EL PODER DEL PERFECTO AMOR


El apóstol Juan escribió: "El perfecto amor echa fuera el temor" (1 Juan 4:18). Cuando el escritor utiliza la palabra "temor", se refiere a esa clase de inseguridad que produce el terror, el miedo y el temor ciego, tal como un esclavo se siente cuando es desobediente ante el látigo en las manos del amo cruel. Donde hay perfecto amor, no existe el temor.

El amor construye confianza. Las manos amorosas acarician, no golpean. El poder del verdadero amor es inmensurable. Lo que hace falta en el mundo para destruir el temor es el amor perfecto.

Hay otra expresión que el apóstol San Pablo le dice a su discípulo Timoteo al escribirle su segunda carta: "Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio" (2 Timoteo 1:7 DHH). Otra traducción de la Biblia usa la palabra "cobardía" en lugar de "temor". El temor produce cobardía, lo que nos impide tener un espíritu de aventura y nos paraliza ante las posibilidades. Pablo deseaba animar a Timoteo a descubrir que no era necesario dejarse dominar por el temor, sino que podía dominarse a sí mismo a través del dominio propio que viene de estar bajo la poderosa influencia espiritual de Dios.

De la misma manera, Dios desea que usted y yo descubramos esa misma enseñanza. Dios desea que sepamos que se puede vivir libre del espíritu de temor, caminar en amor, en poder y en dominio propio. Si permitimos que el verdadero amor de Dios inunde nuestras vidas, nunca más seremos esclavos del miedo. El temor paraliza a las personas y es un obstáculo que entorpece el camino rumbo a ser un campeón, y nos impide alcanzar los sueños que Dios nos ha programado para conquistar nuestra tierra prometida.

En el Antiguo Testamento encontramos la gran historia de la liberación del pueblo de Israel. Por cientos de años habían vivido bajo el reinado esclavizante de los faraones egipcios. Finalmente, gracias al gran liberador Moisés, pudieron salir de esa situación y comenzar el camino rumbo a su Tierra Prometida. La tierra que por mucho tiempo había sido de sus padres, pero que al mudarse a Egipto habían perdido, ahora la habitaban sus enemigos. Al acercarse a su vieja patria, enviaron a doce espías para que investigaran el lugar. Diez de los espías regresaron paralizados por el miedo. El temor los afectó tanto que decían que las personas que habitaban en aquella tierra parecían gigantes y que era imposible vencerlos. Lograron convencer a todos que entrar a esa tierra era una tarea imposible y que debían desistir de hacerlo. Solo los espías Josué y Caleb regresaron con la fe suficiente para entrar y tomar posesión de lo que era suyo por promesa y herencia de Dios. Sin embargo, no tuvieron la fuerza suficiente para convencer a todos que podían tomar aquella tierra. Pasaron cerca de cuarenta años antes de lograr ese cometido. Cuando entraron, de los doce espías originales, sólo quedaron estos dos gigantes de la fe. Todos los demás murieron en el desierto sin haber probado la Tierra Prometida, como lo hace tanta gente que nunca cumple sus sueños. Prefieren creerle al temor y morir en su desierto personal que atreverse a creer que pueden tomar posesión de lo que Dios les ha prometido.

¿No entrará usted su tierra prometida a causa del temor? Es importante que sepamos que el temor es una herramienta en manos del enemigo de nuestra alma para detener nuestra bendición. No le tenga miedo al miedo. Posea su "tierra prometida". Destruya el temor poniendo el perfecto amor en su vida y verá como todo cambiará.

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