NADA ES PARA SIEMPRE, SOLO DIOS

Si de algo estaba consciente David, es que las emociones negativas no son de larga duración.  En Salmos 30:5, el salmista expresa: Porque por un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría. 
El salmista no niega sentir dolor, pero sí sabía que iba a durar poco porque el favor de Dios dura toda una vida.  O sea, puede ser que hayas tenido un tiempo difícil, un mal día, una mala semana, hasta puede que una mala década, pero el favor de Dios dura por siempre.  No hay problema con que llores, pero que sea con la conciencia de que su favor dura toda una vida.
Si en la mente no hay un final para la conmoción emocional, extenderás más de lo necesario el dolor que estás sintiendo.  David estaba claro y decía: Esto va a durar poco.  Lamentablemente, hoy día se vive al revés.  Por esto es que hay tanta gente cometiendo errores en momentos difíciles.  Se vive tanto tiempo en tristeza y en problemas, que lo que buscan es un momento de alegría, un momento de escape. 
El que trata de vivir solo un momento de alegría, comete locuras. 
Cancela todo aquello que ha querido durar más tiempo de lo que debía.  Cree que Dios está contigo.  A lo mejor llevas muchos años en esa situación, pero el favor de Dios dura toda tu vida.  Vive sabiendo que su favor y su gracia están en tu vida. 
Tus mejores años están por venir.  Has pasado una breve tribulación, pero esa tribulación produce un excelente peso de gloria para tu vida.
Te será imposible salir de un momento de crisis emocional, si no crees y entiendes que esa tribulación es momentánea.  Todo aquel que ha experimentado dolor y ha salido de ese momento, es porque ha creído en el poder de Dios.  Por eso, en medio del dolor, cree y declara lo que dice la palabra: Esta leve tribulación momentánea, produce un eterno peso de gloria.
El mismo Cristo lloró cuando su amigo Lázaro murió, pero esa tristeza no detuvo el poder que había dentro de él, sino que se paró frente a la tumba  y declaró: Lázaro, ven fuera.  
Lo que estás viviendo no es tu final.  Párate frente a la tumba de lo que estás viviendo, y aún con lágrimas en los ojos, declara y cree que Dios se va a llevar toda la gloria.  Y los que te rodean, cuando vean el milagro, tendrán que dar la gloria también al Dios Todopoderoso. 
Quizás tú no sepas cómo armar el rompecabezas en que estás viviendo, pero Dios sabe como armar correctamente tu vida.  Si alguien sabe mover cada pieza, ese es el Dios al que tú le sirves.
Sé libre de todo dolor y amargura.  Cada vez que tu pasado quiera levantarse, afírmate y cree que el Dios al que le sirves es soberano.  Tú no sabes dónde está la salida, pero él lo sabe.  Vienen nuevos tiempos, nuevas temporadas a tu vida. Tus mejores años están por venir. 

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