PIERDE LO QUE SEA, PERO NO TE PIERDAS A TI


En una crisis, una de las cosas que pasa es que la gente que tú amas, por lo general, se separa de ti.
En la historia que hemos estado estudiando, en 1 Samuel 30, David estaba sufriendo la separación de su familia. Cuando tú te separas de la gente que te ama, lo próximo que viene es que tú te sientes derrotado, porque la gente que te ama, te ama siempre, pero es muy duro estar en un lugar donde nadie te ama.
La separación puede venir por diferentes razones. A veces, por una mudanza, a veces hay que trabajar horas extras. Entonces, lo que viene después, es que te sientes derrotado. Es triste que, en tu momento difícil, no haya alguien que te apoye. Cuando uno pierde a alguien que ama, entonces, se siente derrotado y, luego del sentimiento de derrota, viene la soledad.
En esos momentos en que te sientes solo, piensas que nadie te entiende. Entonces, comienzas a vivir adormecido ante las situaciones. Hay quienes no logran funcionar ya en este estado, pero hay otros que funcionan en medio de la depresión. El hecho de que una persona sea funcional, no significa que no esté en depresión. Hay gente que sale a trabajar, a luchar, porque racionalmente piensan que, si no lo hacen, sería peor, pero dentro de ellos hay un grito bien fuerte que dice: Me siento solo.
Imagínate cómo se sentía David. David estaba otra vez solo. Seiscientos hombres hablaban de apedrearlo.
Pero, ante la separación, lo más importante que tú debes entender es que, lo que se pierda en el camino se puede perder, mientras tú no te pierdas.
Aquel que no aprende a trabajar con la soledad, cae en desánimo porque, si no tienes a los que amas, ¿por quién continúas? Eso es lo que nos hace pensar nuestra sociedad. Por eso hay tanto adulterio, tanta fornicación, tanto divorcio, porque la gente quiere evitar el estar solo, quieren tener alguien que les corresponda, cuando en realidad la marca de una persona de éxito es la capacidad de levantarse por sí solo, de darse ánimo a sí mismo, de mirarse al espejo y decirse: Tú eres mejor que esto.
Aunque nadie piense que tú vales nada, tú eres mejor que esto. Y, aquellos que le servimos a Dios, cuando no hay nadie por quién vivir, hay una persona por la cual tenemos que vivir, respirar, morir. Dice la palabra que el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Si nadie te quiere, si todos te abandonan, si nadie piensa bien de ti, hay uno por el cual tú deberías vivir, porque hay uno que hizo algo por ti que nadie en esta tierra va a hacer, que fue dar su vida por ti en la cruz del Calvario y, tan solo por ese, es que tú debes vivir. Tan solo por ese tú debes salir de la tristeza, tan solo por ese debes secarte las lágrimas. Si él murió por ti en la cruz del Calvario, es porque tú vales algo. 

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