DIOS REMUEVE TU PIEDRA

Mateo 27 nos relata el momento en que el Señor fue puesto en la tumba y la piedra puesta a la entrada. ¡Cómo si una piedra lo pudiera detener! Aquella piedra implicaba: De aquí no sales. Pusieron guardias, diciendo: Vamos a velar que nadie se acerque para ayudarte. Pusieron sellos sobre aquella piedra para asegurarse que nadie robara el cuerpo y que no engañaran a la gente, según ellos, diciendo que él había resucitado.
Pero Dios removió aquella piedra, como puede remover tu piedra hoy. Dios remueve aquello que te ha detenido, y nunca más volverás al lugar en que te encuentras.
¿Cómo se vive la vida de un resucitado? ¿Cómo se vive la vida como una persona a la que trataron de limitar, pero no tuvieron éxito?
En Mateo 28, nos narra el momento en que hubo un gran terremoto porque un ángel del Señor descendió del cielo, removió la piedra que había sido puesta frente a la tumba de Jesús, y se sentó sobre ella.
Aquella no era la primera vez que alguien removía una piedra en las escrituras. Jacob, en una ocasión, quería darle de beber a una mujer a la que él amaba y, para esto, mueve una piedra. Lázaro estaba muerto, y Cristo pidió que removieran la piedra, para entonces llamarlo por su nombre para que saliera de aquel lugar.
En el caso de Cristo, él no necesitaba que alguien removiera la piedra para él poder salir de allí. Él salía con la piedra, o sin la piedra. Lo sabemos porque, más adelante, dice la palabra del Señor, que entró en la casa en que estaban los discípulos, sin entrar por la puerta. Cristo atravesó para entrar. No había limitación que pudiera paralizarlo en aquella tumba.
El hecho de que la piedra fuera removida era demostración de que no había sistema de gobierno, ni judíos, ni fariseos, que detuvieran a nuestro Señor Jesucristo.
La vida de un resucitado es aquella en la que no eres tú quien mueve la piedra, sino que es el Dios Todopoderoso quien saca de tu vida todo aquello que fue puesto para tratar de poner límites en lo que él quiere hacer contigo.
Tú no pusiste la piedra de la enfermedad, de la acusación, de la traición; y tú no eres tampoco quien la va a mover, sino que el Espíritu de Dios va a mover lo que sea necesario en tu vida.
Prepárate, porque, cuando se remueven piedras como esas, no es de manera silenciosa, sino que la gente a tu alrededor va a comenzar a temblar. Cuando viene un terremoto, los romanos se asustan, pero a ti lo que eso te dice es que se está abriendo la puerta por donde vas a salir.

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