LOS NUNCA MAS

Nunca más confesare “no puedo”, porque “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:13)

Nunca más confesaré pobreza, porque “Mi Dios suplirá todo lo que me falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19)

Nunca más confesaré temor, porque “Dios no me ha dado el espíritu de cobardía, si no de poder, de amor, y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:7)

Nunca más confesaré duda y falta de fe, porqué “Dios ha dado a todas sus criaturas la medida de fe”. (Romanos 12:3)

Nunca más confesaré debilidad, porque “Jehová es la fortaleza de mi vida”. (Salmo 27:1), y “El pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”. (Daniel 12:32)

Nunca más confesaré que Satanás gobierna mi vida, “porqué mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. (1 Juan 4:4)

Nunca más confesaré derrota, porque “Dios siempre me lleva en triunfo en Cristo Jesús”. (2 Corintios 2: 14)

Nunca más confesaré falta de entendimiento, porque “Dios ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduría”. (1 Corintios 1:30)

Nunca más confesaré enfermedad, porque “por su llaga fui curado” (Isaías 53: 5), y Jesús “mismo tomó mis enfermedades y llevó mis dolencias” (Mateo 8:17)

Nunca más confesaré pesares y frustraciones, porque estoy “echando toda mi ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de mí” (1 Pedro 5:7). Con Cristo estoy libre de preocupaciones.

Nunca más confesaré esclavitud, “porque el Señor es el espíritu; y donde está el espíritu del Señor allí hay libertad” (2 Corintios 3:17). ¡Mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo!

Nunca más confesaré condenación, porque “no existe la condenación para aquellos que están en Cristo” (Romanos 8:1). Yo estoy en Cristo; por lo tanto, estoy libre de condenación

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