LOS OBSTÁCULOS DEL AMOR

El corazón es el órgano spiritual que puede ser inundado por el amor de Dios o volverse frío y distante con Él. Esa es la razón por la que se le menciona primero en el primer y gran mandamiento: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón” (Marcos 12:30).
En última instancia, el amor de Dios no puede ser obstruido. Pero podemos reducir su fluir a través de nosotros si permitimos que cualquiera de los tres obstáculos que se describen a continuación evita que nuestro corazón sea lleno de amor por Cristo.
Obstáculo 1: Incredulidad
El comienzo de nuestro enamoramiento con Jesús es que confiamos en que el Espíritu santo pondrá en nuestro corazón la misma fe de Cristo para que creamos en la Escritura. La palabra principal que Jesús habló con respecto a nuestro enamoramiento con Él se encuentra en Juan 17:26: “Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”. Por lo tanto, la fe siempre debe ser el primer aspecto de cualquier avance espiritual. No podemos amar a Jesús hasta que confiemos en que Él sea en nosotras lo que Él requiere de nosotras (1 Corintios 1:30). El cristianismo no es una forma de vida en que hacemos más y más, y por lo tanto aparentamos ser más como Cristo. El cristianismo es una forma de vivir en la que nos quitamos de en medio cada vez más y seguimos a Cristo, para que Él se manifieste a través de nosotras (2 Corintios 4:10-11).
 Obstáculo 2: Falta de perdón
 Un segundo obstáculo para que fluya el amor de Cristo a través de nosotras es la falta de perdón. Siempre debemos recordar el incalculable amor de Dios en su perdón de nuestros pecados pasados mediante Cristo Jesús.
Extenderles un completo perdón a quienes pudieron habernos ofendido es clave para mantener nuestro corazón abierto y permitir que el amor de Cristo fluya a través de ellos. Pablo dijo que debemos comprometernos a vivir “perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13). Por nosotros mismos somos incapaces de perdonar a los demás como Él nos perdonó: completamente y para siempre. Pero el amor divino de Cristo a través de nosotras hacia los demás conlleva su perdón para los demás.
Obstáculo 3: Un corazón dividido
 La Biblia nos dice que otro impedimento importante para que amemos a Jesús como su Padre lo hace es un corazón dividido. Para que el amor divino sea efectivo, nuestro corazón necesita estar completamente disponible para que Cristo more en él. Debemos ser fortalecidos con poder mediante el Espíritu de Jesús en nuestra persona interior, “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones” (Efesios 3:17).
Por lo tanto, propóngase conocerle de verdad, y aprenda a amarlo por sobre
todas las cosas. No permita que el enemigo la engañe al decirle que existen búsquedas
igualmente gloriosas y logros igualmente grandes. No los hay. Él es el galardón,
y cuando usted le busca a Él, todas las cosas, le son añadidas (Mateo 6:33;
Romanos 8:32; 1 Corintios 3:21-23; Colosenses 2:10).

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