DISPENSACIONES V


LA IGLESIA

Teniendo en cuenta que la Iglesia ocupa un lugar tan importante en el plan y propósito de Dios, en su relación a la dispensación presente y la que ha de venir (el milenio), un estudio de las dispensaciones no estará completo sin alguna referencia a esta “asamblea escogida”.
La Iglesia es asemejada a una casa o morada de Dios (1ªTim.3:15). En este pasaje vemos el aspecto familiar de la Iglesia, como un gran hogar sobre el cual Dios preside y en el círculo del cual nosotros tenemos que conducirnos loablemente. La Iglesia es comparada a un Templo (1ªCor.3:16,17; Ef.2:20-22) donde mora Dios, en el cual El se manifiesta a sí mismo y su gloria puede ser desplegada. Dios mora en el corazón del creyente individual, pero colectivamente su Iglesia es el lugar de su morada.
La Iglesia es también comparada a un cuerpo, como el cuerpo humano; del cual nosotros como creyentes, somos miembros y El la cabeza (1ªCor.12:27-31); Ef.1:22,23;Col.1:18). La tremenda importancia de esta relación entre creyente y creyente y con nuestra Cabeza es revelada en Ef.4:16. Nótese la traducción de este verso: “Dependiendo de El (Cristo la Cabeza), de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
Esta última Escritura demuestra que nuestra relación de unos con otros como “miembros los unos de los otros” es una relación vital; que cada uno tiene una función que hacer, la cual contribuye al crecimiento y salud del cuerpo entero del creyente. La Iglesia no es una organización a la cual nos adherimos como una sociedad, logia, o unidad de alguna clase. Para muchas gentes, esto es lo que significa unirse a la Iglesia, un mero consentimiento o simpatía a una creencia o doctrina junto con alguna otra gente, quienes ocasionalmente se reúnen para adorar a Dios y en cuyos círculos, el aspecto social de la vida es lo más importante.
Sin embargo, la Iglesia es un organismo como el cuerpo humano. No se puede mutilar o herir a alguna parte del cuerpo sin afectar a su totalidad. Aún la pérdida de la uña de un dedo puede por lo menos, causar problema en la falta de habilidad para levantar con destreza objetos pequeños. Esto en cambio puede causar impaciencia o desesperación por el esfuerzo inútil para recoger un alfiler, por ejemplo, y disminuye nuestro tono espiritual. Si nosotros, como creyentes, somos miembros de un cuerpo, vitalmente relacionados unos con otros, cuan importante es que cada miembro esté saludable espiritualmente, para así contribuir al vigor y energía de todos los demás miembros.
Pablo llama a la Iglesia un misterio. Jesús habló de su Iglesia (Mat.16:13-19), pero no hizo más que revelar el Verdadero Fundamento sobre el cual había de ser fundada. El misterio de la Iglesia es primero totalmente revelado al apóstol Pablo en Ef.3:3-6; Roma.16:25-26. Además de que a los gentiles les fuera prometido bendición (Isa.11:10; Rom.9:24-30). la Iglesia fue desconocida para los profetas. A Pablo le fue revelado que Dios se proponía a formar un cuerpo de ambos judío y gentil (Ef.2:12-16), trayendo a unión el linaje gentil y el escogido judío.
La Iglesia está siendo perfeccionada por los diferentes ministerios (Ef.4:11-13) para el día de la aparición de Cristo  y su Cuerpo, será un medio perfecto para la manifestación de Cristo. Como Cristo manifestó al Padre, así la Iglesia será relativamente una manifestación perfecta de Cristo, llena e impregnada de Su propia vida. La Iglesia ha de ser la esposa de Cristo. En el presente, ella está desposada con El como una virgen pura (2ªCor.11:2). El primer Adán tuvo su esposa y así el segundo Adán tendrá una esposa (Gén.2:18, 21-24 con Ef.5:29-33). La mujer fue traída a Adán y presentada a él y así será la esposa de Cristo presentada a El (Ef.5.27). Apo.19:7-9 nos revela una preciosa escena en el cielo cuando nuestro esposo real tomará a Sí mismo Su esposa en un lazo espiritual. El más precioso ejemplo de Cristo y su esposa nos es presentado en la historia de cómo Isaac obtuvo su esposa (Gén.24). En la Escritura, Abraham parece ser un tipo de Dios el Padre; Sara de Israel, Isaac de Jesús, Eliezer del Espíritu Santo; Rebeca un tipo de la Iglesia y Setura, con quien se casó Abraham después de la muerte de Sara, una Israel restaurada y fructificada. Hay dos esposas en la Escrituras. En el A.T., Israel es la esposa de Jehová. De Israel es dicho: “Tu marido es tu hacedor” (Isa.54:5). Por su infidelidad, ella es rechazada como esposa de Cristo. Israel ha de morar en la Jerusalén terrenal durante el milenio, mientras que la morada de los santos, la Iglesia, será esa gloriosa ciudad, la cual vió Juan descender del cielo: La Nueva Jerusalén.
En cuanto al origen de la Iglesia, ella estuvo en la mente de Dios antes de la fundación del mundo (Ef.1:4-5). Cuando Jesús afrontó la cruz, El reveló a Sus discípulos el propósito de fundar la Iglesia (Mat.16:13-20). La idea de la Iglesia Católica Romana  de que la Iglesia fue fundada sobre Pedro y que los papas son sus sucesores, no es nacida de una fuente bíblica. El nombre “Pedro” es de la palabra griega “petros“, el cual significa de acuerdo a la distinción observada en el griego clásico, un fragmento de roca, mientras que la palabra griega “petra”, usada en este mismo pasaje, significa un montón de rocas y es sacado de una capa de rocas o de un pico rocoso.
El nombre “Pedro” (petros) está claramente distinguido en la confesión de Pedro, “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Altísimo”, sobre el cual, como un artículo fundamental de fe (vea Jn.3:18 y 20:31),ó sobre Cristo mismo, la Roca, la Iglesia había de ser fundada (Hechos.4:11,12; 1ª Ped.2:3-8; 1ª Cor.3:11; Ef.2:20-22). Si Pedro hubiese sido la roca sobre la cual la Iglesia había de ser fundada, seguramente el misterio de la Iglesia hubiera sido revelado a él en vez de a Pablo (Ef.3:9,10).
Cuando nos hacemos la pregunta: ¿Quién pertenece a la Iglesia? Hay una diferencia de opinión entre estudiantes devotos de la Biblia, y nosotros vacilamos en dogmatizar. Parece haber algunas verdades escriturales relativas a que hay un elemento de incertidumbre y limitación fija. Esto puede ser propósito divino para que nosotros no demos nada por sentado, sino que aspiremos por esa misma incertidumbre a estar en el mismo alto nivel de la vida cristiana. El período de la Iglesia se extiende desde Pentecostés hasta el Rapto de los Santos.
(Esto no significa que no habrá salvación para aquellos que vivan durante el período de la tribulación). Por lo tanto, aquellos que forman la Iglesia o esposa de Cristo, serán aquellos quienes sean salvados entre estos dos eventos. Los santos del A.T. no pertenecen a la Iglesia en la interpretación estricta de este término, porque ésta entonces no existía. Sin embargo, Dios ha ordenado una relación vital entre los santos del A.T. y los “llamados” por el Evangelio, pues leemos en Heb.11:40 que “ellos sin nosotros no serán perfeccionados”.
Nosotros vacilamos en seguir muy de cerca la analogía de una boda al interpretar los detalles del casamiento celestial. Lo que sigue es sugerido. En una boda no está solamente la esposa y el esposo, pero también están el padrino, las damas, los invitados, etc. Juan el bautista, representando los santos del A.T., se refiere a sí mismo como “el amigo del esposo”(Jn.3:29). Apoc.19:9 dice: “Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero”. La esposa no es invitada, por lo tanto, la “invitación” debe ser a los invitados. En el Rapto “los muertos en Cristo” se levantarán y eso incluye, indudablemente los santos del Antiguo Testamento, quienes serán análogos a los invitados junto con la multitud de santos lavados por la sangre en la tribulación (Apoc.7), los cuales han de aparecer ante el Señor y estarán presentes en la cena. Las huestes de ángeles, reunidos sin duda serán espectadores de esta gloriosa cena.
La misión de la Iglesia en el mundo está claramente definida en la Palabra. Dios nunca pretendió que la iglesia fuese una organización social con énfasis sobre gimnasios, billares, etc. para el entrenamiento de los hombres. Aunque hay  lugar para las relaciones sociales, la Iglesia no es para estar ocupada en primer lugar en formar de este mundo presente una utopía. Dios hará eso a su debido tiempo. Ni tampoco es para ser un casa de mercancías como el Romanismo para vender indulgencias y privilegios en el mundo venidero. Dios ha llamado a su Iglesia para ser un Faro en este mundo de tinieblas, para guiar a los hombres a eterna seguridad (Mat.5:14-16; Fil.2:15,16). Ella está para ser un elemento preservativo como la sal, para retardar las influencias corruptivas en la sociedad (Mat.5:13). Sus miembros han de ser evangelistas proclamando el mensaje de salvación a un mundo perdido (Mar.16:15-20) y en su propio seno, cada miembro ha de buscar la edificación (Ef.4:16). Cada cristiano ha de ser un ejemplo viviendo a Cristo (1ªPed.2:9) y todos han de ser embajadores del reino de los cielos en un mundo que es realmente extraño para nosotros (2ªCor.5:20; Fil.3:20), “pues nuestra ciudadanía es en los cielos”.
LA IGLESIA CON RELACIÓN A LA TRIBULACIÓN
El Destino de la Iglesia. La Iglesia en relación con la tribulación.
El propósito de la redención de Dios para su Iglesia y para el mundo se está moviendo hacia una meta definida y predestinada. Las Escrituras revelan que aquellos que han muerto con una real salvación por la fe en el Señor Jesucristo, serán levantados de entre los muertos, y juntamente con los creyentes que estén viviendo al fin de la dispensación, serán levantados arriba a encontrar al Señor en el aire, cuando suene la trompeta de Dios (1ªTes.4:13,17; 1ªCor.15:51,57). El Señor Jesús mismo en su conversación con Marta al tiempo de la muerte de Lázaro, hace clara la distinción, que no es siempre bien comprendida en estos versos (Jn.11:25,26). Para aquellos que han muerto en El, El es la “resurrección”, el poder que les levantará del reino de la muerte; para aquellos que vivan hasta su venida, Él es la “vida”, la energía suficiente para cambiar en un abrir y cerrar de ojos sus cuerpos limitados a unos glorificados.
En el A.T. hay dos notables incidentes de hombres trasladados de esta tierra inmediatamente al cielo, Enoc antes del diluvio (Gén.5:24; Heb.11:5) y Elías (2ªRey.2:11). En Lc.9:28-31 está el registro de un ensayo representativo en miniatura de la gloria de Cristo cuando Él ha de venir y dar las clases que han de participar en esa gloria. En el monte de la Transfiguración, juntamente con Cristo, cuya deidad esencial vislumbró a través de su humanidad en aquella ocasión, fueron vistos Moisés y Elías. Moisés era representante de aquellos que habían muerto y Elías de aquellos que no probaron la muerte. Ambos siendo partícipes del mismo destino. El tiempo del rapto es un asunto de última hora para los creyentes. Muchos enseñan que la Iglesia ha de ser levantada antes de la tribulación, otros que los creyentes pasarán por la tribulación. Algunas de las malas interpretaciones concernientes al retorno del Señor y eventos relacionados esclarecidas si referimos el hecho de que estrictamente hablando, el rapto no es la Segunda Venida, la Segunda Venida es la visible, local y corporal aparición de Cristo en las nubes, cuando El regrese a esta tierra y asiente su pie en el monte de los Olivos, del cual El ascendió (Hech.1:11, 12;Mat.24:30; Zac.14:4). Esta es su manifestación en poder y grande gloria a Israel y las naciones de la tierra. El rapto, así llamado, es el llamado por Cristo de los creyentes vivos y muertos a su presencia en el cielo (1ªTes.4:13-18).
Entre el rapto y la revelación de Cristo desde el cielo hay un intervalo de 7 años, durante los cuales la Iglesia es juzgada para recompensa, y las bodas del Cordero tienen lugar en el cielo, mientras, sobre la tierra reina el Anticristo y la gran tribulación está en curso. (Vea Zacarías 14:5; Col.3:4; 1ºTes.3:13; Jud.14; Mat.24:27-30 para enseñanza en cuanto a la revelación de Cristo desde el cielo). Si el Señor ha de venir con sus santos como relata Apoc.19:8,14; Primero, ha tenido que juntarlos a todos con El, y como nosotros vamos a reinar y gobernar con El en la tierra, nuestro lugar durante la era milenial debe habernos sido asignado antes de la revelación. El rapto antes de la tribulación es ciertamente lógico y razonable. (El tema de la tribulación será discutido en el próximo capítulo).
Vamos a considerar algunas razones en las Escrituras por las cuales creemos que la Iglesia no pasará por la gran tribulación.
PRIMERO: buscamos en vano a través de la Palabra por una mención específica de la Iglesia en conexión con la tribulación. Israel está allí identificada, las naciones también están, y así están también los individuos impíos, pero no la Iglesia como el cuerpo de verdaderos creyentes.
SEGUNDO: el libro de Apocalipsis trata principalmente de los siete años de esta dispensación, la septuagésima semana de Daniel (Dan.9:27). Después de haber registrado en el capítulo primero su visión del Cristo crucificado y en los capítulos 2 y 3 de las siete iglesias, las cuales representan nuestra unidad séptima, la entera dispensación de la Iglesia, desde Pentecostés hasta el rapto, Juan empieza a relatar en el capítulo lo que será “después de esto” literalmente, “después de estas cosas“; esto es, después del período de la Iglesia. Los capítulos 6-19 de Apocalipsis presentan el período de la tribulación. El punto importante en esto es, que no se hace mención de la iglesia después del capítulo 4, ni directamente ni en representación. En el capítulo 4, vemos los ancianos sentados en tronos alrededor del trono de Dios, que son representantes de la Iglesia levantada, recompensada y reinando.
TERCERO: la promesa a Tiatira (Apoc.2.28). “Y daré la estrella de la mañana”. En Apocalipsis 22:16, Cristo habla de Sí mismo como la “estrella resplandeciente de la mañana“. Esta promesa para el vencedor parece referirse al aspecto de la recompensa de Cristo consistente en traernos a la presencia del Señor antes del establecimiento del reino. Si alguien desea ver la estrella de la mañana, debe levantarse temprano, porque ésta aparece en la hora más oscura de la noche antes de empezar a amanecer. La salida del “Sol de Justicia” (Mal.4:1-2), es una promesa distinta a Israel de la Venida de Cristo en todo el resplandor de su gloria resplandeciente sobre ellos pasadas las tribulaciones de Jacob. Cuando amanezca el día milenial, la estrella de la mañana habrá aparecido y los santos habrán sido congregados secretamente en la presencia del Señor, para luego venir con El a participar en la administración del reino, el cual será introducido por la salida del “Sol de Justicia”.
CUARTO: la promesa a Filadelfia, la Iglesia del amor fraternal, la verdadera Iglesia de los últimos días “porque has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la tentación que ha de venir en todo el mundo, para probar a los que moran en la tierra” (Apoc.3:10). No sabemos a que más se refiere “la hora de la tentación”(probando, afligiendo), de alcance universal, sino a la tribulación que con tanta frecuencia es mostrada en la Escritura. El lenguaje de la promesa aquí en el griego es claro y específico. Es literalmente “Yo le guardaré fuera” y no “Yo les guardaré en“, o “Yo les guardaré a través”. Nosotros sabemos la importancia de un anuncio “manténgase fuera”. Este es el significado.
QUINTO: el tiempo de la tribulación es un tiempo de juicio, un tiempo de “ira”, sobre el mundo impío y la Iglesia apóstata, y de un Israel descarriado. El más horrible de estos juicios es “las copas”(Apoc.16). Note el lenguaje usado en Apoc.15:1; 16:1,19; “plagas… consumada la ira de Dios… copas de ira de Dios… vino del furor de su ira“. La seguridad de Dios para con los suyos es que ellos “no vendrán a condenación” (juicio) (Jn.5:24) que “Dios no nos ha elegido para ira” (1ªTes.5:9); que “nosotros seremos salvados de la ira por El” (Cristo) (Romanos 5:9); que el creyente es librado “de la ira que vendrá” (1ªTes 1:10).
SEXTO: la tribulación, mientras que afecta toda la tierra, es especialmente mencionada en relación con Israel (Jer 30:4-9; Dan.12:1; Mat.24:15,21).
SÉPTIMO: la promesa a la Iglesia concerniente a su recogida por el Señor, es sin señal y sin tiempo. Varias señales y medidas cronológicas son distintivamente aplicables a Israel “semanas“; “tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo”42 meses“; “1260 días“; “2300 días“, etc…; pero los tales no son registrados en conexión con la Iglesia y su destino. Una de las razones por las cuales nosotros creemos que el libro de Apocalipsis es en su mayoría concerniente al período de la tribulación son las señales judías, simbolismos y medidas cronológicas que allí aparecen. Mucho, mucho más puede ser dicho en relación a este aspecto de verdad dispensacional…; Podemos decir en conclusión a este tema particular que la enseñanza típica del A.T. da énfasis al punto de vista de que la Iglesia no pasará por la tribulación.
Nuestro Señor, en Lc.17:26-30 declara la analogía entre los días de Noé en el tiempo del diluvio y los días de Lot cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra. Enoc ha sido siempre mirado como un tipo de los santos elevados. ¿Cuándo fue el traslado en relación al diluvio? ¿antes, durante ó después?. Seguramente que antes. El juicio de Dios sobre las ciudades del valle no cayó hasta que el justo Lot había salido. Si, Dios pensó bastante antes de comprometer a Lot. El seguramente favorecerá a sus verdaderos santos de los últimos días cuando visite con retribución a los impíos al terminar esta dispensación. Más enseñanza es vista en A.T. en José, un reconocido tipo de Cristo, el cual se casó con Asenath (Gén.41:45), una esposa gentil, durante el tiempo de rechazo de sus hermanos y antes de la gran hambre. Cristo se casa con su novia, en su mayoría gentil, durante el tiempo de su rechazo por Israel, sus hermanos, y antes de la tribulación.

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