DISCIPLINA ESPIRITUAL


No hay necesidad de un general si no hay ejército. No hay disciplina en las filas, sino no hay disciplina en sus comandantes. Mientras que los generales deben finalmente aprender a comandar grandes ejércitos, a menudo comienzan como soldados de a pie, primero aprendiendo las disciplinas y métodos de mandarse a sí mismos. Por eso es que del fruto del Espíritu en Gálatas 5:22–23: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”, la templanza o dominio propio es el último de la lista, y por lo tanto el primero que debe ser dominado.

Cualquier soldado asignado a un batallón o unidad militar primero es disciplinado en entrenamiento. Del entrenamiento básico en adelante, cada avance en
rango y habilidad requiere el continuo crecimiento de las estrategias y maniobras tácticas, así como familiaridad con los sistemas de armamento y la manera de interpretar informes de inteligencia. La disciplina ordenada de un guerrero de oración posiciona al recluta para resistir y perseverar incluso en las circunstancias más difíciles. Los obstáculos en el Espíritu que retienen las bendiciones de Dios hacia la tierra solamente pueden ser destruidas por medio de oración persistente y disciplinada. Es la afirmación regular de la oración que destruye las torres y sistemas de defensa del enemigo.

Jesús nos llamó a estar creciendo constantemente en tales tácticas y disciplinas. Aunque espera que vayamos a Él como sus hijos y que jamás perdamos la confianza en Él semejante a la de un niño, también espera que crezcamos y que nos convirtamos en embajadores capaces ministrándole a otros como Él lo haría en la tierra. Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.—Efesios 4:14–15

Al embarcarnos en toda una vida de seguir a Jesús, debemos crecer y madurar en nuestra fe si es que vamos a marcar una diferencia para el Reino de Dios. Al crecer en Cristo, aprendemos nuevas habilidades y desarrollamos hábitos divinos. Nuestro nivel de destreza aumenta en nuestras habilidades y talentos. Nos distinguimos por la excelencia alcanzada y la aparente facilidad con la que seguimos a Jesús. El dominio de las habilidades y las técnicas en cualquier actividad lo hace destacar como alguien que no es superficial en su búsqueda. Lo mismo sucede con los que buscan a Dios a través de la oración.

Cuando llega a orar con excelencia, aprende a llevar registro de sus oraciones, a programar tiempos de oración disciplinada, a ayunar y a perseverar en el Espíritu hasta que las circunstancias por las que está orando se inclinen a la voluntad de Dios. Cualquiera puede aprender a dominar la oración, aunque ese dominio vendrá de diferentes formas con juegos de habilidades variad
as según el individuo.

A medida que crezca en competencia de oración, el Espíritu Santo ayuda a aprovisionar una disciplina de entrenamiento creada de manera única para su misión en la tierra No hay dos vidas de oración que sean iguales, ni tendrán el mismo énfasis o enfoque. Sin embargo, puestas una al lado de la otra no es difícil ver como una complementa a la otra. Uno no solamente puede aprender de orar con otros, sino que orar juntos también tiene un efecto compuesto en los cielos.

Cuanto más ore y más experiencia acumule en oración, más emergerán sus deseos y diseños únicos, ordenados por Dios. Usted no puede descuidarlos o comprometerlos; de otra manera fallará en la parte específica del plan general al que Dios lo ha llamado.

TESTIMONIO PABLO OLIVARES

TESTIMONIO Olga Breeskin Pt 3.mp4

Testimonio De Olga Breeskin Pt 2

(HD) 1-3--TESTIMONIO DE OLGA BREESKIN

CONECTIVIDAD FAMILIAR



Los padres que están bien conectados con sus hijos proveen la mejor protección para la conducta de alto riesgo. Los estudios muestran vez tras vez que mientras nuestros niños crecen, esta es la manera más efectiva de protegerlos del abuso de sustancias, de la actividad sexual adolescente, y de las elecciones negativas. Existen claves adicionales que podemos implementar con nuestros hijos, sin importar lo pequeños o grandes que sean, para que tengan un enorme impacto en sus futuras elecciones.

La primera y más importante de todas las claves es la conectividad familiar en medio del mundo actual de oportunidades y actividades sin fin. En medio de la actividad de chofer, las tareas escolares, los compromisos de la iglesia y trabajo, el tiempo con la familia tiene que prevalecer. Sentarse juntos alrededor de la mesa para cenar, hacer devocionales familiares, en las vacaciones en familia: no importa qué forma tome, ¡solo piense en familia!

En medio de nuestros ajetreados programas, esto es todo un desafío, y cre
o que eso es parte del plan del enemigo. Encontramos tantas buenas oportunidades, que perdemos lo mejor de Dios. Al final tenemos hijos que pueden tocar un instrumento con exquisita habilidad, que llevan el trofeo a casa por ser el mejor en su deporte, que tienen notas estupendas y dan el discurso en la graduación, pero no tienen una relación dinámica con el Señor Jesucristo ni el fundamento de la familia.

No me malentienda. No es que debamos renunciar a todas esas otras oportunidades, solo priorizar lo que es lo mejor de Dios con
un oído que lo escuche a Él. Un día miraremos a nuestros hijos y serán adultos y saldrán de la universidad. Todo pasa demasiado rápido, ¡y no queremos perder esta ventana de oportunidad! Crear conectividad familiar requiere planificación y determinación. Todo en nuestra cultura grita “pares” e individualismo. Muy pocos hablan de reunirse como familia.

La diligencia diaria en la conectividad familiar es vital. No todos tenemos en nuestra vida la flexibilidad de embarcarnos en un viaje de trabajo como familia. Lo fundamental es que lo que más cuenta es la conectividad diaria. En nuestro agobiado mundo es importante conectarse unos con otros y con Dios todos los días. Nosotros tratamos de hacerlo así en nuestro tiempo devocional familiar. Claro, no todos los días tenemos tiempo para hacerlo, pero al menos tratamos de reunirnos como familia y orar juntos. Esto nos toma unos pocos minutos, ¡pero da mucho fruto! Compartir pedidos de oración y orar todos para elevarlos hacia nuestro Padre celestial levanta las cargas de nuestros hombros hasta los de Él. Cuando nuestros hijos presencian las respuestas de Dios a la oración, la fe de ellos se edifica. Dios creó primero a la familia, después a la iglesia. Por lo tanto la iglesia comienza en el hogar.

TEMOR A SUBIR DE PESO



“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. 1 Corintios 6:20

El 26 de julio de 1994, la gimnasta estadounidense Christy Henrich murió debido a un fallo multiorgánico. Christy era la número dos de las gimnastas del país y había representado a Estados Unidos en los campeo­natos del mundo de 1989, celebrados en Alemania. Ese mismo año, un juez internacional le dijo que estaba gorda (comparada con la nueva tendencia de gimnastas impú­beres, quienes eran pequeñas y con un peso por debajo de lo normal) y que debía perder peso. Tomó la crítica muy en serio. Su deseo de perder unos cuantos kilos le llevó a adquirir hábitos de comida insanos y, al final, le condujo a la anorexia nerviosa.

El desorden alimenticio hizo tales estragos en su salud que ya no pudo volver a competir y fue expulsada del gimnasio en 1991. Cuando su peso bajó, alrededor de veintiún kilos, su familia intervino y la obligó a seguir un tratamiento hospitalario. A pesar de los numerosos tratamientos y periodos de recuperación, Christy murió ocho días antes de cumplir los veintidós años. Su corazón, hígado y pulmones dejaron simplemente de funcionar.

Agustina, directora financiera de veintinueve años, procede de una familia de obesos. Ha batallado con su peso desde que iba a la escuela secundaria. Sin embargo, a través del ejercicio y de una dieta constante, ha conse­guido mantenerse en un nivel de peso sano. Su novio, Daniel, acaba de pedirle matrimonio, pero Agustina siente temor de casarse con él. Todos los hermanos de Daniel y la mayoría de sus sobrinos son obesos. Desde el punto de vista de Agustina, la familia de él tiene una relación insana con la comida. Esta mujer teme que sus hijo

s estén condenados a la obesidad.

Al contrario que sus hermanos, Daniel mantiene un peso sano y hace ejercicio regularmente. Sin embargo, a menudo come bocadillos entre horas y le gusta mucho comer fuera. Le encanta compartir cosas ricas con Agustina, y ella ha subido algunos kilos desde que empezó a salir con él hace más de un año. Agustina cree que cualquier cosa que no tenga proteína
(carne o pescado), ensalada o fruta perjudica su dieta y la pone en riesgo de aumentar de peso. Su temor a subir de peso la mantiene en un estado de ansiedad que, a menudo, impide que ella y Daniel se diviertan.

Análisis del temor

El
temor a subir de peso tiene sus raíces en los temores básicos a sentirse incapaz, perder el control y el temor a la soledad. El temor extremo a engordar se manifiesta en d
os desórdenes alimenticios: la anorexia nerviosa, en la que la gente se deja morir de hambre, y la bulimia, en la que la gente come en exceso, secretamente, y después se obligan a vomitar, utilizar laxantes, ayunar o hacer ejercicio en forma desmedida. Según las noticias, Christy Henrich sufría ambos desórdenes.

La gente que padece estos problemas tiene una visión distorsionada de sí misma y cree que tiene demasiado peso o parece demasiado gorda, sea cual sea su peso o apariencia real. Los desórdenes alimenticios son comunes entre los que practican deporte o tienen profesiones que exaltan la delgadez (por ejemplo, bailarines, patinadores profesionales, gimnastas, modelos y actores). Por supues­to, los estudiantes universitarios que compiten por tener citas y la gente que procede de familias que admiran mucho la apariencia son también individuos en riesgo

Aunque no hay una única causa de la anorexia o la bulimia, las investigaciones sugieren que los que la sufren generalmente se ven afectados por uno o más factores como la disposición genética, el desequilibrio químico, los sucesos traumáticos (por ejemplo maltrato sexual, físico o emocional), disfunción familiar y sensibilidad hacia los mensajes que los medios de publicidad muestran sobre el cuerpo ideal. Otras causas pueden ser el temor a sentirse rechazado por la pareja o el intento de enfrentarse a los problemas cuando uno siente que no controla las cosas.

El Instituto Nacional para la Salud Mental estima que el 0,6% de la población de Estados Unidos sufrirá anorexia, el 1% padecerá de bulimia y el 2,8% tendrán trastornos alimenticios compulsivos. La incidencia de los desórdenes alimenticios en el hombre es inferior al 10% de los casos declarados, pero va en aumento.

Hay esperanza. El fenomenal éxito de la campaña de la compañía de cosmética Dove, “Por la belleza real”, demuestra que muchas mujeres están haciendo retroceder el énfasis de la industria de la belleza sobre la perfección física. Esta campaña, lanzada en 2004, muestra anuncios publicitarios de la compañía para loción reafirmante que tenían como protagonistas mujeres de diferentes tipos, con tallas entre la grande y la extragrande. Las mujeres parecían haber dejado atrás sus inseguridades, sentirse cómodas en su propia piel y haber abandonado la per­secución de cánones inalcanzables de belleza.

A pesar de esto, los investigadores de la Brigham Young University utilizaron la tecnología de la resonancia magnética para observar qué sucedía en el cerebro cuando la gente veía imágenes de mujeres desconocidas con sobrepeso. Hallaron que la imagen activaba un área en el cerebro de las mujeres que procesa la identidad y la imagen que tienen de sí mismas. Los hombres no mostraron ningún signo similar en iguales situaciones. “Estas mujeres no tienen ningún historial que refleje desórdenes alimenticios; además, proyectan la actitud de despreocupación por su imagen”, afirmó Mark Allen, un científico en neurología de esta universidad. “No obstante, bajo la superficie existe una ansiedad ante la idea de engordar y la importancia de la imagen corporal”.

Plan de acción

El temor a subir de peso es un desorden mental difícil de eliminar. Intenta las siguientes sugerencias para ponerte en camino hacia la curación:

• Recuerda que tu cuerpo no es tuyo: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido compra­dos por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Co. 6:19-20). Sitúate mentalmente fuera de ti mismo y comprende que eres un adminis­trador o director del cuerpo que Dios te ha con­fiado para hacer su voluntad aquí en la Tierra.

• Haz un diario de comidas que determine cuánto comes o no. Céntrate en comer alimentos que bendigan el cuerpo, como las proteínas, los carbohidratos complejos (fruta, verdura y cereales integrales), las grasas no saturadas, etc. Evita las comidas que maldigan el cuerpo, como los carbohidratos refinados (galletas, pasteles dulces o salados), las grasas saturadas y los productos con demasiado sodio.

• Escucha las advertencias y dudas que te planteen tus seres queridos, amigos, o compañeros de tra­bajo sobre tu peso poco saludable. Compara tu peso con el de las tablas de altura y peso existen­tes, y comprueba si la variación es significativa.

• Busca ayuda profesional. No intentes vencer este temor tú solo. La mayoría de la gente, que sufre un temor extremado a engordar, no es capaz de ver la devastación física y psicológica a la que están sometiendo a sus cuerpos. Por tanto, debes solici­tar o aceptar la ayuda de los demás para formar un “equipo de supervivencia profesional” cualificado, que puede incluir un médico, un nutricionista y un psiquiatra. Nota para la familia: Intervengan rápidamente si ven signos de desorden en la alimentación; no esperen a que su ser querido se dé cuenta del problema por sí mismo.

• Evita o minimiza la relación con personas que critican o que odian la gordura; y que, además, juzgan a los que tienen sobrepeso, pues enmas­caran sus propias inseguridades y refuerzan la imagen distorsionada que tienes de ti mismo.

• Ten paciencia y no pierdas el rumbo. Es posi­ble que tengas altibajos, pero con compromiso y determinación, estarás en camino hacia la libertad. Afirma diariamente. “Hoy controlaré el cuerpo de Dios para su gloria”.

DEJE DE LAMERSE LAS HERIDAS



Tratar nuestras heridas con mucho cuidado puede convertirse en una fuerte tendencia hasta el punto de llegar a identificarnos solo con la herida y no con una vida de sanidad y restauración. Cuando algo nos recuerda nuestro dolor, nos lamemos las heridas sin poder evitarlo. Es casi como si olvidáramos que nosotros también necesitamos un Salvador. Estamos tan ocupados diciendo: “¡Mira mi herida!” que nos olvidamos de entregarla a Dios.

Romanos 3:23 dice: “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”. Desde la última vez que revisé, todo realmente significa todo. Lo que lo incluye a usted y a mí. Ciertamente, no he sido infiel a mi esposo físicamente, pero también he cometido pecados. Y cuando pecamos, no estamos sola

mente pecando contra una persona; también estamos pecando contra nuestro Padre celestial.

Vea, la clave para aprender a perdonar verdaderamente es esta: dejar las comparaciones. Tenemos que dejar de comparar nuestros pecados con los pecados de otros porque el estándar siempre será diferente. En vez de mirar nuestro pecado a la luz de la perfección de Cristo, empezamos a mirar a las personas que nos rodean. “Bueno, no soy tan malo como Fulano. ¿Sabe lo que ha hecho?”


Cuando comparamos nuestro pecado con el pecado de otros, hacemos que nuestro estándar se convierta en un blanco variable. Eso significa que nunca tendremos un punto de referencia fijo. Nuestro estándar para medirnos nunca debe ser horizontal. Debe ser vertical. Debemos hacer exactamente lo que dice el libro de Hebreos y “fijar la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe” (Hebreos 12:2).


Cuando lo hacemos, nos damos cuenta de que nos quedamos cortos. Sé cuán duro es esto. Estoy profundamente consciente de cuántas ganas tiene mi carne de echarle en cara a mi esposo su pecado cuando se molesta conmigo por algo pequeño. Sé cuán fácil sería para mí recordarle sus fracasos y asegurarme de que comprendiera lo perfecto que es mi historial en nuestro matrimonio. Pero reaccionar así nunca dará lugar al perdón.

No tengo que recordarle que Cristo vivió una vida perfecta y sin pecado en esta tierra. No hizo nada incorrecto. Nunca. Y cuando me doy cuenta de que estoy teniendo problemas para perdonar a alguien, es casi siempre porque caigo en aquella forma de pensar al estilo de “no puedo creer que ella haya hecho eso” y quito mi enfoque de Jesús para ponerlo en la persona que, a falta de mejores palabras, cayó. Me doy cuenta de que cuando mantengo mi enfoque en Cristo y me esfuerzo para caminar con Él a diario, casi siempre camino en el perdón hacia otros y la gratitud por lo que Cristo hizo por mí.

DECLARACION PROFETICA POR NUESTROS HIJOS



1 - Hoy me levanto como sacerdote de Jehová y declaro profeticamente sobre mis hijos que: A partir de este día ellos salen de Lodebar, de todo ambiente de dolor, de fracaso, de esterilidad, de ese lugar de miseria, de desesperanza, improductividad, de depresión, ya que el señor los ha llamado al palacio del rey.


2 - Profetizo que toda lesión espiritual, emocional, física, que ha estado permanentemente impidiendo el crecimiento, que ha mutilado los sueños, que ha atrofiado sus vidas, que les ha herido y abatido, es quitada en el nombre de Jesús, mi hijos son sanos y libres en su nombre.

3 - Profetizo que todo lazo, atadura, pecado, maldad, lascivia, todo enemigo que se ha levantado a aprisionar a mis hijos en cadenas de resentimie
nto, culpabilidad y temor son destruidas y el señor restaura en ellos el linaje de príncipes benditos de la casa de Jehová.

4 - Profetizo que el pacto que Jehová juro que habría de cumplir en mi familia se evidenciara en la vida de mis hijos, el señor hace memoria en este día y sus promesas las veré cumplidas en ellos.

5 - Profetizo en el nombre de Cristo Jesús que el Señor restituira el honor, la posición de autoridad en el reino, el derecho legal de ser bendecidos, el llamado profético que fue establecido para mis hijos.

6 - Profetizo en el nombre de Jesús que lo que mis hijos perdieron o lo que el enemigo robo volverá a ser edificado y la plenitud y el Shalom de Dios cubrirá sus vidas.

7 - Y en este día por el poder de la palabra declaro en el nombre de Jesús que el señor dará ordenes a sus ángeles acerca de mis hijos que los traigan en hombros delante del trono de Jehová y mis hijos desde este día en adelante serán saciados del bien de su casa y están sentados en la mesa del rey disfrutando de las grosuras que el Señor tiene preparados en su mesa para ellos.

NO CREA UNA MENTIRA


Santiago 5:19-20 nos advierte que el error conduce a la muerte: “Hermanos, si alguno de vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que hace volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados”. Desde el momento en que corregimos una mentira o rehusamos aceptarla, estamos luchando contra la multiplicación del pecado. En cambio, si permitimos que la mentira prolifere, vamos a ver los cadáveres cayendo, espiritualmente, a nuestro alrededor.

Pienso en el cuento para niños del escorpión y la rana. El escorpión le pidió a la rana que lo ayude a cruzar el río. La rana, reacia, temiendo el aguijón mortal, trató de rehusarse cortésmente, pero al final fue convencida por las palabras elocuentes del escorpión. En medio del río, éste le clava el aguijón. “¿Por qué hiciste eso? ¡Ahora ambos vamos a morir!”, gritó la rana mientras sentía el veneno quemar su cuerpo. El escorpión contestó: “Pero el aguijonear está en mi naturaleza”. Destruir está en la naturaleza de Satanás.

Tal vez usted esté leyendo esto y hasta haya rehusado el regalo de la salvación que Cristo le da gratuitamente. Tal vez ha vivido por años, proclamando ser cristiano, pero interiormente sabe que nunca ha habido un verdadero cambio en su vida. Si éste es su caso, repita ahora esta oración:

Señor, perdóname por creer tanto tiempo una mentira. Ahora creo que sin Cristo estoy perdido. Recibo su muerte y su resurrección como mi única esperanza. Acepto a Jesús como Señor y Salvador de mi vida. En el nombre de Jesús, amén.*

MENSAJE INCOMPLETO?


Hasta donde recuerdo, el mensaje de la Iglesia ha sido la salvación de las almas. Se organizan maravillosas cruzadas de evangelización para traer multitudes a Jesús. El evangelismo también es llevado a las calles, cuando la gente normal invade nuestras ciudades y aprende a compartir las buenas nuevas del perdón de Dios para todos. Posiblemente la belleza del mensaje nos ha adormecido con respecto al resto de nuestra tarea. Hay más que eso. Jesús nos enseñó claramente que debíamos predicar el mensaje del Reino a toda nación antes del fin (ver Mateo 24:14). Ese mensaje revela el Reino a través de los milagros.


El mensaje de salvación está contenido en el evangelio del Reino. Las buenas nuevas del Reino son que la proclamación del dominio de Dios está en vigor ahora. El Reino es el dominio del Rey. El mensaje del Reino es el mensaje del dominio del Rey, que está en vigor aquí y ahora. Y cuando Jesús proclamaba este mensaje, milagros le seguían. Los milagros eran el resultado físico del cumplimiento de su dominio. “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 9:35). El mensaje correcto atrae el poder de Dios, ya que a Él le encanta confirmar su Palabra. El mensaje de salvación no estaría tan incompleto si fuera predicado como Dios lo planeó. En la actualidad, salvación significa que “nuestros pecados pueden ser perdonados”. Si no hubiera más que eso, de todos modos valdría la pena. El perdón sigue siendo el milagro supremo. Pero afirmar que hay más que el mensaje, no le resta importancia al perdón. Sino solamente que Dios planeó más. Jesús dijo: “Porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas” (Lucas 9:56). La palabra salvar en el original griego es la palabra sozo. Se refiere específicamente al perdón del pecado, a la sanidad de la enfermedad y a la liberación del tormento. Eso es salvación. Jesús nos proporcionó lo que necesitábamos para salvar a la persona por completo: espíritu, alma y cuerpo.

• Espíritu: perdón

• Alma: liberación

• Cuerpo: sanidad

El evangelio de salvación está pensado para tocar a la persona por completo. Otra observación de esta verdad procede del estudio de la palabra mal como se encuentra en Mateo 6:13: “Mas líbranos del mal”. La palabra mal representa toda la maldición de pecado que está sobre el hombre. Poneros es la palabra griega para mal. Provino de la palabra ponos, que significa “dolor”. Y esa palabra provino de la raíz penes, que significa “pobre”. Esto es lo que Jesús vino a destruir: el mal y el pecado; el dolor y la enfermedad; y la escasez y la pobreza. Jesús destruyó el poder del pecado, la enfermedad y la pobreza a través de su obra en el Calvario. Adán y Eva vivieron sin pecado, sin enfermedad y sin pobreza en el huerto. Ahora que somos redimidos y restaurados al propósito original de Dios, ¿debemos esperar menos? ¿Especialmente cuando lo que Jesús llevó a cabo es un mejor pacto?

Jesús, nuestro Salvador, vino pensando en el dominio. Esto ya fue aclarado: “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8). Debido a que a menudo vemos las obras del diablo en la destrucción evidente de la vida de la gente, es lógico que Jesús viniera a destronar al enemigo de su lugar de control e influencia.

En la actualidad, la gente a menudo es salva al repetir una oración, pero no les sucede mucho más para establecerlos en una relación con Aquel que realmente los hace libres y los hace una nueva criatura. Estos convertidos a menudo viven con tormento y aflicción, algunos de ellos durante años, y algunos otros para toda la vida. Una salvación más completa desde el principio, le da a la persona un mayor impulso hacia la relación que Dios planeó. ¿Recuerda al hombre que fue sanado en la puerta la Hermosa? La Escritura nos dice que él caminó, saltó y alabó a Dios. Fue transformado en todas las áreas. Fue sanado físicamente: caminó. Fue sanado emocionalmente: saltó. También fue sanado espiritualmente: alabó a Dios (ver Hechos 3:1–10). Recuerdo haber hecho un llamado al altar hace años un domingo en la mañana. Ese día se acercaron muchas personas.

Un muchacho sobresalía. Él tenía un gran dolor y había llegado caminando al servicio con un bastón. La enfermedad le había robado la capacidad de caminar sin ayuda. Él estaba tan impactado con la convicción de rendirse a Cristo, que respondió rápidamente para dirigirse hacia el altar y orar con nuestros siervos de oración (a los cuales los llamamos nuestros obreros del altar). No se dio cuenta sino hasta después de recibir a Cristo de que había dejado su bastón en el asiento. En realidad fue sanado mientras se acercaba para recibir el amor de Dios en perdón. La salvación que se llevó el poder del pecado, también destruyó la aflicción de su cuerpo. ¡Él fue salvo y no había nada incompleto al respecto!

OFERTAS ESPIRITUALES

Siempre que hablamos de oferta se encuentra involucrada una demanda y detrás de toda demanda existe una necesidad insatisfecha que esa oferta intenta cubrir. Según Lawrence J. Crabb, psicólogo y conferencista cristiano, el hombre posee dos tipos de necesidades. Las existenciales o primarias y las necesidades no existenciales. Estas últimas refieren al deseo legítimo de relacionarnos de manera profunda con otras personas, sentirnos amados respetados y apoyados por nuestro prójimo. También involucran necesidades de lo más banales como así también otras de crucial importancia, como por ejemplo el deseo de disfrutar de una buena película o que el último estudio médico confirme salud y no enfermedad.


Por su parte, las necesidades existenciales o primarias son aquellas que afectan a lo más profundo y elemental de nuestro ser, y que no encuentran satisfacción en ninguna otra persona o cosa sino que sólo Dios puede llenar. Son aquellas que hacen que la vida tenga sentido y valga la pena ser vivida. Hemos sido creados para tener comunión con alguien que todo lo puede, en quien somos aceptados en amor incondicional y que nos provee de la fuerza y la seguridad que necesitamos para enfrentar la vida.

Cuando este tipo de necesidad no es apaciguada en el Dios de la Biblia, genera un vacío en el interior del ser humano impulsando una demanda que busca encontrar ese algo o alguien que acalle la sed y el dolor de su alma.

Es precisamente a este tipo de necesidad existencial y espiritual
a la que apuntan la mayoría, por no decir todas, las ofertas espirituales que invaden nuestro mundo desde que el hombre existe como hombre sobre la faz de la tierra.

La invasión de las religiones orientales en occidente, el ocultismo y el movimiento de la Nueva Era entre otros, ofrecen al hombre de hoy una paleta amplia y multiforme en materia de ofertas espirituales. Todas estas propuestas, aparentemente variadas y hasta en algunos casos contradictorias provienen todas de una misma fuente común. De la misma manera en que un prisma refleja un único haz primario de luz en diferentes colores, todas las ofertas espirituales no son más que variaciones de una misma fuente con un lema común: “Ser como Dios”.

Esto en realidad no debería extrañarnos, pues este mismo argumento fu
e el que la serpiente le presentó a Eva en el episodio de la tentación relatado en Génesis 3, y la misma causa de su propia caída.

Lothar Grassman, predicador y escritor cristiano, lo describe de manera muy clara y didáctica en su libro: “Ocultismo, Religiones Orientales y Movimiento de la Nueva Era” al comparar los postulados de las ofertas espirituales con las artimañas de la serpiente al tentar a Eva en el Jardín del Edén. Inspiradas en el engaño satánico, la doctrina de base tiene congruencia con las cuatro mentiras de la serpiente:


Primera mentira: Negar la autoridad de la palabra de Dios.
Presentan un Dios impersonal, una especie de energía cósmica, una fuerza presente en la creación. Dios está en todo, aún en nosotros mismos. Un Dios que forma parte de lo creado es un Dios relativo que no puede darle al hombre mandatos ni normas, tampoco puede salvarlo. “¿Así que Dios les ha dicho a ustedes que no coman de ningún árbol del huerto?” Gen. 3:1

• Segunda Mentira: Negación de lo definitivo de la muerte
Intenta devolver cierta seguridad a quien pasa por alto la veracidad de la Palabra de Dios. Esta mentira está muy bien solapada en una enseñanza no comprobable que lleva a la perdición: la reencarnación.
La reencarnación consuela a aquél que no sabe qué hacer con su culpa y huye de Dios, no aceptando la solución provista en Cristo Jesús. Siempre tendrán una nuev a oportunidad en una nueva vida. “No morirán. Dios bien sabe que el día que ustedes coman de él, se les abrirán los ojos…” Gen. 3:4

• Tercera Mentira: Afirmación de que el hombre posee naturaleza divina.
Esta constituye la mentira central de Satanás. Según esto, el hombre no fue creado a imagen de Dios sino que es como Dios mismo. Un Dios energía que está en todo puede ser despertado en uno mismo, tomando contacto con esa fuerza puede ser utilizada como mejor convenga. Riquezas, éxito, salud, y la solución a todos los problemas de la humanidad ya no constituyen metas inalcanzables.
“«…y serán como Dios…” Gen. 3:5

• Cuarta Mentira: Afirmación de que el hombre posee conocimiento divino.
El hombre puede alcanzar un estado superior de “iluminación” y de esta manera crearse su propio mundo, su propio universo, en donde él mismo gobierna como dios que todo lo sabe. “…se les abrirán los ojos … y serán c onocedores del bien y del mal.” Gen. 3:5

Cuando el hombre rechaza la autoridad de la Palabra de Dios como medida de verdad queda indefenso, se vuelve incapaz de distinguir entre verdad y mentira. Y esto se cumple en la vida de millones de personas hoy, que han creído a la serpiente y buscan satisfacer en sus ofertas la sed de sus almas.

Cuando nos abrimos a prácticas ocultas para alcanzar lo que creemos nos dará felicidad: conocimiento, sanidad, influencia, poder, porvenir o cubrir cualquier otro déficit, Satanás y sus demonios ganan poder e influencia sobre nuestras vidas. Cuando damos credibilidad a sus propuestas y accedemos a sus ofertas le abrimos al enemigo una puerta que sólo Cristo puede cerrar.

Y esta es la buena noticia en todo esto: Cristo es vencedor sobre todo principado y potestad y tiene autoridad y poder sobre el mundo espiritual (1 Pedro 3:22).
“Precisamente para esto ha venido el Hijo de Dios: para deshac er lo hecho por el diablo.” (1 Juan 3:8)

No busquemos satisfacer nuestras necesidades más elementales en ningún otro Dios que no sea el Dios de la Biblia, en ningún otro Cristo que no sea el Hijo de Dios hecho hombre, único camino a Dios y el único en el que Dios ha provisto salvación para la humanidad. La paga del pecado es la muerte nos enseña la Biblia, Jesucristo ya pagó con su sangre nuestra deuda, en Él y sólo en Él somos reconciliados con el Padre, en él llenamos el vacío que quedó en nuestras almas el día que decidimos dar crédito a la serpiente.

Si el enemigo ha irrumpido en tu vida, debes saber que hay un Dios que te ama que envió a su Hijo a la cruz para que tú puedas ser libre y puedas encontrar la paz que tanto anhelas. Jesucristo te llama a ti hoy: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán d escanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.” (Mateo 11:28)

Si necesitas ayuda puedes escribirnos a quehicistecuando@iglesialatina.org

Otros pasajes para tener en cuenta:

• Mateo 7:15-23
• I Juan 4:1-3

CONOCE A TU ENEMIGO


Uno de los temas más malentendidos en toda la teología y la enseñanza cristiana es el tema de la guerra espiritual. La primera clave para tener victoria en la guerra espiritual es la siguiente: debe usted creer en la esfera del espíritu; debe creer que esta esfera es real y tangible. La esfera del espíritu no es ningún cuento de hadas inventado que vive solamente en las mentes de los niños y de los supersticiosos, sino que es real. La guerra espiritual es algo que tiene lugar cada día. Tan sólo porque ignoremos algo no significa que no exista. Muchas personas sufren la enfermedad de la avestrucitis.

Creen que si se comportan como un avestruz en cuanto a cosas como la guerra espiritual, entonces esas cosas no están sucediendo. Puede que escondan su cabeza en la arena y lo ignoren, ¡pero sigue ocurriendo! ¿Sufre usted avestrucitis? Satanás lucha desesperadamente por destruirle a usted, su destino, su propósito y a su familia; pero no sea vencido ni se desaliente. Si es usted creyente en Jesús, ¡entonces es un vencedor!

Pablo declara que hay un mundo que no se ve (2 Corintios 4:18). Es un mundo sobrenatural, y en este mundo invisible es donde se produce la guerra espiritual. Desde el principio del tiempo ha habido una borrosa línea entre el mundo natural y el mundo espiritual. En el amanecer de la creación, cuando Adán y Eva llegaron al huerto de Edén, Satanás también lo hizo, y comenzó la guerra espiritual.

Esta batalla se denomina guerra porque Satanás y todo el infierno están en total rebelión contra Dios. La guerra espiritual puede manifestarse de muchas maneras diferentes. Cuando somos tentados a participar en el pecado y en la conducta impía, se libra la lucha; ocurre cuando somos heridos, dañados o defraudados por las personas que amamos o en quienes tenemos confianza. Es una lucha espiritual no llegar a estar amargados, enojados y no querer perdonar. El enemigo orquestará situaciones que estén pensadas para derrotarnos, y puede llegar a ser una batalla el permanecer victoriosos, llenos de gozo, ¡e incluso salvos!

La guerra espiritual puede tener lugar en cualquier lugar: en la casa, el trabajo, ¡e incluso en la iglesia! Nunca olvide que se ha sabido que el diablo va a la iglesia. Ahora bien, es importante que usted entienda esta verdad: existe una gran guerra espiritual produciéndose en este preciso momento. Podría usted preguntarse si Dios está preocupado, y la respuesta sería un resonante no. Dios tiene el control absoluto y no corre ningún peligro por parte de Satanás. Participamos en una guerra, lo que está en juego es enorme, y nuestro enemigo es Satanás.

Nuestro enemigo es el enemigo de Dios, y ese enemigo es Satanás. A fin de que usted venza a un enemigo, es de primordial importancia que conozca a ese enemigo. Cuando usted conoce a su enemigo, está en el camino hacia la victoria segura