JEREMÍAS

El ministerio de Jeremías anunció juicios sobre Judá y otras naciones de la tierra; pero a su vez, profetizó esperanza por medio de un Nuevo Pacto que Dios obraría con el remanente de los que aceptaran ir a Babilonia (leer Jeremías 1:9-10). A partir de ahí podemos ver que el libro se divide en cuatro partes:
  1. Capítulos 2-24: las acusaciones de Dios contra Judá, por llevar el pecado cincelado en sus corazones y les anuncia que serán castigados en el exilio.
  2. Capítulos 25-45: aquí vemos que a) Dios destruiría a Babilonia por hacerle daño a Judá, y a las otras naciones enemigas por burlarse del exilio de Judá; b) la necedad de Judá en seguir desobedeciendo a Dios, pretendiendo huir de Babilonia a través de Egipto o ideas propias.; y, c) la promesa de salvación de Dios por medio de un Nuevo Pacto al remanente cautivo en Babilonia.
  3. Capítulos 46-51: vemos el juicio contra las naciones y contra Babilonia.
  4. Y el capítulo 52: vemos un resumen de la caída de Jerusalén, exilio de Judá y cómo el rey de Babilonia favoreció a Joaquín, del linaje de David.

IDEA CENTRAL DEL LIBRO

Dios es fiel en cumplir sus promesas, tanto de juicio, como de salvación. La esperanza del pueblo de Dios en el exilio fue que Él arrancaría y destruiría a los pecadores por medio de juicios; pero plantaría y edificaría por medio del Nuevo Pacto a sus escogidos.

CUATRO VERDADES QUE EL LIBRO DE JEREMÍAS ENSEÑA

  1. La implacable ira de Dios

En el libro de Jeremías vemos que los juicios son la manifestación de la ira e indignación de Dios por medio de actos disciplinarios hacia los pecadores. Pero, a su vez, Dios hace distinción entre la disciplina para sus elegidos y de los que no lo son.
  • En Jeremías 24:3-6 vemos que Dios anuncia que la disciplina sobre sus elegidos que iban al exilio, no era para destruirlos, sino para plantarlos y edificarlos, para que se arrepintieran y gozaran en el futuro la bondad del pacto con Dios.
  • En Jeremías 24:8-9 vemos a los higos malos, los que no formarían parte del remanente. El juicio de Dios para ellos fue para destruirlos y desarraigarlos de la tierra para siempre. Lo mismo haría con las naciones (Jeremías 50-51).
  • Santiago nos dice que las pruebas de los cristianos son pruebas de fe. No son para destruir, sino para edificar; no son para derribar, sino para perfeccionarnos en la fe en Jesús; por eso, si usted está pasando pruebas, tenga paciencia, espere en Dios. Pero si usted no cree en Jesús, si no se ha arrepentido de sus pecados, entonces ¡tema con pavor!, porque la ira de Dios está sobre usted y esta ira lo consumirá (Romanos 1:18).
  1. La perversión irremediable del hombre

Jeremías 17:1 y 9«El pecado de Judá está escrito con cincel de hierro, con punta de diamante está grabado sobre la tabla de su corazón y en los cuernos de sus altares… 9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?»
  • Esta es la acusación de Dios contra la humanidad: que desde su nacimiento, el hombre nace con un corazón inmundo, pecaminoso, perverso (que significa sin remedio, incurable, más allá de toda cura). Por eso dice Jeremías 2:22«Aunque te laves con soda y uses mucho jabón, la mancha de tu iniquidad está aún delante de mí—declara el Señor DIOS».
  • Dios advierte que nadie tiene el poder de remediar su corazón pecaminoso, de cambiarlo, de lavarlo, de redimirlo, de justificarlo. La raíz de todos tus problemas y pecados es «la irremediable perversión de tu corazón». Si nuestro corazón es irremediable ¿qué esperanza hay para el pecador?
  1. La esperanza está en la gracia de Dios

A los higos buenos, los elegidos (Jeremías 24:6-7), Dios profetizó que, aunque ellos no podían remediar su corazón, Él les daría un corazón nuevo para que ahora el pueblo de Dios pueda alabarlo y adorarlo con obediencia eterna. Pero la pregunta es ¿cuándo sería esto? y ¿cómo Dios daría un corazón nuevo?
  1. El Nuevo Pacto

Jeremías 31:31«He aquí, vienen días —declara el SEÑOR— en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto».
Jeremías describe este Nuevo Pacto como «edificar y plantar». Como la promesa de Dios de poner su ley en las mentes y corazones de su remanente; para que así se cumpla la promesa de que Él sería el Dios de ellos y ellos su pueblo eternamente (leer Jeremías 32:39-40). Pero ¿cómo Dios lo haría posible? Jeremías 33:8«Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron». ¿Y esto por medio de quién? Jeremías anuncia que el Nuevo Pacto se mediaría por medio del mesías Salvador, a quien le llama «el renuevo justo», el «rey eterno» del linaje de David, y quien a su vez sería un sacerdote para siempre (Jeremías 33:15-18).

EL EVANGELIO

Hay un solo hombre que cumple estas características en toda la historia de la humanidad: Jesús el Cristo.
  • Mateo 26:26-29 «Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: Bebed todos de ella; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre».
  • Jesús es el rey, el justo, el sacerdote y rey resucitado. Él es el Señor.

IMPLICACIONES PARA NOSOTROS HOY

  1. No hay edad mínima ni máxima para consagrarse a Dios
Jeremías fue llamado al oficio profético a los 13 años. Durante su ministerio fue atacado, vituperado, acusado, golpeado, atentaron contra su vida. Se mantuvo fiel predicando la Palabra (leer Jeremías 20:7-91ª Corintios 9:16-17).
  1. No culpes a Dios por las consecuencias de tus pecados
Jeremías 2:5«Así dice el SEÑOR: ¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres, para que se alejaran de mí y anduvieran tras lo vano y se hicieran vanos?».
  • No hay excusa, no podemos acusar a Dios, somos pecadores. En Jeremías aprendemos que la disciplina a Judá vino por ser oidores y no hacedores de la Palabra; y el castigo a Babilonia por dañar al pueblo de Dios.
  1. Nuestra esperanza de seguridad debe estar en la gracia soberana de Dios
En los capítulos 34 al 45 vemos que Dios envía Palabra de victoria contra los enemigos, pero ellos no creen, sino que deciden confiar en sus enemigos.
  • No ponga su esperanza y seguridad en resultados políticos, ni en los gobiernos, ni en ninguna otra cosa, solo en la gracia soberana de Dios.
  1. Perdone y deje la venganza a Dios
En los capítulos 25 al 28 vemos que Dios toma la venganza por Judá. Si lo han ofendido, si lo han traicionado, si lo están dañando, perdone, actué con gracia y deje a Dios la venganza.
  1. Dios no se ha olvidado de ti
El libro de Jeremías termina con gracia sobre Joaquín. El Nuevo Testamento en Mateo 1:12 dice: «Después de que se los llevaron a Babilonia: Jeconías fue el papá de Salatiel. Salatiel fue el papá de Zorobabel». Dios no se olvidó de su simiente, Él no olvidó a su pueblo.
Dios no se ha olvidado a ti. Esto debe ser un gran consuelo si estás pasando pruebas; tú no ves el final, pero Dios sí. En Cristo, ese final está lleno de gracia, misericordia, paz y esperanza. Espera en Dios, confía en el renuevo de justicia, en el salvador del Nuevo Pacto, y verás la luz y la vida en Él.
¿Acaso Dios se ha olvidado de hacer justicia? ¿Acaso Dios se ha olvidado de sus hijos? El libro de Jeremías nos respondió estas preguntas: No, Dios no ha olvidado a sus hijos, no se ha olvidado de hacerles justicia. Dios es fiel a sus promesas. Al final de los tiempos Él arrancará y destruirá, por medio de juicios, a los que no se arrepienten, pero a sus hijos nos planta y edifica en Cristo, el mediador del Nuevo Pacto.

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