LEVANTATE!

En la parábola del hijo pródigo, podemos ver cómo un pensamiento incorrecto lo llevó a tomar decisiones incorrectas y tener resultados incorrectos.  Pero también podemos ver que la misma persona tuvo un pensamiento correcto, tomó decisiones correctas y tuvo resultados correctos.             
En ocasiones, hay situaciones que no se resuelven por una guerra espiritual, porque son situaciones que llegaron a tu vida por darle lugar a pensamientos incorrectos. 
La biblia dice, en Romanos 12:1-2: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Tu mente necesita ser transformada con los pensamientos correctos de Cristo porque, de la renovación de tu mente, dependerá tu experiencia con Dios.  Tendrás laexperiencia que tu mente pueda concebir. 
El hijo pródigo comenzó a cambiar, cuando analizó y pensó: No puedo seguir viviendo de esta manera.  Entonces, volvió en sí.  No fue sino hasta que se encontró entre los cerdos que esto pasó.  En ese momento, pudo haber pensado: Hasta aquí llegué; ni modo, aquí me quedaré;  estoy como Dios quiere.  Pero no fue así, sino que tuvo un pensamiento que le abrió sus ojos.  Pensó: Este no es mi lugar; yo tengo un padre en cuya casa aun el más pequeño come mejor que lo que estoy comiendo.  Este pensamiento lo ubicó en el lugar que Dios tenía para él.
No se trata de negar una situación existente, con pensamientos positivos.  Algunos, estando enfermos, dicen: No estoy enfermo; cuando el pensamiento correcto es: Esta enfermedad no es de Dios y la rechazo.  Otros, si están en escasez, creen que el pensamiento correcto es: No estoy en escasez; cuando lo correcto es decir: La escasez no es de Dios, porque él quiere abundancia para mi vida.  Lo que hizo que el hijo pródigo volviera en sí, fue reconocer que estaba peor fuera de la casa del padre.  
Cuando tenemos el pensamiento correcto de Dios en nuestras vidas, lo que sigue es tomar la acción correcta.  El hijo pródigo se levantó y fue a la casa del padre. 
La biblia nos habla de dos situaciones ante las que tenemos que levantarnos.  Cuando las cosas están sucediendo mal a nuestro alrededor, y no nos damos cuenta, esto es estar dormido.  La biblia dice: Levántate tú que duermes y te alumbrará Cristo. También, la biblia nos dice que hay que levantarse cuando hemos caído. 
Si, en algún momento, has caído y te has equivocado por darle lugar a los pensamientos incorrectos, hoy es el día para que pongas los pensamientos correctos de Dios en tu vida, declarando y creyendo lo que dice la biblia en Miqueas 7:8: Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré.

ARROGANCIA Y ORGULLO

En el libro “Cartas del diablo a su sobrino” de C. S. Lewis, un demonio más experimentado insta a su pupilo a desviar los pensamientos de un creyente, que están enfocados en Dios, y hacer que se centre en las fallas de las personas que lo rodean en la iglesia.

Un domingo, durante una reunión, me distraje y en cierto modo me enojé con una persona que cantaba fuerte y desafinado, y que iba desfasada en las lecturas al unísono.
Pero:
Cuando inclinamos la cabeza para orar en silencio, me sacudió pensar que al Señor probablemente le complaciera más el corazón de esa persona que los sentimientos condenatorios que veía en el mío.

Pocos días después, estaba leyendo Proverbios 8, y el versículo 13 me sacudió:
«…la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco».
En todo el capítulo, la sabiduría nos llama a tener cordura (vers.5), y a hallar la vida y el favor de Dios (vers.35).
La otra opción es ir por la vida con una actitud de superioridad mientras vamos muriéndonos interiormente (vers.36).

El ORGULLO es una espada que hiere a la persona que la usa y a aquellos contra quienes se emplea.
La SOBERBIA nos roba todo lo que el Señor desea darnos; sin embargo:
«Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor del Señor» - Proverbios 22:4.

La soberbia trae vergüenza
La humildad, sabiduría.

VE AL PADRE

Cuando un hijo sale de la casa, hay desesperación y ansiedad en la vida de un padre, pero la actitud del padre del hijo pródigo fue una actitud muy interesante, ya que no salió a buscarlo.
Podemos ver que el padre le entrega muchas cosas al hijo, cuando este último sale de la casa, pero hubo un anillo, un vestido y un calzado que no le entregó.  Luego, comienza a engordar a un becerro, para cuando el hijo regresara.  No se engorda un becerro de un día para otro.  Esto nos muestra la fe que tenía el padre de que su hijo iba a regresar.  El padre debe haber ordenado a los siervos: Alimenten bien y cuiden bien a ese becerro, porque mi hijo va a regresar.
Muy probablemente has desperdiciado todo, pero en la casa del padre están guardados un anillo, un calzado y una vestimenta que solo él te puede poner.  Siempre ha habido expectativa del Padre de que regreses; ha estado alimentando al becerro para celebrar tu regreso. 
Puede que no estés perdido en el mundo, pero quizás hay tanta confusión en tu mente que hayas deseado comer algarrobas.  La biblia dice que el hijo pródigo deseaba comer de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba de comer.  El sistema del mundo es que, en tu necesidad, en lugar de levantarte, te aplasta.  Cuando el mundo te ve mal, te deja mal y te señala.  
El mundo nunca satisface los deseos de tu corazón. 
Nunca olvides que, en la casa del Padre, hay un vestido que te va a devolver el honor, la autoestima; una vestimenta que indica que has sido restaurado.  Hay un anillo guardado para ti, que significa tu posición de hijo con autoridad.  Hay unas sandalias que te pondrán, porque los siervos caminaban descalzos, pero un hijo tenía calzado.  Son las sandalias de la salvación que indican que no eres esclavo, sino hijo. 
Regresa a casa y entiende que el Padre te espera.  Hoy puede haber fiesta por tu regreso.  Ciertamente el padre no salió a buscarlo, porque no puede abandonar su posición, pero estaba esperándole, y hace una gran fiesta para que todos sepan que ha regresado y se gocen con él.
El hijo prodigo cayó en sí, y dijo: Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.   Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.  Y levantándose, vino a su padre.  Esto nos enseña que nadie te tiene que levantar y nadie te tiene que llevar al padre.  El tomó la decisión, se levanta y va al padre.  Toma acción, levántate y ve al Padre.

Vemos que, cuando llega al padre y se abrazan, solamente el hijo alcanza a decirle: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.   Ya no soy digno de ser llamado tu hijo.  Pero el padre lo interrumpe, y no permite que el hijo termine decir, que le hiciera como un jornalero.   Y es que Dios no nos va a recibir por menos de lo que ya somos.  No va a dejar que vivas por debajo de la posición que él siempre ha tenido para ti.

Deja de pensar y decir lo que no eres.  Hoy Dios te dice: No digas lo que no eres; no vivas por debajo de tu posición de hijo. 

No pierdas un momento más.  Eres hijo del Padre Celestial.  Vuelve a la casa.  Serás bienvenido.  El becerro está engordado para la gran fiesta.  Él te quiere vestir, ponerte calzado y anillo; te quiere vestir de honra y va a mostrarte ante todos que eres su hijo amado.

FE Y ORACION

Hebreos 11:6 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. 

El orar es un tema que nos ocupa todo el tiempo, es algo que siempre nos cuestionamos si hacemos bien y que no nos gusta discutir con otros por miedo a descubrir que lo hacemos mal o que nuestra oración no tuviera efecto. Se dice que para orar hay que tener fe, y ahí es donde se pone buena la cosa, pues hay quienes entienden que el tener fe es creer, y cada quien cree en lo que quiere, en lo que le enseñaron o en lo que le dijeron, pero nadie tiene la certeza de que cree en lo correcto. 
El tener fe no significa que podamos pedir a Dios cualquier cosa y por el simple hecho de creerlo lo hará, de hecho, y siendo honestos, todo el tiempo no creemos y nos cuesta trabajo hacerlo, por eso es que oramos tantas veces y tan repetitivamente, se ha puesto a pensar en ello? A veces tenemos la idea de que cerrando los ojos y apretando el estómago lograremos creer y con ello agradar a Dios o cuando menos el torcerle la mano para que nos conceda aquello que anhelamos y que hemos decidido "creer", pero sabe, desafortunadamente no es así, creer tiene que ver con tener la certeza de algo, la pregunta siempre es "que es ese algo?". 
Para no darle muchas vueltas al asunto, lo único que podemos creer y en lo que podemos tener fe es en la palabra de Dios, aunque muchos crean que es un libro limitado y manipulado por los hombres, la Biblia no es otra cosa que la palabra que salió de la boca de Dios puesta en papel y está ahí para que creamos en ella, es dinámica, no importa la situación por la que pasemos, siempre habrá una parte de ella que nos traerá crecimiento, consuelo o ánimo para hacer lo correcto y vivir adecuadamente. 
Por tanto para tener fe, hay que conocer la palabra, ya que si no la conocemos, pasaremos nuestro tiempo de "oración" recitando buenas intenciones y engañándonos a nosotros mismos. Sé que esto puede contrariarle un poco, pues no es lo que le enseñaron, pero piense en todas las oraciones no contestadas que ha hecho con "mucha fe", es tiempo de que decida si quiere seguir orando a ver que le contesta Dios o si quiere empezar a hacer oraciones efectivas. Hebreos 11:1 nos enseña que la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, y eso que esperamos y eso que no vemos, no es aquello que necesitamos o que anhelamos, sino es todo aquello que está escrito y esperamos que se cumpla en nosotros, de esa manera nuestra fe tiene un fundamento y una dirección, así hace mas sentido, no lo cree? 
 Adicional a eso, la palabra de Dios nos confirma por medio de la cita de hoy, que sin fe, es imposible agradar a Dios, ya que si no creemos en la palabra, andaremos distraídos en nuestras necesidades y nuestros anhelos y no en la voluntad de Dios, además nos dice que hay un galardón para aquel que creen en lo que Dios nos dice y no en lo que nosotros pensamos u opinamos. 
 Por tanto, lo mejor que podemos hacer para empezar a tener fe, es el tomar nuestra Biblia y el comenzar a creer y cuestionar en nuestro tiempo de oración cada cosa que leemos, hasta que estemos convencidos, no solo de que Dios nos escucha, sino de que Él se agrada de nosotros y es nuestro galardonador.

ALIENTO EN TIEMPOS DIFICILES

“Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.”
(Salmo 91:2)
Todos alguna vez hemos pasado por alguna crisis, o varias, incluso es posible que hoy estemos en medio de ella, y si no ha ocurrido así aun ,sin duda que vendrá , más temprano que tarde. Entre las alternativas recomendables ante la crisis, tener en cuenta;
a) reconocer la crisis y enfrentarla sin temor; 
b) preguntarse ¿donde
volverse y buscar ayuda? ; 
c) convencido que inevitablemente no podrá eludir el escenario adverso, entrar en la crisis con la firme convicción que saldrá de ella, no siendo la misma persona como entró, sino que el dolor y la aflicción del momento de prueba, entregará su buen fruto a su tiempo y por ello es un motivo para salir fortalecido.
Cuando el cielo es de bronce sobre nosotros, cobra mucha importancia escoger bien donde buscar auxilio “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo;”( Joel 2:32)
El autor del Salmo 91, en el verso 2, hace una triple invocación a Dios. Son tres “míos”; “ mi Dios”, “ castillo mío” “ esperanza mía” .
Revela intimidad, plena fe, aferrándose a la promesa que en Dios y solo Dios puede confiar. “ Diré yo;” no es solamente un pensamiento intelectual, ni siquiera un sobresalto en el viaje, sino una declaración fuerte y audible, un clamor alto, que confiesa fe y esperanza total en Dios. “vuestra fe y esperanza sean en Dios” ( 1 Pedro 1:21); “Mi esperanza está en ti.” (Salmo 39:7) ; Pues es esperanza al menesteroso..”; “es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.”(Hebreos 6:18).
La condición actual del mundo nos está llevando a una espiral de injusticia que hace estallar las pasiones humanas en un clamor rabiosoe irracional de querer echarlo todo abajo, y cambiarlo todo según sea la manera de pensar de cada uno. Es fácil confundirse con tanta presión y comunicación cruzada y unirse a las voces de murmuración y quejas, reclamando respuestas inmediatas a lo largo y ancho de la
tierra. Como hijos de Dios nuestro clamor deber ser hacia arriba “Él está sentado sobre el circulo de la tierra”( Isaías 40:20).
Por medio de la fe en la palabra y la oración voluntariosa, somos invitados a confiar en Dios, hasta tener una experiencia salvífica de “..Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,” (Colosenses 1:28). La crisis tiene solución, no será para siempre,” así como llega, así también pasará”, lo importante es no renunciar nunca al foco de nuestra fe.
Para describir nuestra relación con quienes nos rodean decimos naturalmente;”Mi padre”, “Mi madre”, “Mi esposa, esposo”, “Mi hijo, hija”, “Mi pastor”, “Mi perro, gato”, y así sucesivamente. Eso está bien, indica pertenencia de mucho valor para nosotros. ¿Porque no decir también nosotros esta vez; “ Mi Dios”, “Mi Señor “ ,” Mi rey” ,”Mi Salvador”, “Mi Padre que está en los cielos…”?
Por eso elevemos nuevamente nuestra voz junto al salmista : “..oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.” (Salmo 18:2).
Los “míos “y las “mías” de mi Dios son para mí y para ti, para los míos y para los tuyos, por la fe en Jesucristo , la Esperanza de los siglos.

VERDADERO AMOR

 „En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros.” I Juan 3:16a (RV)

La traducción de la versión de la Biblia Reina Valera de este versículo de la primera carta del apóstol Juan es especial en cuanto nos descubre una verdad acerca del amor que muchas veces ignoramos.

“En esto hemos conocido el amor…” apunta a nuestra incapacidad de discernir o conocer el verdadero amor sino es por iniciativa y revelación de Dios mismo. Y el conocimiento del amor como Dios lo conoce nos es manifestado a los hombres en un acto sublime y cargado de significación como ningún otro realizado antes o después en la historia de la humanidad: “en que él (Jesucristo) dio su vida por nosotros.”

El mismo Juan nos sigue diciendo más adelante: “El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.” I Juan 4:10 (DHH)

Una vez más vemos que el amor como Dios lo conoce no es producto del corazón de ningún hombre, sino que tiene su origen en el seno del propio Dios. Antes del amor de Dios, el ser humano no es capaz de generar ni albergar amor alguno. Juan lo deja bien claro: el amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que él nos amó a nosotros.

Esto evidencia una diferencia insalvable entre el amor que puede profesar el ser humano en contra posición con el amor de Dios. Ninguna expresión de cariño o afecto humano se compara con el entendimiento que Dios tiene de su amor, un amor no teórico sino total y plenamente expresado en la vida y obra del Señor Jesús. Casi que instintivamente nos asalta la pregunta: ¿Puede hacer el hombre ejercicio de algún tipo de amor fuera del amor con el que Dios nos ama?

El autor Jack Scott* es mucho más categórico en su afirmación, declara que el verdadero amor comienza con lo que Dios hizo por nosotros por medio de Jesucristo. Y sabiamente sostiene que el amor que no proviene de la comprensión de que Dios nos amó primero no es un amor según el entendimiento de Dios sino un amor fraudulento.

Fraudulento en menoscabo del hombre mismo, del que lo da y del que lo recibe, aunque pueda resultar duro de digerir es totalmente compatible con el concepto bíblico de amor y con el concepto bíblico de la naturaleza del corazón del hombre. (“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Jeremías 17:9)

Un amor que no proviene de un corazón en paz con Dios dista mucho del amor verdadero. El amor que se declara desinteresado pero tiene raíces netamente egoístas nunca puede ser un amor conforme a la justicia de Dios. Sólo aquel amor puesto en perspectiva de quienes éramos y de quienes hemos sido hechos gracias a la cruz de Cristo aspira con mayores chances a acercarse a la medida del amor de Dios.

Quien se sabe amado por Dios y corresponde a ese amor posee un amor que sabe mirar con misericordia, porque la ha experimentado en carne propia, un amor que se sabe inmerecido y que como tal no se retacea sino que se da con la misma generosidad con la que se lo ha recibido. Dispone de un amor bondadoso, sin lugar para el orgullo porque no es suyo sino dádiva de quien nos amó primero. Un amor sufrido, que todo lo soporta, que todo lo espera y que todo lo cree (I Corintios 13:7).

Amamos porque Dios nos amó primero ¡o no amamos en absoluto!

Y la Palabra de Dios lo confirma sin vacilaciones: “Nosotros amamos, porque él nos amó primero.” I Juan 4:19

Para poder amar verdaderamente debes sentirte primero amado por Dios. Si aún no has experimentado el amor de Dios en tu vida, escríbenos, queremos ayudarte a descubrir ese amor para ti.

SE PERDIO LA BRUJULA

Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. ¡Qué frase más contundente, desafiante y casi inexplicable! Es así especialmente cuando nos miramos en el espejo y nos preguntamos, ¿qué pasó? Definitivamente la imagen de Dios está bastante distorsionada en los que hoy le representamos. 

Sabemos que todo empezó en el jardín del Edén donde el pecado hizo su incursión abruptamente y se radicó para siempre en el corazón de los hombres. 

Las generaciones posteriores a Adán fueron desfigurando aún más la sustancia divina de esa imagen eterna que el Señor compartió con el hombre. No podemos definir con exactitud cómo era el hombre antes del fracaso del pecado, pero creo que Dios le entregó muchos de los atributos que reflejan el carácter y las virtudes del Creador. Al analizar el libro de los comienzos, primordialmente nos llama la atención que Dios realizó una labor única con el hombre. Ningún otro ser en la tierra tuvo tanta intervención celestial como el hombre. Dios formó al varón con sus propias manos y sopló de su aliento para darle existencia y luego, formó a la mujer que proviene del material ya confeccionado llamado varón. 

Otro punto muy destacable es que Dios sopló de su aliento sobre el hombre, no sobre la mujer, ni ninguna otra creación existente. Este trabajo de Dios en Adán demuestra claramente el sentido y propósito del liderazgo que Dios le entregó al varón. El hombre tiene sobre sí la responsabilidad y el privilegio de ejercer ese liderato en la tierra. Ese liderato comienza en el hogar con la esposa y los hijos. Eva cayó en pecado por tomar el lugar que le correspondía a Adán, que era el de tomar las decisiones direccionales en el matrimonio. Esas decisiones no tienen nada que ver con el diario vivir en lo cual la mujer tiene una capacidad más que sobrada para desenvolverse. 

La dirección que Eva tomó en el jardín, determinaría el curso de su familia en el área más importante de todas: el destino espiritual. Podemos asumir que Eva no sintió la necesidad de consultar esta decisión tan importante con Adán. La razón fue quizás porque perdió la confianza en su marido, o no pensó que este podría estar acertado en su decisión para determinar el futuro que ella quería tomar; o simplemente no supo cómo resistir la tentación al estar sola. Antes de mandar a las “Evas” a la silla eléctrica, los “Adanes” deben preguntarse: por qué esta mujer tan virtuosa tomó el lugar que no le correspondía y provocó semejante desastre. La historia revela fielmente que han existido en todas las épocas mujeres de gran capacidad directriz, pero nada como las Escrituras para ayudarnos a entender que en el matrimonio, cuando el hombre abandona su posición de vanguardia, la mujer se siente obligada a tomar la delantera para llenar el vacío que este deja. Creo que el problema más grande de Adán fue el perder liderato en el Edén y eso se reflejó en la actitud que posteriormente asumió Eva. 

Diariamente surgen oportunidades para que el varón se convierta en ese individuo tan importante el cual es ser un verdadero líder para su familia. Aunque el hombre comparta el timón, ¡no debe jamás abandonar la brújula! De esta manera no dará ocasión al enemigo y, entonces, la mujer y los hijos estarán bajo un manto de protección. Cabe aquí la aclaración (antes que alguien esté pensando que se está manejando un concepto “machista”) que no se está disminuyendo la importancia de la mujer frente a Dios o la sociedad. Tampoco se está intentando minimizar su potencial ni sus virtudes, sino que la meta es establecer la diferencia de roles y recargar sobre el hombre la responsabilidad de conducción y de tomar decisiones. Recuerden que Eva cometió el error cuando estaba sola. (Esto difiere para las mujeres que están solas por causa de abandono o divorcio. Para aquellas que la vida las ha dejado solas, les animo a buscar un buen consejero o pastor que les pueda ayudar en este tema tan sensible.) Por supuesto, la esposa debe estar involucrada en las decisiones de la familia con su intuición, sus opiniones y comentarios. El varón, líder del hogar, no anula a su compañera sino que sabe incluirla y valerse de todos los recursos que Dios le ha dado, incluyendo su perspectiva de mujer. 

Tomar lugar como varón, líder del hogar, significa también que se respeta el lugar que la esposa tiene y todas las capacidades con que Dios la dotó como mujer. Sin embargo, en este concepto de liderato, debemos recordar el mandato divino para el hombre: Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne (Génesis 2:24). 

Este versículo nos señala claramente la necesidad que tiene la mujer y es que su marido la cuide y proteja espiritual y emocionalmente en el núcleo familiar. Esto incluye ahuyentar la soledad, asumir la conducción del nuevo hogar donde el varón se constituye en líder y a esto se le suma la sensible y delicada tarea de decidir correctamente. Esto parece muy fácil decirlo, pero no es tan sencillo practicarlo. El poder decidir acertadamente es una escuela de aprendizaje que lleva tiempo y paciencia. ¡Créalo o no! unas de las maneras más rápidas de aprender es cometiendo errores. A nadie le gusta cometer errores principalmente porque nuestros seguidores pierden confianza en nuestra habilidad de liderar, pero la verdad es que es el maestro más efectivo. Se aprende de los errores únicamente si vemos claramente lo que nos hizo fracasar. 

Si admitimos nuestras faltas y nos humillamos, el fracaso se convierte en victoria e increíblemente aumenta la prontitud de nuestra aprobación ante Dios y la gente. Hay maneras de evitar el desacierto y creo que la más segura es cuando un varón sabe escuchar la voz de Dios. Para escuchar al Espíritu Santo hay que primero reconocer todas las voces que puede fabricar el alma. Esas voces pueden venir de las emociones, los conceptos de una voluntad no rendida a Dios y del medio ambiente educativo que nos enseña a tener “sentido común”.

¿EN QUIEN TE HAS CONVERTIDO?

Una de las cosas más feas de la vida cristiana es cuando ya no sentimos ni un mínimo dolor cuando le fallamos a Dios o cuando pecamos. Y es que llegar al límite de no sentir ni la menor sensación de que hiciste mal es una señal de que algo anda mal en tu vida. 
 A veces vamos por la vida caminando mal, sin percatarnos de que poco a poco vamos alejándonos de la comunión que Dios quiere tener con nosotros, pensamos en satisfacer todas nuestras necesidades, emocionales, sentimental, carnales, pero rara vez pensamos en la necesidad espiritual que tenemos y que también necesitamos suplir. Una persona que poco a poco va dejando de sentir dolor por sus fallas y las va viendo como algo normal o cotidiano de su vida, y peor aún, se va acostumbrado a vivir con ellas o a hacerlas parte de su vida diaria, es una persona que poco a poco va perdiendo esa comunión que debería tener con Dios. 
 Y es que no me van a dejar mentir que cuando le entregamos nuestra vida a Dios por primera vez comenzamos a sentir dolor por nuestras fallas y nuestros pecados. Antes cuando no vivíamos para Dios hacíamos cualquier cosa sin tener la mínima sensación de dolor, pecábamos deliberadamente y sentíamos que era normal, no veíamos nada malo en hacer lo que hacíamos, porque éramos parte de esa vida sin Dios. Pero cuando conocimos a Dios toda nuestra perspectiva de la vida cambio, ahora aquellas cosas malas que hacíamos ya no las hacemos, porque hemos comprendido que ofendemos a Dios, ahora vivimos no para satisfacer nuestras necesidades de pecado, sino para satisfacer a Dios, quien dio su vida por nosotros. 
 Es allí cuando comienza la nueva vida en Cristo, que va siendo guiada por su Espíritu Santo en nosotros, quien ahora nos redarguye cuando hacemos algo que va en contra de Dios, en ese momento sentimos un dolor una sensación de incomodidad por hacer aquello que bien sabíamos que no teníamos que hacer. A eso se le llama: Sensibilidad Espiritual. Algo que antes no teníamos, pero que desde el momento que le entregamos nuestra vida a Cristo, comenzamos a desarrollar. El problema es que con el transcurrir del tiempo, vamos descuidando poco a poco nuestra relación con Dios, vamos acostumbrándonos a una “cultura cristiana” y dejamos de lado cosas importantes que ayudan a nuestra relación personal con Dios, como leer la Biblia, orar diariamente, congregarnos y servirle al Señor. 
 De pronto al descuidar nuestra vida espiritual dejamos abiertas pequeñas puertecitas desde donde entran ciertas cosas que no son correctas, pero que aun así tendemos a practicarlas. Las primeras veces nos sentimos mal por lo que hicimos, sentimos dolor porque ahora ya no vivimos para practicar eso, sino que vivimos para Dios. Es allí donde nuestro corazón se siente dolido por haberle fallado a Dios y rápidamente vamos y pedimos perdón a Dios, quien nos perdona instantáneamente si con corazón sincero se lo pedimos. Pero el mayor problema no está allí, porque ¿Quién de nosotros no le ha fallado a Dios o no ha cometido errores?, el problema está en que cuando aquello se vuelve más recurrente, perdemos la sinceridad a la hora de pedir perdón a Dios por lo que hicimos, y solo lo hacemos por hacerlo. De pronto nos encontraremos practicando aquello sin sentir la mínima carga de que está mal, sin sentir el mínimo dolor de que estamos ofendiendo a Dios o fallándole. ¡Ese si es un problema! Cuando te encuentres en un momento de tu vida en donde bien sabes que estás fallando a Dios y no sientes el mínimo dolor de estarlo haciendo, entonces ¡Preocúpate!, porque eso no es normal en el sentido espiritual y cristiano. 
La Biblia nos habla claramente de esto: “No conocer a Dios es como vivir en la oscuridad, y antes ustedes vivían así, pues no lo conocían. Pero ahora ya lo conocen, y han pasado a la luz; vivan entonces como corresponde a quienes conocen a Dios, pues su Espíritu nos hace actuar con bondad, justicia y verdad. Traten de hacer lo que le agrada a Dios. No se hagan cómplices de los que no conocen a Dios; al contrario, háganles ver su error, pues sus hechos no aprovechan de nada. ¡La verdad es que da vergüenza hablar de lo que ellos hacen a escondidas! Cuando la luz brilla, todo queda al descubierto y puede verse cómo es en realidad. Por eso alguien ha escrito: «¡Despiértate, tú que duermes! Levántate de entre los muertos, y Cristo te alumbrará.» Tengan cuidado de cómo se comportan. Vivan como gente que piensa lo que hace, y no como tontos. 
Aprovechen cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy malos. No sean tontos, sino traten de averiguar qué es lo que Dios quiere que hagan”. Efesios 5:8-17 (Traducción en lenguaje actual) A veces perdemos el sentido por el que ahora vivimos, a veces se nos olvida que no hemos sido llamados para revolcarnos en el lodo, sino para ser limpios y brillar, pero en muchas ocasiones nos acomodamos a realizar ciertas acciones que lejos de bendecirnos nos están causando problemas, acciones las cuales muchas veces no sentimos que estemos haciendo mal, pero que en realidad no son correctas de practicar por un hijo de Dios. ¿Es tú caso?, ¿Estás viviendo un momento en donde fallarle a Dios se ha convertido en algo normal y cotidiano en tu vida en donde ya no sientes ni la mínima culpa por hacerlo?, ¿Tú corazón poco a poco se ha convertido en un corazón de piedra?, ¿Aquel sentir que en un inicio tenias hacia a Dios poco a poco se fue diluyendo?, ¿Qué paso?, ¿En qué momento permitiste que esto pasara? ¿Qué paso con aquella persona que un día prometió ser fiel a Dios en todo?, ¿Qué paso con aquel sentir que tenias de agradar a Dios por toda tu vida?, ¿Qué paso con aquel hombre o mujer que lloraba amargamente cuando le fallaba a Dios y hacia todo lo posible para no volverlo a hacer?, ¿Qué paso contigo?, ¿En quién te has convertido? Es hora de comenzar de nuevo, es hora de rectificar lo que hasta este día estaba mal, es hora de sincerarnos con Dios y pedirle que nos ayude a ser hijos de Él más sensibles e íntegros, y si esto le pedimos con sinceridad de corazón, Dios ha prometido:
“Les daré integridad de corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Les quitaré su terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo, para que obedezcan mis decretos y ordenanzas. Entonces, verdaderamente serán mi pueblo y yo seré su Dios”. Ezequiel 11:19-20 (Nueva Traducción Viviente) 
 Ya no sigas viviendo esa vida de mentira, ya no sigas engañándote a ti mismo, ¿A dónde quieres llegar de esta manera?, tú sabes bien que necesitas volver a ser aquella persona que en un principio fuiste, y lo lindo de todo esto es que Dios está dispuesto siempre a restaurar tu vida por completo, deja que Dios trabaje en ti, solo rinde tu vida por completo a Él y veras la maravillosa obra que Dios es capaz de hacer. No importa en quien te habías convertido hasta el día de hoy, porque hoy puedes decidir convertirte en ese hijo de Dios que le de muchas alegrías con tu forma de vivir y servirle. ¡Hoy es un día para comenzar de nuevo y rectificar nuestros errores!

SI JESUS TUVIERA "FACEBOOK"

En el Nuevo Testamento, vemos que el nivel más grande que puede tener un ser humano es ser hijo de Dios.  Ser hijos de Dios transforma nuestra manera de ver la vida, transforma nuestras expectativas.  En el mundo natural, no existe un padre perfecto, por más que tratemos, pues no existe nadie perfecto.  Y, lamentablemente, esta experiencia distorsiona, en algunas personas, una buena conciencia de la relación como hijos del Padre Celestial.
En Romanos 8:14-16, dice: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!  El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
De esta escritura se desprende que no hay nada ni nadie que pueda darte testimonio de que eres hijo de Dios, sino el Espíritu Santo que está en ti.  El Espíritu Santo tiene tanta autoridad y cabida en tu vida que solo Él puede hacerlo.  Estos versos también nos enseñan que no tienes que vivir bajo el espíritu que pretende mantenerte esclavizado. 
En su palabra, Dios no te invita a que seas renovado en tu mente, sino en el espíritu de tu mente.  Tu mente procesa pensamientos de influencias externas e internas.  Puedes controlar influencias externas de amistades, de películas, de conversaciones; y puedes controlar la influencia interna de falsas expectativas, de malas experiencias, de condenación.
Cuando logras liberar tu mente de todo aquello que produce esos pensamientos de esclavitud, y acoges el espíritu de adopción que te ha sido dado, que clama ¡Abba Padre!, entonces tu vida es renovada porque puedes tener la verdadera relación, del perfecto amor que Dios quiere tener contigo. 
Los fariseos y los escribas encontraban dos problemas con relación a Jesús. El primero, que Jesús declaraba ser hijo de Dios. Pero esto no hacía dudar a Jesús, sino que, aun así, y siendo Judío, Jesús caminaba y trataba con aquellos que todo el mundo condenaba y criticaba.  Este era el segundo problema que tenían los fariseos y los escribas.  Tan así, que le llamaron “amigo de los pecadores”. 
Hoy día, vemos estos mismos problemas: Líderes y religiones que entienden que solamente a través de ellos puedes tener una relación con Dios.  Asistimos a la iglesia para crecer y entregar nuestros talentos a Dios, pero una relación va más allá.  
Si Jesús tuviera “FaceBook”, probablemente no tendría fotos con alguno de nosotros.  Lo más seguro, tendría fotos con algún vecino que tú no opinas bien de él y con algunos que sus conductas no son dignas.  Lo más seguro, muchos estuvieran escandalizados, como lo hacían los religiosos del Nuevo Testamento. 
Muchos cierran sus círculos de amistades, sus círculos de influencia, simplemente porque se sienten muy espirituales.  No fuimos llamados a juzgar al mundo, sino a encontrar los perdidos y rescatarlos.  Si tienes amistades y familiares que aun están en las drogas, en el alcohol, y viven una vida sin dirección, no los excluyas.  Al contrario, modélale y sé de influencia a su vida. 
Debemos influenciar al mundo y demostrarle que tenemos algo que ellos no tienen, que es nuestra relación como hijos del Padre Celestial.  

TRES MUJERES SABIAS

Casi todas las culturas conocen el arquetipo de la “mujer sabia” que es capaz de resolver los problemas allí donde fracasan los hombres o, mejor dicho, después que han fracasado los hombres. Así lo quiero mostrar escogiendo y resumiendo tres ejemplos claros del libro Mujeres en la Biblia Judía , del que he venido tratando estos días (quien quiera conocer la historia entera acuda al libro):
1. La sabiduría de la vida. Allí donde la dinámica de guerra y violencia de los hombres lleva en espiral infinita a la muerte sin remedio, la mujer (en este caso la Sabia de Tecoa) encuentra un lugar para la vida. Esta mujer está muy cerca de Antígona, pero con una diferencia esencial. Antígona tiene que morir (¡tragedia griega!); esta mujer salva la vida del hijo de David… porque el valor supremo es la vida.
2. La sabiduría de la ley. Allí donde los hombres de guerra, palacio y templo han caído en la espiral de una ley al servicio del engaño y de la muerte, en un momento de reforma necesaria (¡de cambio de Constitución!), el rey y los sabios de Judá acuden a una mujer, llamada Hulda, para que ratifique la nueva ley. Ella sigue abriendo la puerta más clara del Templo de Jerusalén, en el camino del orden de la vida.
3. La sabiduría de la muerte. Al fin de los caminos, la única verdad se alumbra ante el resplandor de la muerte. Saúl y sus hombres no saben qué hacer, y consultan a una mujer que parece prohibida, la “médium” de Endor (imagen). Éste es un caso escalofriante y luminoso de verdad de una mujer, que sabe “ver” en la hondura de la muerte. El tema no es que evoque a un muerto (Samuel) y que venga de las sombras… El tema es que ella es la única persona que sabe decirle a Saúl que encare las consecuencias de su guerra, que sea honesto consigo mismo y que asuma su destino.
Con estos tres casos de mujeres ejemplares, de historias antiguas y actualísimas dejo a mis lectores por hoy y por mañana. No tienen por qué leer las tres historias de un tirón, pueden escoger una y dejar las otras para más tarde… Pueden (y se lo aconsejo) tomar la Biblia en su mano y leer la historia en su original. No se arrentirán. Hay mujeres luminosas y actuales en la Biblia. Buen día.
1. LA MUJER SABIA DE TECOA, SABIDURÍA DE LA VIDA
Mujer experta y sin nombre (¡simplemente una mujer!), cuyo “discurso”, comparable en otro plano al de Natán (Betsabé: 2 Sam 12), forma parte de la historia de David (2 Sam 14).
(1) Problema de fondo. Esta mujer era famosa por sus parábolas, y Joab (general de David) la contrata para que interceda a favor de Absalón, refugiado en Guesur, tras haber matado a su medio hermano Amón, que ha violado a Tamar, su hermana. Su “parábola” (2 Sam 14, 2-16) logra convencer a David que “perdona” a su hijo. Se trata de un discurso pensado por Joab, pero recreado y escenificarlo por ella, logrando que el rey se implique en la trama. Para Joab puede tratarse de mera política: ¡Él es partidario de Absalón en la lucha por el trono de David y por eso le defiende. Para ella es un caso de humanidad: Lo que está en el fondo es el sentido de la vida.
Ella plantea el tema en forma de parábola personal, presentándose como viuda con dos hijos, uno de los cuales ha matado al otro, corriendo luego el riesgo de que maten también al matador, conforme a la justicia del talión, quedando así sin ningún hijo. Ella no se inclina por ninguno de sus hijos, los dos aparecen en su discurso como iguales. Se han enfrentado entre sí, como Caín y Abel (Gen 4). Uno ha muerto, y según ley también debe morir el otro. Se cumplirá así la justicia, pero ella quedará sin ninguna. ¿No tiene esa madre un derecho a la vida de su hijo por encima de la pura ley externa?
(2) Una parábola para David. Si esa ley se aplicara de un modo universal, la misma vida en el mundo se volvería imposible, como sabe el Dios de Gen 4, dejando con vida a Caín, el asesino. La ley de la justicia y la venganza infinita ponen en riesgo la existencia humana; por eso es necesario pararla, detener la venganza, superar el talión. Esta mujer ha presentado el caso en primera persona, no como un principio jurídico general, sino como expresión de su amor de madre, que es capaz de perdonar, superando la ley, a su hijo culpable, pues no quiere que mueran sus dos hijos.
Le ha mandado Joab, pero ella no se limita a repetir sus razones “políticas”, pues lo que quiere, como mujer y madre, es que pueda mantenerse en el mundo la vida. Ella sabe hablar, y el mismo rey David “cae en su trampa” (lo mismo que en el caso de Natán: 2 Sam 12), y de esa forma se deja convencer por su razón, teniendo que “perdonar” él mismo a Absalón, asesino de su hermano Amón.
Este argumento de la mujer sabia de Tecoa nos sitúa ante un problema de defensa de la vida por encima de la pura ley, que no logra garantizarla (en una línea que puede compararla a la de Antígona en la tragedia de Sófocles). Partiendo de aquí y universalizando su experiencia y “teología de madre”, esta mujer de Tecoa ofrece una de las definiciones más profundas de Dios:
«Los hombres somos como agua derramada, que se va sin remedio, pero Dios quiere la vida» (2 Sam 14, 14).
Así entiende ella la historia: Los hombres están dispuestos a derramar la sangre/vida, como agua que se pierde; pero Dios la ama, como esta mujer. De esa forma, ella (la sabia de Tecoa) que puede hablar desde la experiencia de sus hijos, y así rompe la cadena de muertes que exige la ley de la venganza se puede vivir en este mundo.
Ella es como Antígona, en la tragedia griega. Pero resuelve el tema que Sófocles no sabe responde. Desgraciadamente, nuestra cultura occidental ha seguido a Sófocles, no a esta mujer sabia de Tecoa
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2. HULDA, LA SABIDURÍA DE LA LEY
Mujer profeta, cuyo recuerdo se mantiene hasta hoy en el gran complejo del templo de Jerusalén, en una de las puertas que lleva su nombre.
(1) Una mujer de la reforma (cambio de Constitución del judaísmo). Hulda aparece vinculada a la reforma de Josías, en torno al año 621 a.C., con el hallazgo del “libro de la Ley” (y un primer triunfo de la reforma deuteronomista).
Ciertamente, esa reforma supone el rechazo de la figura de un tipo de religiosidad de los dioses y diosas, con la lucha de la vida. Y, sin embargo, esa reforma ha sido ratificada por ella, una mujer muy significativa, cuya palabra y consejo marca el despliegue posterior de la historia israelita. Ella ratifica una ley de justicia, que abre un espacio de vida para todos, hombres y mujeres, en respeto e igualdad.
Hulda puede ser de origen “samaritano”, pues vive en el Barrio Nuevo (2 Rey 22, 14), donde se habían refugiado tras en 721 a.C. muchos refugiado de Israel. Ella es la única mujer-profeta a la que aluden los libros de los Reyes y el hecho de que aparezca aquí y diga la última palabra sobre la caída de Jerusalén resulta muy significativo. Hulda es esposa del “custodio de las vestiduras”, que pueden ser las del rey (sería un funcionario real) o las de los sacerdotes (sería funcionario del templo). Sea cual fuera la función de su marido, Hulda actúa como profetisa oficial de Jerusalén a la que consulta el mismo rey.
(2) Un oráculo en dos partes. La palabra de Hulda interpreta y sitúa la “reforma” deuteronomista en el contexto del pecado y de la esperanza de salvación israelita (2 Rey 22, 3-20; cf. 2 Cron 34, 8-28). El texto base donde aparece ella empieza con una introducción (2 Rey 22, 3-15) donde se habla del “hallazgo” del libro y del mandato del rey Josías, que ordena a sus ministros que consulten el caso con la profetisa Hulda. Siguen después dos oráculos.
(a) El primer oráculo de Hulda (2 Rey 22,16–17) contiene un juicio contra los habitantes de Jerusalén y de Judá, y está formulado en un estilo claramente deuteronomista. Es muy posible que, en su forma actual, sea un añadido posterior en la línea de la teología del libro 2 Reyes.
(b) Por el contrario, el segundo oráculo (2 Rey 22, 18-20) parece auténtico, pues en un sentido estricto no se ha cumplido del todo, ya que Josías, que se ha reunido con sus padres antes de ver la ruina de Jerusalén (esa parte se ha cumplido), no ha muerto en paz, (como Hulda supone), sino como resultado de una derrota en la batalla de Meguido, que significó el fin de sus ideales de reforma yahvista.
A pesar de que no se ha cumplido del todo, la Biblia ha conservado este oráculo de Hulda, en un lugar clave de la historia deuteronomista, para confirmar el “castigo de Dios” contra el templo de Jerusalén y sus adoradores, por no haber cumplido la Ley del Deuteronomio. La Biblia conserva esta palabra de Hulda, no sólo para justificar el "castigo", sino para ofrecer una Palabra de Mujer que ratifica la Nueva Ley, el nuevo pacto de justicia e igualdad para el pueblo de Israel, un pacto que puede abrir un camino de vida para el pueblo.
(3) ¿Otras profetisas? Es muy posible que en los años de la monarquía de Israel y de Judá (del siglo X hasta la caída de Jerusalén, el 587 a. C.) hubiera otras mujeres profetas, como aquellas a las que alude y condena Ezequiel (cf. 13, 17). Pero la Biblia Judía no ha conservado en concreto su memoria, ni ha recogido sus posibles oráculos en libros como los de Isaías o Ezequiel. Por eso es importante conceda aquí un notable protagonismo a Hulda.
3. MEDIUM DE ENDOR, SABIDURÍA DE LA MUERTE
Ésta es la suprema sabiduría. Saber asumir la propia muerte, como dice esta mujer a su rey… Saber asumir el fracaso, las consecuencias de lo hecho… Saber morir, sabiduría suprema, propia de mujer que saber “ver”.
Ésta es una mujer a la que acuda el rey Saul para ponerse en contacto con el profeta Samuel, que ya ha muerte. Se le suele llamar pitonisa o también “hechicera”, pero esos nombre son quizá menos exactos, pues habría que llamarle “nigromante” en el sentido de “médium”. Es una mujer en el borde del gran peligro, allí donde la religión se puede banalizar en puro culto a los espíritus (espiritismo barato)…, pero allí donde los hombre, en especial los reyes y gobernantes, tienen que saber ponerse ante su fracaso y muerta
(1) Una mujer que evoca a los muertos. Al condenar a los hechiceros y evocadores de muertos (Dt 18, 9-15), la Biblia no distingue entre varones y mujeres, pero en otros contexto insiste más en las mujeres (¡no dejarás con vida a la hechicera, mikaspah!, Ex 22, 17), suponiendo que ellas están más inclinadas a conectar con los muertos que los hombres. En ese contexto se sitúa la figura ambigua de la hechicera-nigromante de Endor:
«Saúl había expulsado a los nigromantes y adivinos… Los filisteos se reunieron, vinieron y acamparon en Sunem… Al ver Saúl el campamento de los filisteos, se atemorizó… y consultó a Yahvé, pero Yahvé no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por los profetas. Entonces Saúl dijo a sus servidores: “Buscadme una mujer que sepa evocar (=hacer subir) a los muertos, para que yo vaya a ella y consulte por medio de ella”. Sus servidores le respondieron: “En Endor hay una mujer que sabe evocar a los muertos”. Saúl se disfrazó poniéndose otra ropa, y fue con dos hombres. Llegaron de noche a la mujer, y él dijo: Por favor, evócame a los muertos y haz que suba quien yo te diga. Pero la mujer le respondió: “Tú sabes lo que ha hecho Saúl; cómo ha expulsado del país a los que evocan a los muertos y a los adivinos. ¿Por qué, pues, me pones una trampa para causarme la muerte?”Saúl le juró: ¡Vive Yahvé, que ningún mal te vendrá por esto! Entonces la mujer preguntó: ¿A quién haré que suba? Él respondió: “Haz que suba Samuel”… » (1 Sam 28, 3-16).
(2) Contexto. El texto supone las mujeres saben dialogar mejor con los muertos, mientras los varones son más propensos a matarles. La médium de Endor conoce la ley israelita (en la línea de Dt 18, 9-12 y Lev 20, 6) que prohíbe consultar a los muertos, que son “dioses” o seres divinos con quienes uno se puede poner en contacto, sino simplemente personas que ya han fallecido. El buen creyente sólo puede consultar a Dios. En esa línea se dice que Israel es religión “de vivos” (es decir, de contacto de Dios en este mundo) y no veneración religiosa de los muertos, a diferencia de otras culturas del entorno que han tendido a divinizar a los difuntos (aunque esa afirmación debería matizarse).
Fiel a la tradición yahvista, Saúl había prohibido la veneración y evocación de los muertos. Pero, llegado el peligro, cuando él mismo se descubre amenazado, siente la necesidad de consultar con otros poderes “sobrenaturales”, pues su Dios Yahvé no le responde “ni por sueños, ni por los Urim, ni por los profetas”. Por eso, no pudiendo conectar con Dios a través de los medios normales, admitidos en ese momento por el yahvismo (sueños o suertes sagradas, oráculos proféticos), Saúl acude a una evocadora de muertos, aunque él mismo las haya condenado.
(3) Experiencia y condena de Saúl. La invocación de los muertos se sitúa cerca del “culto” a los espíritus, pues entre muertos (metim) y espíritus (obim) hay una gran continuidad (casi identidad), como saben los “hechiceros” antiguos (Dt 18, 11) y modernos. El texto supone que no se debe evocar a los muertos (¡sólo a Yahvé!), pero que de hecho puede hacerse, como hace la médium de Endor que consigue que el espíritu de Samuel ascienda como un “dios” (un elohim) y converse con Saúl.
El argumento principal del relato no está en que la “médium” evoque al espíritu de Samuel y converse con él, sino que el mismo Saúl, un rey yahvista, pida su ayuda. Esta “conversación” de Saúl con el espíritu de Samuel constituye uno de los momentos más dramáticos de la historia de Israel, interpretada por una mujer (la médium de Endor). El texto no dice si ella es israelita o cananea, no juzga su conducta; simplemente cuenta lo que ha hecho: ha puesto a Saúl en contacto con el “espíritu” de Samuel (que le dirige una palabra de condena).
(4) Una mujer fiel a la historia. Terminado el “rito”, la misma médium conforta a Saúl, invitándole a que asuma su destino: «Acercóse la mujer donde Saúl, y viendo que estaba tan conturbado, le dijo:
“Tu sierva ha escuchado tu voz y he puesto mi vida en peligro por obedecer las órdenes que me diste. Escucha, pues, tú también la voz de tu sierva y permíteme que te sirva un bocado de pan para que comas y tengas fuerzas para ponerte en camino…Tomó harina, la amasó y coció unos ázimos, que sirvió a Saúl y as sus servidores; ellos comieron y levantándose se marcharon aquella misma noche» (1 Sam 28, 21-25).
Esta médium ha sido capaz de poner a los vivos en contacto con los muertos, pero, al mismo tiempo, es realista y sabe decir su palabra de juicio y exigencia al mismo rey abatido, haciendo que asuma su destino. De esa forma, ella se vuelve animadora de vivos.
Cf. J. TROPPER, Nekromantie. Totenbefragung im Alten Orient und im Alten Testament (AOAT 223), Neukirchener V. Neukirchen-Vluyn 1989; A. JEFFERS, Magic and Divination in Ancient Palestine and Syria (Studies in the History and Culture of the East VIII), Brill, Leiden 1996; R. SCHMITT, Magie im Alten Testament (AOAT 313), Münster 2004.

UNA VIDA DE OBEDIENCIA CONCIENTE Y FIEL

Basado en el texto de Salmo 119:57-60, este mensaje expone los elementos esenciales del fiel vivir cristiano. 

En su experiencia pastoral de muchos años, el Pastor Albert Martin explica la fundación sobre la cual la vida obediente y cristiana se edifica, también el contexto en que desarrola y la bendición derivada de ella. 

Desafiándonos profundamente con la enseñanza bíblica, nos dirige a la libertad verdadera y al gozo de vivir la vida autenticamente cristiana

EL PODER DE SU NOMBRE

Juan 15:16 Reina-Valera 1960 (RVR1960) No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. 

Existen dos maneras de hacer cualquier cosa, bien ó mal, no existe tal cosa como medio bien ó medio mal, por más que intentemos darle la vuelta al asunto, la realidad así es y en cuanto empecemos a vivir con la consciencia de que las cosas son así, viviremos mejor. Esto se lo digo, porque muchas personas caminan por la vida entendiendo que tienen una relación con Dios que está medio bien, o que está medio mal y eso tampoco existe, y no es mi intención echar por tierra la relación que las personas dicen tener con Dios, sino darles herramientas para que lo hagan simplemente bien y reciban los beneficios de hacerlo, para que hagan las cosas ahora si "como Dios manda". La cita "todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo" y su contra parte, es uno de los términos mas reales de toda la Biblia, todo lo que hacemos hoy en día aquí en la tierra, tiene una repercusión en el Reino de los Cielos, porque ciertamente somos embajadores de aquel lugar de donde venimos, pero muchas veces no tomamos consciencia de ello. 

La Biblia nos enseña que cada vez que Dios habla algo, algo es creado, algo sucede, no es solo una palabra, sino una acción que respalda y que viene como efecto de esa palabra, por tanto, nosotros al entendernos a imagen y semejanza de Dios y como representantes suyos, sucede igual. Por tanto tenemos que entender que si detrás de cada palabra que sale de la boca de Dios hay un propósito, al hablar nosotros también lo debe de haber, ojo, dije lo "debe" de haber y no "lo hay". Como entendemos esto?, sencillo, Dios nos enseña que fue Él quien nos creó desde antes de la fundación de la tierra y nos creó con un propósito y grabó ese propósito en nuestro corazón y en nuestro nombre, por tanto, gran parte de nuestra vida esta regido por ese nombre que llevamos, que no lo escogieron nuestros padres, sino lo eligió Dios y tiene un significado que regirá nuestra vida entera. Si lo nota, es por eso que en la Biblia, se hace tanto hincapié en los nombres, para que podamos vivir de acuerdo a ellos. 

Cuando usted entienda que su nombre no fue una casualidad, y que no fueron sus papás quienes le dieron un nombre que a lo mejor a usted no le gusta, empezará a entender que muchas de las cosas que le han sucedido, no son casualidad, sino que al haber Dios mencionado su nombre, creó en usted una serie de habilidades, aptitudes y de dones que funcionan en el sentido del Reino de los Cielos, y que conforme pretenda usted vivir conforme a ello, se entenderá como parte de un plan perfectamente diseñado. 

Es aquí donde la palabra de Dios se hace verdadera, pues si entendemos que tenemos un propósito en nuestro nombre y nos entendemos bajo la cobertura de Jesús, entenderemos que su nombre (que es lo mismo que su propósito) es sobre todo nombre, sabremos que el propósito de Jesús es el que hace que todos nuestros propósitos vayan en un sentido y sean eternos. La cita de hoy nos recuerda que Jesús nos invitó a que oremos al Padre en nombre del Hijo, para que todo nos sea dado, y esto n o significa otra cosa que el nombre de Jesús nos va a ayudar no a que Dios cumpla nuestros caprichos, sino a que toda oración vaya alineada al propósito eterno y dejemos de hacer oraciones vacías que a lo mejor sean respondidas o a lo mejor, no, sino que son garantía y que nos enseñarán a hacer igual que Dios, a abrir nuestras bocas y a tener la seguridad que cada vez que digamos algo, algo sea creado en el nombre de Jesús. De esta manera haremos las cosas siempre bien y nunca mal, pues dejamos de vivir por nosotros y empezamos a vivir por nuestro propósito, como ve?

INTIMIDAD CON DIOS

La Biblia nos dice en Éxodo 33 que Moisés hablaba con Dios cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.  Entre las cosas que le dice  Moisés a Dios es, si tu presencia no va con nosotros, entonces no nos saques de aquí.  Dios le contesta haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.  Continúa Moisés hablándole y entonces dice: Te ruego que me muestres tu gloria.  Dios le contesta, No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.   
Es importante entender que hay una diferencia en estas expresiones.  Una cosa es hablar y otra es ver.  Primero se nos dice que hablaba con Dios cara a cara, pero luego se nos dice que Moisés le pide ver su rostro.  Entonces es cuando Dios le dice que nadie podrá ver su rostro y quedar vivo.   
Qué gran privilegio tenemos tú y yo hoy, que podemos experimentar lo que ninguna persona en el Antiguo Testamento experimentó. En 1 Corintios 13 se nos dice que mirando cara a cara somos transformados.   Es el amor ágape de Dios.  El amor todo lo puede, todo lo cree, todo lo soporta, etc., el amor nunca dejará de ser.
El amor de 1 Corintios 13, no es el amor entre un hombre y una mujer.  Esta expresión ocurre en el capítulo por excelencia del amor de Dios hacia nosotros.  Porque el ser humano no ama como Dios ama.  Es el amor de Dios que todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.  Él es la fuente del amor y nunca dejará de ser.  Así es el amor de Dios, incondicional y misericordioso.
Hoy, tú y yo podemos tener una experiencia mayor de la que tuvo Moisés.  Podemos verle cara a cara porque Su amor fue derramado hace dos mil años en la cruz del Calvario,  es este amor el que nos da acceso.  Aunque le veamos, no moriremos porque su amor nos cubre y podemos ser transformados a la imagen del hijo de Dios.
Tu relación con Dios puede cambiar y entrar en un nuevo nivel de intimidad y conexión.  Una intimidad donde los secretos del Dios Todopoderoso pueden ser revelados a tu vida.  Es un nivel de excelencia donde puedes experimentar el hablarle cara a cara como un hijo.