LA CONGRUENCIA DE DIOS

1 Corintios 1:10 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 

Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. 

Una de las cosas que más me gustan y más me sorprenden de Dios es su congruencia, quiero entender que precisamente por eso lo hizo todo por medio de su palabra, para primero tener que decirlo y luego tener que avalarlo con sus hechos, ya que la intención de su corazón es siempre la misma. Cuando pienso en la congruencia, a veces me siento un poco frustrada, ya que todos en algún momento de nuestras vidas o bien bastante seguido tratamos de hacer las cosas a nuestro modo y no al modo de Dios, sin darnos cuenta que en la mayoría de las ocasiones eso va en contra de nosotros mismos y de aquello que Dios quiere hacer en nosotros, y a pesar de decir que creemos en Dios y le amamos, actuamos de manera totalmente contraria y con el total desconocimiento de su voluntad, en otras palabras totalmente incongruentes. Jesús lo dijo "aquel que me ama, obedece mis mandamientos", pero ese amor extraño que nosotros practicamos con Él, es muy distinto a lo que Él dijo y lo dijo sabiendo que no lo amamos adecuadamente. Cosa interesante es cuando hacemos las cosas a nuestro modo, la primer señal para saber que es de esa manera, es el que nos apartamos de los demás, porque creemos que así será mejor, y sin tomar en cuenta que es lo que Dios dice al respecto. 

Bien lo dice la Biblia "por nuestros frutos seremos reconocidos" y sabe, no hay manera de darle vuelta a esa situación, de acuerdo a lo que hagamos serán nuestros frutos y curiosamente los frutos que damos no son para consumo propio, sino para beneficio de los demás, por tanto el estar "bien" con Dios es benéfico para los demás y nos pondrá siempre en una situación de comunidad y nunca en el aislamiento, en la soledad o en algo exclusivo ni específico para nosotros, el Reino de los Cielos no funciona de esa manera. Por tanto tenemos que entender que la fe nos trae unidad, pero no solo física, sino en todo espiritual e incluso de pensamiento, ya que muchas personas tienen la errónea idea de que la Biblia se interpreta de maneras distintas, pero en realidad, la Biblia no es para interpretarla, sino para creerla, quien piensa de esa manera, trata de acoplar lo escrito a sus situaciones personales y hacer a Dios a su modo, en vez de hacerse a sí mismas a su estado original a la imagen y semejanza de Dios. 

 Por tanto en Cristo es nuestro deber el encontrar en donde convergemos con las personas y no donde nos diferenciamos, es cierto que en muchas ocasiones las personas que se dicen "cercanas a Dios" señalan y condenan a otras por sus actitudes y su pecado, pero la razón no es porque están cercanas a Dios sino porque tienen puestos sus ojos en el pecado y no en Dios, si los tuvieran puestos en Dios, verían todo lo que Dios hace en las personas a su alrededor todo el tiempo y las alentarían a seguir adelante y perseverando. 

 La cita de hoy es un recordatorio importante, nos alienta a no perder de vista la meta, ya que el mejor reflejo de que Dios habita en nuestro corazón es el que las personas se nos sumen y se nos unan, que nos sigan y que nos imiten, así como hizo Jesús cuando habitó entre nosotros.

DEJA ATRAS EL PASADO

En Ezequiel 18:14, hablando de las consecuencias de los que tomen malas decisiones, Dios declara que hay un poder en cada generación. Él no puede evitar que veas los errores de tus antepasados, ni como caminan tus padres, pero no importando lo que sucedió en el pasado tiene que haber una generación que se pare firme y diga: Yo voy a servir a Dios y no voy a ser como mis padres, ni voy a caminar como ellos.

Hoy tienen que terminar las excusas en tu vida. No tienes que ser ni hacer como tus antepasados. No tienes que ser como tus padres y tus abuelos, no tienes que estar deprimido como ellos, ni tienes que terminar como lo hizo tu mamá o tu abuela. Debes amar y querer a tu familia, pero párate firme en el día de hoy y di: Yo voy a vivir por la justicia de Dios y nunca más tomaré como excusa lo que pasó en el ayer.

Tiene que haber un día donde una generación se pare firme y diga: Hasta aquí. Y esa generación tienes que ser tú.  No hagas responsable a otro, con excusas, por algo que Dios te mandó a corregir. Todo el mundo tiene el poder de decidir cambiar su generación. No tienes que vivir bajo las consecuencias de las generaciones de tu pasado, hoy es el día de quitar la excusa y decir: Yo decido vivir, no por lo que vi, sino por lo que he creído.

No podemos negar que muchos han visto violencia en sus casas, el dolor, la amargura, los problemas, la pobreza.  Pero esto no significa que tus padres son malos, simplemente cometieron errores y no tuvieron más. Posiblemente sus  vidas también fueron llenas de pobreza, tristeza, abandonos y angustias.

No puedes vivir toda la vida lidiando con las consecuencias de los errores del ayer. Tiene que haber un memento  en el que digas: Aunque mi padre y madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá. Aunque se olvidare la que te dio a luz, Dios dice: Yo te voy a recoger; no te olvidaré. Esa es la luz que tienes que ver hoy en tu oscuridad. Tiene que haber un momento donde digas: Yo voy a ser mejor que mis padres, voy a cambiar la maldición de la generación y voy a cambiar la historia en el nombre de Jesús.

No tienes que creer que lo que te está pasando es la maldición de tus antepasados. Entiende que Dios dice que hay misericordia para aquellos que le amen y vivan rectamente. Dios mismo dijo: Yo no voy a visitar a aquellos en la maldad, voy a visitar a aquellos que han decidido vivir rectamente delante de mí.

Decide vivir rectamente delante de los ojos de Dios y aquello del pasado que pudiera estar poniendo una carga sobre tu vida, termina en el nombre de Jesús.

AL ABRIGO DEL ALTISIMO

La cobertura espiritual no se basa en que estemos conectados a alguien o a alguna institución.  La cobertura espiritual más grande que tenemos es cuando recibimos a Jesucristo como Señor y Salvador; es cuando estamos lavados por la sangre de Cristo.  Si estás firme en el Señor, crees en la palabra y en lo que Él ha hecho por ti, siéntete seguro que estás cubierto.  Él es el que intercede ante el Padre por nosotros.
Sí hay un principio de protección espiritual, cuando entendemos algunos conceptos que nos permiten posicionarnos en el lugar correcto para disfrutar de algunos beneficios.  Tu cobertura espiritual está basada en tu posición.  En Salmo 91, dice: El que habita al abrigo del altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.  No nos dice que no habrá mortandad, sino que nos asegura protección si estamos posicionados en el lugar correcto, si estamos en el orden correcto de Dios.
Hay ciertas cosas que nos ayudan a nosotros y a nuestras familias a posicionarnos en el lugar correcto.  Una de estas cosas es la oración.  Tu familia completa tiene que ser ubicada a través de la oración.  No pierdas la pasión de orar por los tuyos y enviar la palabra.  Presenta cada uno de los miembros de tu familia en oración cada mañana.   Ora por cada uno de ellos dondequiera que se encuentren y declara la palabra.  Dios dice, en Ezequiel 22:30, que él siempre busca a alguien que haga vallado y se ponga en la brecha a favor de aquellos que están desvalidos.  No se trata si ellos oran o le sirven a Dios, se trata de que nunca dejes de orar.
La palabra de Dios es otro instrumento para posicionar a ti y a tu familia en el lugar correcto.  Cuando hay ubicación, se libera el potencial que hay en el interior.
Estar en la casa de Dios también ayuda a posicionarte junto a tu familia en el orden de Dios.  En el libro de Hebreos, dice que no dejemos de congregarnos como algunos tienen por costumbre.  Traer a la casa de Dios a tus hijos les enseña la importancia de recibir palabra de Dios; les enseña que hay bendición en esto.
Hay varios ejemplos en la biblia de personas que tomaron decisiones y esto tuvo resultados poderosos también para toda su familia.  Vemos cómo Rahab, en el libro de Josué, capítulo 6, protegió a los enviados de Dios y toda su familia fue protegida en la batalla.  Cuando te encargas de proteger y cuidar de esa palabra de Dios en tu casa, esto trae protección a todos los tuyos.
No dejes de orar, estudiar la palabra de Dios e ir a la casa de Dios para tener la cobertura espiritual para ti y toda tu casa.  Cuida de estos principios y permite que seas posicionado en el orden de Dios junto a tu familia.

EL 4 EN LA BIBLIA

El número cuatro se encuentra 305 veces en la Escritura. Hemos visto que el número tres significa la perfección divina con especial referencia a la Trinidad. El número cuatro debería marcar entonces aquello que se sigue de la revelación de Dios en la Trinidad, esto es, sus obras creadoras. Esa es la razón por la cual la revelación escrita comienza con las palabras: «En el principio creó Dios». La creación es, por tanto, el ítem siguiente, y el número cuatro siempre hace referencia a todo lo que fue creado. El cuatro es, claramente, el número de la creación. Es el número de las cosas que tienen un comienzo, de las cosas que son hechas, de las cosas materiales y de la propia materia. Es el número del mundo.

Es interesante recordar a ese respecto que nuestro universo es un universo de Espacio-Tiempo. Todos los fenómenos, incluyendo todas las formas de materia y todos los tipos de procesos físicos y biológicos, tienen lugar en el espacio a través del tiempo. La moderna unión relativista del espacio y tiempo en un continuum de Tiempo-Espacio, verifica y cristaliza de manera interesante este hecho de la experiencia universal. Según este moderno lenguaje científico, nosotros estamos viviendo en un mundo de cuatro dimensiones.

Incluso en el lenguaje del día a día, tenemos en la Biblia expresiones tales como «los cuatro confines de la tierra» (Isaías 11:12). En hebreo eso significa literalmente los «cuatro cuadrantes de la tierra». Es un hecho comúnmente aceptado que cualquier objeto redondo puede ser dividido en cuadrantes. Nuestro mundo es redondo. Cuando Abraham se separó de Lot, Dios le dijo: «Alza ahora tus ojos, y mira ... hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente» (Génesis 13:14). Ese fue el mundo que Dios prometió dar a Abraham. En Ezequiel 37:9, nosotros tenemos la afirmación: «Ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos...» Esto es, los cuatro puntos de la brújula. La ciudad de Dios (Apocalipsis 21), en el norte, sur, este y oeste, tiene un frente para cada una de las cuatro direcciones.

Ezequiel tuvo una visión de los querubines. Eran cuatro en número. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. En Apocalipsis los mismos cuatro querubines son llamados «seres vivientes» (Apocalipsis 4). El primer ser viviente era como un león; el segundo, como un becerro; el tercero, como un hombre; y el cuarto, como un águila volando.

Justamente como el río que salía de Edén para regar el Huerto de Dios, y que fue dividido en cuatro (Génesis 2:10-14), el Evangelio, o las buenas nuevas de Cristo, proceden del corazón de Dios para alcanzar al mundo y decir a los hombres: «De tal manera amó Dios al mundo». Tenemos las cuatro presentaciones de eso, un Evangelio en Cuatro Evangelios. ¿Por qué cuatro? Porque debe ser enviado a los cuatro extremos o a las cuatro partes del mundo. Él «quiere que todos los hombres sean salvos...» (1ª Timoteo 2:4). El evangelio de Mateo es principalmente para los judíos; el de Marcos es para los romanos; el de Lucas para los griegos; y el de Juan para la Iglesia cristiana. Cristo es presentado a todos los hombres como el Rey en Mateo; en Marcos como el siervo de Dios; en Lucas como el Hijo del hombre; en Juan como el Hijo de Dios. La naturaleza del Evangelio puede, por tanto, compararse al querubín de la visión de Ezequiel y a la de Apocalipsis 4; en Mateo al león; en Marcos al becerro; en Lucas al hombre, en Juan al águila volando.

EL 7 EN LA BIBLIA

El siete se menciona 737 veces en la Biblia. «Siete veces» es mencionado 6 veces, el séptimo se encuentra 119 veces. Cierto día, Pedro vino a Jesús y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?». Para Pedro, perdonar hasta siete veces ya era alcanzar el máximo de su espiritualidad. 

Él quedó sin duda impresionado por el mandamiento del Señor en el monte: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto» (Mt. 5:48). Probablemente, en la mente de Pedro perdonar siete veces significaba alcanzar la perfección. Nuestro Señor lo sorprendió con la respuesta: «No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete» (Mt. 18:22). Es la perfección sobre la perfección.

«Siete» es el número de la perfección, generalmente con un énfasis espiritual. En Hebreos, la palabra «siete» es «chevah». Viene de la raíz «Sabah», lleno o satisfecho, tener suficiente. Por lo tanto, el significado de la palabra «siete» es denominado por esta raíz, pues, en el séptimo día, Dios descansó del trabajo de la Creación. Estaba pleno y completo, bueno y perfecto. Nada podía agregarse o quitarse de él sin perjudicarlo. Siete veces Dios hizo el comentario sobre sus obras: «Es bueno». Él estaba satisfecho y entonces descansó. El siete, por lo tanto, sella con perfección y cabalidad aquello en relación a lo cual es usado.

El primer patrón de una vida completa después de la caída del hombre fue dado en Génesis 5:24: «Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó con Dios». Enoc era el séptimo desde Adán y el primer hombre que no experimentó la muerte.
El segundo hombre después de Adán que caminó con Dios fue Noé (Gn. 6:9). Noé llevó los animales limpios para el arca de siete en siete (Gn. 7:2). Siete días después que Noé entrara en el arca, vino el diluvio (Gn. 7:9-10). El arca descansó el séptimo mes sobre las montañas del monte Ararat (Gn. 8:4).
El esclavo hebreo debería servir durante seis años, que era el límite legal (Ex. 21:2). El amor hizo que Jacob deseara servir a su tío Labán durante siete años por Raquel. Solamente el amor puede ir más allá del límite legal y puede abarcar la extensión total de tiempo para servir. (Gn. 29:20).

Después de la Pascua, el pueblo de Israel debería comer panes sin levadura durante siete días. Deberían quitar la levadura de sus casas. No deberían tocar levadura «desde el primer día hasta el séptimo» (Ex. 12:15). Aquí, es claro, es destacada para nosotros la santidad implícita en todo esto. La levadura significa corrupción y real separación de Dios. Después de haber sido salvados, nosotros debemos vivir apartados de la levadura nuestros «siete días», que representan nuestra vida entera.
El candelero de oro del Tabernáculo tenía seis brazos que salían de un soporte central, sumando un total de siete, dando énfasis y en armonía con el hecho de que la luz era la luz del pueblo de Dios en el mundo, pero que su fuente era divina. En correspondencia con los siete brazos fueron hechas también siete lámparas. (Ex. 25-32, 37).
Antes que Aarón y sus hijos dieran inicio a su servicio sacerdotal, ellos fueron consagrados durante siete días (Lv. 8:31-36). El hijo de Aarón que tomara su lugar como sacerdote debería colocarse las vestiduras sagradas de Aarón por siete días. (Ex. 29:2, 30). Estas son descripciones de una vida completamente consagrada al servicio del Señor.
En el día de la expiación, el sumo sacerdote esparcía la sangre del becerro sobre el propiciatorio, y siete veces delante del propiciatorio (Lv. 16:14). Esto retrata la perfección de la obra redentora de Cristo. «…por su propia sangre entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención» (Heb. 9:12).

Había 7 días de fiesta de nuestro Señor: Pascua, Panes sin levadura, Primicias, Pentecostés, Expiación, Trompetas y Tabernáculos (Lv. 23:1-44). Aquí hay un tipo perfecto de Cristo como nuestro deleite, nuestra alegría y nuestro descanso.

Cuando Israel tomó la ciudad de Jericó, Dios les ordenó que marchasen alrededor de la ciudad siete veces. Entonces, en el séptimo día, cuando ya habían marchado siete veces alrededor de ella, completaron su marcha de fe. Esta marcha fue completada con los siete sacerdotes llevando las siete bocinas de cuero de carnero delante del arca (Jos. 6:1-12).
A Salomón le tomó siete años construir el templo de Dios (1 R. 6:38). Salomón y todo el pueblo dedicaron la casa de Dios. «Entonces hizo Salomón fiesta siete días…» (2 Cr. 7:8) y «habían hecho la dedicación del altar en siete días» (2 Cr. 7:9).

Dos milagros de Eliseo fueron sellados con el número 7: el niño que él resucitó de la muerte estornudó siete veces antes de abrir los ojos (2 R. 4:35). Naamán, jefe del ejército del rey de Siria «se zambulló siete veces en el Jordán» antes de ser sanado de la lepra (2 R. 5:14).
La sabiduría del libro de Proverbios es personificada y siempre habla de Cristo. «La sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas» (9:1). No son solamente las siete columnas que son configuradas en la Roca eterna, en ella se encuentran también siete ojos, según Zacarías 3:9. «Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra» (Zac. 4:10) Los siete ojos en la piedra que está en Sion hablan de la perfecta inteligencia de Dios. Ellos deben alegrarse cuando ven la plomada en la mano de Zorobabel, o sea, la casa de la habitación del Señor enteramente terminada.

Tener siete hijos tipifica una bendición en toda su medida, aunque, como nos recuerda Jeremías, el costo sea el más alto de todos para la madre: «Languideció la que dio a luz siete; se llenó de dolor su alma, su sol se puso siendo aún de día…» (Jer. 15:9). ¿No es un cuadro de nuestro Señor en la cruz? A fin de ‘llevar muchos hijos a la gloria’ (Heb. 2:10), él expiró en la cruz y el sol se oscureció al mediodía. Bebió también la copa amarga para que la copa de la bendición se derramase sobre nosotros. Fue maldecido y muerto sobre el madero para que fuésemos bendecidos con todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3).

En Daniel 9 leemos que están determinadas setenta semanas sobre el pueblo y la ciudad de Dios. El enfoque de este programa determinado está en el fin de (70-1) x 7 cuando «se quitará la vida al Mesías» (Dn. 9:26). En relación al pueblo y al testimonio de Dios, Cristo y él, crucificado, debe estar al frente.
El candelero en la visión de Zacarías tenía 7 brazos para 7 lámparas o 7 brazos para cada una de las 7 lámparas en medio de dos olivos. Qué abundante suministro del Espíritu Santo en esta figura para sustentar el testimonio del Señor. Esta es una de las mejores ilustraciones para el famoso verso: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos» (Zac. 4:6).

Siete fueron los nombres mencionados en los títulos como autores de los Salmos: David, los hijos de Coré, Asaf, Hemán ezraíta, Etán ezraíta, Moisés y Salomón.


Hay siete «hombres de Dios», así llamados en el Antiguo Testamento: Moisés (Dt. 12:22), David (2 Cr. 8:14), Samuel (1 Sam. 9:6), Semaías (1 R. 12:22), Eliseo (2 R. 4:7), Elías, Igdalías (Jer. 35:4). Y uno en el Nuevo Testamento, Timoteo, completando ocho.

Hay siete cosas débiles en Jueces, utilizadas por Dios como instrumentos de liberación, que marcan y sellan la perfección espiritual de Su obra: 1. Un hombre zurdo (3:21), Aod, libertando de la opresión de Moab. 2. Una aguijada de bueyes (3:31) en la mano de Samgar, libertando a Israel de los filisteos. 3. Una mujer (4:4) y 4. Una estaca de tienda en la mano de Jael, libertando de Jabín, rey de Canaán. (4:21). 5. Un pedazo de una rueda de molino (9:53), libertando al pueblo de la usurpación de Abimelec. 6. Los cántaros y las trompetas de los 300 hombres de Gedeón (7:20) libertando de los ejércitos de Madián. 7. Una quijada de asno (15:16), con la cual Sansón libertó a Israel de los filisteos.

Dios de hecho escogió «lo débil del mundo para avergonzar a lo fuerte» (1 Co. 1:27), «a fin de que nadie se jacte en su presencia» (1 Co. 1:29).
Siete peticiones constan en la Oración del Señor; tres referentes al cielo, con la palabra «tu»; cuatro referentes a la tierra con la palabra «nuestro» (nuestros, as). En Mateo 13, hay siete parábolas del Reino.
Siete fueron las palabras de Jesús en la Cruz – Oro del Gólgota. Gólgota es el foco de la revelación, de la historia y de la experiencia. Dios hizo allí lo mejor y el hombre lo peor. Todo en el Calvario es significativo, pero de manera especial las siete palabras del Salvador, habladas de lo más profundo de Su sufrimiento vicario, lo interpretaron para la humanidad. Él habló siete veces – una completa interpretación. Ninguna palabra de más, ni una de menos.
Siete son los dones en Romanos 12:6-8; siete las unidades en Efesios 4:4-6; siete las características de la sabiduría, Santiago 3:17; siete las «mejores» cosas en hebreos: Pacto (7:22), Promesas (8:6), Bienes (10:34), Esperanza (7:19), Sacrificios (9:23), Patria (11:14) y Ciudad (11:16); siete gracias en 2 Pedro 1:5-7, siete pasos en la humillación de Jesús y siete en su exaltación en Filipenses 2.
Siete hombres de buena reputación fueron escogidos para administrar la benevolencia de la iglesia en Hechos 6:1-7.

El Libro de la Vida se menciona siete veces en la Biblia.
El libro de Apocalipsis es un libro de sietes. El «7» es usado 54 veces en este libro. Tenemos 7 iglesias, 7 candeleros, 7 estrellas, 7 espíritus de Dios, 7 sellos, 7 ojos, 7 ángeles, 7 trompetas, 7 truenos, 7 cabezas, 7 últimas plagas, 7 bandejas de oro, 7 montañas, 7 reyes, etc.

EL SIGNIFICADO DE LOS NÚMEROS EN LA BIBLIA

Para nosotros los números tienen un significado muy distinto a los números que leemos en la Biblia.

En la Biblia los números tienen tres significados distintos: cantidad, simbolismo y mensaje.

Primer sentido: LA CANTIDAD
Es un significado parecido al nuestro. Por ejemplo veamos: 1Rey 18, 1 2Rey 22,1 1 Rey 4, 7  Jn 11,18 .Estos números no son simbólicos ni encierran ningún mensaje oculto. Simple y llanamente se refieren a la cantidad de años, personas o distancia mencionadas en el texto.
En este significado no hay lugar para la confusión: lo que el número dice es lo que quería decir el autor.

Segundo sentido: EL SIMBOLISMO
Un número simbólico es aquel que no indica una cantidad, sino que expresa una idea, un mensaje distinto de él, que lo supera y lo desborda.

No siempre es posible saber por qué tal número significa "tal" cosa. La asociación entre ambas realidades a veces es desconocida. Para nosotros los occidentales esto es difícil de entender, pero los semitas los usaban con toda naturalidad para transmitir ideas, mensajes o claves.

La Biblia no explica nunca qué simboliza cada número, pero los estudiosos han llegado a averiguar algunos de sus simbolismos y han podido aclarar muchos episodios bíblicos.

El número 1 simboliza a Dios, que es único. Por ello indica exclusividad, primado, excelencia: Mt 19,17 Mt 19,17 Mt 19,6 Jn 10,30 Gál 3,28 Ef 4,5 En todos estos casos, el uno simboliza el ámbito divino.

El número 2 representa al hombre, pues en él hay siempre dualidad, división interior por culpa del pecado. Mt 20,30 Mt 26,60

El número 3 representa "totalidad", quizá porque 3 son las dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro. Decir 3 equivale a decir "la totalidad" o "siempre". Gn 6,10 Mt 26,34 Is 6,3.

El número 4 en la Biblia simboliza el cosmos, el mundo, ya que son 4 los puntos cardinales. Cuando se dice que en el Paraíso había 4 ríos (Gn 4,10) significa que todo el cosmos era un Paraíso antes del pecado de Adán y Eva. O sea, no se trata de un sitio determinado, aunque algunos continúen buscando dónde estaba. Ez 37,9 Apoc 4,6.

El número 5 significa "algunos", "unos cuantos", una cantidad indefinida. Así, se dice que en la multiplicación de los panes Jesús tomó 5 panes (=algunos panes). Que en el mercado se venden 5 pajarillos por dos monedas (=algunos pajaritos)... 1 Cor 14,19

El número 7 tiene el simbolismo más conocido de todos. Representa la perfección. Por eso Jesús dirá a Pedro que debe perdonar a su hermano hasta 70 veces 7. También puede expresar la perfección del mal, o el sumo mal, como cuando Jesús enseña que si un espíritu inmundo sale de un hombre puede regresar con otros 7 espíritus peores, o cuando el evangelio cuenta que el Señor expulsó 7 demonios de la Magdalena.


El Apocalipsis es el que más lo emplea: 54 veces para describir simbólicamente las realidades divinas: las 7 Iglesia del Asia, los 7 espíritus del trono de Dios, las 7 trompetas, los 7 candeleros, los 7 cuernos, etc.


La tradición cristiana continuó este simbolismo del 7, y por eso fijó en 7 los sacramentos, los dones del Espíritu Santo, las virtudes.

El número 10 tiene un valor que sirve para recordar. Al ser 10 los dedos de las manos, resulta fácil recordar esta cifra. Por eso figuran como 10 los mandamientos que Yahvé dio a Moisés (podrían haber sido más), y 10 las plagas que azotaron a Egipto. También por esta razón se ponen sólo 10 antepasados entre Adán y Noé, y 10 entre Noé y Abraham, aun cuando sabemos que existieron muchos más.

El número 12 es también simbólico. Significa "elección". Por eso se hablará de las 12 tribus de Israel, cuando en realidad el Antiguo Testamento menciona más de 12; pero con esto se quiere decir que eran tribus "elegidas". Igualmente se agruparán en 12 a los profetas menores del Antiguo Testamento. También el Evangelio mencionará 12 apóstoles de Jesús, que resultan ser más de 12 si comparamos sus nombres; pero se los llama "Los Doce" porque son los elegidos del Señor. Asimismo Jesús asegura tener 12 legiones de ángeles a su disposición (Mt 26,53). El Apocalipsis hablará de 12 estrellas que coronan a la Mujer, 12 puertas de Jerusalén, 12 ángeles, 12 frutos del árbol de la vida.

El número 40 tiene también valor simbólico. Representa el "cambio", de un período a otro, los años de una generación. Por eso el diluvio dura 40 días y 40 noches (pues es el cambio hacia una nueva humanidad). Los israelitas están 40 años en el desierto (hasta que cambia la generación infiel por otra nueva). Moisés permanece 40 días en el monte Sinaí, y Elías peregrina otros 40 días hasta allí (a partir de lo cual sus vidas cambiarán). Jesús ayunará 40 días (porque es el cambio de su vida privada a su vida pública).

El número 1.000 significa multitud, gran cantidad: Dan 5,1 Salm 90 1 Rey 3,4 1 Rey 11,3A veces este número puede entrar en combinación con otros. Así, en el Apocalipsis dice simbólicamente que al final del mundo se salvarán 144.000 elegidos, porque es la combinación de 12x12x1.000, y significan los elegidos del Antiguo Testamento (12), y los elegidos del Nuevo Testamento (12), en una gran cantidad (x1.000).

Quedan otros números simbólicos como el 70. San Lucas dice que Jesús eligió a 70 discípulos para enviarlos a todos los lugares y sitios por donde él tenía que pasar (Lc 10,1). No está dando una cifra real, sino simbólica, ya que según Gén 10, el total de los pueblos y naciones que existían en el mundo era 70. Cuando Lucas dice esto, lo que quiso decir es que los mandó para que el evangelio llegara a todas las naciones del mundo.

También vemos otra cifra en Jn 21,11 ¿Por qué tanto interés en dejar registrado el número de 153 peces? Es que en la antigüedad se creía, entre los pescadores, que 153 era el número de peces que existía en los mares. El mensaje es claro: Jesús vino a salvar a gente de todas las naciones, razas y pueblos del mundo.

No todos los números en la Biblia son simbólicos, ante cada cifra tenemos que preguntarnos ¿esta cifra indica cantidad o encierra un mensaje?

Tercer sentido: EL MENSAJE (sentido gemátrico).
En las lenguas hebrea y griega las letras tienen un valor numérico. Así el 1 sería la A, el 2 la B, etc.

El número obtenido con la combinación de letras se llama gemátrico. En cada cifra podía haber escondida una palabra. La Biblia trae varios ejemplos de estos números gemátricos.

Por ejemplo: Cuando salieron los israelitas de Egipto dicen que salieron 603.550 hombres, sin contar mujeres y niños, pero si sustituimos las letras de la frase "todos los hijos de Israel" (en hebreo: rs kl bny ysr´l) por sus correspondientes valores numéricos da precisamente 603.550, con lo cual lo que están diciendo es que salieron "todos los hijos de Israel".

Mt 1,17 divide a los antepasados de Jesús en tres series de 14 generaciones cada una. Pero esto es imposible. Mateo sólo pone tres nombres para cubrir los 430 años de esclavitud en Egipto. Lo que ocurrió fue que cogieron el nombre de David (D=4+V=6+D=4=14) Y como se esperaba que el Mesías fuera descendiente de David, el evangelista quiso decir que Jesús es el "triple David", el Mesías total, verdadero descendiente de David.

El más conocido de estos números gemátricos es el famoso 666 en Apocalipsis 13,18. El mismo libro aclara que se trata de la cifra de un hombre. Ese hombre es el emperador Nerón. Si transcribimos "Nerón César" en hebreo obtenemos: N=50+R=200+W=6+N=50+Q=100+S=60+R=200= 666.