del reinado de Asá, rey de Judá. En sus comienzos, su actitud fiel y comprometida con el Señor lo llevó a grandes logros; a continuación citaremos algunos versículos que ejemplifican de manera clara su expresión de fidelidad a Dios: • «Asá hizo lo que era bueno y agradable ante el Señor su Dios. Se deshizo de los altares y los santuarios paganos, destrozó las piedras sagradas, y derribó las imágenes de la diosa Aserá. Además ordenó a los habitantes de Judá que acudieran al Señor, Dios de sus antepasados, y que obedecieran su ley y sus mandamientos» (14:2-4, NVI). 
 • «Asá les dijo a los de Judá: “Reconstruyamos esas ciudades, y levantemos a su alrededor murallas con torres (...). El país todavía es nuestro, porque hemos buscado al Señor nuestro Dios; como lo hemos buscado, él nos ha concedido estar en paz con nuestros vecinos.” »(14:7, NVI). 
 • Previamente al enfrentamiento con los cusitas, Asá invocó a Dios. «Señor, sólo tú puedes ayudar al débil y al poderoso. ¡Ayúdanos, Señor y Dios nuestro, porque en ti confiamos, y en tu nombre hemos venido contra esta multitud! » (14:11, NVI). A lo largo del capítulo 15 también se describen otras muestras de fidelidad a Dios, como la eliminación de los ídolos, la restauración del altar del Señor y un pacto de compromiso de buscar a Dios y castigo para el que no lo hiciera. Por supuesto que tal manifestación sincera de fidelidad tuvo su recompensa, pues Dios les concedió paz con los vecinos, les dio la victoria sobre los cusitas y les otorgó 35 años sin guerras, entre otras cosas. Pero en el año treinta y seis de su reinado, algo pasó en Asá, pues ante el ataque del rey de Israel a Judá, él le envió al r ey de Siria la plata y el oro del templo del Señor e hizo un pacto con éste para que lo ayudara a que Basá, rey de Israel, se marchara (16: 1-3, NVI). 
Lo que aparentemente fue una solución inmediata a un problema, tuvo su origen en un acto de confianza en los hombres más que en Dios. Aunque Asá había visto grandes cosas de parte del Señor y había comprobado de primera mano cómo había sido librado de sus enemigos, no dudó en hacer un pacto con un hombre ante una nueva amenaza. Como consecuencia de su proceder, Asá recibió una palabra específica por medio del vidente Jananí: «Por cuanto pusiste tu confianza en el rey de Siria en vez de confiar en el Señor tu Dios, el ejército sirio se te ha escapado de las manos. También los cusitas y los libios formaban un ejército numeroso, y tenían muchos carros de combate y caballos, y sin embargo el Señor los entregó en tus manos, porque en esa ocasión tú confiaste en él. “El Señor recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles» (16:7-9, NVI). Tal vez sea de esperar que luego de esa palabra su corazón se contristara y procediera a un sincero arrepentimiento, pero no fue así, pues en el versículo 10 del capítulo 16 la Biblia dice que Asá se enfureció con el vidente y lo encarceló; y que casi al final de su reinado se enfermó, pero «no buscó al Señor, sino que recurrió a los médicos» (16:12, NVI). Quizá el rey Asá nunca comtempló la idea de no confiar en Dios, pero sin embargo en algún momento bajó la guardia y no tuvo en cuenta las advertencias que el Señor le había dado en otras oportunidades: 
• «Asá, y gente de Judá y Benjamín, ¡escúchenme! El Señor estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero si lo abandonan, él los abandonará» (15:2, NVI). 
• «Pero ustedes,¡manténgase firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas!» (15:7, NVI). Per mitirnos bajar la guardia puede ser el comienzo de volvernos infieles a Dios; darnos ‘ciertas licencias’ puede provocar un alejamiento gradual y progresivo de nuestro objetivo como cristianos; hacer alianzas y pactos con personas para lograr una solución momentánea, basados en ‘nuestra madurez’ y no en la confianza en Dios, puede acarrearnos consecuencias dolorosas. 
Por eso aquella advertencia que recibió Asá de parte de Dios de mantenerse firme y no bajar la guardia es tan vigente para nosotros hoy como lo fue para aquel rey. Para finalizar, citaremos las esperanzadoras palabras de nuestro Señor Jesús, el soberano de los reyes de la tierra: «Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida» (Apocalipsis 2:10, NVI). “El hombre fiel recibirá muchas bendiciones” (Pr. 28:20, NVI)

PRUEBA Y TENTACION

A veces existe confusión en el Cuerpo de Cristo entre el significado y el propósito de la prueba y la tentación. Una prueba puede ser un juicio de su fe que Dios permite para sacarle como oro que ha sido purificado en fuego (1 Pedro 1:7). La tentación puede convertirse en un fuego ardiente, pero el propósito y los resultados finales de los dos son diferentes. Dios permite la prueba de su fe, pero Satanás es el tentador que inicia la tentación (Mateo 4:3). Santiago 1:13 nos recuerda que Dios no puede ser tentado por el mal y que Él no tienta a los hombres. Cuando los israelitas estaban viajando en el desierto, Dios les puso a prueba para revelarles lo que había realmente en el interior de sus almas (Deuteronomio 8:2). Ellos estaban fuera de Egipto, pero los pensamientos de Egipto permanecían en ellos, evidenciados cuando adoraron al becerro de oro (Éxodo 32), que recordaba al dios ídolo Apis, una deidad con forma de toro adorada entre los egipcios. Nadie sabe qué debilidades permanecían ocultas en lo profundo de sus espíritus hasta que la presión las hizo salir y lo que estaba oculto salió a la superficie. Lo mismo es cierto para nosotros. Puede que sea mal genio, depresión o palabras negativas lo que sale. 
Ya que “de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34), la presión sobre el hombre interior del corazón forzará a que salgan palabras por la boca que a veces las personas lamentan haber dicho. La prueba de Dios es para probarle, pero la tentación de Satanás tiene la intención de destruirle (Juan 10:10). Cuando un creyente soporta una prueba de fe, edifica carácter e integridad. Cuando Satanás tiene éxito en una tentación, el fruto es culpabilidad, condenación y vergüenza. Yo me he encontrado con numerosas pruebas y tribulaciones durante mis muchos años de caminar con Dios. En retrospectiva, cada vez que vencí y avancé, eso solamente añadió al fundamento de mi fe, ya que edificó más confianza en que Dios podía estar conmigo en todo (Filipenses 4:13). Las tentaciones de Satanás están pensadas para tener el resultado opuesto.
 Cuando Satanás se asignó a sí mismo ir tras Pedro, el plan era sacudirle como a trigo para hacer que su fe fallase. Cristo intercedió por Pedro antes de ese ataque y oró para que su fe no fallase (Lucas 22:32). Después de muchos años de ministerio y más de setenta mil horas de estudio en la Palabra, he aprendido que todas nuestras tentaciones están pensadas para hacer naufragar nuestra fe y causar que fallemos a Dios. La siguiente fue la advertencia de Pablo cuando escribió en 1 Tesalonicenses 3:5: “Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano”. Como creyentes es importante que nunca juzguemos a otros basándonos en las tentaciones y presiones que afrontan. Cuando juzgamos a otros, entonces nosotros estamos sujetos a experimentar las mismas dificultades que ellos encuentran. “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1). Entre las diferencias entre una prueba y una tentación, la diferencia es que la prueba que Dios envía a nuestro camino finalmente tendrá una conclusión, pero las tentaciones de Satanás nunca terminarán mientras vivamos en un cuerpo de carne. Cuando Cristo fue tentado durante su ayuno de cuarenta días, Satanás se alejó de él, pero solamente “por un tiempo” (Lucas 4:13). Ya que vivimos en un cuerpo terrenal en un planeta de carne y sangre, y el adversario tiene acceso a nuestra inforjavascript:void(0);mación, incluyendo fortalezas y debilidades, de vez en cuando experimentaremos tentación. Sin embargo, ser tentado no es pecado, porque Cristo mismo fue tentado y sin embargo nunca se sometió a la voz del enemigo. Se han dado numerosas provisiones en la Palabra para ayudarle a evitar caer en una trampa, y eso se hace cuando evitamos caer en la tentación.
 No se meta usted mismo en una trampa al tener camaradería con los viejos compañeros con los que consumía drogas y que siguen vendiéndola o al comer en restaurantes con los viejos amigos con los que salía a beber y que siguen tomando alcohol y donde mujeres con muy poca ropa andan alrededor como si estuvieran en una exhibición compitiendo. Es mucho más sencillo prevenir una tentación al controlar que las circunstancias se produzcan de lo que es luchar contra una tentación con las circunstancias que usted mismo ha permitido. Satanás es el tentador, y se nos puede dar una vía de escape, si estamos dispuestos a tomarla. Es mejor adelantarse a la guerra que participar en ella

SALIR DE UNA PRISION

Muchas personas andan por la vida con una máscara, dando impresión de éxito, cuando en realidad los muros del espíritu humano están derribados. Algunos pueden haber intentado ya muchas cosas para mejorar, y como la mujer de la Biblia que tenía el problema de la sangre, siguen sufriendo. La única manera de recibir la sanidad duradera está en la presencia de Dios. La sangre de Jesús ya ha comprado nuestra salvación y nuestra sanidad. 

Una vez que una persona sabe en su corazón que ha sido restaurada y renovada y que se le quitó un peso, ha salido de la prisión espiritual. En este punto, dependiendo de la profundidad de la crisis y el sufrimiento experimentado por la persona que recibe la sanidad, el proceso de santificación debe comenzar junto con la formación bíblica para la transformación del carácter. Si es necesario, busque ayuda de un ministro consejero cristiano entendido y ungido con experiencia en el área de la liberación de malos espíritus. Si el consejo profesional es necesario, la persona nunca debe sentirse controlada ni intimidada por su consejero. He visto varios casos en que la persona experimentaba terror y ataques de pánico cuando el consejero tenía que salir de viaje o de vacaciones. La idea de la separación del consejero causaba que el miedo y la desesperación se acumularan en el aconsejado. 

Esa definitivamente no es la forma en que el Espíritu Santo sana a una persona. El milagro en todo esto es que la presencia de Dios es el agente invisible que derrama la sanidad en el alma quebrantada. El agua viva de Dios comienza la purificación inmediatamente.

NI ES LO MISMO, NI ES IGUAL