APRENDAMOS SOBRE NUESTRA BOCA

Santiago 3:11 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 
 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? 

 Hay quienes tienen la falsa idea de que la Biblia es un libro lleno de reglas limitantes, y que hace la vida de quien la lee aburrida y tediosa, y puede ser que tengan razón, pero como siempre depende de la óptica con la que la lean, es decir, quien quiere ir a la Biblia a justificar su estilo de vida, probablemente encontrará precisamente eso, reglas que le hacen saber que su estilo de vida no es adecuado, pero podemos ver las cosas como las ve Dios, y entender que la Biblia es un libro lleno de principios que nos dan vida y nos enseñan como vivir una vida gloriosa y no menos que eso. 

Hoy en día vivimos dominados por nuestras pasiones, es decir, dominados por lo que sentimos y reaccionamos y hablamos de acuerdo a como nos sentimos, hemos aprendido a llenar nuestra boca de maldiciones, pues son esas malas palabras las que expresan específicamente lo que hay dentro de nosotros y cómo nos sentimos. Es interesante aprender que llega un momento en el que no podemos vivir sin exteriorizar lo que sentimos, así que maldecimos cuando estamos enojados y maldecimos cuando estamos contentos, y cada día relajamos más nuestro lenguaje, sin importar que nuestra boca desvirtúe nuestro entorno. La Biblia no nos habla de que no hablemos con maldiciones específicamente, pero nos da 2 principios de vida que nos previenen de aquello que sale de nuestra boca. 

Primeramente la Biblia nos habla de que nuestra boca tiene poder, por tanto, todo lo que hablemos tendrá una consecuencia, ya sea en nosotros ó en los demás, recuerda como en el principio Dios creó todo por medio de su palabra y luego veía que era bueno?, de esa misma manera podemos recordar que el sexto día nos creó a su imagen y semejanza, y aunque no podemos hacer todo lo que Él hace, el construir y destruir con nuestras palabras es algo que si tenemos. Por segundo, Dios nos deja muy claro que de aquello que abunde en nuestro corazón, es de aquello que nuestra boca estará lleno, y eso es inevitable, de modo que puede llegar a ser preocupante aquello que abunda en el corazón de alguien que no puede dejar de hablar con maldiciones y no puede dejar de expresar todo lo que siente, no lo cree? Y no crea por favor que es mi intención venir a criticar y a limitar a los que hablan de x ó y manera, no para nada, pero si es mi interés hacerle meditar en la cita de hoy, que está directamente ligada a lo que le platico. 

Hay personas que viven de acuerdo a como sienten, hablan de acuerdo a su corazón, y en un segundo después de maldecir, maldecir oran y piden a Dios que haga cosas que necesitan y las declaran con su boca, y luego se asombran de que Dios no responda sus oraciones. La cita de hoy nos advierte de que nuestra boca puede ser una fuente de vida o una fuente de muerte, y esto no nos limita de sentir lo que sentimos y de ser como somos, simplemente nos da la oportunidad de escoger que es lo que podemos esperar de nuestra relación con Dios y de como Él puede tener un efecto en nosotros, nulo o abundante. La Biblia nos enseña que nuestro objetivo es que nuestro espíritu (aquello que nos permite escuchar la voz de Dios) domine a nuestra alma (aquello que nos permite sentir y pensar), de modo que lo que escuchemos de Dios habite en nuestro corazón sea mas fuerte que lo que las circunstancias que nos rodean y podamos ser siempre una fuente de vida y de bendición y no un ente frustrado que no logra mucho. 

La Biblia nos dice específicamente que la oración del justo puede mucho y entendemos por justicia el cumplimiento de la palabra de Dios, por tanto y traduciendo, aquel que cumple la palabra de Dios (ojo, cumplir la palabra de Dios no es sinónimo de aburrido y limitado, sino de aquel que conoce a Dios y vive de acuerdo a su voz) tiene asegurado su oído (el de Dios) y las respuestas del cielo en lo cotidiano. Por tanto, usted puede decidir que tipo de fuente es su boca, la que expresa lo limitado de sus circunstancias o la que habla todo lo que Dios siembra en su corazón, es decir una boca que no logra mas que quejarse, o una boca que es instrumento de bendición y que logra todo lo que se propone.

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