LECCIONES DE LIDERAZGO DE ANA

Ana se detiene y se pone frente a nosotros. Con sus manos, toma una mano de cada uno de nosotros.
—Elí oró por mí hace muchos años —nos dice —, y ahora al igual que él yo oraré por ustedes.
Con voz fuerte y confiada, dice:
“Oh Señor, nuestro Proveedor: No permitas que mis amigos olviden las promesas que te han hecho. Cuando tú les concedas los deseos de su corazón, hazles recordar sus promesas y dales el amor y la voluntad que necesitan para cumplir esas promesas. Y que otros sean bendecidos abundantemente gracias a la obediencia agradecida y alegre de estas personas hacia ti. Amén".
Ana expresa una silenciosa confianza mientras nos sonríe.
—Ahora irán al segundo nivel de la ciudad para encontrar a la siguiente persona. En vez de bajar al sitio de donde vinieron, sigan caminando en esta dirección a lo largo de la muralla, y encontrarán un puente a la derecha. Crúcenlo y llegarán al centro de la ciudad. Ella los estará esperando al final del puente.
Con esas palabras, soltó nuestras manos y nos señaló el camino que debíamos seguir.
Mientras caminamos en la dirección que nos indicó Ana, reflexionamos en sus palabras y en la sabiduría que contienen. Reconozco que en ellas también hay lecciones de liderazgo:
1. Cuando somos fieles a Dios, Él lucha por nosotros 
Cuando Ana dejó a Samuel en la casa de Dios, no se entristeció, sino que celebró. Su oración comienza con las siguientes palabras en 1 Samuel 2:1 (NVI):
“Mi corazón se alegra en el Señor; en él radica mi poder. Puedo celebrar su salvación y burlarme de mis enemigos”.
¿Por qué estaba tan feliz? Ciertamente su fidelidad a Dios le había producido una gran satisfacción. Pero había otra razón. Ella reconocía que Dios había luchado por ella, como siempre hace con aquellos que le son fieles. En su oración, ella habla de Dios destruyendo las armas de los fuertes y otorgándole fuerza a los débiles, alimentando a los hambrientos y dándole hijos a los estériles. Ella resume su punto de vista cuando dice 1 Samuel 2:10 (NVI):
“El Señor destrozará a sus enemigos; desde el cielo lanzará truenos contra ellos. El Señor juzgará los confines de la tierra, fortalecerá a su rey y enaltecerá el poder de su ungido”.
Dios luchó por Ana, y quiere luchar por usted. Como líder, permanezca fiel a Dios, ya que eso lo convierte en candidato para recibir su favor.
2. Cuando somos fieles a Dios, Él también bendice a la congregación.
Después de que los hebreos llegaron a la Tierra Prometida y Josué murió, los gobiernos de Israel fueron inconsistentes. El libro de Jueces registra que de vez en cuando se alzaba un buen líder, como en el caso de Débora o Gedeón. Pero, la mayoría de las veces los jueces eran débiles o no existían. Como resultado, el pueblo de Israel no fue fiel a Dios, y sus enemigos lo dominaron. Las últimas palabras registradas en el libro de Jueces describen la situación en la época de Ana: “En aquella época no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor”.
Incluso la dirigencia del tabernáculo de Dios era caótica. Elí fue un sacerdote fiel, pero no fue un buen líder. Sus dos hijos corruptos violaron los preceptos de Dios para los Levitas, y Elí no hizo nada al respecto.
En medio de este ambiente falto de liderazgo, apareció Samuel, gracias a la promesa cumplida de Ana. Samuel era fiel a Dios y no pasó mucho tiempo antes de que su influencia aumentara y el pueblo de Israel recibiera bendición. Las Escrituras dicen en 1 Samuel 3:19-21 (NVI):
“Mientras Samuel crecía, el Señor  estuvo con él y confirmó todo lo que le había dicho. Y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, se dio cuenta de que el Señor había confirmado a Samuel como su profeta. Además, el Señor siguió manifestándose en Silo; allí se revelaba a Samuel y le comunicaba su palabra”.
Samuel se convirtió en la voz de Dios para el pueblo. Él los dirigió y los aconsejó. Durante su vida ayudó a establecer reyes y ayudó a Israel a vencer a sus enemigos. Samuel cumplió muchos roles a lo largo de su vida, y todos ellos fueron de influencia. La obediencia de Ana tuvo una gran influencia durante muchas generaciones en Israel.
3. Cuando somos fieles a Dios, Él multiplica nuestra influencia
¿Qué hubiese ocurrido si Ana hubiese decidido quedarse con Samuel? ¿O si Elcana no hubiese dicho “Con tal de que el Señor cumpla su palabra” cuando Ana le comunicó su intención de entregar a Samuel a Dios, después de que fuera destetado? Solo Dios sabe. Pero sí sabemos esto: todo el pueblo de Israel se benefició cuando Ana cumplió fielmente su promesa. Los israelitas se enfrentaron a los filisteos, que querían esclavizarlos. Samuel los exhortó a abandonar la idolatría. Y David fue ungido como rey de Israel y unificó las tribus en una nación única y poderosa.
Cuando vemos que Ana sacrificó a su propio hijo para cumplir con el propósito más grande de Dios, nos damos cuenta de que la gente del Antiguo Testamento recibió un adelanto de lo que Dios tenía pensado hacer: dar a su propio Hijo por nosotros.
Si usted es madre, necesita entender que su hijo podría ser el próximo Samuel. Usted no tiene idea de lo que Dios puede hacer con sus hijos. Así que críelos bien. Enséñeles el camino por el que deben transitar. Y libérelos para que cumplan el propósito que Dios les dio cuando llegue el momento.

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