PREPÁRATE Y ENTRA

La diligencia y la responsabilidad son principios importantes que necesitas para transformar las crisis, las adversidades, en bendición.
Rut dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo a recoger espigas. Estaban en necesidad, y Rut no tenía trabajo, título; pero, comoquiera, dijo: No me puedo quedar aquí, hay que hacer algo. Y se fue al campo a recoger espigas.
La responsabilidad y la diligencia tienen una gran bendición de Dios. Dice la palabra que el perezoso no atrapa la presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza. El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos. Dice, además, la palabra: ¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se va a codear con reyes, y nunca será un don nadie.
Sin ninguna posición, Rut se fue a trabajar, se metió en el terreno. Lo más difícil, aun dentro de la iglesia, es conseguir gente que trabaje sin título. Esta mujer se metió en el campo y empezó a trabajar, y Booz –el dueño del campo – la vio, y le preguntó a sus siervos: ¿Quién es esta joven? Le explicaron que era una joven que había venido con Noemí, y se había metido allí a trabajar, sin descanso. Entonces, Booz le mandó a decir que siguiera yendo allí, que no fuera a ningún otro campo. Booz la llamó y le dio de comer y de beber, y dijo a sus empleados: Cuando ustedes vayan recogiendo, suelten espigas para que ella tenga algo que recoger. Y eso es lo que hace el Señor contigo: Cuando tú empiezas a hacer algo, el favor de Dios se activa sobre tu vida. El Señor te ve que estás trabajando, y dice: ¿Quién es este que está trabajando? Y le dicen: No sé quién es, pero llegó esta mañana y se puso a trabajar; no tiene título, pero está trabajando. Y el Señor dice: Vamos a bendecirlo.
Tu bendición está atada a la diligencia y a la responsabilidad. En medio de tu crisis, hay algo que tienes que hacer; y, tan pronto te actives, el favor de Dios se va a derramar sobre tu vida.
Otro principio que necesitas para transformar las crisis, las adversidades en bendición es ser humilde y sumiso. Noemí le dice a Rut: Esto es lo que vas a hacer: Te vas a bañar, te vas a vestir, y te vas a perfumar. Rut pudo haber cuestionado las instrucciones de Noemí. Pero aquella mujer era humilde y sumisa, y le dijo a su suegra: Yo voy a hacer todo lo que tú me mandes. Hay un gran secreto en este acto y es que, cuando tú estás dispuesto a aceptar el plan de Dios, él te va a usar para transformar las adversidades en plenitud.
No es tu plan, no es tu idea, no es tu concepto el que va a transformar la situación. Hay gente que se creen tan seguros por lo que saben, que nunca puede escuchar lo que Dios está diciendo. Si el rey David tuvo éxito en su vida, es porque era un hombre humilde y sumiso para aceptar el plan de Dios. Él sabía que su éxito dependía de que él fuera humilde y pudiera aceptar lo que Dios le estaba diciendo que hiciera. Por eso, cuando robaron sus mujeres, sabiendo pelear, no teniendo que preguntarse si perseguirlos o no, fue y buscó la dirección de Dios. Él sabía que, si era humilde y obediente, y se sometía al plan de Dios, era ese plan el que traería el éxito. David preguntó: ¿Los persigo? Dios pudo haber dicho que no, y David no los hubiese perseguido, pero no porque Dios no se los fuera a entregar, sino confiando en que Dios entonces los traería.
Sé obediente, sé humilde. El plan de Dios es el que te va a traer el éxito. No es tu conocimiento, lo que tú sabes, lo que has aprendido. Puede ser que Dios te haya usado de una manera hoy, pero mañana puede usarte de otra. Por eso, es importante el plan de Dios.
En medio de la crisis que tú estás viviendo hoy, Dios tiene el plan perfecto para transformarlo de la crisis, de la adversidad, a la bendición.
Además, necesitas valentía para ser usado por Dios para transformar la adversidad en plenitud. Noemí le dijo a Rut que se preparara para entrar a la tienda de Booz y acostarse a sus pies. Esto era algo que hacían los sirvientes; se acostaban a los pies de sus amos, por cualquier cosa que se les ofreciera. Rut pudo pensar que la sacarían de allí, si hacía esto; pero hizo lo que Noemí le indicó.
El problema con muchos que no pueden ser líderes transformadores es que les falta valentía, determinación, para hacer lo que Dios les está mandando a hacer. Pero son los valientes los que pueden transformar las circunstancias difíciles en bendición; aquellos que se atreven a entrar donde Dios les está diciendo.
Y hoy Dios te dice: Prepárate, para que entres a lo que tengo para ti, a aquello que va a transformar tu crisis en plenitud. 

EL NUEVO PACTO

Los cristianos debemos vivir de manera diferente, pero este no siempre es el caso. A través de la historia, hemos sido incapaces de cumplir nuestro compromiso con Dios. Hablamos de vivir esta vida pura para Dios, pero la verdad es que nuestra carne es débil, y fallamos. Entonces, la culpa y la condenación nos llevan a pensar que Dios no quiere nada con nosotros.
La gente no se acerca a Dios, porque el sentido de culpa los separa de él. Por esto, muchos dicen que irán a la iglesia, cuando estén haciendo las cosas bien. Lo que ellos no saben es que, aun los que estamos dentro de la iglesia, no necesariamente estamos haciendo bien las cosas. Todos estamos mal. El hombre nace siendo pecador; la diferencia es que unos luchan con unas cosas, y otros luchan con otras. Todos luchamos contra la naturaleza humana, camino a la perfección, cada cual luchando con alguna cosa.
El problema es que la culpa y la condenación nos separan de Dios. Por eso, algunos prefieren ni intentar vivir la vida divina, vivir como la sal de la tierra, porque saben que, en algún momento dado, van a fracasar.
Todos, en algún momento dado, hemos sentido que le hemos fallado a Dios. Y, cuando vemos la Biblia, desde el Antiguo Testamento, si hay algo que hay que admirar de Dios, es que nunca se ha rendido con el hombre. En la primera experiencia en que vemos a Dios con el hombre, le vemos cogiendo lodo del piso para formar a Adán; porque a Dios nunca le ha importado meter su mano en la tierra, en el polvo, en el fango de tu vida, con tal de formarte, de moldearte a su imagen. A Dios nunca le ha importado meterse en la vida del hombre, aun en medio de los peores problemas. ¿Adán falló? No hay problema, levantó a Set; después levantó Noé, quien también falló; levantó a Abraham; después, a Moisés. Dios nunca ha tenido problema en meterse con el hombre, en cambiar al hombre, en transformar al hombre. Dios no se ha rendido contigo. Otra gente se rindió hace tiempo, te dio por perdido, pensando que tú jamás vas a cambiar; pero el Dios Todopoderoso, a cada rato, mete la mano en tu reguero para tratar de sacarte y dejarte saber que él tiene un plan más grande para tu vida y que tú puedes vivir haciendo la diferencia.
Dios sabe que, naturalmente, la ley no la podíamos cumplir. En Jeremías 31:29-30, dice: 29 En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera,30 sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera. Estos versos pueden parecer de maldición, pero lo que Dios está diciendo es que llegaría el día en que los hijos ya no tendrían que pagar las consecuencias por los pecados de sus padres. Dios dice que llega el momento donde tú no vas a tener que pagar las consecuencias de los errores del pasado, de los errores de tus padres. ¿Qué es lo que pasa en los gobiernos? Que se nos dice que, por las decisiones erróneas de otros en el pasado, ahora tenemos que seguir pagando las consecuencias. Pero, en el mundo espiritual, hay un día donde tú puedes declarar que eres libre.
Tú no tienes que seguir viviendo bajo las consecuencias de las cosas que hicieron tus padres. Tú eres una persona libre. Ahora, la pregunta es, si tus padres fallaron, ¿cómo tú no vas a fallar? Si tus padres no pudieron cumplir con el pacto, ¿qué te asegura que tú lo vayas a poder cumplir? Y es entonces que Dios dice:
31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. Jeremías 31:31-34
Dios dice que un día va a bautizarte de manera tal que pondrá sus leyes en tu mente y en tu corazón, de manera que no tengas que andar preguntando si estás haciéndolo bien o no. Dios va a tratar contigo de manera tan personal, que va a poner sus leyes en tu mente y corazón, y no se va a acordar de tus pecados.
El día más glorioso de una persona es cuando su mente y su corazón están llenos de Dios, y se da cuenta que Dios no se acuerda de su pasado. Cuando Dios te mira a ti, no mira quien tú eres, ni quien eras; mira a Cristo. Y, después de Cristo, no puede mirar más nada, porque la memoria de Dios llegó hasta ahí. 

INFLUYE BENDICIÓN

En Mateo 5, Jesús comienza hablándole a sus discípulos, diciéndoles cuan bienaventurados o bendecidos eran, a pesar de todas las dificultades y problemas que pudieran tener, porque tenían una posición envidiable. En los versículos siguientes continúa diciéndoles:
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:14-16
En estos versículos, Jesús combina 2 expresiones, ideas o imágenes, comparando a quienes le siguen, a una luz y a una ciudad asentada. Si se intenta resumir estos versos en una palabra, la palabra sería influencia. Dios ha llamado a sus hijos a ser gente de influencia, gente que influencie a este mundo, que marque a este mundo.
Hoy día, la iglesia tradicional evangélica –y aun parte de la contemporánea moderna– ha adaptado cosas del pasado, como el concepto de guerra espiritual, por ejemplo. En la vida, existen cosas con las que se tiene que batallar, pero no podemos vivir tan enfocados en la batalla, que se llegue al extremo en que ya no se puede ver la verdadera identidad del creyente, menospreciándose. Piensa en esto: Jesús dijo que sus discípulos son la luz del mundo, pero ¿la luz pelea con las tinieblas? Cuando la luz se hace presente, se va la oscuridad y todo queda en orden.
Si observas a un grupo de hermanos solos en una habitación, tal vez en algún momento comiencen a portarse mal entre ellos mismos, pero al momento en que aparece el padre o la madre, se callan y se enderezan. Si esto no sucede, ese padre o madre ha perdido toda influencia sobre sus hijos. Esto demuestra que a sus hijos no les importa nada de lo que sus padres dicen. Cuando un padre entra a una habitación, donde hay desorden y conflicto, debe haber una reacción.
De la misma manera debe ser en el mundo espiritual, que cuando un cristiano entre a algún lugar que se encuentra en desorden las cosas caigan en su lugar. Cuando un cristiano llegue a una compañía, la compañía debe mejorar; cuando llegue a una casa, la casa debe ser feliz; cuando llegue a un lugar, las cosas deben cambiar, deben mejorar. Así debe ser la influencia del cristiano en esta vida. La presencia del cristiano debe cargar tanta autoridad que influencie a aquellos que están a su alrededor.
El problema de muchos es que son tan débiles, que permiten ser influenciados por todo. Todo los daña, no tienen ningún tipo de fortaleza. Se pasan la vida diciendo, echándole la culpa o lo que otro hizo, a lo que otro dijo. Si tú eres uno de estos, tiene que haber un momento donde digas: Se acabó, voy a vivir bajo lo que Dios hizo en mí, voy a cambiar mi vida y voy a ser de influencia para otro; cuando yo llegue a un lugar las cosas tienen que cambiar.
A muchos les cuesta creer que, como cristianos, tienen la capacidad de ser influencia y provocar cambios positivos; no entienden cómo esto puede ser posible para ellos. Pero cree que Dios te hizo a ti para que tú seas un factor, un agente de cambios en todo lo que está a tu alrededor. 

LEVÁNTATE Y RESPLANDECE

El momento de oscuridad es el momento que te prepara para enfrentar al mundo cuando Dios te reconozca. Si David no hubiese estado detrás de las ovejas, no hubiese podido matar a Goliat con una piedra. Si lo que sabes es tirar piedras, hazlo para la gloria de Dios, aunque hoy estés en lo oculto. Son esos momentos donde tú tienes que permitir que sea Dios quien trabaje contigo, y que él señale en tu vida el momento de tu salida de ese lugar.
No fuimos hechos para estar escondidos. Lo que pasa es que hemos querido escondernos, por no causar problemas. La iglesia toma uno de dos extremos: El de acusar –haciendo el ridículo – o el de escondernos y no querer meternos, para no ofender a nadie. Ni uno ni el otro. La obra que Dios está haciendo en tu vida es para que el mundo la vea y le dé la gloria a él.
En Isaías 60:1, en adelante, Dios le habla a la iglesia: 60  Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos.Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti.
De esta escritura se desprende que Dios sabe que hay momentos de oscuridad, él reconoce eso; pero hay un día donde nace en nosotros la gloria de Jehová. Viene el día de tu alumbramiento y, cuando eso pase, todo va a cambiar. El hecho de que tú despiertes, te levantes y resplandezcas, no evita que las tinieblas cubran la tierra; pero hace que la gente no se deje llevar por las tinieblas, sino por la luz que ha nacido sobre tu vida.
Somos nosotros los que tenemos la posibilidad, porque en nosotros ha nacido la luz de Cristo. La oportunidad de tu país y de nuestras naciones no viene por el gobierno. Civilizaciones han venido y han desaparecido; ciudades han sido establecidas, y han desaparecido; naciones han desaparecido, animales se han extinguido, gobiernos han caído, corporaciones se han formado, y ya no existen; pero hay algo que nunca va a desaparecer, porque la Biblia dice que las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia. Dios siempre ha levantado a un pueblo poderoso, en medio de la oscuridad. Tú perteneces al grupo más poderoso, al grupo que te da seguridad, al grupo que permanece por la eternidad. La iglesia nunca va a desaparecer, porque en nosotros ha nacido la luz de Cristo. Todo lo que hace falta es que despiertes a esa realidad; a la realidad de que, porque en ti ha nacido la luz de Cristo, tus hijos regresarán, tus hijas serán llevadas en brazos, las riquezas llegarán a ti, las naciones vendrán a ti, la gente verá tu luz, y Dios hará contigo lo que el mundo no puede hacer.
La única posibilidad que tú tienes de despertar, y de salir de lo oculto, y de experimentar ese momento divino donde Dios te saque y te señale, es permitiendo que sea la luz de la palabra la que ilumine tu corazón; no las experiencias de otro, las vivencias de otro, las aspiraciones de lo que otro tiene, lo que otro ha pasado. Aspira a tus propias experiencias personales con Dios. Deja que la palabra te hable, deja que sea Dios quien dirija tu vida.
En Juan 8:12, Jesús dice a sus discípulos: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. ¡Qué grande poder caminar con la luz de la vida! Los problemas, las circunstancias, no tienen que cambiar –aunque van a cambiar – si tú caminas en esta vida, con la luz de la vida. Si en esta vida tú puedes ver luz, tienes posibilidad de caminar en este mundo, sabiendo para dónde vas.
Más adelante, en Juan 12:35, Jesús dijo a sus discípulos: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde vaGloria a Dios que nosotros sabemos para dónde vamos. Antes, cuando no le servías a Cristo, no sabías para dónde ibas; pero, desde el día que nació en ti la luz de la vida, sabes para dónde vas. A veces, las tinieblas nos sorprenden, nos llegan momentos difíciles, momentos en los que no sabemos para dónde vamos o qué va a pasar; un divorcio, una mala noticia que, de repente, te mostró un futuro totalmente destruido, y pensaste que estabas acabado; pero qué poderoso y qué grande es saber para dónde vamos. Nosotros sabemos que, aun cuando las tinieblas nos sorprenden, en nosotros se despierta la luz del mundo, y podemos caminar hacia esa luz.
Y continuó diciendo Jesús: 36 Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. La clave es muy sencilla: Tener la luz, que es Cristo; y creer en esa luz. Cuando tienes la luz, y crees en ella, las tinieblas no te van a aturdir.
Camina como un hijo de Dios en esta tierra. No tienes que estar buscando ser descubierto; confía en que, un día, Dios te descubrirá delante del mundo y, cuando él lo haga, no te podrás esconder, porque será para su gloria.