TIEMPO

¿Cómo valoramos lo que es urgente, lo que es importante y lo que es necesario?

Muchas veces al realizar una valoración de los hechos recientes de nuestras vidas, llegamos a la conclusión que actividades que anhelábamos hacer, no han podido llevarse a cabo, lo cual, por lo general trae aparejado un sentimiento de insatisfacción y a veces también, de culpa.

Entonces, lo urgente, no nos permite ver lo que es importante y/o necesario.

Ante todo, debemos tener en claro, que esta distribución de actividades en nuestro tiempo, está íntimamente relacionada al orden. Es imprescindible recordar, que nuestro Padre, es un Dios de orden y lo vemos reflejado tapa a tapa en Su Palabra, y a modo de ejemplo cito Eclesiastés 3:1 al 15.

Debemos valorar los tiempos de trabajo, de descanso, de estudio, de recreación, etc; y esto no se mantiene ajeno a la enseñanza bíblica.

¿Qué nos enseña Dios acerca de estos momentos?


• Tiempo de descanso:

o Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero. Éxodo 23:12.
o Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. Levítico 25:4.
o Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu. Eclesiastés 4:6.
o El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Marcos 6:31.

• Tiempo de trabajo:

o Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Génesis 3:19.
o Seis días se trabajará, mas el sé ptimo día será de reposo. Levítico 23:3.
o Cuando comieres el trabajo de tus manos. Bienaventurado serás, y te irá bien. Salmos 128:2.
o ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición. Proverbios 22:29.
o No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios. Eclesiastés 2:24.

• Tiempo de familia:

o Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Génesis 2:24.
o Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre; Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello. Proverbios 1:8.
o Corona de los viejos son los nietos. Y la honra de los hijos, sus padres. Proverbios 17:6.
o El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, Y las contiendas de los hermanos son com o cerrojos de alcázar. Proverbios 18:19.

• Tiempo de pareja:

o El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová. Proverbios 18:22.
o Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos;a para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 1º Pedro 3:1
o Que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor. 1º Tesalonicenses 4:4.

• Tiempo de amigos:

o En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17:17.
o El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano. Proverbios 18:24
o Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. 1º Pedro 3:8 y 9.

• Tiempo de iglesia:

o Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Hebreos 10:23 al 25.
o Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, a y todos miembros los unos de los otros. Romanos 12: 4.


• . Tiempo personal:

o Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Hageo 1:7.
o Me acordé de los días antiguos; Meditaba en todas tus obras; Reflexionaba en las obras de tus manos. Salmos 143:5.
o Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas. Salmos 119: 27.
o Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1: 8 y 9.


Es importante destacar:
 
 Si estos tiempos NO están en equilibrio, corro el riesgo de ESTANCARME en alguna área de mi vida. 

CADA COSA es IMPORTANTEy por lo tanto NECESARIOdedicarse a pleno.

Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Salmos 37:3 al 5.




50 RAZONES DE QUE ESTAMOS VIVIENDO EN LOS TIEMPOS DEL FIN



1. El aumento de la inestabilidad de la naturaleza (Mateo 24:7 y Lucas 21:11)
2. El aumento de la anarquía y la violencia, rebelión por todo el mundo (Mateo 24)
3. El aumento de la inmoralidad (Mateo 24:37)
4. El aumento del materialismo, codicia (2a Timoteo 3:2)
5. El aumento del hedonismo (2a Timoteo 3:4)
6. El aumento de la influencia del humanismo iglesia emergente (2a Timoteo 3:2)
7. Entretenimiento depravado (2a Timoteo 3:4)
8. Llamar a lo malo bueno y a lo bueno malo (2a Timoteo 3:3 e Isaías 5:20)
9. El aumento del uso de drogas, lo están legalizando (2a Timoteo 3:3)
10. El aumento de la blasfemia (2a Timoteo 3:2)
11. El aumento del paganismo, el ecumenismo y el politeísmo (2a Timoteo 3:1-4)
12. El aumento de la desesperanza (2a Timoteo 3:1)
13. Señales en los cielos (Lucas 21:11:15)
14. El aumento del conocimiento (Daniel 12:4)
15. El aumento de los viajes (Daniel 12:4)
16. La exposición de cultos erróneos (Mateo 24:119
17. La proliferación de falsos cristos (Mateo 24:5)
18. El aumento de la apostasía en la Iglesia (2a Timoteo 4: 3-4) Señal muy destacada hoy.
19. El aumento de los ataques contra Jesús (Romanos 1:18-19) No pueden utilizar el nombre
de Jesús
20. El aumento de los ataques contra la Biblia (Romanos 1:18-19) No creen en que es la
palabra infalible
21. El aumento de la persecución contra los cristianos (Mateo 24:9)
22. El aumento del ocultismo (1a Timoteo 4:1)
23. Guerras y rumores de guerras (mateo 24:6)
24. Armas de destrucción masiva (Lucas 21:26)
25. El aumento de las hambrunas (Lucas 21:11)
26. El aumento de las pestilencias (Lucas 21:11)
27. La tecnología computarizada (Apocalipsis 13:7)
28. La televisión (Apocalipsis 11:8-9)
29. La tecnología satelital (Apocalipsis 11:8-9)

30. La realidad virtual (Apocalipsis 13:14-15)

31. La unificación de Europa (Daniel 2 y 7) cada vez es más solida
32. Poderes militares del lejano oriente (Apocalipsis 9:16 y 18:12)
33. El movimiento hacia el gobierno mundial (Daniel 7:23-26)
34. La reunión de los judíos (Isaías 11: 10-12)
35. El restablecimiento de Israel (Isaías 66:7-8)
36. El reclamo de la tierra de Israel (Ezequiel 36:34-35)
37. El renacimiento del hebreo bíblico (Sofonías 3-6)
38. La reocupación de Israel
39. La resurgencia del ejército israelí (Zacarías 12:6)
40. El re-enfoque de la política mundial en Israel (Zacarías 12:3)  

41. La amenaza rusa contra Israel(Ezequiel 38 y 39)
42. La amenaza árabe contra Israel (Ezequiel 35 y 36)
43. La negación de la segunda venida (2a Pedro 3:3-4) Burladores 44. La negación de la creación por Dios (Romanos 1:18-22)
45. El derramamiento del Espíritu Santo (Joel 2:28-29)
46. La traducción de la Biblia a muchos idiomas (Mateo 24:14)
47. La predicación del evangelio en todo el mundo (Mateo 24:14)

48. El renacimiento del judaísmo Mesiánico (Romanos 9:27)
49. El renacimiento de la adoración davídica (Amós 9:11)
50. El entendimiento de la profecía Bíblica (Daniel 12:6-9)

SANIDAD

 Jesucristo dio su vida en sacrificio. Isaías 53 nos asegura que Cristo llevó nuestros dolores, penas, sufrimientos, aflicciones, transgresiones, iniquidades y todos nuestros pecados. Por su llaga, por sus heridas, por su muerte y su resurrección nosotros somos sanados. En el reino de Dios, todo se recibe por fe. Sin fe no se puede recibir. 

Usted recibe sanidad de la misma manera en que recibe la salvación. Usted confiesa y cree de corazón. Es nuestro divino nuevo nacimiento (herencia, derecho, legado y privilegio). No se conforme con menos que lo mejor que Dios tiene para usted. ¿Con qué cosa ha estado batallando por tanto tiempo? Tiene que tomar una decisión, o permanece en la misma situación o decide entregársela a Dios y se atreve a creer que Él hará una milagrosa sanidad y transformación. Su fe en acción comenzará a desalojar a los malignos ocupantes. Es su decisión.
Sin importar cuáles sean sus circunstancias, Abba Padre está listo para encontrarse con usted exactamente donde usted esté. Todo lo que Dios necesita es su fe, que usted crea que Él está dispuesto a sanarlo. La fe es confianza. Cuando usted confía en alguien, ama y respeta a esa persona. Dios el Padre es igual con nosotros. Él nos ama incondicionalmente. Cuando nos rendimos a su amor y obedecemos su Palabra, Él hace. Sus dones son extremadamente valiosos e inestimables. Usted no tiene que hacer sacrificios ni recitar las escrituras día y noche. La razón por la que le doy una lista de escrituras y declaraciones al final de cada sección es porque ellas fortalecerán su fe y le enseñarán cómo mantenerse en contacto y en relación con su sanador y Salvador. Hay algo único al declarar la Palabra de Dios. Pone a los ángeles en alerta y hace huir a los espíritus malignos. Ellos no pueden traspasar sus fronteras espirituales si están reforzadas con oración y con la Palabra de Dios. Piense en esto. 

Es algo que transforma su vida. Cuando usted guarda la Palabra de Dios en su corazón y en su mente, se convierte en una cuerda de salvamento y de salud para todo su cuerpo. Tomo y cito literalmente Proverbios 4:20–22 todos los días ¡porque creo que Dios es el Verbo y que Él es vida! Sus oraciones y declaraciones sobre la Palabra de Dios no son para mover la mano de Dios a su favor sino para fortalecer su hombre interior y acrecentar su fe. Dios se mueve por compasión y amor. Lo único que tenemos que hacer es rendirnos a su voluntad, obedecer su Palabra y amarnos unos a otros

CONOZCA SU IDENTIDAD

Creo que la razón por la cual Jesús pudo perdonar de inmediato era porque Él sabía quién Él era, de dónde precedía y hacia dónde iba. No tenía un problema de identidad. Estando en oración a menudo y manteniendo siempre una comunión con el Espíritu Santo y el Padre Él pudo mantener la calma, por decirlo de alguna manera. Las Escrituras nos dicen que Él iba seguido a orar. Creo que esto es clave. Vea, orando a menudo estamos crucificando la carne y trabajando el dominio propio del alma. Es en el área de nuestra alma, o emociones, donde la ofensa comienza. 
Leímos que el pecado fue primeramente concebido en el corazón de Satanás. La imaginación hará crecer odio y ofensas si es alimentada por el alma. La imaginación sometida al Espíritu brindará un lugar donde la fe puede crecer, y luego debemos meditar en la Palabra de Dios. Jesús se mantuvo humilde al estar siempre en la presencia del Dios Todopoderoso. Es el orgullo de nuestra naturaleza caída el que se ofende. Decimos: “¿cómo se le ocurre a alguien hacerme esto?”. Ahora, hay casos donde somos lastimados, abusos o crímenes, los cuales no tienen nada que ver con el orgullo, pero muchas de las ofensas menores suceden cuando sentimos que se nos faltó el respeto. Como Jesús siempre oía al Padre, Él sabía qué decir y cómo responder. En realidad, El Espíritu Santo le decía cosas que habrían de suceder. Él podía prepararse en oración por medio de la Palabra. Edificándose en oración Él recibía sabiduría para tratar con las situaciones. Estoy convencido de que si pasamos más tiempo en oración recibiendo de nuestro Padre obtendremos mayor madurez. En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios (Lucas 6:12). Nos engañamos y caemos justamente en el plan del enemigo cuando nos enojamos con las personas que dicen y hacen cosas que nos lastiman. Recuerde, se nos dice que no debemos luchar contra gente, sino contra espíritus que manipulan a las personas. Si prestáramos atención a esto, y nos enojamos, deberíamos enojarnos con el diablo y perdonar a la persona que está siendo usada para causarnos problemas o lastimarnos y orar por ella. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12). Saltemos al versículo 18: Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos (Efesios 6:18). Cuando lee el pasaje del versículo 12 al 18 verá que nos dice que no luchamos contra gente, sino contra demonios. Ahora puede vestirse para la batalla sabiendo dónde se origina toda esta guerra. Las personas que se enredan en ella son engañadas y se convierten en prisioneros a disposición del diablo. Oremos por ellas. Primeramente, perdónelas para desatar el poder de Dios el cual repele la guerra, y luego ore para que sean liberadas y productivas en el Reino de Dios. Estoy convencido de que si usted se ofende fácilmente no es una persona tan madura como usted cree y todavía ignora muchos aspectos espirituales. Ahora, aguarde un momento antes de ofenderse conmigo mientras lee este libro acerca del perdón. Termínelo primero y verá que estoy tratando de presentarle la verdad de manera directa. Esta es la verdad que aprendí por medio de la revelación y la aplicación práctica. Así como Jesús, debemos perdonar desde la cruz, en el instante cuando sucede. Cuanto más rápido usted lo suelte y perdone, más rápido el poder de Dios es desatado para arreglar y prevenir problemas. Dije en otros capítulos que sabiendo que las ofensas van a ocurrir, debemos vestirnos apropiadamente con la armadura y orar. Debemos entrenarnos para responder de manera apropiada perdonando, amando, respondiendo de inmediato. Haga esto y protegerá su alma de las semillas de la ofensa y puede comenzar la intercesión por las almas cautivas que causan contienda, división y esparcimiento de ovejas. Cuando pasamos tiempo en la Palabra de Dios y con el Dios de la Palabra, vestidos siempre con la armadura y permitiendo que el amor de Dios fluya por medio nuestro, podemos desatar el perdón. Jesús pudo otorgar el perdón y orar por perdón. Cuando la mujer fue atrapada en el acto del adulterio Jesús no la hizo esperar durante días. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más (Juan 8:3-11). La primera vez que leí esta historia me sorprendió mucho la rapidez con la que Jesús quitó la condena y la perdonó. Él sabe que usted debe tratar con las semillas de condenación, ofensas y amargura. Las palabras tienen poder. No debemos permitirles que tengan nada de tierra donde puedan ser plantadas para comenzar a crecer. La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos (Proverbios 18:21). Vemos que Jesús estaba dispuesto a permitirle al hombre en la cruz que fuese el primero en beneficiarse de la obra de la cruz. 
Él perdonó a la mujer adúltera y al hombre que bajaron por el techo. Sus ejemplos nos muestran que debemos perdonar rápidamente, remitir nuestros pecados y brindar el amor que recibimos del Padre. Perdonar es tan clave así que trate de ser perdonado lo antes posible. Otra vez, así las semillas de la ofensa no echan raíces de amargura las cuales traen una cosecha de tormento, enfermedades, dolencias e incluso fobias, temores, enojo o ataques de ira. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados (Hebreos 12:15).

VIDA Y MUERTE

Nunca fue el propósito de Dios que el hombre muriera. Dios considera la muerte como un enemigo. Odia la muerte. Todas las cosas que llevan a la muerte toda forma de enfermedad y dolencia no provienen de Dios. Jesús lloró en la tumba de Lázaro porque recordó que nunca estuvo en el corazón de Dios que un hombre se enfermara, envejeciera y muriera. Pero como la consecuencia del pecado es 
muerte, Dios envió a Jesús para llevar el castigo por todos nuestros pecados. Y en la cruz, Jesús conquistó la muerte de una vez por todas, ¡librándonos de la enfermedad y los padecimientos para siempre! El corazón de Dios es que usted sea sanado y restaurado.
Él lo ama tanto que envió a Jesús para redimirlo de la muerte. ¡La cruz de Jesús es la razón por la que hoy puede disfrutar de salud, paz y vida abundante hoy! Jehová te guardará de todo mal; el guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre (Salmos 121:7–8). En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él (1 Juan 4:9).

ESPIRITU Y VIDA

En Juan 6:63, varias palabras saltan a la vista. Jesús dijo: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Una de las palabras que llama nuestra atención es la palabra “espíritu”. El espíritu es definido por los libros como alma, o parte no corpórea de toda cosa viviente. Y estamos de acuerdo en que, para que haya espíritu, tiene que haber vida. La biblia dice muchas cosas acerca del espíritu. Isaías nos habla acerca de la vida del Espíritu. Y en el libro de Romanos se nos habla del espíritu de vida de Cristo. 
Cuando hemos conocido a Jesucristo como nuestro Salvador, comenzamos a vivir una vida espiritual, porque hemos recibido el Espíritu Santo en nuestra vida, pero, aunque le hemos recibido, no le poseemos, sino que, por el contrario, es el Espíritu quien nos posee a nosotros. Y podríamos tratar de explicar lo que entendemos por espíritu, pero, con palabras, no podemos describir lo que en nuestro interior entendemos que es el Espíritu que posee nuestras vidas, y que obra a favor de nosotros. Aunque somos cristianos, y conocemos las cosas espirituales, y conocemos que estamos sentados en lugares celestiales, y entendemos que, a través de nuestro espíritu, tenemos una conexión directa con el Señor, se nos hace difícil expresar con palabras una definición para “espíritu”. Sin embargo, estamos claros que, en nuestro interior, lo entendemos. Y es que, tenemos que entender que, nuestro interior es más poderoso que nuestro exterior. 
 En ocasiones, podemos recibir una palabra, pero, al intentar compartirla con otra persona, no encontramos cómo ponerla en palabras. Y es que nos identificamos con esa palabra que recibimos, espiritualmente. La recibimos en nuestro espíritu. Nuestro espíritu recibe mensajes que no podemos expresar con palabras. Lo mismo sucede con la palabra “vida”. Cuando hablamos acerca de vida, pensamos en el periodo en el que estamos vivos, que es el periodo que está contrastado con la muerte. Cuando pensamos en vida, en el mundo natural, hablamos del tiempo en el que respiramos, en que nuestro corazón está latiendo, y decimos que esa vida se detiene, cuando llega la muerte. Dice en Deuteronomio: He puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. La escritura hace paralelas las palabras “vida” y “bendición”. Cuando hablamos acerca de bendición, estamos hablando acerca de vida. Pero, en el Nuevo Testamento, la palabra vida cobra otro significado, porque se nos habla acerca de la vida que viene después de la muerte. Totalmente contrario a lo que pensamos en el mundo natural de que la vida es antes de la muerte, en el Nuevo Testamento, y para nosotros los cristianos, la verdadera vida es la que viene después de la muerte, que es la vida eterna, esa revelación que hemos recibido, producto de tener una relación con el Señor. 
Podemos estar de vacaciones, relajados, y decir: Esto es vida. Porque vida es otra palabra que no podemos expresarla con una definición. No existe una definición específica para poder acomodar todo lo que implica. Pero, podamos o no podamos definir las palabras “espíritu” y “vida”, la palabra de Dios, en Juan 6:63, dice que la palabra es vida y es espíritu. No importa si puedes expresarlo con palabras, lo que importa es que tú entiendas que, cada vez que de tu boca sale una palabra, cada vez que tú articulas algo, cada vez que tú expresas algo, aquello que estás diciendo, de acuerdo a la palabra del Señor, carga consigo una vida, y carga consigo un espíritu.
Todo lo que tú puedes entender con tu mente, aunque quizás no lo puedas explicar completamente con tus palabras, todo eso comoquiera está contenido en las palabras que tú expresas con tu boca. Esa es la importancia de guardar cada palabra que sale de nuestra boca, cada cosa que decimos. Por eso es que es tan importante cuidar nuestra confesión, porque, lo entiendas o no lo entiendas, lo sepas o lo desconozcas, eso no te exime de la verdad de que va a tener resultados en tu vida, puedas o no expresarlo, porque, todo lo que nosotros decimos, todo lo que sale de nuestra boca, carga en sí vida, y carga en sí espíritu.

LA PALABRA SIEMPRE CONFRONTA

Cuando estudiamos los evangelios, y estudiamos las cosas que Cristo decía, cómo las decía, los momentos en los que las decía, notamos la tranquilidad con la que él decía cosas que eran verdaderamente significativas, cosas que cambiaban la tradición, cosas que cambiaban lo que creían los fariseos. Cuando uno trata de ganarse a una persona, uno trata de ser más simpático, le deja pasar algunas cosas. Sin embargo, cuando estudiamos la palabra del Señor, vemos que, a pesar de que Cristo, en muchos momentos, hacía esto mismo, cuando se trataba de los fariseos, él decía lo que tenía que decir, cuando tenía que decirlo, como lo tenía que decir. Él no tenía ningún problema con decirles las cosas de frente a estos hombres, que se acercaban tan solo para retar la teología de nuestro Señor. 
En Juan 6:59, en adelante, encontramos a algunos de ellos diciendo que la palabra que Cristo estaba hablando era dura de entender. Cuando, en el verso 60, dice que muchos de sus discípulos dijeron que aquella palabra era dura, se refiere a la gente que le seguía, y no como tal a los doce discípulos que conocemos. Los doce discípulos habían tenido la oportunidad de recibir la palabra de parte del Señor más de cerca, y Cristo había podido explicarles las parábolas, les había podido enseñar con más detalles. Cuando estudiamos lo que Cristo estaba diciendo en los versos anteriores, la palabra a la que sus seguidores se refirieron como “dura”, realmente no eran cosas difíciles de entender, no eran palabras tan duras como ellos la percibían. Cristo hablaba en parábolas, porque, aunque el mensaje fuera profundo, Cristo quería llegarles a las personas, para que pudieran recibirlo en su espíritu. Aquella palabra no era difícil de entender, sino difícil de aceptar, porque estaba compitiendo con toda la tradición, con el legalismo, con todo aquello que ya estaba cimentado en la mente y el corazón de los que escuchaban. Podemos entender por qué existía cierta resistencia, si prestamos atención a las cosas que Cristo les decía. Por ejemplo, les dijo que él había bajado del cielo. ¿Qué clase de teología es esa? Hoy podemos entenderlo, y nos parece sencillo, pero, en aquel momento, aquella era una teología controversial, que chocaba con lo que ellos habían estado creyendo. Un poco antes, les dijo que ellos tenían que comerse su cuerpo, que tenían que beberse su sangre. Hoy entendemos a lo que Cristo se refería, pero, en aquel momento, aquellas expresiones les chocaban a aquellos hombres. En este pasaje, Cristo tiene el atrevimiento de decirles que por qué se sorprendían, si ellos mismos lo verían ascender al cielo, de donde él vino en primer lugar. 
El tiempo del ministerio de Cristo, fue uno de los momentos donde más división había, y donde más seguidores se perdieron porque, después de este pasaje, muchos de ellos dejaron de seguirle, porque estas palabras les chocaban. Muchas veces queremos que la palabra el Señor sea suave, que pueda llegarle a todo el mundo, y gloria a Dios por aquellas ocasiones en que tenemos la oportunidad de llevar mensajes con los cuales muchas personas se puedan identificar, pero gloria a Dios cuando también el Señor da revelación a nuestro espíritu, y podemos llevar mensajes que rompen con las tradiciones, con el legalismo, de muchas mentes que ya están cimentadas en ciertos conocimientos. Hay personas que quisieran que se baje la línea del mensaje, pero no hay que bajar la línea del mensaje, porque, aun a Cristo le sucedía y, aunque había gente que se iba, había gente que se quedaba y recibía la bendición. No importa si el nivel del mensaje está bien alto, o si se baja para tratar de llegar a la mayor cantidad de personas, Dios siempre tiene una cosecha de almas, Dios siempre tiene un grupo escogido para recibir revelación específica, en un momento específico.

EL PODER DE UNA PETICION

El libro de Ester es uno de mis favoritos por muchas razones. Pero una de las importantes aplicaciones persona­les que he encontrado en ese libro es la visión reveladora que ofrece sobre la oración. Prescindiendo por completo de cualquier iniciativa o esfuerzo de su parte, Dios dispuso soberanamente, que Ester tuviera una posición de gran influencia en un momento deci­sivo de la historia de Israel. 
Ester no podía ver el guión que Dios había escrito en el cielo y que estaba por consumar en la tierra. Toda la nación judía tenía un futuro incierto, dado que el malvado Amán se había propuesto destruir al pueblo elegido por Dios. Por un breve tiempo, desde su posición estratégica en la tierra, parecía que iba a tener éxito. (Cuando miras a tu alrededor y parece que el enemigo tiene a Dios en posición de jaque mate, no te desesperes. Recuerda que nosotros vemos las cosas desde una perspectiva limitada, finita. Dios sigue estando en su trono, y sus propósitos no se podrán impedir). Tú ya conoces la historia. 
Cuando Mardoqueo, el primo de Ester y objeto de odio de Amán, descubrió el insidioso complot para exterminar a los judíos, suplicó inmediata­mente a la reina Ester que hiciera ejercicio de su posición real e intercediera ante el rey Asuero en favor de su pueblo. La incertidumbre inicial de Ester surgió de un hecho importante. Ella sabía que nadie se atrevía a acercarse al rey sin ser invitado. Hacer eso era arriesgarse a morir; a menos que el rey tuviera misericordia y extendiera su cetro de oro a modo de bienvenida. Ella sabía que su vida estaba en peligro si se presentaba para una audiencia con el rey. Finalmente, Mardoqueo persuadió a Ester de que ella estaba allí con un propósito más grande que ella misma, y que no podía dejar de participar de ese propósito. Después de tres días de ayuno, Ester se puso su vestido real y entró al patio interior del palacio, y encontró al rey sentado en su trono. 
Me encantan los dos versículos que siguen: “Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y tocó la punta del cetro. Dijo el rey: ¿qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará” (Est. 5:2­3). Aquí tenemos una vislumbre de la increíble relación entre un Dios todopoderoso, sentado en su trono en el cielo, y los creyentes que se acercan a su trono desde su posición en la tierra para interceder en favor de su pueblo. (La analo­gía no está completa porque, desde luego, Asuero, al ser un rey pagano, seguramente, no puede representar a Dios con exactitud). Cuando nosotros, igual que la reina Ester, tomamos consciencia de una necesidad aquí en la tierra, podríamos ser renuentes a acercarnos al Rey del universo con nuestras necesidades y cargas insignificantes. Pero nos olvidamos de que este Rey nos ama, nos ha elegido, se deleita en nosotros, e inexplicablemente ha resuelto cumplir sus propósitos en la tierra en unión con las oraciones de su pueblo. De hecho, Él espera que nos acerquemos y le pidamos. Puede que sintamos temor de acercarnos a Él, que es poderoso y podría destruirnos en un abrir y cerrar de ojos, si quisiera. Pero cuando nos aproximamos a su trono “vesti­dos solo en su justicia” (así como Ester se preparó al ponerse su vestido real), sorprendentemente obtenemos “gracia ante sus ojos”; Él extiende su cetro de oro hacia nosotros, y somos bienvenidos a acercarnos y tocar la punta del cetro. Después de tener acceso a su presencia, el Rey nos dice: “¿Cuál es tu petición, amada mía? Se te concederá. Pide y recibirás”. 
 A medida que se desarrolla la historia de Ester, el rey Asuero le hace la misma pregunta tres veces más (Est. 5:6; 7:2; 9:12) y le asegura que su generosidad no tiene límite, que su deseo es bendecirla y que puede cumplir cualquier peti­ción que le haga; se le concederá cualquier cosa que ella pida. A menudo me maravillo de las cosas sobrenaturales que Dios haría en este mundo —cosas que Él está listo, deseoso, ansioso y dispuesto a hacer— si tan solo nos acercáramos a Él y le presentáramos nuestra petición en oración. ¿Cuántos milagros y cuántas bendiciones quisiera Él concedernos, que esperan solo el clamor del corazón de uno de sus súbditos aquí en la tierra? Hace años, una amiga hizo una pregunta, que ha estado siempre en mi mente: si Dios sólo hace algo en mi vida y en las vidas de otros cuando oro, ¿cuánto más haría y cuánto más recibiríamos de su mano, si tan solo oráramos más? Venid todos ante el Rey; y abundantes peticiones traed. Pues tan grande es su gracia y poder, que ninguna petición ha de exceder.
 —JOHN NEWTON (1725-1807) ¡Oh, Dios! Que en nuestra desesperación, nos concedas fe y denuedo para acercarnos a tu trono y presentarte nuestras peticiones, pues sabe­mos que con ello estrechamos lazos con el Omnipotente y nos converti­mos en instrumentos del cumplimiento de tus propósitos eternos aquí en la tierra.