ESCOGE TU DESTINO


A fin de cuentas, solamente dos cosas determinan su destino: sus elecciones y susrespuestas a Dios. La Palabra de Dios está llena de elecciones. El capítulo 28 de Deuteronomio está dedicado a escoger hacer el bien y ser bendecido o hacer el mal y ser maldecido. El sucesor de Moisés, Josué, llamó al pueblo de Israel a tomar una decisión. Les dio una sencilla elección: “Pero si a ustedes les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor” (Josué 24:15, NVI). De igual modo, cuando el profeta Elías desafío a los profetas de Baal, preguntó: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él” (1 Reyes 18:21).

El tema subyacente de esas decisiones puede resumirse en las palabras de Romanos 12:9, donde Pablo instruye a los creyentes: “Aborreced lo malo, seguid lo bueno”. Este tema se refleja en la vida de un hombre llamado Job. La Biblia describe a Job como un hombre “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” ( Job 1:1).

Yo creo que Job tomó la decisión en su juventud de qué serviría al Señor, de que seguiría lo bueno y aborrecería lo malo, y de que permanecería en el sendero estrecho.

Cuando toma la decisión de aborrecer al mal, usted toma la decisión de seguir lo bueno. Del mismo modo, cuando escoge ignorar el impulso del Señor en un área, está tomando la decisión de hacer algo que se opone al mejor plan de Él para su vida. Mis elecciones y mis respuestas a Dios han gobernado toda mi vida. Escoger hacer lo bueno no siempre es fácil, pero la gracia de Dios es suficiente para ayudarle.

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