DESDE DONDE ESTES

Nehemías 7, nos relata cómo Dios envía al profeta Nehemías a restaurar las murallas.  La ciudad era grande y espaciosa, pero no había sido reedificada.  Lo curioso es que tanto el templo como el servicio a Dios ya habían sido reedificados.
Podemos involucrar nuestra vida en reconstruir el servicio a Dios, pero es necesario que entendamos  que las murallas también deben ser reconstruidas.  Por mucho tiempo, el énfasis en muchas iglesias ha sido restaurar el culto a Dios; venir a la casa de Dios, adorarle, ofrendar, diezmar.
Para que una nación sea transformada no es solamente necesario reconstruir el templo y el servicio a Dios, sino que también hay que restaurar las murallas de la ciudad.  Lamentablemente, la mentalidad que ha permeado es la de crear una burbuja.  Es cierto que no podemos obligar a todo el mundo a que sea cristiano, pero sí podemos, en el lugar donde Dios nos ha posicionado, llevar la experiencia que Dios nos ha dado.  Entonces, a través de nuestras vidas, podemos transformar a los que nos rodean.
Los hombres y mujeres que nosotros predicamos y celebramos, ninguno tuvo que ver con un llamado sacerdotal. Abraham, David, José, Daniel, Rahab, Deborah, Ester, etc., no eran apóstoles, pastores, evangelistas, maestros; eran creyentes, pero ninguno ejerció un llamado ministerial eclesiástico para que los admiremos.  Ester fue enseñada para ser una reina, no una pastora.  Y, desde esa posición de reina, era que Dios la iba a usar para preservar a un pueblo.
Hay un sin número de llamados en la iglesia para que, desde la iglesia, llevemos hacia afuera el verdadero mensaje de transformación.  Dios quiere usarte desde tu profesión, desde tu trabajo, para restaurar las murallas de la ciudad.
Nehemías no tan sólo restauró las murallas sino también las puertas de la ciudad.  En aquella época, los negocios se hacían en las murallas y en las puertas de la ciudad.  En toda la biblia, aun en la mayoría de las parábolas de Jesús, lo que se utilizó fue el negocio.   Dios utilizó el diario vivir de la gente para dejarles saber que aun en el lugar en que se encuentran podrían hacer la gran diferencia.  En el reino de Dios, ninguno es más grande que otro por los títulos, sino que el más grande es aquel que sirve, siguiendo el ejemplo de Aquel que no vino a ser servido, sino a servir.
El traer la gente a la iglesia es una pequeña parte de lo que Dios quiere que hagamos, porque no vamos a restaurar la ciudad trayendo a todo el mundo a la iglesia.  La biblia no dice que llamó a algunos apóstoles, pastores, evangelistas, maestros y profetas para hacer más apóstoles, profetas, pastores, evangelistas, maestros.  En el libro de Efesios, lo que nos dice es que Dios dio estos cinco ministerios para la perfección de los santos.
Cada vez que vienes a la iglesia, Dios lo que hace es perfeccionar a un santo. La gente piensa que ser santo tiene que ver con pureza y sin errores. En Jeremías 1, Dios dice: Antes que naciese te conocí y te santifiqué.  En el original, es te separe con un propósito.  Todo aquel que sabe que ha sido separado con un propósito se cuida de no estar haciendo lo incorrecto.  Somos santos, y no es porque seamos perfectos, sino porque él pagó un alto precio en la cruz del Calvario.  Aun por encima de tantos problemas, Dios te ha guardado, porque te ha santificado, te ha separado para un propósito.
Nunca permitas que alguna iglesia, pastor o líder de la iglesia, y mucho menos el mundo, menosprecien el llamado de Dios para tu vida.  Tan importante es aquel que día a día tiene que trabajar en el mundo secular, como aquellos que tienen posiciones eclesiásticas.  Desde donde estés, en lo que labores, hazlo con excelencia, de manera que, cuando el mundo te vea, vea la diferencia que hace Dios en tu vida.

0 comentarios: