PENINA


TEXTO: 1 S 1:1-7

Todas las personas tenemos necesidades insatisfechas.


Dios está atento a ellas. Él quiere satisfacerlas según su omnisciencia. Pero no podrá hacerlo si no nos volvemos a Él.


FUERA DE DIOS NO HAY PLENITUD. Así lo veremos a través de la historia de esta mujer.

Su nombre significa “Perla, Piedra preciosa, coral”.

Todos vivían en la localidad de Ramataim (“Dos Alturas”), siempre aparece en el AT como Ramá, es decir, “Altura”. Es la Arimatea del Nuevo Testamento.

Está casada con Elcana (“Dios ha adquirido” -o “creado”-), un buen hombre que pertenecía a la tribu de Efraín; este matrimonio había sido bendecido con hijos.

Elcana estaba casado también con Ana, ella no tenía hijos porque era estéril.

En el antiguo Israel estaba permitida la poligamia aunque nunca fue aprobada por Dios. La Escritura nos enseña que desde el principio el plan de Dios para la humanidad incluía un hombre y una mujer, no un hombre y varias mujeres (Gén. 1:27; 2:21-25). La poligamia fue el resultado del poder del pecado sobre el mundo.


No debemos confundir tolerancia con complicidad. Dios toleró la poligamia de la misma forma que toleró el divorcio, por la dureza de los corazones de los hombres (Mat. 19:8). La historia bíblica nos dice que en cada uno de estos casos, estos hombres pagaron caramente por su transgresión.


No hay pecado que pase inadvertido ante el ojo de Dios, confesemos a Él nuestras rebeliones, arrepintámonos de todo corazón y apartémonos del mal definitivamente para que no vivamos las consecuencias.


SITUACIÓN SICOLÓGICA:

Tenía que compartir a su marido con otra mujer. Dios nunca aprobó la poligamia, y mucho menos la ordenó. Por lo tanto Elcana optó por ella en contra de la voluntad de Dios.

Tuvo que soportar que su marido optará por otra mujer, tal vez más joven, tal vez más hermosa.

Su marido no la amaba y abiertamente manifestaba su amor por Ana.

Elcana daba a Ana una parte escogida (doble porción, la mejor parte).

Elcana se preocupaba por la necesidad de Ana y no la de Penina.

Elcana prefería a Ana aun cuando no le daba hijos. En el antiguo Israel la esterilidad era considerada un castigo de parte de Dios y un motivo de deshonra no sólo para la mujer, sino también para la familia. Y aún así Elcana amaba a Ana y no a Penina (pese a los hijos que ésta última le había dado). Elcana no necesitaba que Ana le diese hijos para amarla.

Todo esto fue provocando un profundo dolor en Penina. Y su marido nada hacía para restaurarla.

¡Cuán terrible era la situación de Penina! Una de las necesidades más importantes para una mujer es la de sentirse amadas por sus maridos.


Uno de los deseos más profundos que poseemos las personas es el de ser únicos, exclusivos. Ya desde los primeros años de vida se exige el amor exclusivo de la madre.


Cuando en una relación se siente que el amor de la persona amada le ha sido quitado o está en peligro de serlo por una tercera persona, los celos aparecen , pudiendo provocar un gran daño.

Sal 27:10 “ Aunque mi padre y mi madre me dejen, con todo, Jehová me recogerá”


Ni siquiera el buen amor de nuestros padres se compara al de Dios. Y si estos nos abandonaren, el Señor tomará nuestros despojos y nos recogerá y amará para siempre.

Os 2:19-20 “Te desposaré conmigo para siempre, te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Te desposaré conmigo en fidelidad.”


Estas son palabras de amor parecidas a las que escuchamos y de labios humanos, también las decimos con la sinceridad posible para corazones inestables como los humanos. En cambio, cuando las dice Dios, podemos tener la certeza de que jamás dejarán de ser. Él es nuestro amado fiel.

1Jn 4:18-19 “ En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor… Nosotros lo amamos a Él , porque Él nos amó primero.”


La fidelidad divina no tiene comparación, Su amor no puede ser hallado en otras partes. No debemos temer de ser cambiadas/os por otra persona. Podemos disfrutar tranquilamente de que no seremos desechadas, si no le desechamos antes.

Elcana era un buen hombre que junto su familia subía a adorar y ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos todos los años. Era un hombre responsable ya que la Biblia dice que cuando llegaba el día en que ofrecía sacrificios, daba a Penina la parte que le correspondía, así como a cada uno de sus hijos.

Pero Elcana vivía en pecado delante de Dios a causa de su poligamia.

La cobertura espiritual de Elcana sobre su familia estaba corrompida.

El pecado individual SIEMPRE afecta el medio que rodea, especial y principalmente a la familia.

El dolor de Penina y de su rival (Ana) eran consecuencias directas de la bigamia de Elcana.

Si entendiéramos la importancia de mantenernos en el orden establecido por Dios, veríamos una realidad totalmente diferente en nuestras familias. Desobedecemos a Dios y así abrimos la puerta al pecado y después nos preguntamos el porqué de los problemas en nuestra familia.
Elcana empezó viviendo en pecado, esto provocó desorden, división, odio, etc. El pecado sólo engendra muerte.


SU ACTITUD


1. Penina tomó en sus manos la situación, con todas las consecuencias que ello implicaba.

2. Penina encauzó su dolor, su carencia en contra de Ana. Tomó a Ana como su rival y la irritaba, enojándola, entristeciéndola porque Jehová no le había concedido tener hijos.

3. Probablemente intentara molestar a Ana no sólo para irritarla, sino para que se descontrolara y se desprestigiara delante de Elcana.

4. Sus ataques acrecentaban cuando la familia subía a ofrecer sacrificios. Los más seguro es que los malos sentimientos de Penina contra Ana aumentaban al ver a Elcana dar una doble porción a su rival.

5. Penina no se contentaba con la bendición de ser madre, es más, se volvió altiva, insolente, rencillosa, envidiosa y muy cruel, despreciando a Ana por su esterilidad.

Nuestro sufrimiento aunque por razones injustas, no nos autoriza a dañar a otros. Además, debemos recordar que nuestros enemigos no son los seres humanos.

Efesios 6:12 “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”

Penina debió haber sido más amable y agradecida, aún cuando era como una esposa en segundo plano y menos amada. Nadie en este mundo lo tiene todo. Seamos agradecidos con las incontables bendiciones que tenemos. Y en todo momento caminemos en santidad.

1. Lamentablemente, Penina optó por la carnalidad. Ella pretendió obtener algo positivo de su actitud, pero sólo obtuvo pérdidas. Es que absolutamente nadie puede pretender independizarse de Dios sin ir a pérdida.

2. Penina perdió muchas oportunidades de de hacer la voluntad de Dios.

La Biblia no registra que ella haya buscado a Dios de corazón. Cada año que iban a presentar sacrificios perdía la oportunidad maravillosa de bendecir a Dios. Sin embargo, ocupaba el tiempo burlándose de Ana.

Penina era una mujer que poseía el favor y la bendición de Dios de tener hijos. Eso era muy valorado por la sociedad. Tenía un lugar de privilegio, pero en vez de usarlo para bendición de otros, lo usó para burlarse de Ana.

Perdió el lugar de privilegio que le daba la maternidad. Ana llegó a tener seis hijos. Si Elcana amaba más a Ana sin hijos, cuánto más la amaría con hijos.

Perdió la posibilidad de que haciendo el bien, Elcana se interesara más en ella.

Perdió la oportunidad de que Dios supliera su necesidad, como lo hizo con Ana.

Perdió la posibilidad de pasar a la historia como un buen ejemplo a imitar. Sólo es recordada por maltratar a Ana. Y quien sabe si fue ella la responsable de que sus hijos no marcaran historia como lo hizo el hijo de Ana.

Cada vez que Dios da una bendición, es para que esa afectemos nuestro medio.

Gén 12:1-3: “Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familia de la tierra.”

Conclusión.

La situación de Penina era conocida por el Señor quien estaba anhelante de llenar su corazón plenamente. Pero ella no lo buscó, y si lo hizo alguna vez, no esperó en Dios. Tenía las mismas oportunidades y posibilidades que Ana para ser restaurada. Pero lo perdió todo, porque decidió hacerlo a su manera. Ella era una mujer bendecida, todo lo que Penina tenía era por lo que Ana tanto oraba, pero aquélla estaba tan enceguecida por el dolor, los celos y la rabia que no valorizó lo que Dios le había dado. Y terminó perdiendo más.

No perdamos la bendición de Dios, haciendo lo incorrecto. Busquemos a Dios, Él es nuestro refugio.

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