PRISIONEROS DE LA REALIDAD

Juan 8:32 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 
 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 

Cuando observamos nuestras vidas, nos damos cuenta que tenemos una realidad que esta basada en nuestras situaciones, nuestras limitaciones, en lo que pasa a nuestro alrededor y las decisiones que tomamos minuto a minuto, si nos preguntaran a cada uno de nosotros, estoy seguro que tenemos una justificación de porqué vivimos de la manera que lo hacemos y siempre habrá alguna razón o una excusa de porqué no vivimos mejor o porqué no tenemos eso que anhelamos o eso que pareciéramos merecer, por el simple hecho de que estamos limitados a nuestra realidad. 

A diferencia de la realidad, la cual se va constituyendo día a día y es relativa, la verdad es absoluta y no necesita de ningún factor externo para ser, ni para justificarse, la verdad simplemente es y punto y curiosamente, es justo ahí en la verdad donde hemos sido llamados a vivir y donde nos resistimos hacerlo, ya que estamos muy cómodos en nuestra realidad por compleja y en ocasiones mediocre que esta parezca. Esto que le cuento es más sencillo de entender que nada, imagine que un marido un día pierde su empleo y su mujer en su afán por "ayudar", consigue un empleo para dar un tiempo al marido para "recuperarse", cuando menos lo piensan, los roles de su hogar se han invertido, ella es el proveedor de la casa y Él reclama todo el tiempo que no es respetado y tomado en cuenta como cabeza del hogar, siendo que ha dejado de funcionar como tal y esta lleno de excusas y pretextos que lo llevan a una realidad llena de problemas y malentendidos, siendo que hay una verdad bíblica, donde Dios no le da solamente la responsabilidad, sino la autoridad y capacidad de hacer todo por su familia y encabezarla desde lo económico, pasando por lo moral, lo sentimental y definitivamente lo espiritual, por tanto su verdad es absoluta y tiene una garantía, siempre y cuando este dispuesto a vivir de acuerdo a ella. 

O que hay de las madres, que por amor hacen cosas por sus hijos que no les tocan y terminan echándolos a perder, convirtiéndolos en delincuentes y aun estando sus hijos en la cárcel, les siguen solapando sus necedades y atendiéndoles, siendo que la palabra promete que tendremos hijos firmes y fieles si les educamos de acuerdo a la verdad (la palabra de Dios) Y no puedo ser yo quien diga quien esta bien o quien esta mal, ya que no es de eso de lo que se trata es devocional, ni lo que le quiero platicar, sino le quiero poner un par de ejemplos de como es que nos perdemos en la realidad y nos perdemos de la verdad y sin darnos cuenta, nos hacemos esclavos de nuestra ingenuidad, nuestra necedad, nuestra ignorancia e incluso de nuestras opiniones, ya que no usamos la verdad como referencia para nuestras vidas. Esto es como aquel que decidió no comer adecuadamente y no hacer ejercicio y después se encuentra prisionero de su cuerpo alterado y engordado, y siente que no puede hacer nada, pero si deja de vivir excusado y justificado por sus circunstancias, y orientado hacia la verdad en poco tiempo, casi de inmediato su manera de vivir va a cambiar y va a ser libre, aun cuando su cuerpo tarde un poco en ser transformado. Por último hay quienes dicen tener la capacidad, incluso el derecho de tener una relación con Dios a su manera, y se vuelven esclavos de su alternativa de fe, y dicen amar a un Dios al que no conocen, y bajo un constante "si Dios quiere" o un "Dios por algo hace las cosas", siendo que Dios lo primero que promete y hace es mostrarnos el futuro y los motivos de su corazón de porqué hace cada cosa en nosotros. 

Lo primero que Dios nos enseña es que no podemos solos, ya que si lo queremos hacer de esa manera seremos irremediablemente prisioneros de nuestra realidad, la verdad nos enseña que le necesitamos como nuestro Señor y nuestro salvador todo el tiempo y que en Él están todas nuestras soluciones, no a corto, mediano o largo plazo, sino para la eternidad, Dios no hace cosas temporales, siempre hace cosas eternas, y es la mejor manera de entender su intervención en nuestras vidas. Por tanto tenemos que hacer un alto y reconocer que si decimos amar a Dios tenemos que tomar en cuenta su palabra que es la verdad para vivir una vida gloriosa y grandiosa, cada vez que nuestra vida no sea de esa manera, debemos de regresar a la verdad, para vivir en plena libertad.

DIOS SABE DONDE ENCONTRARTE

En Juan 21, se nos narra el momento en que Jesús aparece a sus discípulos por tercera vez, luego de haber resucitado. Pedro y otros 6 discípulos estaban pescando. Pedro había regresado a las barcas, al lugar de donde Jesús lo había sacado; regreso a lo cotidiano, a lo que era normal, lo natural para él.
Muchas veces, las circunstancias a nuestro alrededor quieren provocar que regresemos al lugar de donde Dios nos sacó, al lugar de donde Dios nos llamó para hacer algo grande con cada uno de nosotros. Lo triste es que Pedro se lleva a otros con él.
Lamentablemente, cuando una persona pierde de perspectiva la visión de lo que Dios lo ha mandado a hacer, se lleva consigo a un grupo de personas a un lugar de pocos resultados.
¿A cuánta gente tú has estado acompañando a la barca que está vacía? O peor aún, ¿a cuánta gente tú has llevado a una barca que está vacía?
Pero gloria a Dios que la primera vez tan solo se encontraron en aquel lugar, en las barcas; pero, en esta ocasión, Cristo fue a buscarlo. Cristo fue a buscarlo, al lugar en donde él sabía que iba a estar.
A Dios no se le ha perdido tu dirección. Dios sabe dónde buscarte.
Cuando le entregaste tu vida al Señor, aquello fue un encuentro. Pero ahora, ha pasado el tiempo y, aunque el Señor se te haya aparecido ya en varias ocasiones, y has querido regresar al lugar de donde él te sacó, esta vez no va a ser un encuentro casual, no es que Cristo va a estar pasando frente a tu barca, sino que esta vez Cristo va a ir a buscarte, porque lo que él dijo que él iba a hacer contigo, lo va a hacer.
Aunque no salgas de una para meterte en otra, Dios te ha seguido persiguiendo. Porque esta vez no se trata de un encuentro casual, sino de que Cristo va a buscar a aquel a quien él le había dicho: Tengo algo más grande para tu vida.
Dios ha estado buscándote mañana, tarde y noche, para decirte: Lo que yo dije que iba a hacer contigo, lo voy a hacer y, aunque tú hayas querido regresar y te hayas llevado a otros contigo, yo vengo a buscarte para que sepas que sigo siendo el mismo, que tengo la misma palabra, el mismo llamado, para que sepas que no importa lo que hayas hecho, no importa que me hayas negado, lo que yo dije que iba a hacer contigo, lo voy a hacer, y ya no se trata de ti, se trata de que, cuando te llamé, yo empeñé mi palabra, y yo de ti voy a sacar algo grande.
De esta no te escapas. Dios te va a perseguir, hasta que saque de ti lo que él dijo que iba a sacar. Desde el día que decidiste servirle, tu vida jamás será la misma. Por el resto de tu vida, él sabrá dónde encontrarte. Él sabe que, cuando te deprimes, vuelves a la barca, al mismo sitio. Allí se te va a aparecer, y te va a decir: Pude haber ido a buscar a otro, pero vengo a buscar al mismo que un día me encontré, para decirte que voy a hacer contigo lo que te prometí.