QUEBRANTO Y RESTAURACION

Hay quienes piensan que el cristiano no debe experimentar ningún tipo de emoción.  Esta es gente fría, que no se conmueve con nada ni por nada.  Cristo mismo experimentó emociones: Lloró, tuvo hambre, sintió compasión, experimentó enojo. 
De hecho, una de las tareas de nuestro Señor Jesús fue trabajar con la restauración de las emociones.  En Lucas 4, Jesús dice: Vengo a sanar a los quebrantados de corazón.
Una consejería apropiada es buena, y la ayuda de los profesionales es buena, pero no se compara con la unción del Dios Todopoderoso que dijo: El Espíritu de Dios está sobre mí y me ha ungido para sanar a los quebrantados de corazón. 
Puedes ir a consejerías y visitar a profesionales de la conducta, pero, si la unción de Dios se manifiesta en tu vida, en un instante, podrás recibir sanidad emocional, ser libre y vivir con tu frente en alto. 
Jesús se encontró con la mujer samaritana, que había tenido cinco maridos y el que tenía no era de ella.  Esta mujer no tuvo que pasar por diez cultos, por procesos de consejerías.  Bastó conectarse con la fuente de agua viva para recibir libertad. 
Solo basta el toque de nuestro Señor Jesús para que tu corazón quebrantado sea sanado y vivas en el nivel de vida que él quiere para ti.
Hay quienes han sido liberados de las drogas a través de procesos de rehabilitación, pero también sabemos de otros a quienes bastó un encuentro con nuestro Salvador y nunca más desearon volver al pasado. 
Ya sea que pases por un proceso o por un encuentro, ambos son un milagro; pero no puedes depender solamente de un proceso para sanar tu vida, cuando tienes acceso al Dios Todopoderoso. 
Un encuentro con Jesús es todo lo que necesitas para ir del quebranto a la restauración

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